BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


LA ERA DIGITAL

Jorge Nieto Malpica y otros



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CONFERENCIA 5. La radio digital: mucho más que un cambio tecnológico

Xosé Ramón Pousa Estévez
Universidad Santiago de Compostela

Todo cambio tecnológico conlleva cambios en los contenidos, en la expresividad y, consecuentemente, en la programación. Sobre todo si el medio de que hablamos es la Radio, un soporte de comunicación fundamentalmente tecnológico. La Radio es tecnología en estado puro. La Producción, Distribución y Recepción de la señal radiofónica requiere un amplio abanico de técnicas como la mecánica, la acústica, la electrónica y la informática, en constante evolución. En cierta medida, la historia de la Radio es la historia de su evolución tecnológica. El paso de la modulación en amplitud, que marca la primera etapa de la radiodifusión, a la modulación en frecuencia, con mayor calidad sonora, posibilitó la incorporación de los géneros musicales y el nacimiento de los formatos especializados -las radiofórmulas-. Del mismo modo que la miniaturización de los receptores, gracias a la sustitución de las viejas válvulas por transistores, posibilitó en cierta medida la personalización de los contenidos y la evolución desde una radio familiar, de escucha en grupo, a una radio más personalizada. La radio mermó de tamaño y dejó de ser un mueble para convertirse en un objeto portátil que, mediante la utilización de baterias, podía moverse, incluso viajar, rompiendo viejos hábitos de escucha en grupo y la exigencia de que un mismo producto debería servir para complacer a todos.

Ahora, con el paso de la radio analógica a la radio digital, en la que la producción, la distribución y la recepción, van a estar marcados por la tecnología numérica, estamos viviendo otro cambio aún más decisivo. Un cambio que no es exclusivo de la radio, sino que abarca al conjunto de los medios de comunicación, y que va a conllevar non solo una mayor calidad del producto, sino una nueva modalidad expresiva, un nuevo lenguaje y una actitud menos pasiva por parte del receptor. En definitiva un nuevo modelo de programación radiofónica que exigirá nuevas empresas y nuevos perfiles profesionales.

Estamos metidos en un gran cambio. En verdad, ni la radio, ni la televisión pueden permanecer impasibles ante las transformaciones tecnológicas, políticas y culturales vividas en los últimos veinte años. La era digital exige nuevos modelos de empresas de comunicación, nuevas formas de comunicar y nuevos perfiles profesionales. La irrupción de la nueva cultura do multimedia, en la que convergen texto, video, audio, imágenes y fotos crea un nuevo marco mediático que no solo abre nuevas posibilidades expresivas y conquista públicos habituales de los medios tradicionales, sino que trastoca de forma irreversible el papel pasivo del receptor otorgándole un protagonismo hasta ahora impensable.

Existen ya cambios palpables en los contenidos de los medios tradicionales forzados por la implantación de los nuevos soportes. Y eso que aún estamos al comienzo de un ciclo en el que predominan importantes barreras a la comunicación multimedia a través de la rede: Barreras tecnológicas, derivadas de la existencia de multitud de soportes que luchan por la conquista do mercado (Windows Media, Real Video e Quicktime); barreras culturales: manejarse con vídeo en Internet aún es complejo; y barreras de transmisión: la velocidad en la red aún impide la recepción instantánea. Pero, llevamos poco más de diez anos de utilización masiva de Internet y gran parte de estas barreras están a punto de superarse. Y todos aventuramos qué pasará cuando esto suceda.

CAMBIO DE CICLO

Y es que estamos al final de un ciclo y al comienzo de otro. Hasta ahora los medios se han encargado de obtener, procesar, sintetizar y distribuir información, mientras que el papel de la audiencia ha sido fundamentalmente el de ejercer de receptora pasiva de esa información, lo cual ha consolidado un modelo basado en una estricta división entre ambas partes. Lógicamente, en la sociedad de consumo en la que vivimos, las leyes del mercado han impuesto una concordancia económica, social y política entre la oferta y la demanda de información.

