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LA ERA DIGITAL

Jorge Nieto Malpica y otros



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CONFERENCIA 3. Diez intensos años de ciberperiodismo. Del nacimiento a los desafios actuales

Xosé López
Universidad de Santiago de Compostela

Resumen

Diez años de ciberperiodismo con personalidad propia (1996-2006) permiten hacer una revisión del camino recorrido y de los desafíos pendientes. No cabe duda que desde la aparición de Internet como medio de comunicación, la práctica profesional en el nuevo soporte ha ido definiendo un perfil profesional que se caracteriza no sólo por el empleo de un determinado tipo de herramientas, sino por la aplicación de renovadas técnicas en un entorno caracterizado por la hipertextualidad, la multimedialidad y la interactividad. Aunque el periodismo es independiente del medio para el que los profesionales realizan su trabajo, no cabe duda de que la incorporación de la tecnología digital ha introducido importantes modificaciones en todos los procesos de la actividad periodística y que cada soporte presenta singularidades que dan apellido a la denominación genérica del quehacer periodístico. De momento, los avances son muy lentos, pero todos los datos indican que estamos a punto de iniciar la popularización de nuevas construcciones de mensajes para los cibermedios que tienen vida más allá de la secuencialidad. No es un sueño, sino lo que señalan los datos de los últimos años. Pero, con todo, el ciberperiodismo tendrá que conquistar su futuro día a día con propuestas innovadoras que aseguren una información veraz y de calidad.

Introducción

Los grandes cambios que se han producido durante los últimos años en el ámbito de la comunicación de la mano de Internet han provocado algún desconcierto y quizás no han facilitado el análisis y la reflexión sobre los efectos para los profesionales y los usuarios. No podemos decir que no se han levantado voces, organizado congresos y escrito ensayos. Ciertamente, el número es elevado en todos los apartados citados. Lo que ocurre es que quizás abandonamos el análisis empírico para comprobar si se cumplen las numerosas predicciones que se han hecho y para reflexionar sobre el camino recorrido. En medio de tantas promesas, tantos cantos optimistas, tantos gritos apocalípticos y tan pocas ganas de escuchar y dialogar de la mano de la ciencia, navegamos en un mar de confusiones bajo la alargada sombra de la duda.

A medida que conocemos ambiciosas investigaciones –algunos muy recientes- y estudios sobre experiencias concretas en la red, descubrimos algo de luz sobre el siempre complejo mundo del periodismo en Internet. No encontramos respuestas categóricas, pero advertimos tendencias que muestran los avances, dificultades e innovaciones a la hora de contar lo que pasa en la sociedad a través de un nuevo medio de comunicación. El sistema mediático se ha ampliado, hay nuevos actores que producen información y el papel de los periodistas resulta cada vez más difícil. El motivo no estriba en las amenazas sobre su desaparición1, sino en que, al reforzarse su papel2 como mediador, intérprete y gestor del conocimiento, precisa una mejor formación para responder a las exigencias del nuevo entorno.

Lo que hoy nadie o casi nadie pone en duda es que el nuevo medio llegó para quedarse en el sistema comunicativo del siglo XXI. Su aparición supuso un revulsivo porque se convirtió en un medio esencial de la era de la información al permitir la comunicación instantánea de muchos a muchos. Y, al mismo tiempo, mostró la capacidad de las personas para trascender las reglas institucionales, superar las barreras burocráticas y subvertir los valores establecidos de creación de un nuevo mundo3. Internet si incorporó a la lista de herramientas habituales que emplean en su actividad diaria los periodistas, que advirtieron pronto las posibilidades que ofrecía para su trabajo. Y hoy son muy pocos los que no utilizan la red de redes como fuente de información en sus trabajos –la mayoría- o como canal de difusión4.

Los productos existentes en Internet, los cibermedios, se caracterizan por ser multimedia (compuesto por tipos diferentes de información, imagen, sonido y texto), hipermedia (estar dispuesto de tal manera que la recuperación de la información sea un camino que el usuario decide) e interactivos (el usuario puede preguntar y obtener una respuesta a sus demandas)5. La estructura de las informaciones ya no tiene que seguir los cánones de la secuencialidad, sino que la hipertextualidad y la multimedialidad caminan por la senda que se bifurca, la narración no secuencial. Y al periodista que trabaja en estos cibermedios le demandamos, entre otras cosas, que defina construcciones de mensajes acordes con las características de los nuevos soportes.

