BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


LOS ECOSISTEMAS COMO LABORATORIOS. LA BÚSQUEDA DE MODOS DE VIVIR PARA UNA OPERATIVIDAD DE LA SOSTENIBILIDAD

Glenda Dimuro Peter


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6.1. PASOS PARA LA CONSTRUCCIÓN DE COMUNIDADES SOSTENIBLES

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Nosotros, los seres humanos, tenemos conocimientos técnicos, medios de comunicación, recursos para el cultivo de alimentos, fuentes de energías renovables, lo que hace falta para vivir de manera más responsable con la naturaleza es voluntad política y conciencia de ciudadanía.

A través de la creatividad, esta característica inherente de todos los sistemas vivos y de su capacidad de aprendizaje y de generar nuevas formas es posible cambiar el sistema organizacional de nuestras comunidades capitalistas para comunidades de práctica. La sostenibilidad constituye un componente esencial de los valores centrales que conforman la base sobre la que se debe remodelar nuestro sistema mundo. La definición operativa de la sostenibilidad implica que el primer paso para construir una comunidad sostenible consiste en dotar los ciudadanos de capacidad para comprender los principios básicos de organización de la ecología y de los ecosistemas comunes a los sistemas vivos, o sea, alfabetizarlos ecológicamente. El segundo paso es avanzar hacia el ecodiseño, pues necesitamos aplicar nuestros conocimientos ecológicos al rediseño fundamental de nuestras tecnologías y de nuestras instituciones sociales, de manera que se salve el distanciamiento actual entre el diseño humano y los sistemas ecológicamente sostenibles de la naturaleza. El modo más eficaz de expandir el potencial de aprendizaje de una organización consiste en apoyar y reforzar sus comunidades de práctica.

“Empezamos a dejar bien posicionados a las industrias y sistemas humanos cuando reconocemos que toda la sostenibilidad (igual que toda la política) es local.” (BRAUNGART, MCDONOUGH, 2005, p. 117) A la idea de sostenibilidad local, y por local comprenderemos las comunidades de práctica, deben conectarse los flujos de materiales y energía también locales, además de las necesidades y culturas locales. Bajo esta afirmación, las soluciones para cada comunidad deben tener en cuenta su contexto social, cultural, económico y ecológico, conectando los ciudadanos a sus raíces y herencias culturales, como también al uso de materiales locales, evitando también daños ecológicos por la invasión o transferencias de ecosistemas. Hay que recordar que leyes y normativas que imponen el uso de energías alternativas, biocombustibles, reciclaje, agricultura biológica, combaten al despilfarro y la degradación del medioambiente, pero no cambian la mentalidad de las personas ni tampoco afirman nuevos valores culturales.

6.1.1. LA ALFABETIZACIÓN ECOLÓGICA

“Mientras que la creación de conocimientos es un proceso individual, su amplificación y su expansión son procesos sociales que tienen lugar entre individuos.” Fritjof Capra - Las conexiones ocultas. Implicaciones sociales, medioambientales, económicas y biológicas de una nueva visión del mundo.

Es cierta la necesidad de un proceso educativo ambiental fomentador de una discusión pública sobre los problemas sociales, ambientales e incluso económicos que vivimos hoy, un debate donde se configure como herramientas de movilización y organización política de la población frente a los peligros que amenazan la presente vida en la Tierra y las posibilidades de vidas futuras. La característica reflexiva de la modernidad puede ser el camino para la discusión y la propuesta de una mejor educación que responda a las necesidades de una sociedad a construir.

Según Capra, para que la alfabetización ecológica pueda empezar, necesitamos superar nuestra separación de la naturaleza. La comprensión sistémica de la vida, pensar en términos de relaciones, contextos, patrones y procesos, nos permite formular principios de organización, que pueden ser identificados como los principios básicos de la ecología cruciales para el sostenimiento de la vida: redes, ciclos, energía solar, asociación, diversidad y equilibrio dinámico.

REDES: En todos los niveles de la naturaleza encontramos sistemas vivos dentro de otros sistemas: redes dentro de redes. Sus límites no son contornos de separación, sino de identidad. Todos los sistemas vivos se comunican y comparten recursos a través de sus perímetros.

CICLOS: Para mantener su vida los sistemas vivos necesitan alimentarse de los flujos continuos de materia y energía procedentes de su medio, y todos ellos producen residuos. Sin embargo, ningún ecosistema genera residuos netos, puesto que el residuo de una especie es siempre alimento para otra. En consecuencia, la materia circula constantemente a través de la trama de la vida.

ENERGÍA SOLAR: La energía del sol, transformada en energía química por la fotosíntesis de las plantas verdes, constituye la fuerza que impulsa los ciclos ecológicos.

ASOCIACIÓN: En todo ecosistema los intercambios de energía y recursos están sustentados por una cooperación omnipresente. La vida no se extendió sobre el planeta por medio de la lucha, sino de la cooperación, la asociación y el funcionamiento en red.

DIVERSIDAD: Los ecosistemas alcanzan estabilidad y resistencia gracias a la riqueza y la complejidad de sus redes ecológicas. Cuanto más grande sea su biodiversidad, mayor será su resistencia.

EQUILIBRIO DINÁMICO: Todo ecosistema es una red flexible en fluctuación perpetua. Su flexibilidad es consecuencia de múltiples bucles de retroalimentación que mantienen al sistema en un estado de equilibrio dinámico. Ninguna variable es maximizada en exclusiva, sino que todas fluctúan en torno a sus valores óptimos.

(CAPRA, 2003, pg. 294)

Dichos principios están relacionados con el bienestar, salud y necesidades vitales del hombre. La ecoalfabetización debe alcanzar la educación en todos los niveles de la sociedad, desde niños hasta políticos, empresarios y profesionales en general. Acercarse a las problemáticas del mundo actual a través de la educación y del aprendizaje, intentando definir las causas y descubriendo los modelos de utilización de los recursos que subentienden a la crisis, es el gran reto que tiene hoy el mundo de la educación. A través de los procesos educativos es posible contribuir para acabar con el imaginario colectivo del “poder sobre” y de un mundo en continuo crecimiento y desigual reparto de beneficios. La educación ecológica debe posibilitar el aprendizaje de nuevos valores y la imaginación de nuevos escenarios alternativos al actual. Educar ambientalmente es una oportunidad para contribuir a la emergencia del nuevo paradigma y es sin duda el primer paso para el cambio de nuestra mentalidad.


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