BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


MIGRACIONES, CONFLICTOS Y CULTURA DE PAZ

Vicent Martínez Guzmán y Eduardo Andrés Sandoval Forero



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La construcción de puentes de identidad en el espacio migratorio a través del teatro social

Sanne de Swart
sannedeswart@hotmail.com

Introducción

Si vamos a hablar de identidad tengo que empezar por explicar la mía, específicamente desde la perspectiva de las migraciones, para aclarar con qué punto de vista se escribe este trabajo.

Yo, ciudadana del mundo, holandesa de nacimiento, lugar donde crecí (pero no me veo viviendo allí), europea y junto a un chileno que ha emigrado y crecido en Australia. Los dos vivimos ahora en España y estamos casados, en parte, por razones migratorias.

Hace cuatro años salí de mi país. Una de las razones personales fue la xenofobia de los Países Bajos contra los grupos de inmigrantes, en especial musulmanes. Me fui en 2005, justo después de que un conocido director de cine fuera asesinado por un inmigrante musulmán extremista, como reacción a la crítica que una película hacía sobre algunos aspectos de la fe musulmana. Este hecho constituyó el clímax de una tensión creciente desde hace años, dividiendo a la población autóctona y no autóctona. Esta situación se enfocaba en una xenofobia institucional que se incorporaba cada vez más en la política del Estado. Varios informes alertaron sobre este fenómeno, pero el gobierno no los tomó en cuenta.

Yo, creativa, optimista, práctica, expresiva, determinada, cabeza dura, idealista. Otro mundo es posible. ¿Un mundo sin fronteras? Si queremos crear un mundo donde se pueda circular libremente, tenemos que empezar por trabajar las fronteras de nuestra imaginación, para pensar un mundo en el cual seamos iguales (no lo mismo), y en donde todos tienen los mismos derechos humanos, derecho a la dignidad.

Desde esta mirada personal y dentro del alcance limitado de este trabajo, quiero investigar la experiencia de la identidad del migrante, porque creo que puede ser un muy buen punto de interrelación con el tema del teatro social. Hablando del discurso de la identidad y la función del teatro, yo me baso en la idea posmoderna de que no tenemos sólo un núcleo de identidad sino muchas identidades diferentes dentro de nosotros. Esta identidad plural nos hace híbridos y, por lo tanto, nos da acceso a una gran variedad de afiliaciones con las que nos podemos conectar con otros.

Quiero ver cómo podemos utilizar esta multitud de identidades para construir puentes. No enfocarnos tanto en la diferencia, sino en las cosas en común que pueden quebrar el patrón de miedo y alienación del otro.

Si queremos crear un mundo en donde la pluriculturalidad sea vista como algo positivo, con el fin de lograr una convivencia más solidaria, debe haber cambios en todos los niveles, desde las raíces de la sociedad hasta los niveles gubernamentales. No obstante, mientras los grandes poderes no muestran voluntad política por razones mayormente económicas, la reimaginación de las identidades nacionales, como también transnacionales y mundiales, tiene que venir de las comunidades. Propongo que además de pensar en comunidades transnacionales, también se piense en las transcomunidades, incluyendo no sólo comunidades migrantes, sino tratando de descubrir diferentes maneras de crear puentes entre comunidades de migrantes en el país de acogida y comunidades autóctonas de este país; creando así una convivencia más integrada en ambos lados, sin olvidar la cultura del país de origen.

En primer lugar investigaré, a través de diversos textos, cuál es la relación entre la migración y la identidad, y qué papel juega este tema en el ámbito mundial. Después analizaré cómo se pueden crear puentes y dónde podemos buscar conexiones para crear una convivencia más pacífica y solidaria, lo cual representa una celebración de la diversidad. Por ello me concentraré en las comunidades transnacionales, en particular. Finalmente relacionaré esto con el teatro social, y explicaré cómo éste es una herramienta ideal para repensar identidades y cómo se puede utilizar esta diversidad de identidades para construir un tejido más incluyente, una cultura de paz para todos a través de la incorporación de ideas y proyectos prácticos tanto en el país de acogida como en el país de origen.

Migración e identidad La migración económica y política ha aumentado alrededor el mundo, intensificando el miedo y la reacción y, al mismo tiempo, creando zonas de contacto cultural que conllevan una construcción creativa de identidad y permanencia (Benmayor, 2005: vii)1 Hemos entrado a una era en donde, a través de la globalización de la información, nuevas tecnologías y vías de transporte, el número de posibilidades para mucha gente ha aumentado desde el pueblo o nación hasta nivel continental o mundial. No debemos olvidar que la mayoría de la población internacional no tiene los medios para elegir dónde vivir, debido a la desigualdad económica.