A pesar de la riqueza que ofrece este modelo tradicional, durante los dos últimos siglos, el esquema se ha mantenido rígido entre un centro emisor de información y una audiencia receptora de contenidos, hasta que de la mano de las nuevas tecnologías digitales se ha dinamitado este esquema tradicional, dando paso a un nuevo escenario en el que la audiencia también quiere participar en el juego comunicativo y romper la unidireccionalidad de los mensajes interviniendo sobre los contenidos.

La información en los medios de comunicación tradicionales está estructurada de manera vertical. Independientemente de lo que en realidad querríamos saber o de cuáles serían nuestras preocupaciones ese día, desde la portada hasta la última página se nos indica de antemano qué es lo importante que ha sucedido en el mundo tanto por el espacio que ocupa, el tamaño de los títulos, las fotos o los gráficos, la página donde se encuentra, etc. Los medios asumen que el papel del receptor es eminentemente pasivo.

Internet ha dado la vuelta a este modelo tradicional estableciendo una relación más horizontal con la información. El propio usuario decide cuál es su primera página, qué es lo que más le interesa y selecciona su fuente de información de entre una oferta impensable incluso en el quiosco mejor surtido del planeta. Además, puede interactuar sobre el mensaje, entrar en contacto directo con los protagonistas, reelaborar el contenido de la información, transformarla en conocimiento a través de un proceso eminentemente participativo y, si lo desea, volverla a colocar en la Red. De manos de la tecnología digital se ha operado una metamorfosis. Ya no es un mero receptor, sino que ha adquirido la capacidad de un diseminador de información. Nos han convertido en un medio de comunicación con todas las de la ley.

Lo análogo ha dado paso a lo digital y después de la era digital en la que estamos inmersos daremos paso a lo que algunos teóricos de la comunicación comienzan a llamar la era cuántica. Es el avance tecnológico. No hay dudas de que la comunicación con hipermedios está cambiando y modificará el lenguaje audiovisual. Más aún, cambiará los aspectos estructurales del lenguaje audiovisual. En primer lugar, el paso de lo analógico a lo digital manifiesta una nueva forma de estructurar los elementos. Lo análogo, es decir la transmisión y almacenamiento electromagnético ha dado paso a una forma mucho más sublime y abstracta de representación: el sistema binario. Si aquel es lineal, consistente, físico, material, éste es no lineal, inconsistente, abstracto, inmaterial.

La incorporación del espectador a la interacción de modo que pueda afectar directamente el proceso de comunicación traerá, obligatoriamente, maneras inéditas de almacenamiento y manipulación que ofrece la tecnología digital. Sin embargo la tecnología va mucho más rápido que la forma de pensamiento. No en vano podemos ver como estas nuevas tecnologías son utilizadas, en general, bajo paradigmas y esquemas anteriores, como fue el caso de los primerios CD Rom de enciclopedias. Si bien podemos prescindir de la moviola y sustituirla por un Avid, tal parece que no podemos hacer lo mismo con nuestras formas de pensamiento. En todo caso como bien ha señalado Alvin Tofler en La Tercera Ola, una ola no hace desaparecer la anterior, sino que conviven y hasta se nutren, al menos un tiempo.

HACIA UNA RADIODIFUSIÓN MÁS INTERACTIVA

A comienzos de los años 30, Beltol Brech, en su conocida "Teoría de la Radio", proclamaba que la radiodifusión sería un medio de comunicación auténticamente revolucionario si consiguiese romper el carácter unidireccional de su mensaje. Esa dictadura del emisor frente a la actitud forzosamente pasiva de múltiples receptores anónimos que se limitan a abrir sus oídos alimentando sus cerebros de mensajes que no tienen vuelta atrás. La masificación del teléfono décadas después arrojó un poco de luz posibilitando cierta participación del oyente en el espacio radiofónico. Una ficción de cierta interactividad meramente simbólica.

De la mano de las nuevas tecnologías, fundamentalmente gracias a la digitalización del medio, la radio está a punto de dar un gran paso en el camino apuntado por Bertolt Brecht, jugando el papel de gran interface de comunicaciones que, en cierta medida, rompa con la pasividad impuesta por el emisor al receptor. Más que de una bidireccionalidad total entre emisor y receptores, la Radio Digital que desde hace unos años ha comenzado a dar sus primeros pasos, abre nuevas posibilidades para que el receptor, cuando menos, pueda confeccionar una programación a la carta.