En nombre de los cibermedios

La propia denominación de cibermedio ya plantea un primer problema porque no existe unanimidad sobre la denominación. Hay quien habla de medio digital o quien recurre a medio en línea, medio telemático o medio electrónico, entre otras denominaciones. En este trabajo emplearé preferentemente la de cibermedio, pues así lo hemos decidido en varios de los proyectos de investigación nacionales o internacionales en los que he participado en los últimos años. Pero considero necesario precisar lo que entendemos por cibermedio en el actual escenario comunicativo para despejar dudas.

Desde mi punto de vista, el cibermedio es aquel emisor de contenidos que tiene voluntad de mediación entre hechos y público, utiliza fundamentalmente criterios y técnicas periodísticas, usa el lenguaje multimedia, es interactivo o hipertextual, se actualiza y se publica en la red Internet.

Es necesario, por tanto, contemplar los siguientes aspectos:

El cibermedio como medio. El cibermedio se incorpora, finalmente, a la clasificación de medios de comunicación como el cuarto componente de la misma tras la prensa escrita, la radio y la televisión. A pesar de que, en un principio, el ciberperiodismo se circunscribía al mero volcado acrítico de la información contenida en el formato papel, con el paso del tiempo los cibermedios han logrado constituirse en un medio propio, con estructuras redaccionales, narrativas y discursivas exclusivas.

El cibermedio como emisor de contenidos. El cibermedio proporciona contenidos de diversa índole, en función también del objetivo o finalidad que persiguen los nuevos medios. Es necesario incluir desde los contendidos propiamente informativos hasta los de servicios de información, comerciales y de entretenimiento; de comunicación o relacionales, y de infomediación o intermediación.

El cibermedio dirigido a un público. Las características definitorias de los cibermedios conllevan una ruptura con la tradicional unidireccionalidad del discurso propio de los medios de comunicación de masas tradicionales, para establecer una comunicación personalizada e individualizada en la que el usuario abandona el rol pasivo que suele desempeñar en los mass media, convirtiéndose en sujeto activo (e interactivo).

El cibermedio con criterios y técnicas periodísticas. Los cibermedios se caracterizan por la aplicación consciente de los criterios profesionales, estructurales, redaccionales y éticos de la actividad periodística, lo cual redunda en una mayor calidad y comprensibilidad de los contenidos.

El cibermedio hipertextual, multimedia e interactivo. El aprovechamiento que el nuevo medio lleva a cabo de las inmensas posibilidades que ofrece el ciberespacio establece la principal diferencia entre el concepto de cibermedio y el, en muchas ocasiones, paso previo a la creación del mismo: las versiones digitales de los medios tradicionales. Así, el cibermedio se define por su hipertextualidad, por su multimedialidad y por la interactividad.

El cibermedio actualizado. La constante renovación o actualización de contenidos de los cibermedios convierte a éstos en medios exentos de toda periodicidad o regularidad temporal. Gracias a esta cualidad de potencial renovación perpetua del cibermedio, éste facilita el flujo informativo acumulativo. Los nuevos medios electrónicos ofrecen al usuario la posibilidad de acceder a un contenido de manera diacrónica o sincrónica.

En definitiva, el cibermedio tiene personalidad propia y rasgos que lo definen con bastante precisión en el actual escenario mediático.

En un nuevo escenario

El nombre de los cibermedios brilla en el ciberespacio. Como resulta obvio, en el escenario digital, la posibilidad de un usuario que a la vez es emisor confiere al ciberperiodismo una dimensión desconocida como tal en las prácticas anteriores. La existencia de una infraestructura que hace posible un usuario activo confiere al proceso comunicativo mediado tecnológicamente una nueva dimensión. La narración hipertextual presupone una completa redefinición de los elementos de la cadena comunicativa. La tecnología digital emula un diálogo en el que los usuarios intervienen constantemente, pero no sólo a la hora de la elección de los recorridos, sino actuando en los propios límites del texto.

No cabe duda que han aparecido nuevas formas de entender el discurso de la comunicación. El ordenador e Internet se configuran como los instrumentos que los usuarios pueden utilizar para la difusión de informaciones y para la intervención en los contenidos. No sólo buscan datos, sino que los ofrecen. No sólo reciben, sino que difunden. La participación y la colaboración, junto a la reacción del sujeto emisor, son las acciones axiales de la comunicación interactiva y horizontal a pesar de la mediatización y la preconfiguración de las aplicaciones tecnológicas. En este universo telemático el usuario tiene un gran poder de decisión, al menos desde el punto de vista teórico.