No obstante, está creciendo dicha población que, entre una gran variedad de razones, busca su vida en otro lugar. Con esto, nuestra idea de identidad nacional y étnica ha llegado a ser más compleja, con sus dimensiones de género, generación y construcción racial (Benmayor, 2005: ix). La gente incorpora los nuevos aspectos de sus identidades con tiempo, pero las políticas de los Estados no están actualizadas para guiar este fenómeno de manera humana y justa. Todavía promueven identidades e ideologías nacionales que proyectan una imagen histórica y monocultural en vez de una identidad, en vez de reconocer las diversas culturas que conforman a las sociedades de hoy. Aquí hay un reto para llegar a una convivencia pacífica y pluricultural, en la que las diferencias son un mérito en vez de una amenaza.

Muchos de los migrantes, sean indocumentados o no, encuentran múltiples tipos de violencia en formas directas, estructurales y culturales, como abuso, explotación, leyes discriminatorias y xenofobia. Si nos fijamos en las causas profundas de dichos tipos actuales de violencia podemos ver que la identidad juega un papel clave. Influye en cómo nosotros percibimos nuestra propia identidad y cómo presentamos la identidad de los otros.

Entre los autores que han estudiado este tema se encuentran Stuart Hall, Benedict Anderson, Cynthia Weber, Edward Said y Amin Maalouf.

Maalouf se preguntó por qué se ha cometido tanta violencia en nombre de la identidad, ya sea nacional, religiosa o de cualquier otra índole. Él buscaba su respuesta en la simplificación de la identidad, en la que uno niega sus identidades múltiples, en el hecho de que todas las personas tienen identidades híbridas y que, mediante el intercambio de ciertas identidades, todos estamos conectados el uno con el otro. Es el miedo ante lo desconocido, no tanto la amenaza, lo que nos incita a construir la imagen del otro como distante y no relacionada. Edward Said describe detalladamente este fenómeno en su libro Orientalismo, en el cual el otro es a la vez deshumanizado y exotizado (Said, 1978) con el fin de justificar actos inhumanos.

Maalouf (2000) señala que si es tan fácil crear la violencia como una representación de cualquier nación, condición o fe, en defensa de una identidad única, esto es porque la construcción social arraigada es mantenida bajo un concepto tribal y singular de identidad.

De las ideas de Maalouf, podemos concluir que la identidad y la violencia están estrechamente relacionadas; con el fin de evitar las condiciones que alimentan conflictos y la xenofobia, es esencial reconocer que cada uno tiene un complejidad de distintas afiliaciones, para mirar más allá de la dicotomía nosotros / ellos (Maalouf, 2000: 4). El hecho de que la identidad sea dinámica, abre espacio para la negociación.

Podemos reimaginar nuestras comunidades como parte de un pueblo en donde las diferencias no se constituyan en amenazas sino en una riqueza cuya interacción e interrelaciones pueden ser la clave de una convivencia más pacifista y comunal.

El argumento más fuerte en contra de la idea de un mundo en el cual la gente se puede mover libremente está motivado por el miedo a que las personas de los países económicamente menos desarrollados se trasladen a los más desarrollados, los cuales se convertirán luego en un caos. Tal vez lo primero que debemos preguntarnos es: ¿Por qué tendría que ser así? La causa obviamente se encuentra en la desigualdad de los poderes, recursos y relaciones mundiales. Desde este punto de vista sería más que justo que la gente que no tiene derecho a los recursos —de los cuales la mayoría procede de su propia tierra— vayan a buscar su parte de la riqueza. Es una consecuencia natural del abuso y la explotación que está teniendo lugar desde la colonización y que continúa de forma más disimulada pero no menos feroz. Así, el reforzamiento de las fronteras de los países ricos es una barrera artificial con la cual tratan de evadir las consecuencias naturales y, por ende, la responsabilidad de sus acciones.

