BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


EL SIMULACRO DE LAS MARCAS DE CONSUMO

Raúl Arturo Sánchez Irabu



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CAPITULO IV. La Marca de Consumo.

Las marcas de consumo también tienen su origen dentro de este movimiento mercantil, el cual ha generado este tipo de culturas, y el cual es importante ubicarlo porque nos dará un panorama más amplio de su realidad ontológica y a la vez de su realidad simbólica que está estrechamente ligada con la realidad social del hombre que vive en este tipo de sociedades.

De esta forma se podría decir que literalmente el inicio de las marcas de consumo se origino a través de la publicidad, que se identifica a partir del siglo XVIII, con el apogeo de la prensa. El gran invento de Gutenberg inicia la gran alianza entre la publicidad y la prensa, que más tarde se extenderá a los carteles y revistas de moda.

En el S. XIX aparecen los primeros estudiosos técnicos y las agencias de publicidad, y ya desde entonces se convierte en un negocio que genera muchas ganancias. Pero es a partir del S. XX que la actividad publicitaria alcanza su mayor apogeo, especialmente entre 1914 y 1945, que se le llama el período de entre guerras, potenciándose sobre todo a través del radio, la televisión y el cine, como nuevos receptores de los mensajes publicitarios .

A finales del mismo siglo se ha intensificado la publicidad con innumerables variantes, ya que no sólo en los medios de comunicación se han extendido estar prácticas comerciales, sino que ha llegado a través del internet, de las nuevas ediciones de revistas y periódicos, a través incluso de los teléfonos celulares, de las nuevas pancartas llamadas espectaculares, incluso en los autobuses de servicio público, y por si fuera poco, en algunos bares o restaurantes de negocios, se ha puesto publicidad en los baños, como una forma de querer tener bien persuadido al consumidor de las ofertas del comerciante.

A partir de los presupuestos de la historia de la publicidad se puede identificar la actividad del marketing, ya que la publicidad que inició con un fin informativo que no se puede ubicar en la actualidad fuera de la actividad del marketing. Por lo que queda claro que la publicidad bajo los nuevos parámetros del marketing tiene una función de comunicar de manera persuasiva, ya sea con la intención de funcionalidad dependiendo del producto o bien a través de un cambio afectivo o emotivo, que está cargado de subjetividad, es decir de la capacidad receptiva que tiene cada persona del mensaje mismo.

Por lo que la publicidad y el marketing se han convertido en procesos de lenguaje de comunicación, que no puede ser indiferente al hombre mismo, y que por tanto inciden en las nuevas perspectivas de la vida del hombre contemporáneo.

Por lo anterior, las marcas de consumo son el medio que hemos escogido para sustentar la tesis de que en las sociedades de libre mercado se vive una simulación social de la realidad, en donde participan factores externos como lo son las organizaciones sociales, como las empresas y sus diversas formas de establecerse, así como el gobierno y las organizaciones no gubernamentales; como todos los que participamos de alguna forma en ésta dinámica social de libre mercado.

Según Andrea Semprini, la marca moderna no pertenece al mundo del comercio sino al de la comunicación , y quizá según la reflexión que hemos venido realizando, la marca más bien pertenece al ámbito de la hipercomunicación, que ha pasado por los procesos de simulación social. Sin embargo la marca antes de ser un elemento propicio para realizar un análisis semiótico dentro de una cultura caracterizada por la excesiva comunicación, hay que ubicarla dentro de los procesos de comercialización que se han originado en las sociedades de libre mercado.

Ahora bien la marca se ubica dentro de la actividad del marketing, que se establece dentro de la actividad empresarial, como una necesidad de obtener técnicas para sobrevivir y establecerse en un mercado de competencia, así como para contrarrestar los cambios e innovaciones tecnológicas, a partir de una metodología apropiada para los fenómenos de la producción y consumo , por lo que se puede definir al marketing como un conjunto de técnicas que permiten llevar la mercancía del productor al consumidor, siguiendo o intentando conseguir que éste quede satisfecho y que el producto obtenga el máximo de beneficio . Por lo que ubicando la actividad del marketing, podemos decir que el marketing es un fenómeno a través del cual alguien intenta comunicar algo a un conjunto de personas que llamaremos población-objetivo , con el objeto de persuadirles a actuar en un sentido determinado. Consecuentemente, queda claro que el marketing tiene un fin persuasivo, no trata de informar, sino de establecer un movimiento continuo a la acción del consumo y sus derivados. Por lo que establecemos que si los productos están en función a su finalidad, una buena cultura de consumo ya no puede girar en torno al descubrimiento y análisis del producto como lo realizan las revistas al consumidor, sino que tiene que tomar otros elementos externos al producto o servicio que no son claros en sus contenidos, sino que se establecen como prácticas exclusivamente persuasivas. Sin embargo, lo que es cierto es que las revistas que tratan de conscientizar la actividad del consumo a partir de la funcionalidad del producto no serán contratadas, sino se utiliza en ellas el mismo sistema de persuasión masiva, para lo cual el gobierno tendría que hacer una mayor inversión en políticas de protección al consumidor, que se pudieran establecer como una estrategia de estabilidad comercial y consciencia económica sobre los productos y servicios, situación que no va a suceder en los países en procesos de desarrollo social, ya que no se identifica esta situación como prioritaria.

Sostengo por tanto, que la persona ha quedado limitada a la acción el marketing de manera determinada, es decir que el marketing no le da espacio a la persona para que pueda hacer una libre elección sobre sus preferencias personales, y si lo hace, se estable como un hábito de consumo con referencia a la calidad y bienestar de los productos que se están ofertando.


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