A partir de la posibilidad de la navegación horizontal y de la interactividad directa con los usuarios, la información puede alcanzar un nuevo valor añadido: la relación automática entre informaciones. En la actualidad, la retórica del discurso periodístico debe tener en cuenta que una información de hemeroteca, ubicada gráficamente en el contexto de una información del día, provoca que el usuario reciba una información con mucho más valor añadido que cualquiera de los dos discursos dispuestos sin relación entre si. El soporte Internet permite esa automatización, lo que crea un nuevo escenario a la hora de construir un discurso periodístico.

Lo cierto es que, por primera vez, el usuario se enfrenta a unas posibilidades que ningún otro sistema de comunicación le había abierto hasta ahora. La facilidad de uso, junto con la facilidad de acceso a una gran cantidad de información con unos costes no muy elevados, ha traspasado viejas fronteras y ha descubierto nuevos horizontes. La red ha abierto las puertas a unos usuarios que precisan menos de las grandes corporaciones informativas para disponer de productos que respondan a sus exigencias de calidad y le ofrezcan un buen producto.

Los avances son lentos

A pesar de las posibilidades creativas e informativas que ofrece el hipertexto y la interactividad, lo cierto es que la retórica periodística de los cibermedios todavía recurre con demasiada frecuencia a la narración lineal y deja al usuario con menos peso en la construcción del mensaje del que parece razonable. Es cierto que la mayoría de los productos contemplan la posibilidad de construir mensajes de otra manera, es decir, hipertextuales, interactivos y multimedia, y que los profesionales de la información acuden a esa opción. Pero la experimentación avanza lentamente y las interconexiones mediante enlaces sólo aprovechan las posibilidades primarias de las herramientas actuales.

El análisis del tratamiento de la información en las principales cabeceras de los cibermedios gallegos6, que ofrece unas conclusiones representativas de la mayoría de los medios locales existentes en este momento en el Estado, indica que el ciberperiodismo ha alcanzado la primera etapa de madurez, pero no ha aprovechado las posibilidades de hipertextualidad, multimedialidad e interactividad que definen al nuevo medio. Aunque las herramientas actuales confieren al usuario un papel más activo, en la mayoría de los productos el usuario no aprovecha esa autonomía y su peso en el relato es mucho menor del que resulta posible en los nuevos medios.

La mayoría de los cibermedios gallegos ni siquiera relacionan sus informaciones directamente con otras fuentes y medios informativos externos. Es más, en un porcentaje que supera ligeramente la mitad de las informaciones analizadas, el periodista recurre a fuentes de segunda mano, es decir, no accede directamente a la fuente principal de la información, sino que lo hace a través de mediadores. Solamente en un 29 por cien de los casos analizados el periodista se dirige a la fuente directamente. De la misma forma, la práctica totalidad de las informaciones ofrece únicamente un enfoque.

Algunos datos cambian cuando el análisis lo ampliamos a las grandes cabeceras7. Los productos muestran hipertextualidad, multimedialidad e interactividad, pero en un porcentaje que, entre el cero y el diez, no supera, en la mayoría de los casos, el siete, es decir, un notable. La hipertextualidad avanza, pero se encuentra muy lejos del aprovechamiento de las posibilidades que ofrecen los nuevos medios. Las informaciones se relacionan con otras fuentes y el número de enfoques está entre los dos y los tres. Las redacciones de los cibermedios encuentran, de forma directa o indirecta, buenos apoyos en las redacciones de las cabeceras en papel.

Entre estos dos grupos de medios encontramos un tercero, el de las cabeceras <regionales> y locales de referencia8. Los datos indican que aprueban las asignaturas de hipertextualidad, multimedialidad e interactividad, pero, a pesar de las diferencias existentes entre los citados cibermedios, están bastante lejos de los medios de referencia en la red. Ofrecen referencias con otras fuentes y el número de enfoques no es monolítico. Disponen de distintos mecanismos de apoyo de la estructura de los medios tradicionales que les amparan para el trabajo informativo, aunque cuentan con bastantes limitaciones en sus equipos redaccionales.