Una segunda pregunta sería: ¿Qué nos enseña la historia de los movimientos migratorios? Podemos encontrar unos ejemplos temporales de fronteras abiertas, si observamos en dirección de la Unión Europa. Desde que los países Schengen abrieron sus fronteras, sus residentes han podido moverse libremente para trabajar y vivir en cualquiera de los países firmantes. Entre éstos hay una desigualdad en estándares de vida significante (por ejemplo, si comparamos las países nórdicos con los mediterráneos). Hay migración y gente que ha disfrutado del privilegio de instalarse en otro país, pero los flujos se estabilizaron, se incorporaron y en ningún caso la situación fue un caos. Existen muchos ejemplos de casos similares, como las migraciones españolas y alemanas a Latinoamérica durante el siglo xx, o ejemplos de “migración” dentro de las fronteras nacionales de unas zonas a otras. Si echamos un 164 Migraciones, conflictos y cultura de paz vistazo a la población mundial que ha migrado, resulta que ni siquiera llega a 3% (oim, 2008); lo cual no parece concordar con la histeria que existe en torno a los migrantes en algunos países donde el porcentaje nacional de ellos no llega a superar el porcentaje mundial. Esto me hace pensar que es la imagen que difunden los medios de comunicación y los gobiernos lo que causa actualmente esta exagerada xenofobia.

Tiene que haber un cambio positivo en una gran variedad de niveles; no obstante, debido a la falta de voluntad política, la esperanza de la reimaginación de las identidades nacionales, transnacionales y mundiales está en las manos de las comunidades.

Gill Jones señala que una investigación de comunidades había revelado su naturaleza esencialmente relacional, que pueden ser fuentes de inclusión o de exclusión, además de gozar de límites espaciales, sociales y simbólicos. La etnicidad suele ser un factor en las divisiones más graves en la diferencia con los que ya estaban y los que son recién llegados. En el proceso de evolución de las identidades, Jones utiliza la explicación de Bauman desde la estabilidad de patrones tradicionales, los cuales eran repetidos por generaciones en una peregrinación al construir la identidad en la era moderna y en la actual era posmoderna, en donde el tema central de la identidad es evitar que todo sea fijo o estático, ya sean identidades, relaciones o lugares (Jones, 1999: 2). En su investigación sobre identidades socioespaciales entre jóvenes que migran desde comunidades rurales en Escocia, él concluye que el sentido de pertenencia es muy importante. Las experiencias sociales de las identidades socioespaciales difieren mucho de las que son fijas y estáticas a otras que están en constante negociación (Jones, 1999).

La importancia de la pertenencia que muestran las comunidades transnacionales es la formación de éstas en el país receptor con otros de la misma comunidad del país nativo. Dentro de dichas comunidades, las personas se manifiestan de distintas maneras como nuevos actores sociales, redefiniendo quiénes son y quiénes quieren llegar a ser. Estos son signos de que se sienten “más allá de la nación” y parte de una “ciudadanía cultural” o “ciudadanía 165 La construcción de puentes de identidad en el espacio migratorio a través del teatro social flexible” (Benmayor, 2005: ix);2 en la cual “después de varias generaciones fuera del país nativo, todavía mantienen lazos transnacionales de familia, economía y cultura” (Benmayor, 2005: viii).3 Al observar la relevancia que tienen estas comunidades transnacionales dentro del ámbito general del país, Dieu Donné Hack- Polay investigó las asociaciones de migrantes y los sistemas de apoyo en el país de acogida. Explicó que las tendencias de migrantes a conservar sus identidades socioculturales, mediante el asentamiento en un lugar con migrantes de la misma región, puede obstaculizar sus posibilidades de trabajo y movilidad social. Según múltiples investigadores, los mayores impedimentos para la integración de migrantes en el país de acogida tienen que ver con el idioma, racismo y barreras socioculturales (Hack-Polay, 2008: 38). Las asociaciones de migrantes son muy importantes para los migrantes que acaban de llegar y pueden reducir el choque cultural al aumentar el sentido de identidad, aparte de que hay menos desorientación (Hack-Polay, 2008: 41).

La importancia de las organizaciones de la comunidad no es discutible ya que ayudan a los migrantes a volver a tener una sonrisa y a participar en las interacciones humanas “normales”, son dimensiones socio psicológicas que ayudan a los refugiados a alejarse de la percepción de sus nuevas condiciones como “anormales”, es decir, la soledad, el aislamiento, […] depresión, etc., en el período inicial después de la migración (idem).4 En su obra, el autor también muestra la otra cara de la moneda diciendo que estas mismas asociaciones son percibidas como causas de alienación de los migrantes, formando barreras entre ellos 2 “Several generations actively maintain transnational circuits of kinship, economy and culture”.

