BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


HISTORIA DE LA MODERNIDAD EN MÉXICO, SIGLOS XIX -XX (ENFOQUE ESTRUCTURAL FUNCIONALISTA)

Jorge Isauro Rionda Ramírez



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INTRODUCCIÓN

¿Cuáles son los temas nodales de la investigación historiográfica que se realiza en México al respecto de los movimientos sociales en el desarrollo del capitalismo? Esta cuestión es el principal tema de controversia entre los economistas que desean comprender los móviles económicos que motivan los movimientos sociales del país. Controversia de la cual derivan tres líneas de investigación básica, las que se identifican de la labor de historiadores que trabajan el tema.

Se trata de autores muy destacables como: Stanley Stein, Barbara H. Stein, Enrique Florescano, Isabel Gil Sánchez, Alejandra Moreno Toscano, Luis Villoro, Torcuato Di Tell, Charles Hale, Roberto Breña, María del Rosario Lanzagorta, Dawn Keremitsis, Laurens Ballard Perry, Fernando Rosenzweig, Friedrich Katz, Mark Wasserman, Jan Meyer, James D. Cockroft, Francois Chevalier, José María Calderón, Juan Felipe Leal, Amaldo Córdova, Salomon Eckstein, Arturo Warman, José Luis Reyna, Miguel Marcelo, Michels Albert, Sergio De La Peña, Lorenzo Meyer, Arturo Anguiano, Robert Furtak, Miguel Wionczeck, Michel Gutelman, Raymond Vernon, Olga Pellicer de Brody, Juan Felipe Leal, Sergio Reyes Osorio, Antonio Alonso, Ifigenia Navarrete, Rubén Jiménez Ricárdez, Manuel Camacho, Manuel Carlos Pereyra, Alejandro Álvarez, Elena Sandoval, Héctor Guillén Romo, Eric Hobsbawm, Roger Bartra, Julio Labastida y Rafael Segovia. Por citar los principales.

Las tres líneas de investigación a las que me refiero son: primera, la comprensión los problemas de origen a que se enfrenta la sociedad mexicana como nación independiente, los resabios, rezagos y lastres que se heredan de una sociedad colonial, los grupos interesados, la visión del capitalismo y las iniciativas para fortalecer la economía nacional durante los siglos XVIII y XIX. La transición del régimen de producción artesanal a la producción rígida y el abatimiento de las regulaciones coloniales y estamentales a cambio de las liberales propias para el capitalismo moderno son temas centrales para su comprensión. Segunda, la identificación de los problemas que engendran las reformas liberales en la economía mexicana que trae una fuerte herencia colonial y estamental, las contradicciones que crea el modelo liberal respecto a esta herencia, los movimiento sociales que engendra y la revolución mexicana como fundamento para el surgimiento del modernismo en México. El nacimiento de la social democracia y la democracia cristiana son fundamento del curso, como el término de liberalismo smithsoniano y el nacimiento del keynesianismo como base de la regulación estatal moderna. Tercera, la identificación a su vez de los movimientos sociales a los que lleva el modelo liberal del siglo XIX durante el siglo XX, el nacimiento de la social democracia en el país y la implantación de la dictadura de partido post revolucionario, el endogenismo cepalino, el populismo y el agotamiento de la socialdemocracia como el resurgimiento de la democracia cristiana y la ultraderecha en el país hasta el periodo salinista, de tal manera que se vea como se da el corporativismo como tal, el corporativismo de estado, el neocorporativismo y los actores políticos como lo es la gran burguesía nacional como internacional y la Iglesia Católica. Con ello se deja entonces claro el antecedente de la formación social mexicana actual.

Al respecto del desarrollo capitalista en México, los principales hallazgos obtenidos de la labor investigadora de estos autores son: la actual conformación institucional de la nación mexicana trata de conciliar lo inconciliable, de que convivan los intereses por un orden estamental basado en privilegios, con los de un orden liberal y democrático. De ahí devienen los actuales problemas del país pues este presenta una inconsistencia institucional y con ello, el proyecto de nación continuamente se ve truncado por la lucha de ambos raíces por preservarse en el desarrollo de una nación que arriba al capitalismo con un lastre de conservadurismos insalvables pero persistentes. Las reformas liberales de la última mitad del siglo XIX miopes del efecto social de la implantación de la propiedad privada como de la proletarización, inician reformas que no son viables, o bien lo son de forma traumática, para una sociedad que tiene un fuerte lastre atávico de instituciones estamentales.

