BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


HISTORIA DE LA MODERNIDAD EN MÉXICO, SIGLOS XIX -XX (ENFOQUE ESTRUCTURAL FUNCIONALISTA)

Jorge Isauro Rionda Ramírez



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CONQUISTA: ESTIGMA DEL ATRASO

Cuando uno se cuestiona las razones del atraso de las naciones iberoamericanas, saltan varias tesis en la controversia de tratar de comprenderlas.

Se sostiene que previo al arribo de los españoles y portugueses a las tierras americanas, el continente ya estaba poblado desde hace 20 mil años por personas que, con base a lo sugerido por Ales Hrdricka, provienen de Asia.

La cuestión es que ya existían desde siglos anteriores, varias civilizaciones de las que destacan las mesoamericanas (en México y las andinas en Sudamérica). Los grupos sudamericanos como mesoamericanos llegaron a tener contacto, pero leve, guardan similitudes, no obstante tener sus propias singularidades que les hacen distintos culturalmente. La cosmovisión como la cosmogonía es idéntica o muy similar. El comercio de América del sur llegó hasta la gran Tenochtitlán, mientras que se han encontrado vestigios de comercio, como cerámica mesoamericana en los Andes.

La metalurgia prácticamente no existe, se trabajaba el oro, la plata y el cobre pero no trabajaron aliaciones minerales como el hierro o el bronce, menos aún las usaron para la fabricación de herramientas. Sus instrumentos de trabajo son de piedra y obsidiana. Los glifos simbólicos guardaban la memoria escrita de los principales sucesos de la historia en mesoamérica. Solo los mayas contaron con una escritura de simbolismos fonéticos (monosilábico). Los quechuas no contaban con escritura alguna aunque si con cuentas y conocimiento aritmético (quipus). No obstante, el desarrollo alcanzado por las civilizaciones americanas en el siglo XV, ya había sido alcanzado en Mesopotamia y Egipto cinco mil años antes. Como afirma Juan Carlos Martínez Coll (economista e historiados español): Los demás americanos del siglo XV, los que vivían en un sistema paleolítico, tenían una cultura y forma de vida similar a los habitantes de las cuevas de Altamira.

A la llegada de los ibéricos al continente, estiman Sherburne Cook y Woodrow Borah, dos demógrafo – historiadores norteamericanos, que existían, nada más en la zona mesoamericana de México entre 21 y 25 millones de indígenas.

De 1521 a 1600 ya solo quedaban aproximadamente 1 millón doscientos mil personas. Esta hecatombe demográfica del siglo XVI se explica principalmente por cuatro razones:

1. La conquista, que causó muchas muertes entre los bandos en contienda, especialmente entre aztecas y grupos aliados a los hispanos como los tlaxcaltecas.

2. En 1521 la viruela, o cocoloztli (mal de granos, traducido del náhuatl), enfermedad que no se conocía en el continente americano y que diezmó la población (Crosby, 1967).

3. En 1546 la pandemia de matlazáhuatl o tifo (Crosby, idem).

4. En 1576 se combinan entre varios males, principalmente sequías y hambrunas generalizadas.

El efecto desde luego fue inminente: la drástica caída de la población indígena la cual no solo sucede en México, sino en todo el continente americano.

El grado de desarrollo tecnológico de los grupos precolombinos, al momento de la llegada de Cristóbal Colón (1492), era muy inferior al alcanzado en otras latitudes tales como China, el reino árabe, o bien Europa mediterránea. Que en el siglo XV son las civilizaciones más avanzadas en el planeta.

La cultura indígena americana era muy rica y diversa. Existía un gran conocimiento espiritual y su saber científico les denota como pueblos con profundo conocimiento astronómico y herbolario. Mientras en Europa se asaba la carne, ya en América los guisos abundaban con gran diversidad y riqueza por todo el continente. Destaca la penicilina que es conocida por el mundo occidental en 1926, los grupos mesoamericanos la trataban como el hongo de la masa de maíz, el cual se da en condiciones de humedad y semi-oscuridad, de color verdoso. Lo raspaban y lo ponían directamente en la piel o lo ingería con agua. Esto quizá cientos de años antes del arribo hispano a América.

No obstante, la mayor parte de los grupos humanos del continente presentaban un nivel similar al de las sociedades europeas durante el paleolítico tardío. La región mesoamericana como incaica presentan similitudes con el neolítico. No se conocía el hierro, algunos grupos trabajaban el oro y el cobre, pero su uso era rudimentario como ornamental. Existen algunos vestigios de haber trabajado la plata.

El choque cultural entre las civilizaciones europeas y las americanas fue algo así como lo sostuvo José Vasconcelos: fue el choque del saso de barro contra el caldero de cobre.

La primera razón de comprender el atraso en el desarrollo iberoamericano parte desde los tiempos de la conquista:

Primero, por la enorme mortandad del siglo XVI, que redujo casi a la extinción como grupo humano a los indígenas. Segundo, a la destrucción de las civilizaciones indígenas.

Tercero, a la imposición de una cultura extranjera, lengua, religión, cosmovisión, sumisión, esclavitud, y todo lo que significa la Colonia. Cuarto, la expoliación sistemática de las riquezas del continente, que por más de tres siglos extrajo grandes riquezas. Quinto, a la sujeción de la economía colonial como periférica de los intereses de la metrópoli. Sexto, al condicionamiento de su desarrollo para evitar que las empresas americanas superan a las peninsulares en sus productos. Las economías americanas deben ser desde su inicio complementarias y subsidarias de la industria europea, mas no debe significar competencia alguna. Séptimo, a los conflictos de inclusión – exclusión que se presentaron durante todo el periodo colonial, e incluso tiempos posteriores. Octavo, al reparto de la riqueza que deja al grupo caucásico a la cabeza de la economía, donde la concentración es muy alta por lo que la pobreza en la mayor parte de la población era una condición casi natural de los habitantes.

México se construye con bases que desde su origen mostraban grandes divisiones. El imperio Azteca, por decir, mantenía con relativo éxito su dominio sobre otro pueblos, que continuamente se levantaban contra su sujeción. Las rivalidades son muchas y aún persisten elementos a favor del divisionismo tales como el chauvinismo provinciano y regionalista (por decir, el injustificado odio a los pobladores del centro del país llamados como “chilangos”). Este divisionismo crea no solo regiones con identidad propia y distinta del resto, sino regionalismos en contradicción del nacionalismo mexicano, así como la falta de integridad como país, desarticulación y poca consistencia económica.


 

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