BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


LOS ECOSISTEMAS COMO LABORATORIOS. LA BÚSQUEDA DE MODOS DE VIVIR PARA UNA OPERATIVIDAD DE LA SOSTENIBILIDAD

Glenda Dimuro Peter


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6.2.1.1. LAS BIORREGIONES

A lo largo de esta investigación, percibimos que la ciudad compacta, diversa y compleja es el mejor escenario para la práctica de la sostenibilidad. Las comunidades de prácticas pueden establecerse en diversas escalas, como ya hemos visto. Muchos investigadores sugieren que las relaciones sociales bien como la economía y el comercio deben ser “reubicados”, aludiendo a un grado superior de independencia y autosuficiencia para todas las actividades. Aparece aquí el concepto de biorregión, en el cual una comunidad puede organizarse para satisfacer sus propias necesidades inmediatas, manteniendo relaciones con las biorregiones colindantes en el ecosistema urbano.

De acuerdo con Scotti , es importante diseñar en el ámbito biorregional, el funcionamiento de las comunidades de manera efectiva, a través de algunas estrategias. Estas estrategias están relacionas desde la forma de producir y consumir los alimentos, la manera como comercializamos las cosas hasta el uso de energías renovables, materiales de construcción alternativos y la creación de redes de apoyo a dichas comunidades. A seguir, algunas de sus estrategias:

1) Seguridad alimentaria. Desarrollar distintas estrategias para mantener una producción local de alimentos, utilizando cualquier espacio disponible. Aunque esta actitud sea más fácil de desarrollarse en áreas rurales o periurbanas, es posible destinar espacios para la producción de alimentos dentro de la urbe, en huertos comunitarios o granjas urbanas. Hay que restablecer los vínculos entre las ciudades y los pequeños agricultores, habilitando terrenos próximos a las ciudades para la producción ecológica y biodinámica.

2) Conservar la biodiversidad de cultivos y constituir bancos de semillas, fomentando el intercambio de material genético a nivel local y recuperando las variedades locales antiguas. Hay que establecer mercados de ámbito local de productos biológicos y otros bienes producidos ecológicamente, preservando la calle o una plaza para esa actividad.

3) Mantener y restaurar la fertilidad del suelo.

4) Integración de los animales. En los sistemas de permacultura se intenta conseguir la colaboración de los animales y de las plantas para aumentar los rendimientos del sistema y obtener servicios ecológicos. La utilización de animales con métodos de entrenamiento no violentos, combinado con el uso creativo de la tecnología moderna es un ejemplo de la permacultura en acción.

5) Cultivo de árboles y manejo sostenible del bosque. En una sociedad de baja energía es fundamental tener el bosque como aliado y su manejo sostenible es posiblemente su única posibilidad de supervivencia, al mismo tiempo que nos aporta los recursos que necesitamos.

6) Recolección y conservación de agua, purificación con sistemas naturales. El suelo es el mayor y más barato depósito de agua, sin embargo, otras alternativas para el recogimiento de aguas pluviales deben ser planteadas.

7) Materiales de construcción naturales y locales (de menor energía) y bioclimatismo. En una sociedad de baja energía ya no será factible transportar los materiales de construcción desde muy lejos, al igual que producir cemento a gran escala. El uso de materiales naturales, reciclables, sanos y locales será cada vez más necesario, de la misma manera que el uso de técnicas bioclimáticas pasivas y activas para calentar o resfriar los edificios.

8) Movimientos de tierra y uso creativo de los recursos fósiles. Es una buena manera de utilizar parte de los combustibles fósiles que aún nos queda, para construir estructuras fuertes y duraderas que necesitaremos cuando la energía barata empiece a escasear y resulte prohibitivo.

9) Usar energías alternativas y renovables, aprovechando el máximo sus posibilidades y asegurando que su utilización se realice dentro de su capacidad de renovación.

10) Desarrollo de ecoaldeas o ecobarrios, que puedan asegurar un estilo de vida donde todas las dimensiones del desarrollo humano puedan coexistir, con respeto del medio, tanto en ámbito rural como urbano, en entornos sanos y seguros.

11) Nuevas maneras de compartir la tierra, especialmente en las zonas urbanas, donde se pueda compartir espacios comunes y funcionales como lavanderías, cocinas, bibliotecas, talleres, con otras personas que viven en el mismo edificio, ahorrando en los costes de compra/alquiler, mantenimiento, reduciendo la necesidad de espacio personal e incrementando la posibilidad de sinergia y relación entre las personas de generaciones diferentes.

12) Economía alternativa y nuevas formas de comercio. Las monedas locales y complementarias pueden ayudar a revitalizar economías deprimidas y hacer con que la “energía” del dinero circule dentro de la comunidad en lugar de alejarse de ella.

13) Rechazo, reducción, reutilización, reparación y reciclaje creativo de residuos.

14) Introducir el diseño ecológico en las escuelas.

15) Diseñar las redes de apoyo para que todo eso sea posible, ayudando a toda persona que quiera transformar su manera de vivir antes de que la situación nos obligue a hacerlo de todas formas.

El último apartado a lo mejor sea unos de los más importantes, pues el primer paso de la consciencia que tanto hemos hablado. El proceso de “reubicación” de los elementos necesarios para el desarrollo de una comunidad ocurre, por supuesto, en el ámbito del local. En este nivel se analiza cómo los diferentes sectores de la sociedad son afectados por la bajada de la cantidad de energía disponible y es donde se elabora el plan que incluye los cambios necesarios para adaptarse a la nueva situación.

 6.2.2. UNA VIVIENDA SOSTENIBLE

“La vivienda sostenible asocia lo físico, lo social y lo cultural en un único programa.”

Brian Eduards - Guía básica de la sostenibilidad

Ya sabemos que para promover la sostenibilidad en nuestras ciudades, minimizar la entropía proyectada al entorno y reducir nuestra huella ecológica, debemos considerarlas como ecosistemas urbanos, donde el ser humano forma parte de los organismos que componen este ecosistema a través de las comunidades, que deben ser comunidades de práctica. En una escala pequeña de la ciudad, encontramos la menor unidad física de este ecosistema: la vivienda.

De acuerdo con la nueva concepción de arquitectura, la nueva generación de edificios debe: evitar la exclusividad funcional; maximizar el acceso a la luz y ventilación naturales; simplificar el esquema funcional del proyecto; perseguir la máxima durabilidad; maximizar el acceso a la energía renovable; prever la posibilidad de sustituir partes.

En las políticas para el desarrollo de una vivienda sostenible debemos focalizar en los siguientes aspectos: promover la integración social a través de formas mixtas de propiedad de la vivienda y la integración de los usos no residenciales del suelo; hacer un diseño urbano energéticamente eficiente; potencializar la densidad para garantizar la viabilidad del transporte público; atenuar el clima mediante diseño urbano; promover la accesibilidad para todos; restringir el aparcamiento de automóviles mediante la limitación del espacio dedicado a aparcamiento en vez del establecimiento del número mínimo de plazas; maximizar la explotación de la infraestructura existente; reutilizar el suelo y los edificios urbanos; crear zonas libres de automóviles; explotar fuentes de energía renovables; utilizar provisiones locales de los materiales y mano de obra.


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