No estamos, pues, ante un cambio radical, como se anunció en su momento, de acuerdo con las posibilidades que ofrecen los nuevos medios. Y tampoco advertimos que las nuevas herramientas hayan dotado al ciberperiodismo de más calidad. Permanecemos en un escenario de contradicciones y de claroscuros donde es ya habitual hablar de las heridas que ha sufrido el periodismo9 y que todavía padece. Muy pocos ciudadanos dudan que el periodismo está enfermo. Tienen dudas si se trata de una leve indisposición, una alteración de pronóstico reservado o una anormalidad grave que terminará con más de dos siglos de historia10. En cualquier caso, hay una gran coincidencia en los ámbitos académicos y profesionales acerca de los grandes males que aquejan al periodismo en todos los soportes, lo que supone la inclusión también de los cibermedios.

De la teoría a la práctica

Los estudios de los cibermedios indican, pues, que <del dicho al hecho hay un trecho>. La idea de centralidad característica en el discurso tradicional de los medios de comunicación colectiva ha desaparecido en el discurso de los nuevos medios. Es cierto, pero no es menos cierto que en los primeros pasos de la nueva retórica de los cibermedios el usuario pocas veces escribe o participa en la construcción del mensaje. El usuario tiene la capacidad de construir un significado que trascienda su esfera privada. Ese proceso de superación, que alcanza no sólo al emisor, sino a otros individuos que a su vez emiten sus criterios previamente elaborados, es todavía más bien teórico.

Los datos del funcionamiento de los cibermedios actuales indican que el usuario no es tan aficionado al hipertexto como se suponía. Advertimos que los nuevos medios han registrado un descenso de la innovación en los últimos años, en lo que ha influido la situación económica de los cibermedios –muchos todavía están definiendo su modelo de negocio-, los condicionantes del entorno tecnológico –en algunos casos y con algunas herramientas- y la respuesta de los usuarios –no siempre han caminado en la dirección prevista por los promotores de iniciativas renovadas-.

Algunos datos de investigaciones recientes11 indican que la formulación de discursos completamente hipertextuales sólo se utiliza en aplicaciones profesionales muy determinadas (catálogos, por ejemplo) o en grupos de intereses muy concretos (juegos de rol textuales on line, por ejemplo). No obstante, se advierten tendencias que indican que los grados de hipertextualidad, multimedialidad e interactividad tienen a un progresivo incremento. Quizás estemos ante síntomas de una próxima popularización de nuevas formas de construcción de los mensajes para los cibermedios.

Lo que ofrece pocas dudas a emisores y receptores es la nueva ventana que ha abierto el hipertexto periodístico, que constituye un lenguaje que no sólo permite la unión de noticias de un mismo asunto, sino que hace posible el enriquecimiento del texto con documentación adicional que puede encontrarse en el archivo de cada medio o mediante enlaces con las fuentes. Sus características lo convierten en un sistema abierto, con múltiples bifurcaciones, donde el usuario desempeña o puede desempeñar un papel activo. El usuario decide hasta que punto quiere avanzar12, aunque es el periodista quien debe aplicar su talento para la elaboración de mensajes capaces de transmitir información con eficacia.

No hay, pues, motivos para el optimismo exagerado ni para el pesimismo apocalíptico. Un factor, el tiempo, tiene la palabra. Los datos parecen indicar que, cuando el modelo de negocio garantice la salud económica de los nuevos medios, los usuarios se familiaricen con las nuevas construcciones y con su nuevo papel, y se amplíe la alfabetización digital, los productos periodísticos ofrecerán más hipertextos que contarán con el apoyo activo de los cibernautas.

El modelo tiene futuro

La tecnología digital ha llegado para quedarse y las transformaciones que provoca tanto en los medios tradicionales como en los nuevos, que se desarrollan de su mano, resultan evidentes. Aunque una mirada al presente muestra los bajos índices de hipertextualidad, multimedialidad e interactividad, que son los rasgos que básicamente caracterizan los cibermedios, la conclusión no puede conducirnos a concluir que la construcción no secuencial carece de futuro en el ciberperiodismo. Los aspectos desfavorables de la actual evolución resultan evidentes, pero no es menos cierto que los cibermedios tienen futuro y están construyendo una nueva retórica periodística. Existe una gran coincidencia en el ámbito académico a la hora de asegurar que el futuro próximo será que tengamos en la red de redes unos productos periodísticos innovadores que integren cada vez más tipos de información y con mayor capacidad de participación efectiva y de personalización.