La revolución mexicana es resultado de las reformas liberales que logran los liberales desde el constituyente de 1856, que afecta tierras tanto de la Iglesia católica, que en algún momento controla más de la mitad de las tierras arables del país, como de los terrenos comunales, propiamente de comunidades indígenas. Ello causa que crezcan los latifundios a dimensiones aún superiores en extensión que los que se dan durante el periodo colonial. La revolución mexicana es efecto de la inclusión de su economía en la estructura económica internacional fordista o moderno, donde se rompe con las instituciones feudales, milenarias, e incluso del liberalismo clásico, se recrudecen las contradicciones de una sociedad que posee una constitución liberal, de jure pero no de facto, y un Estado fascista que ve por los ricos y extranjeros y se olvida de los pobres.

El régimen post revolucionario enfrenta problemas de tipo estructural relativos a la organización social. La existencia de caudillos, la presencia y pertenencia a extranjeros de sectores industriales claves para el desarrollo autónomo e independiente nacionales son un lastre que debe abatirse. La implementación de un solo partido como un único planteamiento de oferta política, como proyecto de nación, parte del corporativismo estatal, la impostura partidista y la postura ciega a un desarrollo endógeno y autónomo cuyo sustento o baluarte es la revolución mexicana.

El término del liberalismo abre un nuevo horizonte y paradigma en el desarrollo nacional ante la creación del Estado del bienestar, cuyo principal acción es la proletarización de la fuerza de trabajo, bajo instituciones que resguarda un Estado social conciliador, mediador, regulador, que lleva un fuertes sesgo ideológico social demócrata. Con el arribo de las tesis keynesianas se deja en el pasado el bagaje ideológico burgués de la democracia y la libertad. Ahora lo que se tiene es un Estado Fascista, promotor de los intereses de las clases trabajadoras, pero finalmente garante del grupo de empresarios que promueven el crecimiento del aparato productivo nacional, dentro del propio proyecto de desarrollo nacional bajo el emblema de un único partido. Nuevas fuerzas organizan a la nación y nuevos baluartes son basamento para erigir a los mexicanos en un creciente anhelo nacionalista. La socialdemocracia, que más que representar los basamentos ideológicos de la clase trabajadora, funda las bases de la proletarización bajo la fórmula del salario mínimo, que es un pilar importante en la explotación capitalista industrial urbana y moderna. El proyecto nacionalista que enarbola el PNR (posteriormente PRI), encuentra respaldo en los años 30 gracias a las políticas keynesianas, las que basan el crecimiento económico en la demanda interna, especialmente con la expansión del gasto público.

De la década de los años 40 hasta 1970 la economía logra un crecimiento constante y sostenido. Es el llamado Milagro mexicano, donde queda patente el éxito del programa revolucionario iniciado en los años 30, en la modernización del país, y el ascenso industrial y urbano. No obstante, el movimiento estudiantil de 1968 deja en claro que no obstante el éxito económico del régimen, la nación no ha ingresado a la democracia, ante una dictadura de partido – Estado, que deja en entredicho al sistema político que es abiertamente fascista. La situación de las clases trabajadoras se extrema con la devaluación de 1976 y las insurrecciones campesinas vuelven a ser una realidad en el país. Es entonces que el Estado (autoritario), en la búsqueda de legitimarse, ostenta un discurso de extrema ideología populista, y en gran medida demagógica. El control político de los trabajadores, tanto del campo como de la ciudad, es fundamental para poder mantener en el partido a la clase política de la nación, amparado bajo la institucionalización de la revolución mexicana.

En el ocaso del fordismo y el arribo de la toyotización, la socialdemocracia declina a partir de 1988 con las iniciativas que la administración salinista promueve para restarle el llamado “voto duro”, al quitar de la Ley federal del trabajo la cláusula de exclusión. La reconfiguración de la oposición en México, especialmente la de la democracia cristiana (PAN), y su fortalecimiento mediante alianzas cívicas reorganiza la geografía política, como el espectro del poder a favor de intereses bien cimentados por parte de la Iglesia Católica, de la gran empresa mexicana y de los Estados Unidos de América. La ultraderecha, o la derecha radicalizada, fanatizada y ortodoxa, abiertamente antidemocrática, finalmente patenta en el 2000 el ascenso de una nueva forma de dictadura: la plutocracia. La globalización como la sutil forma de llamarle al capitalismo imperialista se manifiesta como parte de la lógica de acumulación del régimen de producción flexible La historia de los movimientos sociales en México, como de las metamorfosis del Estado, es una manera de revisar las transformaciones del fascismo en el país.


 

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