3 “Beyond the nation; cultural citizenship; flexible citizenship”.

4 “The importance of community organisations is not arguable as they help migrants re-gain a smile and engage in ‘normal’ human interactions are socio-psychological dimensions that help refugees to get away from the perceived ‘abnormal’ nature of their new conditions, i.e. loneliness, isolation, [...] depression, etc.

in the early period following migration”.

166 Migraciones, conflictos y cultura de paz y la población autóctona. Esto no tiene que ver solamente con la mentalidad de la población autóctona, sino con una complejidad más amplia e institucional, que implica la “subordinación de las comunidades de migrantes en mano de obra, la vivienda, la educación, así como la discriminación contra las minorías” (Hack- Polay, 2008: 42).5 Quizá la segunda generación o las siguientes pueden tener más contacto sostenible con la población autóctona, mediante educación, trabajo y actividades de ocio. El autor propone un cambio de paradigma por parte de las asociaciones de comunidad que apoyan a los migrantes, para que dejen de ser sólo proteccionistas socioculturales y se enfoquen más en la integración positiva, que proporciona mayores opciones a los migrantes durante una larga estancia (Hack-Polay, 2008).

Esto me hace pensar que las asociaciones de migrantes serían un buen lugar donde el teatro social puede desempeñar un papel importante. Mediante éste, la gente se va acostumbrando a nuevas situaciones que se pueden experimentar en un entorno familiar, en vez de enfrentar situaciones reales que pueden causar un choque.

Teatro social dentro del espacio migratorio Teatro social, dicho brevemente, es una forma de teatro, con múltiples métodos, en donde las comunidades o grupos son las que participan. Puede ser como actores o escritores, como público al modo de teatro fórum, etcétera. El teatro social siempre aborda temas sociales, que surgen del grupo de participantes, o cuestiones importantes en sus vidas. En el teatro social el proceso es mucho más relevante que la misma obra. A veces ésta es sólo una manera de iniciar el teatro fórum, pues es un paso dentro del proceso y no el producto final. “Mientras que algunas personas hacen el teatro, el teatro somos todos” (Boal, en entrevista con Paterson, 2002).6 5 “Subordination of migrant communities in labour, housing, education as well as
discrimination against minorities”.

6 “While some people make theater, we all are theater”.

167 La construcción de puentes de identidad en el espacio migratorio a través del teatro social Augusto Boal es un gran hombre del teatro social, quien, basado en la Pedagogía de los Oprimidos de Paulo Freire, ha creado el Teatro de los Oprimidos. Boal cree que la opresión comienza a existir en el momento en que un diálogo se convierte en un monólogo, siendo el diálogo una relación saludable entre personas, razas y países. Él ve el teatro como una herramienta para transformar un monólogo en una situación de diálogo abierto. En el Teatro del Oprimido el muro imaginario entre los (no) actores y la audiencia se derrumba y el público participa activamente en el desempeño, llevándolo, fuera de su configuración original, a la calle, al centro comunitario y a las favelas (Chatterjee, 1998: 89).

El teatro de Boal cuestiona de forma activa la noción de la identidad unidimensional en el hecho de que todos podemos ser opresores y oprimidos en diversas situaciones. Al analizar una situación determinada a través de los miembros de la audiencia de las comunidades, los papeles se diferencian, con el fin de replantear de manera colectiva dichos papeles y las situaciones en que funcionan.

En ciencias sociales, la forma más común de analizar lazos entre migración, identidad y transnacionalidad es mediante historias orales y testimonios. “[L]a memoria y los testimonios de migrantes, refugiados, víctimas y supervivientes son fundamentales para la humanidad, nuestras identidades, […] y nuestros futuros” (Benmayor, 2005: x).7 El teatro social trabaja mucho con historias personales y testimonios, las cuales, con frecuencia, son la base de una obra o proyecto. El mérito del teatro es que también es un medio para superar la barrera del idioma, que en muchos casos se convierte en un obstáculo al trabajar con migrantes, como menciona Hack-Polay. Un testimonio o historia no necesita palabras si puede ser transmitido a través de imágenes.

“Identidad social es el resultado de la relación entre la dialéctica interna-externa de la identificación” (Jones, 1999: 3).8 El 7 “[T]he memory and testimonies of migrants, refugees, victims, and survivors
are fundamental to our humanity, our identities, [...] and our futures”.

8 “Social identity is the result of the internal-external dialectic of identification”.

