BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


MARCO INSTITUCIONAL DE LA CONTABILIDAD Y LAS FINANZAS

Alfonso Galindo Lucas



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Capítulo 6. LAS FUENTES FINANCIERAS

6.1. Instrumentos y fuentes financieras.

6.2. La auto-financiación.

6.3. El endeudamiento.

6.4. Operaciones de capital propio.

6.5. Apalancamiento y riesgo financiero

6.6. El endeudamiento y el argumento de Schumpeter

6.7. Ratios

Bibliografía

6.1. Instrumentos y fuentes financieras.

Tradicionalmente, la financiación empresarial se suele estudiar una vez que se ha comprendido la problemática de las inversiones (Cap. 7), dando así a entender que el mundo de los negocios funciona a base de ideas productivas que necesariamente encuentran financiación en un mercado de capitales, a un coste determinado. Sin embargo, la experiencia demuestra que la obtención de financiación está racionada (Winker, 1999), debido sobre todo a que la información de que dispone el mercado es incompleta o inexistente y la desconfianza de los inversores frena las buenas ideas.

En la vida real, la acumulación de capital no se ha producido de una forma tan premeditada, sino más bien al contrario: Ha sido la acumulación de fortunas personales y empresariales la que ha planteado la cuestión de dónde invertir; es decir, la financiación surge como requisito de la inversión y no al revés. Esto no excluye la posibilidad de que determinadas iniciativas hayan encontrado inversores y hayan conseguido tener éxito, pero en general, la falta de información hace que los proyectos de inversión tengan asociados un riesgo bastante alto que llega a encarecer la financiación de forma prohibitiva. Por lo tanto, en este capítulo vamos a describir qué formas existen de obtener esos capitales procedentes de personas o empresas con exceso de riquezas.

Los trabajos basados en grandes empresas (Titman y Wesels, 1988) tratan la composición del pasivo como una elección de la empresa. Sin embargo, como veremos (6.6) la prima por riesgo que el coste de la deuda contiene hace que para las empresas más pequeñas sea imposible aprovechar un efecto apalancamiento (6.5). El racionamiento del crédito (Martinelli, 1997) es un fenómeno que se considera demostrado. En 2009, en España, ha producido públicas quejas del poder ejecutivo en relación con el comportamiento de la Banca.

Entre las empresas grandes y las PYME, no parece haber diferencias significativas en la ratio de endeudamiento (6.7), pero sí en el plazo y en el coste del mismo. Estos resultados pueden observarse en varios trabajos (Galindo, 2005). Esto desmiente la idea de que la empresa grande sea más productiva (debido a economías de escala y de alcance). Antes al contrario, las grandes empresas llevan décadas ideando procesos de escisión operativa (spin-off) y subcontratación, a fin de evitar ciertos despilfarros propios de las grandes organizaciones. El escaso control que los accionistas minoritarios ejercen en las grandes empresas hace que directivos advenedizos defiendan sus intereses particulares, aunque puedan perjudicar la productividad de la empresa. Incluso, se han registrado casos llamativos de empresas rentables y prometedoras que han ido a la quiebra por una mala gestión o por falta de fondos a largo plazo, es decir, por una política de financiación a corto plazo; Véase Perelman (2006).

Se ha demostrado incluso que las explotaciones de tipo familiar y normalmente de pequeño tamaño son más rentables; incluso tienen mayor Rentabilidad económica (7.9). Pero como se ha visto, el poder de negociación de las grandes empresas frente a clientes y proveedores les permite incurrir en un coste financiero más bajo en las operaciones a corto plazo (su coste financiero a largo plazo no es necesariamente menor que el de las PYME, incluso también parece apreciarse una leve tendencia al despilfarro). Todo esto nos lleva a pensar que el compadreo y la corrupción no es un asunto exclusivo de las empresas y Administraciones públicas, sino de toda organización grande, opaca y descontrolada.

Las fuentes financieras suelen clasificarse por su origen (procedente de la actividad o externa), su plazo (a corto o a largo) o por su régimen de propiedad (propia o ajena). En la figura 22 se hace una síntesis de estas tres clasificaciones.

La idea básica asociada al concepto de fuentes financieras es que siempre conllevan un incremento de pasivo. Existen operaciones, normalmente a corto plazo, que tienen un coste financiero (como el descuento de efectos, el factoring, el pronto pago de clientes, etc.) pero que no son fuentes financieras. Los pasivos circulantes ya se han estudiado en el capítulo 5. Aquí nos centraremos en la financiación a largo plazo, también denominada “financiación básica”. A diferencia de las operaciones financieras estudiadas en 5.6, el coste financiero efectivo se calculará mediante interés compuesto.

Incluso en operaciones a largo plazo, se encuentra el caso del leasing, del que no siempre puede afirmarse que sea realmente una fuente financiera, aunque siempre incluye un coste financiero. El leasing sólo puede generar pasivos si la empresa va a ejercer la opción de compra. En los demás casos, será un gasto del ejercicio, ya se vaya a contabilizar como arrendamiento o como una componente de alquiler o otra de gasto financiero.


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