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LOS ECOSISTEMAS COMO LABORATORIOS. LA BÚSQUEDA DE MODOS DE VIVIR PARA UNA OPERATIVIDAD DE LA SOSTENIBILIDAD

Glenda Dimuro Peter


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3.4. LOS ESBOZOS DE UNA CONCIENCIA PLANETARIA Y LA SOSTENIBILIDAD

“En la naturaleza no existe arriba o abajo, no hay jerarquías.

Lo que existe son redes alineadas dentro de otras redes.”

Fritjof CAPRA. A teia da vida: uma nova compreensão científica dos seres vivos

Fuente: www.photography.nationalgeographic.com – www.gettyimages.com

3.4.1. LA CONCIENCIA ECOLÓGICA

“Hasta que la forma de las ciudades no responda a cuestiones ecológicas, hasta que la igualdad y el entorno social no se consideren seriamente, no habremos conseguido que las ciudades se recobren de los excesos del siglo XX.” EDUARDS, Brian Eduards. Guía básica de la sostenibilidad

Los esbozos de conciencia ecológica planetaria empezaron a surgir con fuerza en la segunda mitad del siglo XX a partir de diversos cuestionamientos sobre los valores y objetivos de la sociedad industrial. Muchos factores determinaron este pensamiento entre ellos la persistencia de una amenaza nuclear global; la aparición del Tercer Mundo y de nuevos tipos de colonialismo y de dominación sobre determinados países y continentes fuentes de energía y materia; el desarrollo de la mundialización civilizadora y cultural, representada por la estandarización de costumbres, la difusión de la civilización occidental, los desperdicios de la sociedad del consumo, la cultura cosmopolita y la era planetaria favorecidas por el aumento de los medios de comunicación y facilidad de locomoción; la visión del Planeta Tierra desde la Tierra, enseñándonos que no vivimos en una roca muerta, sino en un planeta vivo del cual formamos parte.

Una de las primeras personas en hablar sobre la reproducción exponencial de los humanos fue Thomas Malthus, a finales del siglo XVIII. Su opinión fue muy importante durante la excitación explosiva de los primeros tiempos industriales, cuando todo lo que era hecho para el crecimiento del planeta era visto como algo bueno, incluso el aumento de la población y la capacidad para moldear la naturaleza. En su época fue considerado pesimista por sus predicciones sombrías y se convirtió en una caricatura cultural.

Los poetas románticos ingleses (los mismos que hablábamos capítulos antes que se volvieron contra el movimiento mecanicista), como William Blake, “describieron el alcance de la naturaleza como fuente de inspiración de la imaginación y de la espiritualidad, y se manifestaron en contra de una sociedad urbana cada vez más mecanicista, y que cada vez dedicaba más atención al tener y al gastar.” (BRAUNGART y MCDONOUGH, 2005, p. 42) Algunos norteamericanos como George Perkins Marsh, el primero en comprender la capacidad del hombre para desencadenar una destrucción duradera del entorno y Aldo Leopold que anticipó conceptos de sentimientos de culpabilidad que caracterizan a la mayor parte del ambientalismo actual, continuaron esta tradición literaria durante los siglos XIX y XX en América.

A partir de los años 50, el progreso de la astrofísica, de las ciencias de la tierra, de la biología y de la paleontología, por citar ejemplos, permitieron un avance en la nueva conciencia del mundo. “Indignados con las guerras, con la amenaza nuclear y con la destrucción de la naturaleza, intelectuales, pacifistas, feministas y minorías étnicas, sobretodo en Europa y en los Estados Unidos, se movilizan y produjeron matrices de pensamiento crítico sobre los destinos de la humanidad. Sus primeros pasos fueron marcados más por denuncias y por la negación del modelo vigente que por la formulación de alternativas.” (MINC, 2005, p. 21)

En el año de 1962 fue publicado por Rachel Carson “Silent Spring” (Primavera silenciosa) con tendencias románticas de valoración de la naturaleza que luego se transformó en preocupación con una base científica. Hasta la fecha, ambientalismo significaba protestar contra daños como la deforestación o la destrucción de la minería, y luego empezaron a preocuparse no sólo por la conservación del medioambiente, el declive de la vida silvestre y la extinción de los recursos naturales, también por el seguimiento y la reducción de los residuos y productos tóxicos generados por los humanos.