168 Migraciones, conflictos y cultura de paz teatro social juega con esta dialéctica al hacer explícitas algunas identidades internas, tratando de buscar por qué se han manifestado y dejar la opción de elegir nuevamente nuestras identidades concientizadas. Por eso el teatro social puede ser una intersección, una apertura de la creatividad en la que podemos repensar nuestra identidad en relación con “el otro”.

La identidad y el teatro están intrínsecamente entrelazados.

Para reproducir un personaje uno debe entrar en él, asumir y crear su identidad. Para poder lograrlo, a través de diversos ejercicios teatrales, uno primero tiene que aprender de sí mismo, de sus propios límites y posibilidades. Los papeles de una obra también están construidos de acuerdo con determinadas estructuras, a menudo siguiendo los patrones de la sociedad, reproduciéndolos. El teatro conlleva procesos en los que uno tiene que mostrar algo de sí mismo colocándonos en una posición vulnerable. Esto puede ser difícil para algunos, pero al mismo tiempo permite bajar las barreras de la defensa y crear un espacio para abrirse a los demás.

Los ejercicios de teatro social nos hacen conscientes de las diferentes capas de nuestra identidad y enfatizan el hecho de que las personas con quienes nos identificamos a ciertos niveles, pueden identificarse de forma muy distinta en otros. El teatro puede ser utilizado para analizar, despertar la conciencia de la interacción dentro de las estructuras, la deconstrucción de fenómenos que uno da por hecho, y para la reconstrucción de una noción de identidad propia y de los demás que crea un espacio nuevo en donde imaginar, recrear y repensar nuevas relaciones interculturales entre estas identidades que permiten una convivencia más solidaria e incluyente. Puede ser una gran herramienta para aprender experimentando con miras a establecer una cultura de paz.

Aparte de ocuparlo para deconstruir y reconstruir algunos conceptos de la identidad, debemos tener en cuenta que el teatro también se ha usado para construir nuestras nociones actuales de identidad. Se ha utilizado en la construcción de las identidades nacionales coherentes, así como en la forma en la que percibimos a los guerreros como héroes se está reproduciendo, también como los papeles estereotipados de mujer y hombre que se perpetúan 169 La construcción de puentes de identidad en el espacio migratorio a través del teatro social indefinidamente en el escenario. Reconocer que el teatro participa en la construcción de una cultura de la violencia, opresión y dominación abre la puerta a nuevas interpretaciones en las que el teatro puede ser empleado como una herramienta para deconstruir y desmantelar estas estructuras, e inaugurar un ámbito creativo; en esto puede ser reinventado y reconstruido.

Hay muchas iniciativas creativas que promueven la solidaridad y la integración social a través de procesos artísticos. La idea fundamental es que procesos cooperativos creativos son medios para restaurar relaciones y para conectar a personas: “[M]ediante interacción sensible, segura, sostenida y creativa, la posibilidad de comunicación directa, el diálogo, la dignidad y la autonomía son posibles” (Sturges, 2008).9 Por ejemplo, en un taller en Nuevo México, los participantes eran: unos extranjeros, otros originarios de Estados Unidos y algunos latinoamericanos. Uno de los participantes, un ingeniero jubilado llamado Bob, confesó, antes de empezar el taller, que nunca había tenido una conversación con un mexicano. Durante el taller, debido a estrictas acciones de la ley de inmigración, algunos participantes pasaron por momentos muy duros, y Bob tuvo una experiencia directa y muy real de la vida de un inmigrante. Eso crea conexiones muy fuertes, y en la actuación final esta conexión fue un tema central (Sturges, 2008). Otro ejemplo es el proyecto de teatro social que trabaja con migrantes y cuyo tema de identidad en los Estados Unidos es Elementos Indeseables (Undesirable Elements) del director Ping Chong. Elementos Indeseables es una serie de teatro de historia específica en el contexto de cada comunidad. Los participantes son no-actores de estas comunidades, que viven entre culturas, pues han nacido en una y actualmente viven en otra. Las actuaciones de Chong exploran los efectos de historia, cultura y etnia en la vida de los individuos en una comunidad y examinan la experiencia de identidad de los participantes en ambas culturas. El director conduce entrevistas amplias con ellos, y así surge el guión. Las actuaciones cuestionan los estereotipos a través de historias personales.

9 “[T]hrough responsive, safe and sustained creative interaction, the possibility for direct communication, dialogue, dignity and empowerment becomes possible”.

