BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


EL SIMULACRO DE LAS MARCAS DE CONSUMO

Raúl Arturo Sánchez Irabu



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CAPITULO I. Génesis ontológica del consumo

La ontología del consumo es un fenómeno originado por la dinámica del sistema económico que ha predominado en el último siglo, y que representa diferentes formas de la realidad social en la cual existimos. De manera particular, el problema del consumo inicia desde las sociedades de la post-guerra hasta las actuales sociedades que giran en torno al desarrollo del neoliberalismo, que ha impulsado los procesos de libre mercado, creando diferentes áreas de comercio, en donde los países se asocian para establecer relaciones de mercado.

Hablar de sociedades de consumo, no sólo es referirse a una actividad comercial en cuanto tal, sino que dicha actividad comercial ejerce una influencia en el entorno cultural, y este entorno cultural provoca estilos de vida, que son propios del análisis de la sociología, así como los estilos de bienes y servicios que consumen las personas, y que son retomados por los especialistas del marketing para promover sus productos de una manera más eficaz.

Los bienes culturales de la economía actúan de manera particular en cada campo social, por lo que los procesos de competencia, de flujo de capital, actúan de manera análoga a los procesos económicos, nos ayudan a entender que cada práctica tiene una dinámica interna, en donde existen bienes posiciónales que a la vez pueden convertirse en prestigiosos porque están al alcance de pocos y porque a la vez existe una escasez artificial de su oferta. De esta forma se explica el ejercicio de consumo en dos sentidos: como una explicación de los cambios que han existido en las culturas urbanas; y segundo, como cambios estructurales y relaciones sociales, que inclinan a ciertos grupos sociales que exploran y desarrollan nuevos mercados de bienes y experiencias culturales, y ambos siguen creando estilos de vida concreto, que son parte de la cultura de consumo. Esto nos hace ver que los bienes materiales de consumo no se quedan en el plano estético, sino que las situaciones sociales que se producen y que están fuera del alcance de muchos, nos hacen constatar que en verdad el flujo libre de capitales tiene una influencia directa y explícita en la misma sociedad.

La identificación de la palabra consumo es equivoco, no se refiere sólo a una actividad específica, tenemos que buscar su acepción más adecuada para lograr integrar los elementos que constituyen propiamente la definición de esta palabra. El sentido del término, no sólo es cuando consideramos que algo se ha digerido o acabado, como el fin de algo o el proceso de terminación de alguna cosa. Se puede aplicar de diferentes maneras, incluso en diferentes ambientes, como la consecución de un fin o el término de alguna actividad.

Según el diccionario de la Real Academia Española, consumir es la acción de utilizar comestibles perecederos u otros géneros de vida efímera para satisfacer necesidades o gustos pasajeros . Pero esta definición no agota los presupuestos sobre los cuales se habla del consumo. El contenido de su concepto ha evolucionado notablemente en su significación, ya que ahora lo aplicamos para explicar un fenómeno que surge a partir de un sistema económico liberal, que ha traspasado las barreras del significado primario, que tiene la palabra consumo.

Algunos antropólogos dirían que el consumo es como el uso de los bienes materiales que está más allá del comercio y goza de absoluta libertad frente a la ley , en donde el hombre goza de la actividad sin ser ésta una actividad necesariamente lucrativa. Sin embargo, constatamos por muchas situaciones actuales, que nuestra realidad de compra-venta se ve impregnada no de una realidad antropológica que genera el consumo de forma natural, sino al contrario, pertenece al ámbito del comercio y aunque no se pueda desligar del ámbito legislativo, pertenece a él como una forma de organizarse y de abordar las prácticas de consumo, socialmente hablando. De aquí que incluso los mismos autores de esta definición, amplían su concepto diciendo que las clases de consumo se definen en relación con el consumo de tres bienes: la primera es una serie de artículos correspondientes a la “producción primaria” (alimento); la segunda serie de bienes, corresponden a la tecnología, a la que también llama “producción secundaria” (viajes y equipamiento del capital del consumidor), y la tercera que corresponde a la información como “producción terciaria” (información, educación, artes, actividades culturales y de ocio) . De esta forma se identifican algunas formas de consumo, que también nos ayudan a identificar las clases sociales, sus necesidades, sus gustos o preferencias, y además la ubicación sociológica de la persona, en donde se ejerce un proceso ético a través del consumo y que tiene injerencia en el ámbito social y cultural, en el devenir del ente social que es la persona.

El sentido en el cual hablaremos del consumo será a partir del hecho social, que se ha desarrollado en las sociedades de consumo, que procuran hacer que el ser humano adquiera bienes o servicios, a partir de los principios de mercado de la oferta, demanda, la acumulación de capital, la competencia y la monopolización que operan dentro de las sociedad occidentales capitalistas de libre mercado. En este sentido podemos definir al consumo como el lugar en el que se completa el proceso iniciado al generar productos, donde se realiza la expansión del capital y se reproduce la fuerza de trabajo .

Con lo anterior también quiero establecer una postura frente a los diferentes conceptos que hemos presentado, ya que queda claro que el término consumo en su definición ha traspasado otros ámbitos de la vida del hombre. Del ámbito social, que es en donde se desarrolla hemos de intentar ubicarlo claramente en la cultura, como un elemento importante que hay que tomar en cuenta, para que posteriormente podamos analizar su presencia en el comportamiento ético del hombre en las sociedades de libre mercado.

Por tanto, sin querer establecer una respuesta definitiva del concepto, que el consumo será ubicado como aquella actividad humana que está relacionada con el libre mercado y que puede ser analizada desde la situación cultural que vive actualmente nuestra sociedad y que tiene una influencia importante en el comportamiento ético de las personas que viven en la misma.


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