Desde 1968, la geocultura (superestructura de la economía mundial/marco cultural dentro del que opera el sistema mundial) rechaza las pretensiones universales del liberalismo y busca un “nuevo énfasis intelectual en la cultura, por oposición al énfasis en la economía o la política” (WALLERSTEIN, 2005, p. 23) debido a la desilusión con las estrategias de cambiar el mundo a través de la reforma económica o política. La cultura fue considerada como un campo de batalla alternativo, por su capacidad de actuación humana. “El pueblo está oprimido por los Estados, claro es, pero el pueblo (y/o la intelectualidad) tiene la capacidad de forjarse su propio destino (y la ejerce).” (WALLERSTEIN, 2005, p. 23) Se crearon los conceptos de racismo y sexismo y se formaron diversos movimientos sociales. El desafío de la geocultura en la “nueva ciencia” era el ataque a los pilares intelectuales más antiguos del sistema mundial moderno: la baconiana – newtoniana. El verdadero desarrollo no era solamente el económico, mirando al crecimiento de capitales, sino el humano, lo que llevaba consigo los aspectos de la civilización, las identidades y culturas.

Surgieron movimientos de trabajadores contra las máquinas, feministas, ecológicos, que protestaban contra el modelo económico que destruía no solamente la naturaleza, también las relaciones sociales, intoxicaba las ciudades y amenazaba el planeta. Ellos transmitían su negociación al progreso de la industria de armas, la insatisfacción por el consumismo vinculado por los medios de comunicación, el rechazo al coche, y la resistencia en aceptar un trabajo alienado como prueba de responsabilidad social. Pero así como los operarios comprendieron que la destrucción de las maquinas no eliminaría las relaciones que les oprimían y las feministas percibieron la presencia de los valores machistas en ambos sexos, los ecologistas y sus partidarios reconocieron las dificultades en organizar comunidades ecológicas independientes. Estas fecundas experiencias fueron como islas de esperanzas cercadas por una sociedad contaminante, que intentaba asfixiar su utópico desarrollo.

En la era moderna asociar crecimiento a consecuencias negativas ha sido uno de los principales temas de los ambientalistas. El Primer Informe del Club de Roma, a finales de los setenta, fue el primer documento relevante que se dedicaba a enseñar el crecimiento descontrolado de la población global. Académicos, investigadores, científicos y políticos compartían preocupaciones por las modificaciones del entorno ambiental y debatieron sobre los límites del crecimiento, y junto con otras publicaciones y acontecimientos pusieron en juicio la viabilidad del crecimiento económico inconsecuente como objetivo planetario. Pero fue en 1973 con la crisis mundial del petróleo cuando la conciencia sobre la problemática sostenible floreció. La crisis tuvo sus antecedentes en el desorden del sistema monetario internacional, precipitado por la caída del valor del dólar. La guerra del Vietnam estaba desestabilizando la economía estadounidense y el presidente Nixon, sin consultar ningún otro país, desligó el oro del patrón oro. El sistema acuñado en Bretton Woods en 1944 que había garantizado la estabilidad monetaria vino a su fin. Las principales monedas del mundo occidental flotaron en un contexto de gran inestabilidad. En ese contexto la reacción de la OPEP (Organización de los Países Exportadores de Petróleo) al apoyo occidental a Israel en la guerra de Yom Kippur precipitó un brusco ascenso del precio del petróleo que desestabilizó totalmente la economía internacional. El precio del crudo se cuadruplicó de octubre a diciembre de 1973, incluso los países árabes establecieron un embargo de petróleo. Este hecho conscientizó al mundo desarrollado de la finitud de sus recursos naturales y de la dependencia de los mismos. A este estado de conocimiento se sumaron posteriormente todas las preocupaciones con el uso indebido de los recursos naturales y los efectos de la degradación del medio ambiente que nos enteramos hoy.

