BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


CIUDADANÍA ARMADA

Arleison Arcos Rivas



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3. CIUDADANÍAS EN BUSCA DE SU DESTINO

Me hubiera gustado ser otra persona y no así como soy, ser algún otro joven, estudiante o camellador, o no haber nacido aquí (en la ciudad) sino en un pueblo, haber sido algún campesino, algún montañero; haber sido cualquiera… Uno se arrepiente de lo que ha hecho, de lo que ha sido, porque uno si nace es para ser alguien.

Como yo digo: el destino se lo busca uno mismo en lo que es, no es que el destino lo tenga a uno destinado, sino que uno es uno mismo104 .

A la república, para Maquiavelo, la defienden ciudadanos en armas; al despotismo, mercenarios. La vinculación lógica voluntariado militar de los ciudadanos – solidez de la república, obliga en las dos direcciones105 .

3.1 Modelos y ciudadanía

Mucho se ha escrito ya en torno al tema de las ciudadanías sociales, expresión de formas emergentes de ciudadanías diversas y distintas del modelo o de los modelos ilustrados republicano y liberal106 . Con distancia del individuo ilustrado, una entidad abstracta, posiblemente inexistente107 , las ciudadanías sociales encuentran su rumbo en la falta de destino; esto es, son conceptualizadas como ciudadanías en construcción108. Nada lejos de la dinámica de desarraigo e hibridación cosmopueblerina ya comentada.

Las ciudadanías sociales se expresan no solo en las practicas políticas de los individuos y sus derechos sino igualmente en el ascenso de grupos sujeto109 , capaces de vencer su sometimiento a las contingencias de la micropolítica y erigirse como entes autónomos, a la manera del individuo ciudadano liberal.

En tal sentido, demandas de seguridad y orden, soluciones de viviendas, acciones a favor de la salud y la educación, entre otras, son las que determinan la aparición y consolidación de actores sociales con pretensiones políticas y acciones que transitan entre lo social y lo político indistintamente, que van desde paros cívicos, cese de acciones, ocupación de vías públicas, movilizaciones, marchas y mingas, hasta aquellas en las que se usa la fuerza de las armas como medida extrema para obtener los mismos beneficios.

Sin negar la complejidad de esta situación, cabe advertir en la emergencia de ciudadanías volcadas hacia lo colectivo –porción limitada de lo público-el desgaste de las ciudadanías individualizadas mediatizadas por la presencia soberana o no del Estado.

Las ciudadanías sociales, evidencian la insuficiencia de la idea del ciudadano ilustrado para dar cuenta de complejidades de la vida pública cuya resolución no pasa meramente por el reclamo institucional de derechos sino muchas veces por la acción pública no necesariamente institucional.

Se ha afirmado en la tradición más clásica de la política que ésta se expresa por vías institucionales, en el pretendido siempre inconcluso de conformar una sociedad gobernada por las leyes; pero la política refleja también una serie de relaciones sociales que hacen transito por otro tipo de sociabilidades y factores cohesionantes distintos al poder que emana de las leyes110, que condicionan y definen las formas en las que emergen y se consolidan ciudadanías especificas, por ejemplo, marcadas por la guerra como productora de orden.

En un contexto social conflictivo en el que se perpetúa la guerra en las referencias a la política, las leyes resultan insuficientes e ineficaces para asegurar el orden político necesario para la pervivencia del conjunto de relaciones sociales que garanticen los derechos, las posesiones, y en general, las condiciones de reproducción de la vida, la preservación de la seguridad individual y colectiva y mínimos políticos que se extiendan a otros derechos. Por ello se espera del Estado que aplique los medios a su alcance, incluso la fuerza, para salvaguardar aquellos valores sociales y las condiciones sustantivas de la asociación política.

Sin embargo, realidades políticas como las de las ciudades colombianas nos permiten afirmar que cuando el Estado no reacciona oportuna y eficazmente en procura de salvaguardar las condiciones de garantía real de los derechos de los ciudadanos; es decir, cuando no se expresan institucionalmente las salidas al conflicto, los ciudadanos responden incluso violentamente en defensa de sí y del orden vecinal, desobedeciendo incluso los códigos normativos y de civilidad sobre los que se sustenta la formalidad de la vida política y social111, abriendo espacios para el surgimiento de fuerzas que se contraponen al Estado o que simplemente lo suplen, y configurando nuevas formas ciudadanas, que en este trabajo se identifican como ciudadanías armadas.


 

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