BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


MISTIFICACIÓN DEL LENGUAJE Y PROCESOS PSICOSOCIALES: LOS PROGRAMAS ESOTÉRICOS EN LA RADIO MEXICANA

Gilberto Fregoso Peralta



Esta página muestra parte del texto pero sin formato.

Puede bajarse el libro completo en PDF comprimido ZIP (210 páginas, 624 kb) pulsando aquí

 

 

2.1.7 Luis Villoro Toranzo (1922).

En su texto de 1985 El concepto de ideología y otros ensayos, Luis Villoro, conocido filósofo mexicano aún activo e intelectualmente prolijo, sostiene que un concepto teórico es útil en tanto se le adjudique un significado preciso, razón por la cual se propone definir el término ideología con un sentido conceptualmente fructífero, a partir de algunos aportes desde la tradición crítica expuesta renglones arriba. A tal propósito, agrupa cuatro caracterizaciones del vocablo, reduciéndolas a las que considera sus formulaciones más simples y puntuales.

Se entiende por ideología, en un primer conjunto (C-1), los enunciados que muestran dos rasgos distintivos: a) los productos de un trabajo aparecen como cosas o cualidades independientes de él; b) “explican” el proceso de producción sin la presencia de una fuerza de trabajo. En síntesis, las ideas sustituyen al productor o al proceso histórico de producción, como en el caso de la mercancía, donde el capitalista atribuye el valor al producto y no a la labor del obrero.

En un segundo conjunto (C-2), se entiende por ideología a los enunciados que presentan como un hecho o una cualidad objetiva, lo que es en realidad una valoración subjetiva. Por ejemplo: a) ciertos intereses particulares de una clase o grupo social se hacen pasar como intereses generales de la sociedad; b) juicios de valor personal o de grupo se presentan como testimonios de hechos; c) expresiones de emociones o deseos personales aparecen como enunciados que describen cualidades objetivas.

De acuerdo con Villoro, estos dos grupos de acepciones conciben a la ideología como una forma de falsedad, no obstante que los enunciados ideológicos intentarían ser presentados como portadores de conocimiento. Se podría hablar así de un concepto gnoseológico referido al vocablo “ideología”, pero sin aludir a las posibles causas que dan origen a esa tendencia por “invertir” la realidad.

El tercer conjunto (C-3) se remite a conjuntos de enunciados que expresan creencias condicionadas por cierto tipo de relaciones sociales de un grupo o clase, por ejemplo al hablar de una “ideología empresarial”, o “proletaria”, o “de la clase media”, o “neoliberal”, o “burguesa”, o “militarista”.

El cuarto y último grupo (C-4) alude a conjuntos de enunciados que expresan creencias con alguna función social: a) de cohesión entre los miembros de un grupo; b) de hegemonía o dominio de un estamento o clase sobre otros, donde un sistema de creencias sin fundamento y con propósitos de control o de sometimiento se destinaría a manipular a las personas.

Las versiones C-1 y C-2 se refieren a enunciados falsos en términos de conocimiento, en cambio, C-3 y C-4 a creencias determinadas socialmente, sin precisar su estatus de verdad o de falsedad, sino sólo sus causas o efectos sociales, esto es, se trata de un concepto sociológico de “ideología”.

Según este autor, C-1 y C-2 no atañen de manera directa a las creencias de las personas individuales, sino a los enunciados en que son expresadas, de los que es posible predicar su verdad o falsedad. Por su parte, C-3 y C-4 no involucran aspectos verdaderos o falsos al referir a los nexos de ciertos hechos con sus condiciones o funciones sociales; pero lo que puede estar directamente condicionado o cumplir una función social no son los enunciados, sino las creencias, conductas o comportamientos de los sujetos.

Por ende, el concepto gnoseológico tiene que ver directamente con entidades lingüísticas (enunciados) ciertas o equivocadas; mientras el concepto sociológico alude de manera directa a hechos psíquicos (creencias) con origen y/o repercusión social.

El concepto gnoseológico de ideología –continúa Villoro- responde a la pregunta ¿en qué consiste la falsedad o falta de justificación de los enunciados ideológicos?, en tanto el concepto sociológico de ideología da respuesta a la cuestión ¿cómo se explica que ciertos sujetos o conglomerados tengan ciertas creencias que se expresan en enunciados como los anteriores?

El primero de esos conceptos sólo se aplicaría a enunciados no justificados teóricamente y, de manera indirecta, a las creencias expresadas a través de ellos; el segundo, se podría aplicar a cualquier creencia e indirectamente a los enunciados que la expresan, sin importar su certeza o carácter falaz, pues se intentaría explicar las creencias a partir de ciertas relaciones sociales. Uno y otro concepto –dice- no se implican necesariamente y por ende podrían utilizarse por separado, empero, incluir en una definición los condicionantes de uno y de otro aportarían al diseño de un “concepto integral” de ideología, capaz de cumplir con una función doble: la primera, explicativa (precisar y explicar creencias injustificadas); la segunda, heurística (detectar creencias injustificadas, expresas en enunciados no verdaderos, a partir de su función social).

