BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


MARCO INSTITUCIONAL DE LA CONTABILIDAD Y LAS FINANZAS

Alfonso Galindo Lucas



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5.3. Tesorería

La tesorería está compuesta por el dinero en efectivo y las cuentas bancarias a la vista. Se incluyen los cheques bancarios y, en determinados análisis, los efectos comerciales (como pagarés) que tienen un plazo muy corto para cobrarse. La tesorería viene definida por los cobros menos los pagos efectuados.

La planificación financiera de la empresa tiene como finalidad principal procurar que, en todo momento, haya una cierta tesorería en el activo circulante, para prevenir pagos imprevisibles (por ejemplo, para dar cambio, si la empresa realiza cobros en efectivo). Al mismo tiempo, vigila que este importe líquido no sea muy elevado, porque mantener el capital ocioso supone un coste de oportunidad (y también un coste financiero derivado de los pasivos).

El objetivo de la planificación financiera es prever todos los cobros y pagos. En concreto, garantizar que los pagos se podrán realizar a su vencimiento. En función de esto, habrá que prever unos cobros cuya cuantía sea suficiente y cuya temporalidad sea oportuna para atender a los pagos.

Por lo tanto, la planificación financiera es una actividad tendente a garantizar la liquidez en la empresa. Sien embargo, existen otras actividades que se relacionan con la función del "tesorero", "cash-manager" o director financiero.

Primero, el responsable de las finanzas en la empresa (ya se trate de un departamento definido, del propio gerente o propietario de la empresa o de un asesor externo) debe hacer previsiones acerca de todas las operaciones que originen cobros y pagos en el futuro: Periodos de cobro y aplazamientos a clientes y a proveedores, periodos de liquidación con administraciones públicas, etc. Incluso, necesitará cierto conocimiento de la gestión de inventarios y las necesidades de reposición del inmovilizado.

En segundo lugar, la información que se elabora con esas previsiones puede servir no sólo para prever cobros y pagos, sino variaciones y saldos patrimoniales y de renta. Una finalidad secundaria (o al menos una posibilidad) de la planificación financiera es prever los estados contables.

En tercer lugar, el responsable de finanzas no sólo debe garantizar que los cobros serán suficientes y para cubrir los pagos, sino que no se acumulen cobros excesivos, con mayor antelación de la necesaria. En otras palabras, se debe evitar que el saldo de tesorería sea excesivo. Para ello, deberá plantear inversiones a corto plazo que eviten la ociosidad de recursos: Por ejemplo, realizar "prontos pagos", conceder aplazamientos con recargos, adquirir IFT, etc.

El presupuesto de tesorería es una cuenta de cobros y pagos previstos en unos determinados periodos (por ejemplo, para los próximos n meses). Normalmente, se suele desglosar en "operaciones de explotación", "operaciones de inversión" y "operaciones de financiación". Los cobros y los pagos son variaciones del saldo de tesorería. Este presupuesto suele mostrar también el saldo que tendrá la tesorería al final de cada uno de los periodos. Este saldo se calcula como acumulación de las variaciones (cobros menos pagos).

Los cobros y los pagos de las operaciones de explotación suelen preverse con la información procedente del cuadro de cash flow y el cuadro de circulante. Los cobros y los pagos de las operaciones de inversión y financiación suelen preverse con la información procedente del presupuesto de capital.

Una situación de tesorería negativa se pondría de manifiesto en los descubiertos bancarios, los descuentos de efectos, los aplazamientos imprevistos y las suspensiones de pago. Todas estas situaciones originan un coste financiero considerable y merman la rentabilidad del conjunto de la empresa. Por eso, el disponible debe ser lo más pequeño posible, pero siempre positivo.

La tesorería se mide, como el resto del activo circulante, en relación con los pasivos a corto plazo, definiendo varias modalidades de ratios de tesorería, por ejempo,

(realizable a corto + disponible) / deudas a corto plazo

Otras variaciones pueden definir de forma más restringida el plazo en el denominador. Por ejemplo,

disponible / deudas a muy corto

Otra forma de medir la tesorería, con un significado menos relevante, sería con respecto al conjunto del activo circulante, etc.

Otros ratios de tesorería no se basan en masas patrimoniales, sino en la tesorería generada en un periodo determinado (variable que a veces se identifica con el concepto de flujo de caja o cash-flow). En función de a qué se destinen las partes de esa tesorería en dicho año, se definen unas determinadas ratios.

Ratio de dividendo = Dividendo / Cash Flow

(a veces, impropiamente llamado "de rentabilidad")

Ratio de crecimiento = Reservas / Cash Flow

Ratio de mantenimiento = Amortizaciones / Cash Flow

etc.

Otras ratios análogas se pueden definir en relación con el beneficio de la empresa, en vez de la tesorería generada.

La gestión de tesorería (Cash Management, en inglés) tuvo un auge en los años 70 y primera mitad de los 80, debido a dos causas fundamentales: La primera y más evidente es la inflación, que llevó a una política monetaria basada en altos tipos de interés. Una flotación de dos días, aun tipo de interés alto, suponían mucho dinero a la empresa. La flotación (float) no es ni más ni menos que el aprovechamiento (en operaciones activas o pasivas) de días de interés, debido a la “fecha valor” de las operaciones bancarias, el retraso en el envío y cobro de cheques, etc. Ya eran los años 90 cuando las denominadas “supercuentas” ofrecían a los simples ahorradores intereses de hasta un 15%. Esto era insostenible y, desde mediados de los 90, las políticas de estabilidad (y los compromisos de estabilidad en la recién estrenada Unión Europea) hicieron caer progresivamente la inflación y los tipos de interés. Hoy estamos en deflación y a interés cero el interbancario estadounidense (loco mundo éste del capitalismo).

La otra razón era que los estudios en finanzas todavía se centraban únicamente en las grandes mpresas; existían trabajos escasos y pioneros sobre el racionamiento del crédito y la financiación de las PYME (por eso le dieron el pemio Nobel a Stiglitz). Una diferencia de medio punto porcentual en el coste o el ingreso financiero o una flotación de uno o dos días suponía muchas pesetas (o cualquier otra moneda de entonces) a la empresa en cuestión. Por lo tanto, normalmente, le merecía la pena nombrar un tesorero o incluso instalar un programa informático que optimizara las fechas de cobro y pago y gestionara la negociación con los bancos (suponiendo que dichas empresas tenían ese poder de negociación, a través del denominado “negocio cedido”).

Hoy sabemos que la generalidad de empresas es de auto-empleo y que no los compensa el coste de transacción de implantar cash-management.


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