170 Migraciones, conflictos y cultura de paz Elementos Indeseables es un testimonio de la historia de los siglos xx y xxi para los desplazamientos de las personas y las culturas en el mundo moderno. La serie está diseñada para ayudar a las comunidades a enfrentar y superar el aislamiento cultural, mediante el fomento de una mayor comprensión de los puntos comunes que nos unen a todos (Undesirable Elements, 2008).

Si juntamos toda esta información, obtendremos suficientes ingredientes para pensar cómo el teatro social puede jugar un papel en el ámbito de la migración. En el país de origen sería interesante utilizar el teatro social para repensar las identidades de las familias que han sufrido cambios a causa de la emigración de alguno de sus miembros. Algunos proyectos de teatro que podrían tener lugar en comunidades son: • Migrantes en un país de acogida: por ejemplo, iniciados por las Asociaciones de Migrantes. Con estos grupos se puede trabajar el tema de la identidad, expectativas, la manera como se percibe su identidad, qué ha cambiado, qué y cómo hay que cambiar para integrarse en la sociedad y tener beneficios, cuáles aspectos son negativos y cuáles son positivos, cómo vive uno su situación aquí y qué querría cambiar.

• Futuros migrantes antes de migrar: expectativas, cómo cree uno que su identidad y vida van a cambiar, qué situaciones positivas o negativas pueden encontrarse.

• Familiares que se quedan en el país de origen: cómo ha cambiado la estructura de la familia por la falta de algunos miembros, cómo han cambiados los roles y cómo se sienten dentro de éstos.

• Migrantes y personas del país de acogida: la imagen que tienen unos de los otros, cómo se perciben sus identidades y cómo el otro influye en las mismas.

Migrantes que ya llevan mucho tiempo en estos países y se sienten de alguna forma integrados o más conectados a ambas culturas pueden ayudar en estos procesos para facilitar las ideas y dar testimonios de cómo ellos han vivido o viven estas situaciones.

Ellos pueden fungir como las personas puentes de las que habla 171 La construcción de puentes de identidad en el espacio migratorio a través del teatro social Maalouf. Desde la perspectiva del codesarrollo, también el teatro social, sobre todo el teatro fórum, puede ser una herramienta para pensar junto con las personas de la comunidad en cómo montar un proyecto que beneficie a todos.

Conclusión En este trabajo hemos tenido la oportunidad de echar un vistazo a la relación entre los temas extensos y complejos de la identidad y la migración. Con el objetivo de crear una sociedad más pacífica y solidaria, hemos encontrado algunas ventanas a través de las cuales la diversidad puede ser motivo de celebración en vez de xenofobia.

Estas ventanas son los links que se crean mediante el reconocimiento de los diferentes aspectos de nuestra identidad, que pueden conectarnos a otros en vez de separarnos. También al cuestionar las identidades singulares o excluyentes y buscar sus herencias podemos concientizarnos y tener la posibilidad de reconstruir identidades más incluyentes y plurales. Como hemos visto, el teatro social puede ser una buena herramienta, porque tiene enlaces inherentes con el tema de la identidad y supera en muchos casos las barreras del idioma. Hay una variedad de posibilidades para utilizar esta herramienta en diferentes etapas del patrón migratorio, así como también en las comunidades que son influidas por la migración.

Bibliografía Benmayor, Rina y Andor Skotnes (2005), Migration & Identity, New Brunswick: Transaction Publishers.

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Hack-Polay, Dieu Donné (2008), “Migrant Integration: Case for a Necessary Shift of Paradigm”, en Journal of Identity and Migration Studies, vol. 2, núm. 1, pp. 37-56.

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Maalouf, Amin (2000), In the name of Identity: Violence and the need to belong, New York: Penguin Books.

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Paterson, Douglas y Mark Weinberg (2002), We All Are Theater: An Interview with Augusto Boal, en la Universidad de Nebraska en Omaha, marzo 18-26, 1996, y la Segunda Conferencia Anual de Pedagogía de los Oprimidos, marzo 21-23. Publicación original can/api, septiembre 2002. Disponible en http:// www.communityarts.net/readingroom/archivefiles/2002/09/ we_all_are_thea.php. Consultado el 11 de diciembre de 2007.

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Sturges, Molly (2008), The Circle Is Already Listening: Littleglobe’s Collaborative Creative Process. Disponible en http://www.communityarts.net/readingroom/ archivefiles/2008/11/the_circle_is_a.php. Consultado el 11 de noviembre de 2008.

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