Desde hace años ha comenzado un proceso de cambio en los productos periodísticos, la profesión periodística, la relación con los usuarios... La transformación, que afecta al conjunto del proceso de comunicación, no sólo está jalonada por el nacimiento de un nuevo canal, sino por una nueva retórica periodística que llega a través de los cibermedios y que tiene en el hipertexto su principal exponente. No hay posible vuelta atrás. El rumbo de navegación ha quedado claro desde el primer momento, aunque admite algunos cambios en la segunda fase. La experimentación y la innovación con productos periodísticos nos indicarán el alcance de las modificaciones en la <hoja de ruta>.

Lo que hoy, en el primer tramo del tercer milenio, sigue gozando de buena imagen entre los profesionales de la información es el periodismo de calidad. Todos los cambios en el cómo se cuentan las historias reciben los parabienes antes o después. El modelo no ofrece muchas dudas y parece que tiene futuro. Todos los datos apuntan a que estamos a punto de iniciar la popularización de nuevas construcciones de mensajes para los cibermedios que tienen vida más allá de la secuencialidad. Es posible que nos encontremos en la antesala de la efectiva popularización del hipertexto periodístico en los cibermedios de mayor difusión de nuestro entorno.

Pinceladas del nuevo panorama

En caso de que admitamos que el modelo de ciberperiodismo que camina de la mano del hipertexto tiene o puede tener futuro, como defendemos en este trabajo, la siguiente pregunta a la que debemos dar respuesta se refiere a cuántos y cuáles de los actuales productos sobrevivirán a esta fase de tránsito y qué caracterizará el nuevo modelo de cibermedios en el sistema de medios de comunicación de la Sociedad de la Información y el Conocimiento. No cabe duda que los datos de la experiencia cosechada durante esta fase de consolidación de los cibermedios, como antesala de la efectiva popularización de productos más integrales y dinámicos, apuntan tendencias que debemos comentar.

Después de las importantes mejoras incorporadas por los productos más innovadores existentes en la telaraña mundial en los últimos diez años, nos atrevemos a decir que el futuro de la comunicación mediada tecnológicamente está en Internet y en el ciberperiodismo, aunque debemos precisar con claridad que el futuro no sólo es Internet y el ciberperiodismo. Y esta deducción, que forma parte de nuestras hipótesis de trabajo13, implica que las pequeñas y medianas empresas de comunicación, los actores sociales interesados en participar en el escenario del sistema de medios de comunicación, los profesionales de la información, los centros de formadores de comunicadores y los colectivos más sensibles con los efectos de la mundialización de la comunicación deben adoptar estrategias que contemplen el nuevo panorama que se dibuja en el horizonte cercano.

En esta fase de tránsito, con cambios muy rápidos y cuyas consecuencias no siempre somos capaces de conocer con celeridad, no podemos dejarnos arrastrar por el optimismo de las grandes industrias de la comunicación, únicamente preocupadas por las perspectivas comerciales que abre el <escenario mundo>, sino que debemos poner en práctica proyectos de cibermedios que, en la era de la mundialización, contribuyan a la convivencia cultural14, porque un mundo que tenga como uno de sus ejes la información y la comunicación será más complejo y más complicado de entender.

Los periodistas en general, y los ciberperiodistas en particular, encuentran reforzado su papel, al menos teóricamente, porque están en el centro de los desafíos de la información mundializada, en expresión de Dominique Wolton, y por lo tanto tienen delante de sus ojos renovados retos a los que hacer frente. Basta con observar los desafíos de selección, jerarquización, interpretación, explicación, precisión, síntesis... de la compleja realidad actual, a los que podemos sumar los relacionados con las herramientas actuales del ciberperiodismo y de la construcción de mensajes hipertextuales, multimedia e interactivos. Ante tanto desafío, los periodistas no sólo tienen que conocer la nueva realidad, sino como aprovecharla para poder trabajar en los medios tradicionales y en los cibermedios. Y es lo que han hecho hasta ahora con su actitud y con su trabajo en la gran variedad de productos existentes en la red.

Preparados para los desafíos

En estos años no todos los cibermedios han dedicado los mismos esfuerzos a la elaboración de buenos productos informativos, con equipos profesionalizados y con el periodismo de calidad como guía. Algunos sí lo han hecho y han conseguido crear una marca impregnada de credibilidad que les concede más garantías para entrar con éxito en la nueva etapa que se avecina. Me refiero tanto a los promovidos por grandes empresas de la comunicación, con proyectos informativos muy definidos, como a nuevas iniciativas auspiciadas por pequeñas o medianas empresas que quisieron entrar en la oferta del sistema de medios con propuestas innovadoras que tienen sus raíces en el mejor periodismo heredado de las buenas redacciones.

Es cierto que un repaso de los cibermedios actuales nos permite diferenciar con claridad unos productos estáticos que caminan atenazados por el pasado –los que apenas aprovechan lo que define al nuevo medio y que ,en muchos casos, sólo vierten el contenido de medios tradicionales a la red- de otros productos dinámicos, que tienen su razón de ser en la hipertextualidad, la multimedialidad y la interactividad. Estamos, pues, ante dos modelos de los que parece que únicamente el segundo camina con acierto por el proceloso mundo del ciberespacio. Sin duda, están mejor preparados para los desafíos los promotores y los ciberperiodistas que trabajan en el segundo grupo, pese a que tampoco los integrantes de éste tengan segura la conquista del futuro.

La experiencia de estos últimos años indica que también los cibermedios necesitan de un conjunto de factores para afrontar con éxito los desafíos. Entre éstos, además de una empresa o entidad promotora, debemos citar un modelo de producto informativo, un modelo de negocio, un equipo de profesionales cualificados, una marca construida sobre la base de la credibilidad y una comunidad de usuarios que reconozca el papel del medio y que esté dispuesta a interactuar y participar en el proyecto. Si existen estos mimbres, los otros llegarán por añadidura (capacidad de anticipación, capacidad para indagar e investigar temas que resultan útiles a los ciudadanos para moverse en la compleja sociedad actual, capacidad para analizar las tendencias de los distintos sectores de la sociedad...).

En definitiva, entiendo que hay un conjunto de cibermedios, unos promovidos por empresas que llevan muchos años en el hipersector de la comunicación y otros puestos en marcha por grupos que quieren intervenir en la comunicación mediada tecnológicamente, que pueden ganar el futuro, al margen de la celeridad con que se impongan las señas de identidad del ciberperiodismo, especialmente el hipertexto; de los avances de las tecnologías, y de la capacidad de los usuarios para aprovechar los nuevos productos. Aunque los avances, de momento, son lentos, estamos en una dirección muy definida: el ciberperiodismo tiene futuro.

Los modelos de productos

De los cibermedios actuales, la mayoría de los más dinámicos entiendo que entrarán en esa etapa que se abre a medio plazo ante nuestros ojos. Pero, de la misma forma, parece razonable sospechar que el modelo que actualmente conocemos no será el que se mantendrá ni siquiera en el futuro inmediato. Nuestra afirmación se apoya en los cambios que han experimentado muchos de estos productos informativos existentes en la red durante los últimos diez años. A medida que se introducen mejoras en las herramientas y en las máquinas, cambia la presentación y la propia estructura de los contenidos –al menos de algunos-. Y todos los datos apuntan a que esta tendencia se mantendrá.

A medida que el ciberperiodismo refuerza su personalidad, gana en claridad, en eficacia comunicativa y una variada oferta de posibilidades para los usuarios. No disponemos de suficientes datos para indicar todas las características del modelo de los productos del futuro inmediato, pero podemos apuntar algunas tendencias a partir de la evolución en estos años y de la capacidad de algunas iniciativas de calidad para sintonizar con los usuarios. La innovación, cuando ha atendido las demandas de los internautas, casi siempre ha recibido premios en visitas, en fidelización con el producto... Es decir, consiguieron la aprobación en aquellos escenarios en los que se han examinado.

Las experiencias que han reforzado la personalidad de los cibermedios en el siglo XXI indican que el nuevo modelo será más dinámico, más claro y sencillo –en la presentación y en el diseño de la estructura informativa-, con sistemas editoriales más eficientes –facilitarán más el trabajo de las redacciones-, una arquitectura de la información más sólida, y con proyectos informativos más ambiciosos –combinarán mejor las posibilidades que ofrece el medio para facilitar información inmediata e información en profundidad-. En definitiva, las tendencias nos indican que caminamos hacia productos con mejor presentación, información construida con estructuras más experimentadas y sistemas que aseguren una mayor eficiencia comunicativa.

