BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


EL SIMULACRO DE LAS MARCAS DE CONSUMO

Raúl Arturo Sánchez Irabu



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INTRODUCCIÓN

Ha sido tan importante el aporte que ha dado la publicidad, que junto con ella ha dado origen a la mercadotecnia de las empresas, ambas han generado toda una cultura de consumo a través de la creación de marcas, la cuales podríamos considerar como la imagen estructural, que representa e identifica un producto o servicio , y que a través del desarrollo de las técnicas de venta, han provocado en los individuos, una injerencia particular en su concepción ética de la propia vida, que ha contribuido a formar estilos de vida en lo que hemos denominado como sociedades de libre comercio. De la misma forma, han explorado lo más íntimo de la persona humana, para despertar en ésta, necesidades creadas que favorezcan la oferta de productos nuevos, que a través de la globalización han extendido sus fronteras, haciendo que las grandes empresas procuren un proceso de transculturación comercial.

Además de tener una injerencia particular en la forma ética de concebir la existencia, las marcas de consumo han traspasado algunos de los ámbitos de la persona que vive en sociedad, como el ámbito político, en donde el desarrollo de la democracia ha quedado restringido, en algunas ocasiones, por las tendencias que guían el mercado económico de los países occidentales, quienes controlan gran parte del comercio internacional. Estas intervenciones de los países más desarrollados económicamente de Occidente, han provocado una división entre los países ricos y los países pobres, o mejor dicho, entre lo que se consideran los países desarrollados y los países periféricos o subdesarrollados, han creado lo que a lo largo del trabajo hemos de denominar como la simulación de la realidad social.

Factor importante ha sido la influencia ejercida por las empresas, especialmente aquellas que tienen una proyección internacional, donde se generan productos con una determinada marca de consumo, las cuales han reducido la existencia de las personas a simples objetos de trabajo, que simulan la creación o desarrollo de un mejor porvenir que eleve su situación social. Pero dicha situación ha sido substituida por la influencia de las mismas empresas, en el ámbito social y político, en las regiones o países en donde su presencia es innegable, y en algunas ocasiones indispensable, para el propio desarrollo económico, político y social. En tanto, la desvalorización del trabajo como virtud humana, ha quedado substituida o subyugada, por los intereses empresariales, meramente lucrativos, de los que dirigen las grandes empresas, haciendo a un lado los intereses colectivos de nuestras sociedades.

De esta forma tiene relevancia el análisis de la influencia de las marcas de consumo en el ámbito social, porque le compete a la persona, que se encuentra existiendo en las denominadas sociedades de libre comercio, en donde el modo de producción que son las empresas (privadas o públicas) generan un éthos, es decir, una forma de comportamiento que se encuentra influida por una manera explícita de conocer a los entes que se involucran en la dinámica del consumo.

Jean Baudrillard, Gilles Lipovesky, Mike Featherstone, Viviane Forreste, Naomi Klein, Adela Cortina y Karl Popper, son los autores que considero han aportado con mayor fuerza sus conocimiento a partir de sus obras. Hay que reconocer que cada uno de ellos, han influido positivamente en el desarrollo intelectual de las sociedades actuales. La mayor parte como sociólogos, que han hecho reflexión de los acontecimientos sociales. Otros quizá no con tanta injerencia filosófica, pero si con una reflexión sociológica fundamentada en la realidad de nuestra sociedad actual, que de manera personal he denominado, sociedades de libre comercio.

Ante todo ubicamos el consumo de marcas como una realidad social generada por la estructura del sistema económico, y que se ha sido ubicada dentro de las características que conforman lo que se ha denominado como la posmodernidad.

Ante estas realidades, y coincidiendo con algunos autores, en que las marcas de consumo crean modelos de vida que tienen injerencias éticas, nos hemos planteado la posibilidad de poner en práctica el pensamiento crítico de Karl Popper, en el cual hemos fundamentado nuestra propuesta de análisis crítica de las marcas de consumo en las sociedades de libre mercado. En esta propuesta resaltamos la dinamicidad antropológica del ser humano, que es concebido bajo dos parámetros. El primero a partir de su capacidad de reflexividad, y el segundo, por su naturaleza falible. Ambos nos dan cuenta de la naturaleza humana, en donde se reconoce al ser humano como capaz de darse cuenta de la realidad en que vive, pero a partir de considerar su naturaleza falible, es decir, de la capacidad de reconocimiento de sus debilidades, de sus límites, que le ayudan a darse cuenta de que su realidad no es la más favorable.

De este modo, se realiza el proceso de integralidad personal, que ha sido un concepto que he establecida ubicándolo en dos movimientos primordiales. Ante todo considerando que el ser humano es capaz de darse cuenta de la realidad, y el segundo es que en este proceso reflexivo, el ser humano es capaz de actuar a partir de fines internos, y no concibiendo las realidades del mundo como medios de satisfacción individualista o convencionalista.

Finalmente, la simulación de la realidad que se origina a través del ejercicio mercantil de las marcas de consumo, puede ser desvelada, como lo presentamos a continuación, si adquirimos una conciencia ética crítica de nuestra realidad.


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