Después de lo ocurrido, muchos encuentros, conferencias y comisiones fueron formados por expertos e investigadores que empezaron a debatir sobre el tema que hoy en día es el reto más importante de la humanidad. Mientras algunos ambientalistas emitían importantes advertencias, otros sugerían maneras de reducir el impacto negativo sobre el entorno, tarea difícil de ser comprendida por una sociedad consumista. Entre muchos, se puede destacar los siguientes:

1968 – Creación del Club de Roma que reúne personalidades que ocupan puestos relativamente importantes en sus respectivos países y que busca la promoción de un crecimiento económico estable y sostenible de la humanidad. El Club de Roma tiene entre sus miembros a importantes científicos (algunos premios Nobel), economistas, políticos, jefes de estado, e incluso asociaciones internacionales.

1972 – El Club de Roma publica el informe Los límites del crecimiento preparado a petición suya por un equipo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts. En este informe se presentan los resultados de las simulaciones por ordenador de la evolución de la población humana sobre la base de la explotación de los recursos naturales, con proyecciones hasta el año 2100. Demuestra que debido a la búsqueda del crecimiento económico durante el XXI se produce una drástica reducción de la población a causa de la contaminación, la pérdida de tierras cultivables y la escasez de recursos energéticos.

1972 - Conferencia sobre Medio Humano de las Naciones Unidas en Estocolmo. Es la primera Cumbre de la Tierra. Se manifiesta por primera vez a nivel mundial la preocupación por la problemática ambiental global.

1980 - La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) publicó un informe titulado Estrategia Mundial para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales, donde se identifican los principales elementos en la destrucción del hábitat: pobreza, presión poblacional, inequidad social y términos de intercambio del comercio.

1981 - Informe Global 2000 realizado por el Consejo de Calidad MedioAmbiental de Estados Unidos. Concluye que la biodiversidad es un factor crítico para el adecuado funcionamiento del planeta, que se debilita por la extinción de especies.

1982 - Carta Mundial de la ONU para la Naturaleza. Adopta el principio de respeto a toda forma de vida y llama a un entendimiento entre la dependencia humana de los recursos naturales y el control de su explotación.

1982 - Creación del Instituto de Recursos Mundiales (WRI) en EEUU con el objetivo de encauzar a la sociedad humana hacia formas de vida que protejan el medio ambiente de la Tierra y su capacidad de satisfacer las necesidades y aspiraciones de las generaciones presentes y futuras.

1984 - Primera reunión de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, creada por la Asamblea General de la ONU en 1983, para establecer una agenda global para el cambio.

1987 - Informe Brundtland Nuestro Futuro Común, elaborado por la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo en el que se formaliza por primera vez el concepto de desarrollo sostenible.

1992 - Se celebra la Conferencia de la ONU sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Segunda "Cumbre de la Tierra") en Río de Janeiro, donde nace la Agenda 21, se aprueban el Convenio sobre el Cambio Climático, el Convenio sobre la Diversidad Biológica (Declaración de Río) y la Declaración de Principios Relativos a los Bosques. Se empieza a dar amplia publicidad del término desarrollo sostenible al público en general. Se modifica la definición original del Informe Brundtland, centrada en la preservación del medio ambiente y el consumo prudente de los recursos naturales no renovables, hacia la idea de "tres pilares" que deben conciliarse en una perspectiva de desarrollo sostenible: el progreso económico, la justicia social y la preservación del medio ambiente.

1993 - V Programa de Acción en Materia de Medio Ambiente de la Unión Europea: Hacia un desarrollo sostenible. Presentación de la nueva estrategia comunitaria en materia de medio ambiente y de las acciones que deben emprenderse para lograr un desarrollo sostenible, correspondientes al período 1992-2000.

1994 - Primera Conferencia de Ciudades Europeas Sostenibles. Aalborg (Dinamarca). Carta de Aalborg

1996 - Segunda Conferencia de Ciudades Europeas Sostenibles. El Plan de actuación de Lisboa: de la Carta a la acción

2000 - Tercera Conferencia de Ciudades Europeas Sostenibles. La Declaración de Hannover de los líderes municipales en el umbral del siglo XXI

2001 - VI Programa de Acción en Materia de Medio Ambiente de la Unión Europea. Medio ambiente 2010: el futuro en nuestras manos. Definir las prioridades y objetivos de la política medioambiental de la Comunidad hasta y después de 2010 y detallar las medidas a adoptar para contribuir a la aplicación de la estrategia de la Unión Europea en materia de desarrollo sostenible.

