BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


MISTIFICACIÓN DEL LENGUAJE Y PROCESOS PSICOSOCIALES: LOS PROGRAMAS ESOTÉRICOS EN LA RADIO MEXICANA

Gilberto Fregoso Peralta



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1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

1. Introducción

El interés del proyecto presente consiste en indagar de manera concreta cuáles y cómo ciertas creencias mistificadas predominantes en nuestra sociedad, difundidas a través de la llamada industria mediática, sirven al principio del placer en tanto paliativos al malestar cotidiano imperante –de manera principal, pero no exclusiva- entre grandes segmentos de la población mexicana, la que dispone de recursos escasos para sobrevivir y por tanto su calidad objetiva y subjetiva de vida es deficiente en materia de alimentación, empleo, ingreso, conocimiento, educación formal, salud, vivienda, recreación, hábitat, con todo lo que ello implica para el equilibrio emocional y vida de relación de las personas. En términos generales, tales creencias a identificar operan como elementos sustitutivos de las pulsiones reprimidas, a fin de que la energía sustraída a la obtención de placer se continúe canalizando a la reproducción de las relaciones sociales vigentes.

Con otras palabras, situar el mensaje masivo, particularmente el elaborado con fines de distracción, en las prácticas para atenuar el displacer, con el propósito de que algunas personas vivan la ilusión de la esperanza, evoquen la fantasía del cumplimiento del deseo, se identifiquen con la visión de la realidad generada por los canales de la difusión masiva –en este caso la radiofonía- racionalicen sus frustraciones y se sometan a ciertos valores predominantes en la sociedad.

Las carencias múltiples de la mayor parte de los ciudadanos en colectividades como la nuestra, obliga a los sujetos a vivir en un permanente cuanto agudo desazón. La tendencia humana al placer y a la satisfacción vital es sacrificada en aras de una actividad laboral poco gratificante por cuanto a lo económico y a lo anímico se refiere, basta conocer las cada vez más generalizadas y magras condiciones reales de trabajo, aunadas a los ingresos menguados cuyo indicador congruente es el bien llamado salario mínimo o, peor aún, se condena a la gente al desempleo disfrazado o sin fachada, craso. Ello ocasiona sin duda un displacer que tiene como principal y más significativa expresión, nos recuerda Sigmundo Freud, la hostilidad contraria a una cultura que constriñe de tal modo a las personas.

Para evitar el colapso se hace necesario implantar mecanismos de índole diversa destinados a disminuir la tensión, a volver tolerable la existencia inculcando en quienes más sufren las consecuencias de una escasez manipulada a través de las políticas públicas, creencias ajenas de justificación pero capaces de hacerles concebir la expectativa de mejoras sustanciales en su nivel de vida; forjar en ellos el sueño de que algún día sus deseos serán cumplidos; al hacerles vivir la ilusión de la esperanza, se refuerza el orden establecido, con otras palabras, un discurso mistificado se utilizaría como paliativo al malestar en la cultura; es así aceptable el excedente de represión con que funciona el sistema social.

Quienes se benefician de dicha circunstancia no ignoran la reacción que podría llegar a suscitarse: la rebelión por parte de quienes padecen con intensidad mayor ese estado de cosas, de ahí la relevancia de emplear lenitivos para mantener bajo control las tensiones sociales. Tranquilizantes a fin de evitar algún estallido de violencia en contra de la cultura existente; por ello se requiere adormecer, distraer la conciencia de los sujetos más afectados por el lugar que ocupan dentro de la estructura social, hacerles concebir soluciones lindantes con el delirio mediante promesas imposibles de ser cumplidas, paradójicamente, entre menos susceptibles de realización, más verosímiles. La renuncia al placer, el retardo de la satisfacción, la promesa de un futuro mejor son los requisitos de un progreso que, en nombre de la colectividad toda, beneficia de manera ostensible a unos pocos.

En un sentido técnico, convendría desde ya convenir un significado preciso para un vocablo que estará presente como sustrato de toda referencia a la jerga esotérica radiofónica, el de verosimilitud, entendido en el contexto de la indagación en manos del lector, como el efecto discursivo, en virtud del cual, el texto enmascara sus propias leyes constitutivas en el acto mismo por el cual hace creer que se apega a la realidad y no a dichas leyes que le son propias y le confieren identidad discursiva, según exponía Tzvetan Todorov durante el homenaje a su obra auspiciado por la Universidad de Guadalajara en 2003, dentro de un Congreso de Semiótica. En tal lógica, no es aventurado conjeturar que el género de lo milagroso y sobrenatural será más creíble y generará mayor certidumbre conforme logre convencer a la audiencia de ser verdadero, esto es, de fincarse en hechos y razones, no en su mera textualidad, para así resolver demandas objetivas de la más diversa índole.

