BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


LA DIMENSIÓN INMATERIAL DEL PAISAJE. UNA PROPUESTA DE DOCUMENTACIÓN, CARACTERIZACIÓN Y GESTIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL

Juan Martín Dabezies Damboriarena


Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (265 páginas, 5,35 Mb) pulsando aquí

 

 

INVENTARIOS Y SISTEMAS DE INFORMACIÓN APLICADOS A LA GESTIÓN DE RECURSOS CULTURALES.

Frente a la creciente industrialización, a la expansión urbanística y a la práctica de actividades agrícolas intensivas, resulta fundamental llevar a cabo algún tipo de práctica preventiva como base de la GRC. La incorporación del PAq y en general del PC en los planes de ordenamiento del territorio, es una de las únicas vías posibles de hacerlo correctamente, es decir a tiempo, de forma económica y protegiendo las entidades más significativas de acuerdo a criterios que deben estar explicitados. Para esto es necesario conocer la ubicación de este patrimonio y tener una valoración del mismo (FERNANDEZ CACHO, 2006; GARCÍA SANJUÁN, 2005).

La inclusión de los sistemas de información ha facilitado mucho esta tarea, ya que ha exigido a los humanistas que lleven a cabo una abstracción y definición de categorías y conceptos que en algunos casos ha hecho posible la elaboración de sistemas de valoración de las entidades culturales en juego (LOCK G. , 2003).

Una buena y extendida forma de lograr una correcta GRC de forma preventiva, es elaborar mapas o cartas de riesgo, las cuales tienen como principal objetivo la planificación de actuaciones sobre el patrimonio y la canalización de flujos económicos hacia aquellas zonas o bienes más vulnerables (FERNANDEZ CACHO, 2006).

Un efecto muy positivo de este tipo de estrategias es que permite trabajar sobre un universo patrimonial muy amplio, construido en base a las categorías de registro que hayan sido tenidas en cuenta. Por el contario, cuando se implementan estrategias de protección, ad hoc, cuando el impacto está próximo a realizarse, suele llevarse a cabo una incorrecta valoración, muy inmadura y con arraigos paradigmáticos esteticistas que acaban protegiendo los elementos más notables del registro (FERNANDEZ CACHO, 2006).

De aquí, otra vez la importancia de la definición de las categorías de trabajo en el inventario y de la estructura de datos. A lo cual se le agrega ahora un sistema de valoración necesario, para poder saber y poder responder al momento de qué sitio vale más que otro y justificarlo. Este sistema de valoración está muy bien elaborado en la metodología denominada Cadena Valorativa desarrollada por el grupo de Arqueología del Paisaje de Santiago de Compostela, en la cual se articulan diversas valoraciones del PAq (FERNANDEZ CACHO, 2006; GONZÁLEZ MÉNDEZ, 2000).

En España también existen dos sistemas muy bien elaborados que son el aragonés y el andaluz. El primero es muy interesante, ya que considera tres líneas de valoraciones sectoriales: la patrimonial, la científica y la socioeconómica. El sistema de valoración andaluz se basa en un índice de valoración ponderada. Para la elaboración de este índice, se han medido variables agrupadas en tres tipos de indicadores: relevancia arqueológica (singularidad por periodos históricos, tipologías, pervivencia y agrupación tipológica), valoración institucional (protección, bibliografía, infraestructuras de visitas, fuentes de información y propuestas de intervención) y estado de conservación (FERNANDEZ CACHO, 2006).

También hay otras experiencias internacionales, como es el caso de Holanda en donde la valoración está basada en la consideración del PAq como recurso cultural. Las variables valorativas se agrupan en tres tipos: percepción, cualidad física y cualidad intrínseca. En base a la valoración obtenida se determinan zonas con distinto valor arqueológico (WIEMER, 2002). En Dinamarca también existe un sistema de valoración, en el cual las variables se agrupan en dos tipos: las que se refieren a su excepcionalidad histórica y a su representatividad local, y por otro lado respecto a su estado de conservación (FERNANDEZ CACHO, 2006).

Integrar el PC en planes de ordenamiento territorial significa, al menos, trabajar con otros científicos y con funcionarios de la Administración, a quienes no les interesan los detalles de las discusiones teóricas. Como expresa Luke Dalla Bona sobre su experiencia de GRC en el marco de un plan de manejo forestal en Canadá:

we must recognize honestly that foresters and land-use planners are too busy to worry about the details of patch theory or biomass potential. They want to know how archaeological potential affects their proposed activities and we have to be able to interpret and present archaeological potential to people other than archaeologists in a manner that not only is understandable in an operational sense, but can be defended and justified when questioned (DALLA BONA, 2000, pág. 94)

La clave es poder trabajar con ellos y no contra ellos. Como vemos esta estrategia es la que venimos sugiriendo a lo largo del trabajo y varias de las líneas concretas de acción siguen este camino. Considerando que la planificación territorial tiene, aunque resulta una obviedad decirlo, un enorme componente territorial, un tipo de sistema de información que se presenta con muy buenas potencialidades para establecerse como un tipo de lenguaje común, entre estos distintos tipos de lenguajes y objetos, son los SIG.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios