BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


LOS ECOSISTEMAS COMO LABORATORIOS. LA BÚSQUEDA DE MODOS DE VIVIR PARA UNA OPERATIVIDAD DE LA SOSTENIBILIDAD

Glenda Dimuro Peter


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4.3. LA CIUDAD COMO UN ECOSISTEMA

Fuente: www.photography.nationalgeographic.com – www.gettyimages.com

Como hemos visto, desde hace varios años se habla de una nueva ecología en el sentido de considerar al ser humano no sólo dentro de un ecosistema, como una parte a más, sino una pieza fundamental y activa del mismo. “Por dos motivos: primero por su capacidad de transformación e incidencia en el medio natural a escalas espacio temporales muy diferentes, segundo porque el funcionamiento del ecosistema, su correcto funcionamiento dentro de las reglas homeostáticas (reglas de autorregulación) de los mismos, es fundamental para el desarrollo equitativo de los seres humanos.”

Los trazos básicos para la resolución por parte de los conflictos y disfunciones de las metrópolis, en el marco de la llamada ecología urbana podrían ser los siguientes: se considera la ciudad como un ecosistema y, en consecuencia, el diagnostico necesario para el planteamiento y la intervención posteriores habrían de acomodarse a los principios y reglas que dicta el funcionamiento del sistema urbano en la búsqueda intencionada de maximizar la entropía recuperada en forma de información (en otros términos, significa hacer más eficiente el sistema urbano) y minimizar la entropía proyectada al entorno, es decir, reducir la huella ecológica de la ciudad.

Para Margalef, un ecosistema “se trata de sistemas formados por individuos de muchas especies, en el seno de ambientes de característica definibles, e implicados en un proceso dinámico e incesante de interacción, ajuste y regulación, expresable bien como intercambio de materia y energía, bien como una consecuencia de nacimientos y de muertes, y uno de cuyos resultados es la evolución a nivel de las especies y la sucesión en el sistema entero. Un sistema de este tipo, es decir formado por organismos vivos, un retazo cualquiera de la biosfera, es un ecosistema. La palabra ecosistema no se usa en el sentido de unidad concreta, sino de nivel de organización.” (TURNES, s.d.) Un ecosistema puede ser comprendido como una porción de biomasa sostenida por un flujo de energía, un organismo capaz de controlar sus cambios internos a través de la autorregulación, disminuyendo la fluctuación en relación a los cambios externos. Su concepto de ecosistema como nivel de organización, compuesto de elementos complejos, conectados de forma no permanente, formando una red de interacciones flexible y adaptable, justamente encuentra en el concepto de información su mejor herramienta de expresión.

La sociedad puede ser considerada como un sistema vivo, como redes vivas de comunicaciones e informaciones que establecen relaciones entre sí, formando significados y compartiendo creencias, valores y costumbres, siendo los individuos sus componentes. Los conceptos de ecología pueden ser adaptados para nuestras sociedades y, recientemente ha emergido un nuevo paradigma acerca de la ecología urbana, analizando en el marco urbano los patrones y procesos del ecosistema modulados por fenómenos biogeofísicos y los patrones de actividades humanas conducidos por los fenómenos socioeconómicos. Así, algunos autores como Capra y Rueda, empezaron a considerar las ciudades y aglomerados urbanos como ecosistemas complejos cuyo metabolismo debe ser tratado como intercambio de materia, energía e información entre el asentamiento urbano y su contexto medioambiental. A través del estudio de los ecosistemas, de las comunidades sostenibles de plantas, animales y microorganismos, se pueden obtener las teorías para la organización de comunidades humanas sostenibles.

Una ciudad tiene un biotopo, poblaciones, una estructura espacial y temporal, tendencias al caos, manifestaciones de auto organización, flujos de energía y materia y metabolismo cuantificable. Puede ser considerada un ecosistema pues es un conjunto estructurado de elementos, definido por sus individuos, ciudadanos, poblaciones, comunidades, con estructuras jerarquizadas que se relacionan y se conectan entre sí y trabajan de forma conjunta, de acuerdo con ciertas leyes observables y cuantificables. Una ciudad sufre cambios temporales, cambiando su relación con el medioambiente. En fin, una ciudad presenta propiedades derivadas o emergentes no explicables a través de la observación de sus elementos individuales, sino debido a la interacción entre ellos.


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