Las nuevas tecnologías esbozan nuevas perspectivas para un medio arraigado, pero ciertamente envejecido, como es la radio, el primer medio de masas que hace ochenta años permitió hablar de comunicación. Una de las características fundamentales del hombre es su capacidad de comunicar. Esta capacidad es algo tan natural en nosotros que muchas veces ni siquiera pensamos en todos los problemas que, en realidad, están asociados con la comunicación. El hombre siempre aspiró a transmitir información, sentimientos e ideas a otros seres humanos. Pero los medios e instrumentos de esa transmisión cambiaron en el transcurso del tiempo.

Hoy, instalados como estamos en la Sociedad de la Información, vivimos en plena efervescencia de la utilización del término comunicación referido a la transmisión de información. Con los adelantos de las técnicas de comunicación, llegó a significar también nuevos modos de almacenar, procesar e emitir información. Se estima que la comunicación electrónica se duplica en volumen cada año que pasa y que antes del 2075 su volumen será mil veces mayor que hoy. Los especialistas hablan ya de la gran mutación de la comunicación, de un nuevo espacio teleinformático.

La Comunicación electrónica es una fuerza motriz que lleva adelante el progreso, como en su día hizo la prensa de masas, de producción industrial. Si analizamos el desarrollo de Estados Unidos, vemos que los medios de comunicación de más éxito fueron electrónicos ya en los años veinte y lo serán también en el futuro. Sin embargo, esto no ocasionó en este país la muerte de los periódicos. Lo que sí hizo la radiodifusión desde un principio fue obligar a la prensa a transformarse, lo que sirvió incluso para fortalecer su posición en la sociedad.

Los futurólogos de la Comunicación hablan frecuentemente de las llamadas "Olas de Historia" de Toffer. Según esta visión, presenciamos ahora la transición desde las olas de agricultura, industria, servicios e información hasta una cuarta ola de desarrollo. Esta nueva fase se podría caracterizar como la época de la biotecnología, conquista del espacio y desarrollo espiritual. En cualquier caso, la etapa que estamos viviendo cambiará los modos anteriores de pensar.

Stanley Hoffman describió en la revista "Foreing Affairs" la inseguridad general de nuestro tiempo comparando la situación mundial con un autobús de línea. El mundo es como un autobús de línea, donde el conductor no domina el vehículo. Los chavales que van dentro, y que para Hoffman son los ciudadanos, le dan al freno o al acelerador sin control. Los adultos, que según Hoffman son los Estados, están preocupados por los pasajeros. El hecho de que los pasajeros se pongan de acuerdo no es, probablemente, una medida suficiente para mantener el coche de línea en la carretera, pero hasta ahora no se inventó otro recurso mejor.

A pesar de la inseguridad, seguimos viajando juntos y suponemos que la meta de todos está por lo menos en la misma dirección. De hecho la función tradicional de la comunicación de masas es la creación de valores comunes. Sin embargo, mucho de lo que siempre se consideró como natural, hasta sistemas completos de pensamiento, pueden resultar anticuados en su esencia. La transformación de las técnicas de información y comunicación está siendo más profunda que en un plazo tan breve como los últimos cinco años se ha producido una auténtica metamorfosis mediática. Tan grande que la industria relacionada con este terreno tampoco fue capaz de anticipar siquiera que se generalizase tan rápidamente el teléfono móvil, ni que no se difundiesen la red de multiservicios ISDN o la televisión de alta definición HDVT, en contra de las previsiones de muchos investigadores.

Cuando se evalúan las tendencias evolutivas, conviene tener en cuenta tanto el punto de vista técnico y económico como también el punto de vista humanístico y sociológico. Probablemente, el mayor error hasta ahora ha sido analizar las posibilidades del porvenir solamente a la luz de las visiones sobre el desarrollo tecnológico del futuro. La técnica en sí podría poner a nuestro alcance muchas cosas también en el campo de las comunicaciones, pero el hombre y las culturas creadas por el hombre nunca reaccionan ante la evolución técnica como pronosticaron los futurólogos, que sólo tienen en cuenta la tecnología y desatienden cualquier otro factor.

En un análisis de las previsiones sobre la sociedad de la información, Tom Forester evita el término megatendencias y habla, en cambio, de megaerrores. En la planificación de la técnica de información se olvidaron muchas necesidades humanas y se hicieron, por lo tanto, previsiones que luego resultaron completamente erróneas. En la década de los años sesenta, por ejemplo, se predecía con toda seriedad que hoy, más o menos, nos desplazaríamos a nuestro lugar de trabajo en aviones personales que volarían verticalmente. Viviríamos en casas construidas completamente de plástico. Cultivaríamos el fondo del mar y haríamos viajes de vacaciones a la luna. Además de todo esto, los robots se ocuparían de los trabajos domésticos y agrícolas y harían las guerras por nosotros (Forester 1992).

LA APORTACIÓN DEL DAB

Con todas las dudas posibles, sin temor a equivocarnos, pero sin arriesgarnos a la hora de aventurar la proyección de este nuevo modo de producción, emisión y recepción denominado Digital Audio Broadcasting (DAB), --o del IBOC americano--, la digitalización de la radio ofrece múltiples posibilidades derivadas de la evolución del lenguaje tradicional del medio radiofónico hacia nuevas modalidades expresivas aportadas por la nueva tecnología digital. Ahora el medio radiofónico afronta un nuevo reto de la mano de un proyecto -el DAB- que nace en 1994, desarrollado en Europa bajo los auspicios de la Unión Europea de Radiodifusión -UER-, en asociación con el proyecto Eureka 147, impulsado por la Unión Europea.

EL DAB nace del agotamiento de la Frecuencia Modulada, que comenzó sus emisiones en 1949, y que, tras permitir el acceso de la música de calidad a la radio y dar lugar a la primera especialización del medio: la radiofórmula, llegó a su límite de calidad y prestaciones. Cada vez son mayores los problemas de recepción, con ruidos, distorsiones y mismo la desaparición de la señal de FM, sobre todo cuando circulamos en automóvil. Problemas aún más agudizados en la onda media. A todo esto hay que añadir la elevada saturación del espectro radioeléctrico, implicando perturbaciones de unas emisoras sobre las otras por la proximidad entre frecuencias.

¿Qué ofrece la radio digital? De entrada proporciona una gran calidad en la recepción de las señales sonoras equivalente a la calidad de un Compac Disc. Resuelve los problemas de distorsiones y cancelaciones que sufren las señales de FM en vehículos en marcha. Optimiza y economiza el espectro radioléctrico posibilitando la existencia de más emisoras (hasta 200 en el dial) y combinando los diversos programas en un solo bloque y en un solo transmisor. Para dar idea de la optimización del dial baste decir que en el espacio que ocupa en la banda una emisora de FM caben entre 6 y 8 canales estéreos de radio digital.

Además de la información en audio, que es la radio en estado puro (palabra, música, efectos y silencio, los cuatro pies del lenguaje radiofónico), la radio digital permite información visual. Los aparatos de radio estarán dotados de una pequeña pantalla por la que se vehiculizará esta información adicional mediante el envío de imágenes que serán especialmente útiles en todo lo relativo a información de servicio público: tráfico, rutas alternativas con mapas, incidencias en las carreteras por accidentes o cortes debido a la inclemencia del tiempo, teléfonos de urgencia, convocatorias y agendas del día; características y detalles de los productos publicitarios que se anuncian ( precios, colores, direcciones, ofertas, etc); imágenes de los directores y locutores de los programas; envío de fotos-noticia de los periódicos, titulares impresos de las principales noticias, incrementando la capacidad receptiva del oyente que tendrá más elementos de información, análisis y opinión de las mismas; mensajes personales del tipo de servicios de busca personas (beeper) o generales; datos sobre las canciones que se emiten en el los programas, desde el título del disco, nombre del autor, hasta la letra completa del tema; mapas del tiempo generales y específicos de cada región y provincia, con imagen del satélite meteosat en tiempo real; envío de paquetes de software a destinatarios específicos, acceso a los periódicos electrónicos vía internet; correo electrónico; sistemas de búsqueda de direcciones y lugares; tele-mensajería y hasta vídeo a baja velocidad, serán imágenes en movimiento lento (1 cuadro por segundo), lógicamente porque si se emitiera en tiempo real, la banda de audio sería suplantada por la de vídeo y estaríamos hablando de televisión y no de radio.

Asimismo la radio digital configura redes de frecuencia única que permiten la recepción de un programa en la misma frecuencia en todo el territorio de cobertura, sin necesidad de resintonizar a cada momento el equipo receptor del automóvil en marcha. Según una investigación realizada por el instituto Ipsos-Eco Consulting, el 92% de los futuros compradores de un aparato digital lo que más valoran es el aumento en la calidad de recepción.

La irrupción en un futuro inmediato de decenas de programaciones digitales en el panorama europeo provocará un fraccionamiento del mercado que obligará a la especialización y, consecuentemente, a la caída del actual modelo de radio generalista o convencional dominante en España, que perderá gran parte de su público. Es probable que una radio se especialice en deportes -ya está en el aire el ejemplo de Radiomarca-, otra en información económica, otra en información metereológica, otra ofrezca información sobre ocio y cultura, viajes, gastronomía, por supuesto noticias... y en el campo de la radio musical ya pueden imaginar desde la clásica a la caribeña, desde la puramente étnica a las gaitas celtas, cualquier forma de expresión musical es susceptible de ser adoptada por una de las emisoras para que en su frecuencia suene exclusivamente esa clase de música que busca un grupo compacto de oyentes.

Ahora bien, la aparición de tantas programaciones al servicio del oyente obligará a una tarea de producción ardua e importante, por lo que se tendrán que crear nuevas estructuras de trabajo y nuevos perfiles profesionales. Aunque en la actualidad, la realidad del mercado nos dice que un solo programador, con un contrato de seis horas diarias está en condiciones de programas 24 horas de radio digital musical utilizando la informática y los fondos digitalizados de su emisora. El programador tendrá que componer un puzzle con los contenidos para ir encajando las diferentes piezas

En este sentido y volviendo al estudio realizado por Ipsos Eco para conocer la importancia que pueden tener los diferentes contenidos radiofónicos en la decisión de compra de un receptor digital. En primer lugar, un 81% de los encuestados valoró como muy importante o bastante importante la existencia en el dial de una emisora especializada en su música favorita a la hora de decidir la compra de un aparato digital. Un 77% opinó que lo que más lo movería a adquirirlo, sería que la emisora estuviera especializada en cultura, música, literatura y ciencia y, en tercer lugar, un 68% afirmó que preferiría una emisora especializada en noticias nacionales e internacionales.

Las personas consultadas sobre la posibilidad de contar en sus aparatos receptores con un servidor de datos a través de una pantalla, lo cual a la hora de comprarlo supondría un valor añadido al de la radio tradicional, se manifestaron así: un 74% juzgó como muy o bastante importante la presencia de un botón de "más información" para ofrecer más detalles sobre noticias en general y acontecimientos deportivos en particular; un 71% reclamó ese botón para consultar horarios locales de autobuses, trenes, aerolíneas (Información de servicio público); un 69% demandó información permanente de tráfico en la ciudad; y otro 69% de los titulares de las últimas noticias.

A falta del desarrollo del modelo programático del DAB, todas estas encuestas permiten ir conociendo las posibilidades de un mercado que comenzará a abrirse inmediatamente y en el que los operadores buscan productos con el suficiente gancho para atraer nuevas audiencias, en un medio como la radio que padece, cuando menos en España, un progresivo envejecimiento de la audiencia y una gran dificultad para atraer audiencias juveniles al dial radiofónico.

Los futuros receptores del DAB, que son los mismos que hoy escuchan la radio analógica, van a experimentar cambios de hábitos ante una mayor oferta y tendrán que aprender a seleccionar canales y a saber interactuar con su aparato receptor para, sino intervenir en el resultado final del mensaje y del producto, como soñaba Brech, cuando menos obtener una programación personalizada.

