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MISTIFICACIÓN DEL LENGUAJE Y PROCESOS PSICOSOCIALES: LOS PROGRAMAS ESOTÉRICOS EN LA RADIO MEXICANA

Gilberto Fregoso Peralta



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2.2.5 Indicadores en la calidad de vida.

Demos un vistazo al conjunto de la sociedad mexicana en aspectos varios de relevancia social. Miguel Székely escribió algunas reflexiones so pretexto de un reporte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde se dio a conocer que nuestro país se ubicaba entre las doce sociedades con mayor desigualdad en el planeta, ámbito el nuestro donde la inequidad entre el diez por ciento más rico de la población y los demás ciudadanos era mayor; con otras palabras, la riqueza estaba más concentrada en unas cuantas manos. Pero el asunto era más grave al considerar, colegía el autor, que no sólo se concentraban ingresos y bienes, sino educación, participación femenina, información y oportunidades; por ende, enfatizaba, el problema a solventar oscilaba en los dos extremos: el de la pobreza extrema y el de la riqueza excesiva, polaridades a resolver mediante una reforma fiscal diseñada con criterios de calidad y de equidad a fin de cerrar la brecha entre opulencia y miseria, campo y ciudad, capacitados y faltos de habilidad, hombres y mujeres, indígenas y no indígenas, alfabetizados y analfabetos. Los datos tan abrumadores de Székely datan de 1999, pero otros más recientes no lo son menos, como los del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), publicados en 2005 bajo el título de Índice de desarrollo humano municipal en México 2000-2005 que abarcó todos los municipios existentes en el país durante tal periodo, a saber, 2438 y las 16 delegaciones de la capital mexicana. Se midió y comparó la esperanza de vida, la tasa de alfabetización y de matrícula escolar, así como el Producto Interno Bruto per cápita entre tales demarcaciones, observándose distancias tan abismales en el IDH como la habida entre Estados Unidos y Zambia. Los guarismos no tienen desperdicio, el decil más pobre participaba con 1.64 del Producto Interno Bruto (PIB), mientras el más acaudalado lo hacía con el 35.6% del PIB. Una familia del primer segmento mencionado promediaba 16, 048 pesos anuales, y del segundo 401, 688 pesos en el mismo lapso (1,224 y 38,688 al mes respectivamente). En el rubro de bienes no monetarios, los primeros no poseían alguno, mientras los segundos por un monto de 546, 810 pesos. Casos en extremo dramáticos que no dejan de ser curiosos: por ejemplo, el del municipio de Santiago del Pinar, Chiapas, muestra sin par en lo concerniente a la desigualdad de género, lugar donde los varones denotaban un IDH muy bajo, pero un 100% superior al de las mujeres; otro lo era el abismo que separaba al municipio de San Pedro Garza García, Nuevo León o a la Delegación Benito Juárez, en el Distrito Federal, comparados con el de San Juan Petlapa, Oaxaca, o Cochoapa el Grande, Guerrero, los dos primeros con un IDH superior al promedio de los países de la OCDE, mientras los segundos abajo del nivel de los países subsaharianos en África. En el conjunto de la inequidad, para el 2005, el ingreso representaba el 38.7%, la salud un 31.2% y la educación el 30.1%; en cambio, en 1999 el ingreso representaba un 42.7%, la educación el 32.9% y la salud el 24.3%. Nótese cómo los indicadores sufren variaciones dispares, ora al alza, ora a la baja. Un hallazgo tan importante como desalentador aportado por esta pesquisa realizada por el PNUD, reveló que algunas zonas tradicionalmente marginadas mostraron mejorías, si se quiere leves, pero otras localidades, antes con menor rezago, ahora presentaban retroceso (Székely, 1999; PNUD, 2005).

Incluso entre organismos financieros internacionales, de marcado acento privatista y globalizador, se suscitaba la preocupación por la indetenible polarización social en nuestro país, no tanto pensando en el bienestar de la población en su conjunto, pero sí en el descenso del consumo por indisponibilidad de recursos para adquirir mercancías y auspiciar así la actividad económica. Acorde con la noticia siguiente, al Banco Mundial (BM) le inquietaba la creciente desigualdad entre los mexicanos, pues tal problema frenaba el desarrollo económico y democrático de México. A través de su portavoz, Roby Sendero Witsch, especialista del organismo, sin equidad social se comprometía el desarrollo del país al no garantizarse equidad para todos los estratos de la población en su acceso al bienestar (La Jornada, 4/12/07).

En la misma línea, un siguiente texto informativo indicaba que la pobreza había aminorado en México apenas un 3% entre 2004 y 2006, mientras que en Brasil lo había hecho un 8% y en Argentina un nada despreciable 18%, conforme datos del Fondo Monetario Internacional. Dicha fuente estimaba que 25 de cada cien compatriotas vivían en situación de pobreza extrema, es decir, con un ingreso menor a dos dólares diarios, equivalentes, hacia el final de 2007, a 21 pesos con 50 centavos (La Jornada, 10/11/2007).