2002 - Conferencia Mundial sobre Desarrollo Sostenible ("Río+10", Cumbre de Johannesburgo), en Johannesburgo, donde se reafirmó el desarrollo sostenible como el elemento central de la Agenda Internacional y se dio un nuevo ímpetu a la acción global para la lucha contra la pobreza y la protección del medio ambiente. Se reunieron más de un centenar de jefes de Estado, varias decenas de miles de representantes de gobiernos, organizaciones no gubernamentales e importantes empresas para ratificar un tratado de adoptar una posición relativa a la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad.

2004 - La séptima reunión ministerial de la Conferencia sobre la Diversidad Biológica concluyó con la Declaración de Kuala Lumpur, que ha creado descontento entre las naciones pobres y que no satisface por completo a las ricas. La Declaración de Kuala Lumpur deja gran insatisfacción entre los países. Según algunas delegaciones, el texto final no establece un compromiso claro por parte de los estados industrializados para financiar los planes de conservación de la biodiversidad.

2004 - Conferencia Aalborg + 10 - Inspiración para el futuro. Llamamiento a todos los gobiernos locales y regionales europeos para que se unan en la firma de los Compromisos de Aalborg y para que formen parte de la Campaña Europea de Ciudades y Pueblos Sostenibles.

2005 - Entrada en vigor del Protocolo de Kioto sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

2006 - Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo sobre una Estrategia temática para el medio ambiente urbano. Es una de las siete estrategias del Sexto Programa de Acción en materia de Medio Ambiente de la Unión Europea, elaborada con el objetivo de contribuir a una mejor calidad de vida mediante un enfoque integrado centrado en las zonas urbanas y de hacer posible un alto nivel de calidad de vida y bienestar social para los ciudadanos proporcionando un medio ambiente en el que los niveles de contaminación no tengan efectos perjudiciales sobre la salud humana y el medio ambiente y fomentando un desarrollo urbano sostenible.

2007 - Cumbre de Bali que busca redefinir el Protocolo de Kioto y adecuarlo a las nuevas necesidades respecto al cambio climático. En esta cumbre intervienen los Ministros de Medio Ambiente de casi todos los países del mundo aunque Estados Unidos de Norte América y China (principales emisores y contaminantes del planeta) se niegan a suscribir compromisos.

Hoy en día hay una impresionante coalición global de Organizaciones no Gubernamentales centradas en los valores de la dignidad humana y de la sostenibilidad ecológica. En 1999, varias organizaciones populares unieron fuerzas para protestar en la reunión de la Organización Mundial del Comercio, en Seattle. Fue llamada “Coalición de Seattle” y sus acciones organizadas, basadas en estrategias de red, para dar a conocer al mundo sus puntos de vista tuvieron mucho éxito. Desde entonces, otros eventos fueron organizados, entre ellos el Fórum Social Mundial, ocurrido en Porto Alegre, Brasil. En este último, las ONGs propusieron una serie de alternativas a las prácticas comerciales, incluyéndose propuestas concretas y radicales para la reestructuración de las instituciones financieras, cambiando la naturaleza de la globalización.

Los activistas populares del siglo XXI centralizan básicamente tres puntos para dinamizar y focalizar su coalición: el desafío de reformular las reglas gubernamentales y las instituciones globalizadas; la oposición a los alimentos genéticamente modificados; el esfuerzo para la reconfiguración de nuestras estructuras físicas, ciudades, tecnologías e industrias para que se conviertan en ecológicamente sostenibles. Es del medio ambiente de donde sale nuestra alimentación y fuente de energía para la vida. Necesitamos también de los bosques, de los humedales, de las tormentas, o sea, de todos los ecosistemas que prestan servicios para el desarrollo del vivir humano. Para medir la dependencia de las comunidades humanas de la naturaleza fue creado el concepto de huella ecológica, por William Rees y Mathis Wackernagel. “La huella es una estimación de la superficie de tierras y de aguas necesarias para producir los recursos consumidos y asimilar los residuos generados por una población humana determinada, con la tecnología usada habitualmente.”

“Mientras la revolución agrícola duró siglos y la revolución industrial duró generaciones, esta revolución ecológica necesita ocurrir en un período de algunos años. Necesita aún abarcar más cosas – involucrando no solamente le economía y la política como los hábitos y valores que la generaron.” (MACY, 2004, p. 31)


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