LA RADIO EN INTERNET

En este recorrido evolutivo hacia la radio digital, no podemos olvidar el fenómeno de la radio por internet: las bitcasting. Partimos del hecho de que en la red conviven productos que se parecen a los soportes de origen. Es decir, existen periódicos electrónicos semejantes a los del quiosco; programaciones de televisión y emisoras de radio muy similares a sus matrices inalámbricas. Pero la evolución de la red está llevando a su confluencia en un nuevo producto comunicativo que hará de internet un medio de comunicación con características propias: es lo que se llama la confluencia en la red.

Mientras tanto, existen en la red más de miles de emisoras de radio que están revolucionando el medio: No necesitan licencia para emitir; rompen con la territorialidad siempre limitada de la radio inalámbrica; ofrecen productos muy especializados para oyentes muy parecidos entre sí y, lo que es más importante, cuentan con la audiencia y le dan cabida a sus opiniones.

La radio por Internet, en tanto que está en la Red, es accesible desde cualquier medio de acceso digital: ordenadores personales, sí, pero también asistentes digitales personales (PDA), teléfonos móviles de nueva generación, televisores por cable y por satélite, etc. Cualquier instrumento conectado a Internet es susceptible de reproducir una radio que vuelque sus emisiones en la Red. Necesitaremos tener tarjeta de sonido, altavoces, etc., pero a un aparato receptor de radio convencional también le hacen falta altavoces, también necesita la antena. Por lo tanto, hay mucha más versatilidad de acceso en la radio por Internet, y más posibilidades de aumentar esta versatilidad: el acceso a Internet puede estar, quizás no hoy mismo pero sí en un futuro, en nuestra ropa, en nuestra moto o en nuestro casco, en un retrovisor, en un papel electrónico, en una agenda, en una pantalla de cine, en una tarjeta de crédito, en una calculadora, etc.

Un producto radiofónico "en Internet", "por Internet" y "para Internet" es mucho más que unas emisiones accesibles desde Internet. El medio es diferente y, por lo tanto, hay que pensar en formatos y contenidos específicos para este formato que, además del audio, cuenta con las posibilidades del texto y de la imagen. Aunque esto sería motivo de otra intervención, en la Universidad de Santiago mantenemos vivo desde hace cinco años un observatorio de la radio en la red. El análisis de un centenar de emisoras cada año nos permite fijar la evolución del lenguaje en la red que, en este mismo año, ha alcanzado sus máximas expectativas con la irrupción masiva del fenómeno Podscasting, que, entre otras cosas, permite recibir espacios radiofónicos a través del correo electrónico.

Y es que la radio hecha pensando en Internet da más posibilidades y rompe todavía más barreras. La del tiempo, por ejemplo. Tradicionalmente la radio y la televisión han sido medios de presente continuo: los productos que ofrecen están hechos para ser recibidos a medida que se emiten. Yo no puedo escuchar la entrevista que se emitió ayer, y ni siquiera puedo mirar en una televisión por multidifusión lo que ha pasado en el minuto 5 de una entrevista cuando yo me conecto en el minuto 40. Pero en Internet, sí. Recordemos que, cuando escuchamos una radio tradicional que pasa a Internet, lo que hacemos es conectar con un archivo de actualización continua (streaming) que nosotros descodificamos gracias a nuestro programa de reproducción. Una radio hecha pensando en Internet puede ofrecer también programación a la carta, que es una de las ventajas primordiales de su potencial: cualquier programa registrado por aquella radio (emitido o no en directo en su momento) puede ser reescuchado por el usuario cuando él quiera. En este caso lo que rompemos es la barrera del tiempo. Antes ya habíamos roto la del espacio. El usuario de una radio por Internet puede escuchar los programas que ofrezca la emisora cuando quiera, desde donde quiera y tantas veces como quiera, sin tener que esperar, ni siquiera, a que se acabe cada bloque-programa que escucha para pasar a otro o a otro punto del mismo.