También con presencia notoria entre quienes demandan ayuda de parapsicólogos, mentalistas, magos, adivinadores y brujos se encuentran los migrantes indocumentados, razón por la cual se vuelve necesario incluirlos en esta aproximación brevísima al panorama nacional durante el lapso muestreado de programas esotéricos radiofónicos.

Valga revistar la información siguiente. Al presentar su reporte sobre impunidad y muerte en la frontera norte Todos saben, nadie sabe: 13 años de muertes de migrantes, el Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes, destacó que en 4,745 días se han presentado igual número de migrantes muertos en condiciones no naturales, un deceso por día. Las causas incluían lo mismo ahogados que calcinados por las altas temperaturas o ateridos por el frío, asaltados o asesinados por la migra, muchos compatriotas no han podido cumplir su propósito de conseguir mejores condiciones de vida en los Estados Unidos, según decir del Ombudsman mexicano en el reporte aludido. De muchos más no se ha logrado saber cómo han muerto. De octubre de 1994 al mismo mes pero de 2007, la tendencia ha sido al alza y con el riesgo de volverse simple anécdota, asevera el reporte. También se afirma que cruzar la frontera significa vivir tres o cuatro días en el desierto, nadar en canales de aguas negras o en ríos contaminados con bacterias potencialmente mortales, atravesar montañas, luchar contra la hipotermia o la deshidratación, los disparos de la patrulla fronteriza o de los asaltantes, el golpe de calor o la enfermedad, las lesiones o la asfixia, los accidentes o el homicidio. Junto a la lista de muertos, hubo otra, la de quienes han sido notificados como desaparecidos y nunca hallados, que ascendía a cinco mil personas (La Jornada, 26/11/2007).

Por si fuera poco o no suficiente con referencia a nuestros compatriotas aspirantes a emigrados, otra noticia los tuvo como protagonistas. Señalaba que antes de terminar 2007, Estados Unidos habría deportado a un millón de ellos, mediante la estrategia de redadas masivas por todo el país, aunque principalmente en las zonas de mayor concurrencia, daba a conocer el Instituto de Mexicanos en el Exterior, dolido porque ni al gobierno ni a la sociedad civil pareciera importarles el problema, ante su elocuente silencio y pasividad (La Jornada, 17/11/2007).

La trampa del dinero plástico en la que muchos compatriotas han caído es así mismo un ingrediente que atiza la desesperación de grandes conglomerados sociales, sobre todo identificados como de clase media, siempre con el afán de ser notados por el gran cúmulo de tarjetas de crédito y/o débito bancario portando en su atiborrada cartera o bolso. Grupos algunos de cuyos miembros no logran luego reunir los fondos para liquidar sus deudas crecientes, viéndose forzados a buscar soluciones lindantes con lo sobrenatural. Hurguemos el comportamiento de los consabidos tarjetahabientes. Informa una nota, con datos del Banco de México, que durante el 2007 se incrementó 84% la cartera vencida por tarjetas de crédito. En sólo un año, señala el texto reporte del organismo financiero, el endeudamiento de las familias creció en 71, 658 millones de pesos, durante el plazo comprendido entre septiembre de 2006 y agosto de 2007. El financiamiento de la banca comercial a los créditos mediante uso de tarjetas pasó de 191, 464 mdp a 263, 123 mdp, lo que significó un aumento de 37.4%. Aunado a lo anterior, el B de M señala que el sistema bancario otorgó préstamos para la compra de vivienda por 46, 374 mdp en el mismo periodo, razón por la cual la cartera de crédito hipotecario alcanzó 270, 349 mdp. En tarjetas la cartera vencida llegaba a 7.19% y en crédito hipotecario a 2.51%, previéndose un escenario más grave para 2008 (La Jornada, 22/11/2007).

Al día siguiente, otra nota puso el dedo en la llaga de lo que estaba ocurriendo con el dinero plástico y su empleo indiscriminado. Correspondió al ex Secretario de Hacienda, David Ibarra Muñoz, acusar a la banca comercial extranjerizada por negarse a cumplir con financiar a la actividad productiva. El economista mencionado consideró inadmisible animar el crédito en un contexto como el mexicano, con índices elevados de desempleo y bajos salarios. Argumentó que la morosidad en los pagos a los préstamos con tarjeta de crédito creció durante 2007 más del doble del 37% en que se incrementó el financiamiento bancario al consumo. Calificó como un gran error otorgar crédito a quienes carecen de empleo fijo o con ingresos menores a 3,500 pesos mensuales, sobre todo cuando los intereses bancarios son enormes, al superar el 30% anual (La Jornada, 23/11/2007).

