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PLAN DE INTERVENCIÓN ESTRATÉGICA DE LA ZONA DE DESARROLLO INTEGRAL DEL SUR DE BOLÍVAR

Daniel Menco Rivera y otros



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A.3.1.3 INGRESO, CONSUMO Y AHORRO EN LA POBLACIÓN

La remuneración que recibe un trabajador está sujeta a las actividades que realiza y, dependiendo de la calidad de la ocupación, de igual forma será la pertenencia a una escala de ingresos específica.

En la zona de desarrollo integral la base económica se estructura por una relación dual entre actividades concebidas por el valor de uso y aquellas donde paulatinamente ha venido tomando espacio el valor de cambio. Es decir, las actividades de la población se desarrollan en un doble carácter de economía para la subsistencia y la de mercado. Por ende, dependiendo de la consideración del factor tierra como un bien económico con responsabilidad productiva y social y de las oportunidades que surjan para potencializar su aprovechamiento, así mismo van a ser posibilitados la consecución de mejores niveles de ingreso para las familias.

En el cuadro A.3.1.6, se observa que el 90% de los ingresos recibidos por la población no superan al ingreso mínimo vital actual, independientemente del tipo de actividad a la que se dedica.

Contextualizando a la economía de la zona de desarrollo en el estado inicial de las etapas del desarrollo económico, donde la explotación agropecuaria sin tecnificar es la fuente del sustento de las familias, es de esperar que las familias no alcancen a superar la frontera de los ingresos de supervivencia.

Como consecuencia de lo anterior, son bajas las posibilidades que existan para generar un excedente neto sobre los ingresos que las familias puedan asignar para mejorar a futuro las condiciones de vida actuales. Como se muestra en la tabla A.3.1.3, el 87.5% de la población no genera un flujo de ahorro en la economía familiar.

Sin embargo, es de anotar que la igualdad de condiciones no es una característica socioeconómica en la zona de desarrollo. La desigual distribución de los ingresos en atención al tipo de actividad que realizan las personas y de los medios de que dispone para hacerlas, generan en el mismo sentido una escala diferencial de ahorro.

En la ubicación del estado de desarrollo de un territorio, la relación entre la fuente de la economía y los ingresos generados conllevan a que el ciclo económico tenga un carácter retrospectivo. Es decir, si las familias encuentran en el factor tierra el medio para su subsistencia, es de esperar que dependiendo de la relación técnica en su explotación, los ingresos tiendan a ser consumidos, en una proporción importante, en alimentos.

El cuadro A.3.1.7, corrobora la anterior afirmación. Como se detalla, el 78% de los ingresos de las familias se destinan hacia el consumo de alimentos, siguiendo en su orden el gasto en transporte con el 10.54% y los insumos agrícolas (3.5%), los cuales estan distribuidos entre cultivos legales e ilegales.

La baja elasticidad ingreso de la demanda de productos agrícolas conlleva a que al carecer la población de ingresos suficientes, la propensión por el consumo de harinas sea alta, como se muestra en el cuadro A.3.1.7. La alimentación basada en el consumo de yuca, plátano, arroz y ñame hace parte de la dieta de las familias en forma diaria al igual que los huevos, como fuente de proteínas.


 

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