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EL IMPACTO DE LA CARRERA DE ECONOMÍA DE LA BUAP EN EL MERCADO LABORAL: LA VISIÓN DE LOS EGRESADOS DE LA GENERACIÓN 1995-2000

Miguel Ángel Aguilar Aguilar


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2.3.4.2 La Teoría de las Filas

Esta teoría considera que el mercado de trabajo se encuentra en una situación de desajuste entre la oferta y la demanda . Lo que resulta en un exceso de trabajadores en busca de empleo, lo que permite a los empleadores elegir aquellos que cuentan con un mayor nivel educativo. El empleador al realizar su selección optará por disminuir aquellos trabajadores con niveles educativos bajos, es decir, desplaza hacia la cola a aquellos trabajadores con menores niveles educativos, ubicando a los de mayores niveles educativos en mejores puestos de trabajo. Bajo el supuesto que los salarios se mantienen fijos y los distintos mercados de trabajo no cambian ante una mayor o menor oferta de trabajadores con mayores niveles educativos. Es decir, mientras los trabajadores compiten por diferentes puestos de trabajo a salarios fijos, ceteris paribus . ”Su salario ya no dependerá entonces de su educación sino de su posición en la cola que, a su vez, depende de varios factores, concurrentes o no, tales como el sexo, la raza, la experiencia y el entorno social” (Morduchowicz, 2004).

“Esta situación, aunada a la escasa capacidad de la economía para generar nuevos empleos, provoca una devaluación de las credenciales o títulos, ya que, ante el exceso de oferta laboral, cada vez se requiere mayor nivel de escolaridad para ocupar el mismo puesto; o bien que para un mismo nivel de escolaridad, el puesto es de menor jerarquía y el salario también menor” (Cuamatzi, 2006). Finalmente se observa que este enfoque no considera la motivación y la intensidad de su esfuerzo de los individuos por acceder a mayores niveles educativos, como lo mencionaba Becker. Esto repercute obviamente en el aumento de la productividad de los trabajadores, y por consiguiente en la productividad de las empresas.

2.3.4.3 Teoría de Segmentación de Mercados

Dentro de este enfoque se considera la existencia no de un mercado de trabajo, sino de dos o más mercados, y estos no pueden realizar ajustes ante los desequilibrios del mercado de trabajo, frete al exceso de la oferta y/o la demanda. En este sentido, la relación entre la escolaridad y los ingresos, propuestos en la teoría de capital humano, poco tienen que ver con este enfoque. Según Michael J. Piore, en Borges (Inédito), existe un mercado dual de trabajo que se encuentra formado por un sector primario y otro secundario. El sector primario brinda puestos de trabajo con estabilidad, salarios relativamente altos, buenas condiciones laborales, posibilidades de ascenso, equidad y procedimientos administrativos bien definidos. En cambio, el sector secundario ofrece puestos con una alta inestabilidad, generalmente mal pagados, deficientes condiciones laborales, pocas posibilidades de ascenso, no tienen procedimientos administrativos definidos y cuentan con una elevada tasa de rotación.

El primero de ellos se caracteriza por su uso intensivo de tecnología, lo cual explica en cierta medida los salarios más altos, pues necesita de trabajadores con mejores niveles educativos, mejores habilidades y destrezas, que se desempeñan principalmente en puesto de dirección o administrativos. Mientras el segundo se caracteriza por empresas con un uso intensivo de fuerza de trabajo, son altamente desorganizados con nulo o poco crecimiento resultado de su baja productividad. Asimismo dentro de los dos sectores de trabajo, podemos encontrar un segmento superior y uno inferior, con características casi similares a las expuestas anteriormente. Lo que permite ubicar a aquellos individuos con mejores niveles educativos en el sector primario, o bien en el segmento superior, esto último ya sea en el sector primario o secundario, lo que al final nos estaría explicando que el acceso a los puestos de trabajo del sector primario, tienen mucho que ver con el contexto socioeconómico y cultural del que provienen ciertos individuos. Si no más bien, “la posibilidad de acceso a estos mercados laborales diferenciados en términos de prestigio, ingresos, desarrollo profesional, etc., estriba dada, entonces, por lo distintos ámbitos de pertenencia. En algunos casos, incluso, la diferenciación estaría dada por la propia historia escolar de los individuos; esto es, el tipo de escuela” (Morduchowicz, 2004).

La expansión de la educación, mirada desde la teoría del capital humano, era considerada como mecanismo para llegar a la igualación de oportunidades educativas, lo paradójico fue que, ante un crecimiento de la cobertura educativa se produjo una disminución del valor educativo, o dicho en otras palabras, una disminución del valor de las credenciales educativas. Ante la expansión de la educación, la población tuvo mayor acceso a la escolaridad, lo que en primera instancia funcionaría como mecanismo para elevar la productividad de los trabajadores y, por lo tanto, de la producción, lográndose el crecimiento esperado. Sin embargo, ante el creciente número de personas con grados de escolaridad cada vez mayores, se dio como resultado un exceso de oferta de trabajadores calificados, y por lo tanto una disminución de sus salarios y pérdida del valor de las credenciales educativas. Lo anterior da lugar a los diferenciales de ingreso no ya por los niveles de escolaridad de los trabajadores, sino por el contexto social y la capacidad de vincularse laboralmente a los distintos mercados de trabajo. Es decir, en la medida que los individuos logren incorporarse a los mejores mercados de trabajo, con cierto prestigio, con posibilidad de ascenso y mejores condiciones laborales, podrán tener mayores salarios, pero esta situación no estará determina por los grados de escolaridad, sino más bien por las recomendaciones que puedan tener y/o de la pertenencia a la clase social de mayores ingresos. En este sentido, aquellos individuos que no logren incorporarse al sector primario, pero tengan mayores niveles educativos, tendrán como opción ubicarse en el segundo segmento del sector primario, o bien, en el sector primario, pero en la parte directiva. Mientras que a aquellos individuos que no cuentan con educación o sus niveles educativos son menores, solamente les queda como única opción incorporarse al sector secundario, atendiendo los trabajos más pesados.


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