Luego de presentar como contexto para la producción, circulación y consumo de las creencias esotéricas difundidas por la radio mexicana un panorama de la situación económica, social y educativa imperante en el país durante 2007, cuyos datos nos aproximan a las asimetrías enormes en la distribución de la riqueza y en la calidad de vida, con sus efectos correspondientes, será menester exponer con toda claridad un concepto que explique los procesos de mistificación, en este caso el de ideología, como esa concepción imaginaria del nexo vivido por los hombres con su mundo, según la elaboración teórica realizada desde la tradición crítica, con acepciones y matices cuya línea de continuidad les permite escapar de la polisemia generada en torno a ese vocablo, manejado desde enfoques muy diversos dentro de un debate morigerado de manera intencionada por aquellos a quienes les resulta molesta una visión no apologética de la desigualdad social, desde luego opuesta al significado unidimensional que hoy se ensaya instaurar en todo el planeta, bajo la divisa del neoliberalismo, con éxito relativo. El marco de conceptos incluye abordar la propuesta de ocho pensadores por demás solventes, ubicados en épocas y espacios distintos, con el denominador común de haber reparado en la multiplicidad de manifestaciones ficticias que se pretendía presentar como apegadas a la realidad, en oposición a que ciertos grupos hegemónicos justificaran su poder dentro del orden social vigente. Otro aspecto de coincidencia, por parte de los autores consultados, sería el de adscribirse al pensamiento crítico más avanzado de su época respectiva. Cada uno de ellos intentó, y logró, desentrañar la inadecuación entre las ideas generadas en su entorno y las condiciones objetivas del mismo. Se pasa pues revista a los aportes de Francisco Bacon (1561-1626), Claudio Adrián Helvecio (1715-1771), Pablo Enrique Dietrich (1723-1789), Luis Feuerbach (1804-1872), Carlos Marx (1818-1883), Federico Engels (1820-1885), Sigmundo Freud ( 1856-1939) y Luis Villoro Toranzo, nacido en 1922 y todavía entre nosotros.

El segmento empírico de la pesquisa se aboca a revisar una muestra representativa de programas radiofónicos captados en Tepatitlán de Morelos, Jalisco, a través del cuadrante de Amplitud Modulada, producidos en las ciudades de México, Guadalajara, Morelia y León con línea telefónica abierta al público, cuya temática común es el ofrecimiento de resolver problemas de índole diversa mediante una visita –pagada- al consultorio de quien(es) conduce(n) las emisiones o, en otra modalidad, se leen las cartas remitidas por los numerosos solicitantes de ayuda a quienes cursan también invitación de visita al consultorio; en ambas versiones se expresan plegarias, bendiciones, conjuros o consejos amparados en una autoridad presunta de carácter suprahumano, dirigidas a la radio audiencia en general. En un tercer formato, los solicitantes de ayuda acuden a un templo y allí son entrevistados, o bien, desde el estudio en la radioemisora dan su testimonio de los beneficios logrados como solución a su problema. En las tres modalidades los locutores se identifican a sí mismos como personas con dotes metafísicas, la capacidad de mediar con personajes y fuerzas sobrenaturales, poseer el don de ungir objetos para convertirlos en milagrosos. El estudio abarca las transmisiones de los mensajes contenidos en cinco series de programas propios del género esotérico o sobrenatural, durante una semana simple. Por cierto, el Diccionario Real Academia de la Lengua Española significa el vocablo esotérico como “Oculto, reservado. Dicho de una cosa: Que es impenetrable o de difícil acceso para la mente. Se dice de la doctrina que los filósofos de la antigüedad no comunicaban sino a un corto número de sus discípulos. Dicho de una doctrina: Que se transmite oralmente a los iniciados”; define asimismo la palabra sobrenatural como lo “Que excede los términos de la naturaleza”. Indagaremos qué es eso oculto, reservado e impenetrable que va más allá de los fenómenos y procesos naturales.

Originalmente se había pensado en reportar una semana compuesta asimismo muestreada, pero lo reiterativo de los tópicos y de la tónica de los programas llevó a desechar tan amplia cobertura.

El resultado permitirá conocer de modo sistemático el conjunto y características de las creencias emitidas en la muestra supracitada, puestas lo mismo al servicio del placer como calmantes al malestar vigente en nuestro entorno, que destinados a reforzar el orden social imperante.


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