BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


LOS ECOSISTEMAS COMO LABORATORIOS. LA BÚSQUEDA DE MODOS DE VIVIR PARA UNA OPERATIVIDAD DE LA SOSTENIBILIDAD

Glenda Dimuro Peter


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6.1.3. TRANSFORMACIÓN HACIA UNA VISIÓN ECO-EFECTIVA

La transformación para una visión eco-efectiva del mundo ocurre a largo plazo y requiere la vivencia de muchos ciclos de prueba y error, donde se invierte tiempo, esfuerzo y creatividad.

Braungart y McDonough hablan de algunas cosas innovadoras del diseño que los líderes empresariales podrían hacer para contribuir a suavizar la transición a cada estadio, y llegar a disfrutar las mieles del éxito. Estas alternativas, creo yo, no sirven sólo para los empresarios, sino que también para todo aquel individuo que quiera convertirse en ciudadano de una comunidad de práctica.

Primeramente hay que dejar clara la intención de comprometerse con el nuevo paradigma. Esta actitud es mucho mejor que intentar mejorar progresivamente el viejo paradigma, o sea, la intención no es ser un poco más eficiente o mejorar un poco el modelo anterior, sino que cambiar el marco mismo. El segundo paso es luchar por un crecimiento saludable, cultural y espiritual, y no solamente por un crecimiento económico. Todas las ideas del pensamiento sistémico, de la alfabetización ecológica, del ecodiseño, son semillas plantadas en una sociedad. Una vecindad devastada puede ser replantada por semillas que posibiliten un nuevo sistema, más innovador y consecuente con las formas de organización de los sistemas vivos. A menor escala las construcciones pueden ser más ecológicas e integradas a un entorno más saludable. Luego hay que estar preparados para seguir siempre innovando, buscando siempre la perfección. El cuarto paso es comprender y prepararse para la curva de aprendizaje, o sea, debemos reconocer que el cambio es difícil, complicado y que requiere tiempo. “Todas las estructuras biológicas (a todas las escalas, desde los genes hasta los órganos) mantienen una capacidad de redundancia masiva – esto es, para crear más material o información de la mínima necesidad para conservar una adaptación.” (BRAUNGART, MCDONOUGH, 2005, p. 176) El material que resta está disponible para la construcción de novedades evolutivas. Por último, hay que ejercer la responsabilidad intergeneracional, dejando un mundo mejor para los que vengan.

6.1.4. LA PERMACULTURA

El concepto de permacultura fue creado por los australianos Bill Mollison y David Holmgren en la década de los setenta para referenciar un sistema evolutivo integrado de especies vegetales y animales perennes útiles al hombre. Luego la definición evolucionó para un sistema de planeamiento para la creación de ambientes humanos sostenibles, como resultado de un salto en la búsqueda de una cultura permanente, involucrando aspectos éticos, sociales, económicos y ambientales.

La permacultura ofrece las herramientas para el planeamiento, la implantación y la manutención de los ecosistemas cultivados en el campo y en las ciudades, de manera que ellos tengan la diversidad, la estabilidad y la resistencia de los ecosistemas naturales. Alimentación saludable, habitación y energía deben ser proveídos de forma sostenible con el objetivo de crear culturas permanentes.

El diseño está en el centro de la actividad, donde el planeamiento consciente hace posible, entre otras cosas, la utilización de la tierra sin derroches o contaminaciones, la restauración de paisajes degradados y el consumo mínimo de energía. El proceso debe ser dinámico, continuo y orientado para la aplicación de los patrones de la naturaleza, conteniendo sub procesos de organización de elementos dentro de determinados contextos. En un primer nivel, se puede trabajar junto a las áreas rurales y agrícolas con el fin de revertir las situaciones de degradación socio ambiental. Luego, los sistemas de permacultura deben evolucionar a través de nuevas concepciones de diseño para la construcción de comunidades económicamente viables, socialmente justas, culturalmente sensibles y dotadas de agroecosistemas que sean productivos y conservadores de los recursos naturales.

Los ideales de la permacultura exigen, por supuesto, que el cambio de paradigmas, ya bastante debatido en esta investigación, se haga presente. Es la vivencia práctica de forma integrada con el medioambiente, alimentando los ciclos vitales de la naturaleza. La permacultura como ciencia ambiental reconoce sus propios límites y por eso surgió amparada por una ética fundadora de acciones comunes para el bienestar del planeta. Sus autores, Mollison y Holmgren, buscaron los principios éticos universales en el seno de las sociedades indígenas y de las tradiciones espirituales, que orientan la lógica básica del universo de cooperación y solidaridad, sin los cuales la permacultura no puede desarrollarse.

Primero el ser humano tiene que asumir sus responsabilidades frente al planeta para garantizar la manutención y la multiplicación de los sistemas vivos. Luego el cuidado con las personas para promover la auto confianza y la responsabilidad comunitaria. Por fin, el hombre debe aprender a gobernar sus propias necesidades, imponer límites al consumo y repartir el excedente para facilitar el acceso a todos los recursos necesarios a la supervivencia, preservando las generaciones venideras.

Como bien dice Bill Moliison, la ética de la Permacultura sirve para iluminar nuestros esfuerzos diarios de trabajo con la naturaleza a partir de observaciones prolongadas y cuidadosas, con base en los saberes tradicionales y en la ciencia moderna, sustituyendo las acciones impensadas e inmaturas por un planeamiento consciente.

La permacultura está basada en principios y métodos de diseño que orientan patrones naturales de crecimiento y regeneración, en sistemas auto reguladores. En realidad no hace nada de revolucionario, apenas combina el buen criterio y creatividad, uniendo las cualidades de los elementos de la naturaleza con elementos de creación humana, construyendo así sistemas de almacenamiento de energía, transportes, educación, comercio, etcétera. Por eso mismo la permacultura también es conocida como la “ciencia del obvio” ya que no propone nada nuevo, solamente abre los ojos frente a las cosas existentes en los sistemas vivos.


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