En la radio convencional, si quieres escuchar noticias te esperas a la hora en punto: ahora estamos hablando de cocina. ¿Quieres música jazz? Lo siento, ahora ponemos rock. ¿Quieres escuchar a Elvis Costello? Lo tenemos, pero ahora pasamos a Michael Jackson. En Internet no se trata de una escucha lineal, sino de, por decirlo así, una escucha interactiva, selectiva. El usuario realmente puede decidir.

Estamos hablando continuamente de escuchar, pero la radio en Internet no sólo se escucha. Una radio en Internet es también un sitio web, y tiene todos los recursos de un sitio web a su disposición: también puede ofrecer vídeos, fotografías, texto, animaciones, infografismo... Tanto el audio como el vídeo pueden necesitar descarga en el ordenador (el aparato) del usuario o quizás puedan consultarse directamente desde la Red. Dependerá de lo que sea más adecuado para cada apartado: explicaciones de los programas, información sobre cómo es la radio, programaciones, noticias (con el mejor medio para cada información), relación con los oyentes, etc. Y es pura interactividad: como todos los medios de comunicación que se trasladan a la Red, una radio hecha para Internet puede permitirse el lujo, y puede ofrecer la interesante opción, de recibir constantemente respuesta de sus usuarios mediante correo electrónico, foros y chats. Si lo desea, cada miembro de la emisora puede tener su propia dirección, de modo que en todo momento el usuario puede dirigirse a ella para dar su opinión, ideas, aportaciones, ampliaciones, sugerencias y quejas.

Otra particularidad de Internet es que permite la personalización. Ya no es preciso que emitamos para el gran público; podemos hacerlo, pero no es necesario. Tenemos la capacidad, ahora que el usuario puede venir a buscarnos desde donde quiera que esté, de hacer programas y emisoras realmente especializadas: no ya en música, sino en músicos, si queremos; no sólo en economía, sino en la actividad económica de un sector; no sólo en cultura, sino en el mundo del caracol. Podemos hacer una radio con pocos contenidos o con tantos contenidos que en un momento dado toda la información auditiva que produzca la e-radio sume mucho más de 24 horas —con lo que se dé la paradoja de que una radio emita más de 24 horas de programación al día. Podemos hacer una radio a medida no de grupos de gente, sino de cada persona: no será necesario ni que nos vengan a buscar. Podemos personalizar el contenido de nuestra radio y ofrecer a cada oyente lo que nos ha dicho que le gusta. Y también podemos hacer pagar esta personalización. O no. El límite sólo está en que tengamos un público a quien interese el tema: las barreras económicas incluso son mucho menores, casi inexistentes, comparadas con la radio convencional. Emitir por Internet no requiere tener estudios de grabación, solicitar, obtener y pagar frecuencias, mantener los equipos. Se puede tener un estudio de grabación, si se quiere dar incluso una mejor calidad, pero para grabar por Internet basta con un micrófono, un ordenador con tarjeta de sonido y un programa que registre el audio y lo convierta en el formato que queramos (MP3, Real, WMP, WAV...), una conexión a Internet, una página web y espacio en la Red donde alojarla.

NUEVOS PERFILES PROFESIONALES

Vemos como cambia el papel de las audiencias, comprobamos como la tecnología modifica el medio, concebimos que son necesarios nuevos productos radiofónicos para mantener el interés de los oyentes. Pero ¿cómo van a dar respuesta las empresas a estas nuevas exigencias?, ¿cómo tendrán que ser los profesionales de la radio que viene?, ¿cómo va a influir esta tendencia en la formación de los profesionales? Como docentes e investigadores es algo que nos preocupa y que nos lleva a reflexionar seriamente sobre la validez de los viejos planes de estudios enfocados, principalmente, a formar redactores para diarios, una expectativa laboral que hoy afecta a menor de un 10% de los titulados.

Y es que por mucho que evolucione la técnica, parece que esto seguirá siendo así: en algún eslabón de la cadena productiva de esta radio digital, inalámbrica o por red, seguirá habiendo un ser humano que seleccione, ordene, comente, relacione, decida, opine o responda.