Llega así a los planteamientos expuestos a continuación:

Las creencias compartidas por un grupo socialmente determinado son ideológicas cuando a) Esas creencias no están sustentadas teóricamente, es decir, el conjunto de enunciados que las expresan no se fundan en razones suficientes, b) Esas creencias cumplen la función de promover poder político para un grupo social, es decir, la aceptación de los enunciados en que se expresan esas creencias favorece el logro o la conservación del poder para alguna entidad.

No obstante centrarse este autor en las dimensiones gnoseológica y sociológica, establece las bases para una acepción psicológica de ideología a partir de la propuesta siguiente: Ideología es un conjunto de enunciados no sustentables teóricamente, en los cuales ciertos motivos psicológicos inducen a creer en ellos (racionalizaciones, proyecciones, ilusiones, fantasías, deseos, identificaciones, ab reacciones) y dicha creencia tiene implicaciones para favorecer el poder de un grupo. Las tres dimensiones abarcadas por nuestro autor posibilitan entender las creencias y su dinámica sociopolítica.

Mediante su elaboración conceptual, este célebre pensador español naturalizado mexicano considera factible cumplir una función desmistificadora, al descubrir formas de engaño con una intencionalidad social. Al respecto señala que una creencia puede jugar un papel de dominio si es aceptada por alguien como justificada, dado que el aceptarla engendra la disposición de comportarse de una cierta manera. Por el contrario, un conocimiento, susceptible de expresarse en enunciados con basamento racional suficiente, puede ser aceptado por la simple exposición de las razones en que se basa, como ocurre con la ciencia. Para él, una creencia carente de justificación puede ser aceptada por otros en tanto se presente como si estuviera justificada, para lo cual es necesario valerse del ocultamiento o del engaño (mistificación).

Presenta dos mecanismos de ocultamiento ideológico evidente:

1) Un enunciado descriptivo E, con un significado preciso y claro A, se funda en una serie de razones suficientes. Sin embargo –añade- al ser utilizado políticamente en beneficio de un grupo, se emplea para dominar; en tal cometido adquiere un nuevo sentido B sumamente confuso, el que se añade a A sin reemplazarlo. Por ejemplo, el uso político de oraciones donde intervienen vocablos de fuerte contenido simbólico como “libertad” o “democracia”, a efecto de hacer la apología del imperio estadounidense, “progreso” o “seguridad” para justificar los desatinos del gobierno mexicano, “socialismo” a fin de apoyar a la burocracia sandinista nicaragüense.

2) Ese nuevo enunciado, tipificado como E´ y donde se ha generado el nuevo significado confuso B, no está ya fundado en las razones suficientes que amparaban su sentido previo como enunciado E. Esto es, los enunciados E´ carecen de base y por ende no están justificados. Sin embargo, el ideólogo aduce para E´ las mismas razones en que se fincaba E. Lo anterior posibilita la aceptación de E´, con el significado añadido B, sin percatarse del engaño. Por ejemplo, se acepta el imperio del norte al aceptar las cualidades de la democracia; se acuerda entregar zonas de nuestro país a extranjeros so pretexto del desarrollo nacional o de incrementar la explotación petrolera; se aplaude a una burocracia por las razones en que se sustenta el socialismo. Asimismo –señala- vocablos como “paz” o “amor” pueden adquirir significaciones mistificadas mediante ciertos usos políticos para favorecer a determinados grupos, como “represión de conflictos existentes” (en nombre de pacificar), o “resignación ante la injusticia” (en nombre de someterse y no actuar en oposición a la violencia institucionalizada).

Resemantización, encubrimiento de significados claros por otros confusos, atribución al enunciado con sentido confuso de las razones que justifican el enunciado con significado preciso. Colige de ello el carácter de la “falsedad” ideológica no como un error cualquiera, sino como un encubrimiento o distorsión, abriéndose así una veta relevante para la pesquisa: el de los usos sociales del lenguaje en tanto procedimientos de mistificación.

Hasta aquí la elaboración teórica desde autores diversos, pero conducente a una misma finalidad: descifrar el significado de los mensajes radiofónicos en los que el acceso a los milagros es a voluntad y gusto del cliente.


Grupo EUMEDNET de la Universidad de Málaga Mensajes cristianos

Venta, Reparación y Liberación de Teléfonos Móviles
Enciclopedia Virtual
Biblioteca Virtual
Servicios