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POBREZA ABSOLUTA Y CRECIMIENTO ECONÓMICO, ANÁLISIS DE TENDENCIA EN MÉXICO, 1970-2005

Rogelio González de Jesús



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3.9. Conclusiones generales

El modelo VEC es un VAR restringido diseñado para series no estacionarias que se pueden cointegrar. Contemplando el resultado de la prueba de Johansen se especificó el VEC con 1 rezago de las variables en diferencias.

Si hacemos el calculo de la serie VARLIDH del modelo VAR (1) con el LIDH (Gráfico 3.4), podemos notar una aproximación buena entre la serie original LIDH y la serie calculada con el modelo VARLIDH, sin embargo los modelos VAR son para modelar series a corto plazo.

Por otro lado, si calculamos la serie VECLIDH aplicando el modelo VEC (1) con la serie LIDH (gráfica 3.6), notamos una representación aun mejor, esto debe ser correcto ya que los modelos VEC son para series de largo plazo y la serie LIDH es una representación a largo plazo.

Ahora si analizamos el modelo VAR (1) con el cálculo de la serie VARLPIB de la serie LPIB (gráfica 3.5), vemos como la serie calculada VARLPIB se aleja de la serie original, por lo tanto no podemos aseverar que realmente pueda modelar su comportamiento.

Sin embargo al calcular la serie VECLPIB y aplicando el modelo VEC (1) para la serie LPIB (gráfica 3.7), este muestra un comportamiento más semejante con la serie LPIB.

La aplicación de la metodología de Johansen sugiere la existencia de una relación de equilibrio a largo plazo entre el Índice de Desarrollo Humano (IDH) y el Producto Interno Bruto (PIB) de México en el periodo 1970 – 2005.

Con esto comprobamos la existencia de un firme respaldo empírico a la idea de que a medida que las personas se tornan más sanas, mejor alimentadas y más instruidas, contribuyen más al crecimiento económico.

La ampliación de la educación primaria aumenta la productividad de los trabajadores urbanos y rurales. En la agricultura, la educación eleva la productividad de los agricultores que utilizan técnicas modernas y no influye tanto en los que utilizan métodos tradicionales .

Igualmente, la educación contribuye de manera importante a la capacidad técnica y al cambio tecnológico en la industria.

Se ha demostrado que el mejoramiento de la salud y de la nutrición influye directamente en la productividad de la mano de obra, especialmente entre las personas más pobres . La morbilidad tiene efectos negativos en la productividad de la mano de obra, cosa que se observa, por ejemplo, en estudios realizados en Ghana y Costa de Marfil (Schultz y Tansel, 1993). En algunos casos, la evidencia indica que la salud y la nutrición influyen aún más en la productividad que la educación formal, a pesar que la documentación relativa al desarrollo ha hecho mucho más hincapié en el efecto de la educación.

La enseñanza secundaria, incluso la técnico-profesional, facilita la adquisición de destrezas y de capacidad de gestión.

La enseñanza terciaria contribuye al desarrollo de la ciencia básica, a la selección adecuada de las importaciones de tecnología, a su adaptación al medio nacional y al desarrollo de tecnologías nativas.

La enseñanza secundaria y terciaria son elementos fundamentales para el desarrollo de instituciones claves (de gobierno, jurídicas, financieras y otras) todas las cuales son esenciales para el desarrollo económico.

Desde el punto de vista macroeconómico, las “nuevas teorías sobre el crecimiento” aspiran a hacer endógeno el progreso técnico con la incorporación de algunos de estos mismos efectos, haciendo hincapié a la vez en la educación, en el aprendizaje con la práctica y en investigación y desarrollo. Varios estudios empíricos han mostrado que la educación tiene efectos positivos en el crecimiento a nivel macroeconómico, los que varían según el grado de instrucción y el modelo de crecimiento macroeconómico elegido, por ejemplo, Barro (1991) y Barro y Lee (1993 a y b).

La educación afecta la naturaleza y el crecimiento de las exportaciones que, a su vez, influyen en la tasa global de crecimiento. Se ha sostenido que en una fábrica moderna, incluso los trabajadores no calificados normalmente necesitan los conocimientos básicos de letras y aritmética y la disciplina que se adquieren en la enseñanza primaria y el primer nivel de la enseñanza secundaria (Wood, 1994). Hay estudios que han demostrado que el incremento de las exportaciones de manufacturas está directamente relacionado con el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), por mencionar algunos Michaely (1977), Krueger (1978), Ram (1985), Rana (1988) y Edwards (1993).

La educación también puede influir en el incremento del ingreso per cápita a través de sus efectos en el denominador, esto es, en el aumento de la población. Muchos estudios han mostrado que la escolaridad femenina está inversamente relacionada con la fecundidad (Ainsworth, Beegle y Nyamete, 1995). Se ha demostrado que ampliar la enseñanza primaria conduce a una distribución más equitativa del ingreso (Psacharopoulos y otros, 1992, p. 48), y estudios de Alesina y Rodrik (1994), Alesina y Perotti (1994), Persson y Tabellini (1994) y Birdsall, indican que la distribución más equitativa de bienes e ingresos contribuye al crecimiento económico.

Naturalmente, la educación, la salud y la nutrición no pueden por sí solas transformar la economía. El volumen y calidad de la inversión interna y externa, junto con el entorno general de políticas, son también factores importantes que determinan el desempeño económico.

Los resultados que obtuvimos en esta investigación respaldan indudablemente la existencia de vínculos que unen el desarrollo humano con el crecimiento económico. Esto significa que la economía de México puede encontrarse en una curva ascendente de desarrollo humano y crecimiento económico que se refuerzan mutuamente, con niveles altos de desarrollo humano que llevan a un crecimiento elevado, y un alto crecimiento económico que a su vez incita aún más el desarrollo humano. A la inversa, si el desarrollo humano es precario, puede que conduzca a un crecimiento bajo y, en consecuencia, a un escaso avance hacia el mejoramiento del desarrollo humano.

A partir de la evidencia empírica extraída se puede afirmar que la pobreza absoluta representada por el IDH ha impactado de forma negativa al crecimiento económico (PIB), por ejemplo en el intervalo de 1982 a 1990, e IDH fue de 0.648 para 1982 y cayo a 0.634 en 1990, y el PIB experimentó tasas negativas de -0.349 en 1983 y -0.308 en el 1986 (ver capitulo 2).

Fuente: diseño propio en base a datos de tablas 2.11 y 2.13

Con esto probamos la hipótesis en forma parcial “La pobreza absoluta impactó de forma negativa el crecimiento económico en México de 1970-2005”, es decir el bajo crecimiento del IDH durante el periodo de 1982 a 1990 influyo en el reducido aumento del PIB en México.


 

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