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HISTORIA DE LA MODERNIDAD EN MÉXICO, SIGLOS XIX -XX (ENFOQUE ESTRUCTURAL FUNCIONALISTA)

Jorge Isauro Rionda Ramírez



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LA DERECHA EN EL MÉXICO MODERNO

La derecha tiene otro componente de especial interés a fines del siglo XIX, el pensamiento nacional socialista de Alemania. Su influencia radicaliza y le da un tono beligerante a la derecha del país, al grado que posteriormente se le conocerá como ultraderecha.

Es durante el periodo del Porfiriato cuando la presencia germánica en el país adquiere mayor relevancia a través de algunas empresas al que este régimen les abre la economía nacional. Tales son la Casa Bayer y Unión Química filial de IG Farben (Cedillo, op, cit; 26).

Tanto la primera guerra mundial, como en la segunda, el interés de Alemania en procurar a México como aliado se patenta de diversas formas. Destaca el famoso telegrama Zimmermann (1917) donde Alemania le propone a México aliarse en la guerra contra los Estados Unidos. Telegrama que es interceptado por la inteligencia norteamericana y causa que la Unión Americana le declare la Guerra a esta potencia europea (Martín, 2002).

La localización estratégica de México como vecino de uno de los principales enemigos de Alemania, es lo que justifica que la Abwehr (algo así como la CIA) introduzca varios agentes en calidad de espías de la vida nacional (destaca la actriz de cine Hilda Krüger y el actor Errol Flynn). Los germanos se aliarán a grupos de derecha existentes en México, simpatizantes de la nacional socialista alemana. Tendrán aliados a todos los niveles, incluso presidentes de la República tales como Miguel Alemán Valdés y Maximino Ávila Camacho (Cedillo, idem.).

Inversionistas extranjeros muy importantes, incluso estadounidenses, apoyaron a los alemanes a armar un frente progermánico en el país, de los que destaca Jean P. Getty. La embajada alemana daba apoyo financiero a grupos de ultraderecha como los fueron las “Camisas doradas” y los grupos sinarquistas del país, especialmente de Guanajuato. El interés promovido era fortalecer la rebelión del General Juan Andrew Almazán.

La influencia se logra principalmente por que los alemanes llegaron a dominar los medios impresos y las principales radiodifusoras, no solo de México sino de toda Latinoamérica.

La revolución mexicana tenía que ser base en el capitalismo liberal moderno de haber establecido un sistema justo, democrático y equitativo, por lo que el régimen político que deriva de la revolución mexicana procura su continua reivindicación ante las masas populares enarbolando la memoria revolucionaria, donde se pretende presentar al México moderno como una nación justa, equitativa y democrática. El régimen priísta “compra” o “hace” artistas que promuevan dicha idea. En la pintura, en la arquitectura, en la escultura, en la música, en el teatro, en el cine, en todas las artes a promover es que le modernismo se instaura como una sociedad mejor de la que existía con Porfirio Díaz. Así, la corriente pictórica contrata y promueve talentos que pinten como principal motivo las contiendas revolucionarias de México, pero que dejen en claro que lo actual es mejor que lo pasado y que, por tanto, la revolución mexicana era fecunda, legítima y había dado a los mexicanos una nueva sociedad de justicia, de igualdad y con equidad.

De esta “contratación” oficial de talentos aparecen dos personajes importantes: Diego Rivera y Siqueiros. Cuya misiva es posicionar en la memoria del pueblo de México la injusticia de donde venimos, el legado heroico de personajes llevados a héroes por decreto, así como la continua reivindicación del régimen. Ambos pintores se esmeraron en una obra muralista donde se ensalzaba la obra revolucionaria, se descalifica a la tiranía existente a la revolución, como se presenta un país post revolucionario moderno, lleno de prosperidad, justicia y paz.

De esa corriente artística oficial surgen otros artistas más, pero de todos destacan por su involucramiento con la derecha estos dos. Especialmente David Alfaro Siqueiros quien, de aparente simpatía con Stalin, es uno de los autores intelectuales, como ejecutores del primer atentado fallido contra Trosky. Por otra parte, ya es bastante aceptado la participación de Diego Rivera como “informante” de la CIA de supuestos agentes comunistas en el país. Diego Rivera posteriormente a la muerte de Trosky, demagógicamente sostiene que él fue parte de la conspiración internacional que promueve Stalin contra su principal enemigo político. Es por ello que pide el entonces Presidente Lázaro Cárdenas se le de asilo político a Trosky. David Alfaro Siqueiros, como Diego Rivera, son parte de la demagogia que el sistema priísta implementa para legitimarse en el poder. Su discurso como postura ideológica y política también es parte de una demagogia propia de los artistas esnobistas quienes les gustaba decirse “Comunistas”, y contra el régimen, cuando eran en sí mismo engendros del propio régimen que criticaban.

La demagogia oficialista revisa la historia de México, y en lo moderno adquiere varios discursos políticos, abiertamente demagógicos. Se inicia con el indigenismo (Alfonso Caso), se pasa con el campesinismo y ahora se tiene el interés por la pobreza. No obstante, las acciones comprometen el discurso y lo velan como abiertamente demagógico. Así también es toda la corriente artística de la post revolución, propia de un discurso priísta demagógico y pronto corrupto.

La derecha en México, tienen actores que patrocina como de “izquierda”, pero finalmente obedecen a las directrices del capital. En México, la izquierda ha sido realmente más demagógica que auténtica. Por caso, la supuesta izquierda del EZLN y el llamado Comandante Marcos en las pasadas elecciones del 2006 aparecen con “La otra campaña”, que finalmente perseguía descalificar al López Obrador tachándolo de neoliberal y descalificándole de la izquierda. Con ello, quienes lo patrocinan (el PRI), pretendía restarle simpatizantes y votos. Así entonces, los supuestos movimientos insurgentes del país, como lo es el EZLN como el EPR, obedecen a patrocinadores políticos como el PRI y el PRD (respectivamente), a quienes no les interesan ni indígenas ni campesinos, sino instancias de poder.

Como tal, se descubre que bien la derecha en México nace del pensamiento liberal, la misma que legitimándose en el poder, adquiere como pantalla o máscara, discursos de aparente ideología socialista, populista, indigenista, campesinista, o como actualmente se presenta, con un interés pequeño burgués por los pobres (del estilo de los de la Universidad Iberoamericana). Finalmente parte de la demagogia política.

La derecha en México reviste varios trajes según su momento histórico, pero finalmente tiene un alineamiento combativo: el capitalismo. La izquierda en México es muy cuestionable. El movimiento obrero ha sido desideologizado por el movimiento corporativista del Estado, enajenado al aparato de Gobierno, a la corrupción de sindicatos charros, es de antemano un movimiento que pugna por los intereses de los trabajadores, dentro del capitalismo y no contra de él. Las prestaciones laborales, como los derechos de los trabajadores patentes en el artículo123 constitucional, como en la Ley Federal del Trabajo, definen las relaciones industriales, obrero – patronales, o bien entre el capital y el trabajo, ad hoc al régimen vigente de acumulación capitalista.

De esta confusión ideológica, la derecha ha sabido sacar partido. Mantenerse en el poder desde 1921 a la actualidad.


 

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