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EL SALVADOR: EL LARGO CAMINO HACIA LA RECONCILIACIÓN

Iván Parro Fernández



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5. HISTORIA DE LA IGLESIA EN EL SALVADOR

Cabe señalar antes de empezar a conocer la Historia de la Iglesia en El Salvador que la persecución, las torturas y las muertes de religiosos y religiosas, de sacerdotes y de laicos, han acompañado con mucho dolor la historia de sufrimiento de muchos países latinoamericanos. Ser sacerdote, participar en la celebración eucarística o celebrar los sacramentos, o incluso el hecho de tener una Biblia, eran delitos penados con la humillación, con el desprecio, con la tortura o incluso con la muerte. El pueblo de Dios era perseguido, vejado, torturado, menospreciado y asesinado. Todos ellos sufrían su particular Vía Crucis histórico. Pero la muerte de sacerdotes, de religiosos o de laicos no callaba las injusticias cometidas contra el pueblo, es más, las hacían más fuertes, más claras, más universales. La muerte trágica de muchos mártires se renovaba en una resurrección interna, donde muchas comunidades cristianas latinoamericanas encontraban una fuerza débil que les ayudaba a continuar en su camino de esperanza de que las condiciones sociopolíticas de sus países pudieran cambiar, de que cesaran de inmediato las persecuciones y las muertes y de que el pueblo de Dios salvadoreño pudiera vivir en paz y en libertad.

Todo esto fue bien explicado en un informe publicado por el centro de Estudios y Publicaciones de Perú, que hacía un recorrido por los acontecimientos más significativos contra la Iglesia entre 1977 y 1979. En este informe se afirmaba lo siguiente: “Sin duda alguna, el Pueblo de Dios ha sido el más perseguido y reprimido. El solo hecho de asistir a celebraciones de la Palabra, actos de culto o preparación catequética, el solo hecho de tener fotografías de mártires salvadoreños o de tener la Biblia; el solo hecho de predicar la palabra o ayudar a convocar a la comunidad, ha sido visto muchas veces como subversivo, por lo que se les ha insultado, se les ha golpeado, se les ha capturado, se les ha asesinado y se les ha desaparecido. Son cientos, tal vez miles, de salvadoreños perseguidos por querer encarnar en su vida su fe y su cristianismo.

El pueblo siempre ha sido el más indefenso, el más perseguido, el más reprimido. No es posible contar sus mártires, sus víctimas propicias, sus testigos. Muchas veces se les dirá que se les persigue no por creyentes sino por subversivos, como dijeron de Cristo. El resultado es el mismo: Cristo de nuevo y siempre crucificado en su pueblo, por los que dicen creer en Dios, en la Religión y en el Orden ”.

5.1. LA IGLESIA EN HISPANOMÉRICA: INTRODUCCIÓN

El gran mérito reconocido a los constructores de la Iglesia en América debe impartirse imparcialmente entre los numerosos y devotos sacerdotes seglares y las diversas órdenes de monjes y monjas. Destaca durante el período colonial la incansable y militante Compañía de Jesús con su gran obra de evangelización. Algunos de sus hechos más destacados son:

• Defensa de los indios. Hacia 1750, sus aldeas en toda Hispanoamérica albergaban a más de 700.000 aborígenes.

• Custodios del saber: se ocuparon de multiplicar las imprentas para la elaboración de libros con los que enseñar a los nativos.

• Constructores de escuelas, colegios y universidades. Difundieron la nueva cultura europea: Descartes, Leibniz o Newton eran los autores de referencia.

• Acumularon tierras, con una gran habilidad para la labranza y el cultivo de todo tipo de alimentos.

• Confianza de la gente por la rígida disciplina de la orden y la austeridad de sus miembros, que obtenían generosas donaciones de los ricos piadosos.

• Organizaron industrias: sus molinos harineros y sus panaderías surtían a las ciudades. Fabricaban cal, sogas, alfarería y textiles, curtían cuero, construían barcos, y por un tiempo ejercieron un virtual monopolio sobre las drogas y medicinas.

• Pelearon en las luchas de los indios contra los extorsivos corregidores, cuando se opusieron a los virreyes y gobernadores y llevaron sus demandas a Madrid y a Roma.

• Malas relaciones con otras órdenes religiosas: capuchinos, dominicos,...

• Disputas con los terratenientes, tanto criollos como españoles, que clamaban por esclavos indios y les molestaba la obstinación y la competencia desleal de los jesuitas.

• Disputas con los reyes, pues ellos seguían la doctrina de la supremacía temporal del Papa, que disgustaba mucho a los reyes, hasta tal punto que Carlos III, al llegar al trono en 1759, no se mostró dispuesto a tolerar la competencia, a aceptar un estado dentro del Estado ni a permitir demandas por encima de su cabeza al Papa .


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