Según una investigación llevada a cabo recientemente por el Instituto Oficial de Radiotelevisión Española, la producción de contenidos de la Radio Digital exigirá un profesional polivalente. Se tiende hacia un profesional polivalente ( periodista multimedia) que trabaja en diferentes lenguajes y soportes: elabora un contenido que sirve para la locución clásica, redacta una pieza dirigida a un PAD y además realiza otra dirigida a un banco de datos o a un servicio de pago.

También a nivel de mediación técnica se requieren Técnicos polivalentes. Pero la polivalencia también es para los técnicos de sonido. La tendencia apunta hacia un técnico ejercitado en todos los soportes multimedia, integrado en el grupo de trabajo, con plenos conocimientos de sus contenidos.

Son las claves de los nuevos perfiles profesionales que acabará con la actual fragmentación de categorías laborales: periodistas, programadores, documentalistas, creativos publicitarios, informáticos, etc.

Hay que pensar en profesionales capaces de hacer una edición desde su terminal de ordenador, de componer sobre diseños preestablecidos para cada soporte de servicios PDA (Servicios de datos asociados a programas) NPDA (Servicios de datos no asociados a programas) y de alimentar una web asociada, que es otro de los valores añadidos de la radio.

El empaquetado del producto va a requerir unos perfiles profesionales con mayor implicación en los contenidos. Podemos esbozar unos perfiles profesionales que tienden a desaparecer, otros que pueden mantenerse y nuevos perfiles profesionales emergentes.

Los perfiles en reconversión serían:

• Ayudantes y auxiliares de programación y producción. Sus funciones estan siendo asumidas por los actuales productores y programadores.

• Conserjes, ordenanzas y auxiliares

• Personal de oficios, conductores y relaciones públicas.

• Electricistas, antenistas, electrónicos y delineantes.

• Administrativos.

• Locutores.

• Actores.

• Operadores de efectos especiales.

• Montadores-sincronizadores.

• Técnicos de archivo sonoro.

Los Perfiles profesionales que se mantienen:

• Locutor-comentarista.

• Operador de ordenadores

• Productor-coordinador

• Programador

• Realizador

• Especialista en mantenimiento de equipos de baja frecuencia

• Técnico comercial.

Y los Perfiles emergentes:

• Creador de formatos.

• Técnico en investigación de mercados y audiencias

• Redactor Multimedia

• Técnico de Sonido Polivalente

• Especialista en toma de sonido digital

• Guionista

• Experto en informática

• Editor de programas multisoporte

• Documentalista multimedia

• Realizador-operador

• Productor de programas bajo demanda

• Técnico en animación y multimedia.

En definitiva. La Radio Digital -la fábrica de contenidos audiovisuales- va a necesitar profesionales con:

- Polivalencia y policompetencia

- Implicación plena en contenidos y grupo

- Amplios conocimientos informáticos

- Aptitud para imaginar futuros escenarios

- Especialización en contenidos

- Dominio del lenguaje y la creatividad multimedia

- Alto nivel cultural y de cualificación

- Talento, mucho talento

BIBLIOGRAFIA.

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AA.VV. Boletín Fundesco Las tecnologías de información en Radio: proceso de innovación, repercusiones y escenarios de futuro (XII-1989); El provenir tecnológico de la Radio española (VI-1991).

BISSIO, Robert. Internet y la Comunicación Democrática. IPS. Helsinki 2001

FAUS BELAU, A. La Radiotelevisión ante el futuro tecnológico. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra. 1995

FERNANDEZ HERMANA, Luís Angel. En.red.ando. SIneQuaNon Barcelona 1998

FORESTER, Tom. High-Tech Society: The story of the information thecnology revolution. Basil Blocwell. Londres 1987.

MARTINEZ COSTA, María del Pilar. La Radio en la era digital El País-Aguilar 1997.

TOFLER, Alvin. La Tercera Ola. Plaza&Janes. Barcelona 1996

TURKLE, Sherry, La Vida en la pantalla. Paidos, Barcelona 1997

WOLTON, Dominique, Sobrevivir a Internet. Gedisa, Barcelona 2000


 

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