El resumen de lo acaecido durante 2007 con los sujetos activos de crédito, quedó plasmado en el trabajo de la reportera Susana González. Ella recogía la declaración vertida por Miguel Tijerina Shon, vocero de la firma privada Buró de Crédito, regulada por el Banco de México, según la cual la cartera vencida en créditos bancarios y comerciales para personas físicas había ascendido a 9.4 millones de casos, cifra equivalente al 8% del total de expedientes registrados por dicha empresa, encargada de recopilar, manejar y enviar información relativa al historial crediticio de personas físicas o morales al corriente o con problemas de retraso en sus pagos. Declaraba Tijerina que durante 2007 se llegó a la cifra récord de 117.8 millones de registros de crédito otorgado a 46.1 millones de personas físicas por instituciones bancarias, tiendas de autoservicio, empresas de comunicación, financieras, hipotecarias y automotrices, situación con la que el registro del Buró de Crédito ya superaba a la población Económicamente Activa del país, calculada en 44.6 millones de personas. En cuanto a las personas morales o empresas inscritas en el Buró, se contaba con 7.4 millones de registros correspondientes a 1.8 millones de compañías, de las que el 12% mostraban cartera vencida, cantidad superior a la de las personas físicas (La Jornada, 4/02/2008).

Reveladora también la información producto de la entrevista realizada por el reportero Carlos Acosta Córdova al Vicepresidente del Centro de Estudios Estratégicos Nacionales, doctor Alberto Montoya Martín del Campo, también profesor e investigador de la Universidad Iberoamericana, sobre la situación general del país. Reflexionaba el académico sobre las cifras de la PEA antes de la crisis iniciada en 2008, cuando México tenía 106 millones de habitantes, de los que 44 conformaban su Población Económicamente Activa, segmento reducido a un 40% con empleo formal gozando de la protección y seguridad legales asociadas a tal hecho, con apenas 14 millones registrados ante el IMSS. Calculaba en 500 mil los empleos manufactureros perdidos durante el sexenio de Vicente Fox, merced al cierre de diez mil empresas del ramo, tendencia acelerada, según él, entre 2006 y 2007. Añadía que entre 1998 y 2007 el déficit comercial ascendió a 78 mil millones de dólares, pero que si de la balanza comercial en cuenta corriente se hubieran excluido las exportaciones petroleras, de la maquila, de las remesas y los recursos generados por el narcotráfico, el déficit ascendería a 465 mil millones de dólares, prueba elocuente, según su decir, del carácter exógeno dependiente de nuestra economía. Aunada a la dificultad para crear riqueza, decía, estaba el hecho de la enorme concentración del Producto Interno Bruto en cada vez menos empresas, personas y familias, proceso incrementado desde el sexenio de Miguel De la Madrid. Contra los planteamientos neoliberales, Montoya señalaba que en 1982 el gasto público representaba el 44% del PIB y ahora sólo el 24%. En cambio, el promedio de los países miembros de la OCDE era de 36% y, en la nación considerada por los tecnócratas exponente máximo de liberalización económica –Estados Unidos- los recursos del gobierno alcanzaban un 32% y nada menos que 40% en la Unión Europea, dentro de la cual Inglaterra mostraba un 38% y Francia el 50%; los países con mejor calidad de vida en el mundo, los escandinavos, promediaban un 55%.

Recordaba el entrevistado, que entre 1932 y 1982 México creció a un ritmo anual de 6.5%, lo que habría permitido aumentar el PIB per cápita en 3.5% todos esos años, sin olvidar que la tasa de crecimiento demográfico fuera de 3.2% anual. Lo anterior a diferencia del promedio alcanzado durante el lapso 1983-2007, de apenas 1.8%, periodo signado por el desempleo, la ya dicha concentración del ingreso país, los salarios bajos, la pobreza y el abatimiento de la seguridad social, al grado de competir con Haití por ocupar el último lugar de crecimiento en América Latina.

Acorde con Montoya, al país lo aquejaban la injusticia y la desigualdad, factores debilitantes de la cohesión social, cuya manifestación más visible es la violencia económica, la violencia de la inseguridad, la violencia de no tener acceso a los servicios médicos y laborales, la violencia de la incertidumbre, sobre todo entre los jóvenes sin futuro. Concluía juzgando como temeraria la actitud gubernamental de llevar esto al límite (Revista Proceso, 11/01/2009).

El caldo de cultivo para una creencia en fuerzas más allá del mundo físico se gesta sin duda dentro de cierto tipo de relaciones sociales, incapaces de concretar la felicidad terrena de los humanos y sí de alentar como meros productos de la imaginación lo mismo paraísos inexistentes que la riqueza, la salud y el amor obtenidos al colmo mediante el solo acto de comprarlos aquí y ahora. Todo deseo cancelado en la realidad objetiva sería susceptible de cumplirse en la fantasía, más aún en un país con las peculiaridades reseñadas renglones antes.


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