No obstante, tenemos que asumir que las potencialidades de los cibermedios, que son muchas, podemos confundirlas con la realidad, que presenta muchas limitaciones, o con las aspiraciones de los negocios digitales15, que tratan de marcar el camino a seguir a pesar de las numerosas voces e iniciativas que quieren un cambio de rumbo. Una nueva orientación sólo llegará si desde distintos sectores sociales hay iniciativas con nuevos productos que muestren en la red de redes otras formas de informar, otras posibilidades de los cibermedios y una mayor implicación en los proyectos de los sectores de usuarios más exigentes y más críticos. En caso contrario, el modelo de producto seguirá diseñándose, en la mayoría de los casos, de acuerdo con las necesidades de los promotores de los negocios en los escenarios digitales.

Muchos interrogantes

El panorama actual tenemos, pues, que analizarlo bajo la alargada sombra de lo digital. No cabe duda que la tecnología digital ha transformado los medios de comunicación tradicionales, ha hecho posible el nacimiento de los cibermedios y ha transfigurado aspectos esenciales de la profesión periodística. En el momento actual hay pocas dudas de que estamos en una fase de tránsito en el hipersector de la comunicación en el que conocemos nuevos formatos, nuevos productos, nuevos lenguajes...con los que aprovechar las múltiples potencias comunicativas del entorno hipertextual, multimedia e interactivo16. En definitiva, tenemos un medio que ofrece renovadas posibilidades para un periodismo, el actual, necesitado de reflexión crítica, pero que corre el riesgo de seguir condicionado por muchas de las contradicciones entre las que ha caminado hasta ahora.

La mundialización de las comunicaciones ha terminado con viejas barreras y ha acercado los productos informativos –los cibermedios, en el caso que nos ocupa- a usuarios de cualquier ámbito geográfico, pero no ha resuelto los problemas que aquejan a los medios de comunicación y al periodismo. Los cibermedios se popularizarán, ocuparán nuevos papeles en el escenario mediático y ofrecerán productos más dinámicos e innovadores, pero no siempre ofrecerán productos que aseguren la eficiencia comunicativa en todos los escenarios –que todos los receptores entiendan de la misma forma los mensajes de los cibermedios-, es decir, que contribuyan a la convivencia cultural. Los sueños no siempre se convertirán en realidades.

Cuando analizamos la red de redes sabemos que no hablamos del principal activo de la ciencia porque Internet, como la conocemos hoy, tiene poco que ver con la difusión de conocimiento, aunque también es verdad que la telaraña mundial es un entorno comunicativo donde se puede asentar información con capacidad de ser transformada en conocimiento17. No obstante, aunque no es un medio muy favorable a la transmisión del conocimiento, sobre todo a causa de la velocidad que caracteriza todo lo que se mueve en Internet, el reto de la sociedad actual reside en crear productos con datos, informaciones y, en la medida de lo posible, conocimiento. En el futuro inmediato todo será más fácil si la tecnología facilita nuevas formas de lectura a partir de la pantalla que favorezcan la comprensión y pongan coto a la esquizofrenia de la que habla Humberto Eco cuando se refiere <al transitar por la enredadera telemática sin rumbo>, como nos han recordado José Manuel de Pablos y Concha Mateos en el citado trabajo. Es una posibilidad que contemplamos, aunque con muchas cautelas porque el futuro se presenta borrascoso –al menos, con alguna borrasca-.

En el horizonte divisamos muchos interrogantes todavía sin respuesta. Desconocemos si los nuevos cibermedios asegurarán la calidad periodística, contribuirán a combatir la brecha digital, favorecerán la precarización laboral de los periodistas, incentivarán que nuevos actores creen productos informativos, atenderán las demandas de los sin voz, se dejarán llevar por la lógica comercial, dispondrán de proyecto de política informativa... Podemos enumerar una larga lista que al final plantea sólo una cuestión central: promoverán un renovado orden informativo o consolidarán una nueva etapa del actual sistema. Es decir, ayudarán a la convivencia cultural o simplemente engrosarán el sistema de medios. De momento, a pesar de la diversidad de las experiencias, la mayoría de los cibermedios que conocemos se han acomodado en el modelo dominante con propuestas más o menos alternativas, pero no viven ajenos al debate del entorno cultural en el que intervienen.

A corto plazo, no auguramos un gran cambio en el modelo dominante de cibermedios, sino más bien una tendencia a la continuidad del actual sistema, aunque con mayor diversidad de productos. Y en esos productos el ciberperiodismo seguirá escribiendo sus páginas y construyendo iniciativas que buscarán la innovación, en la mayor parte de los casos al abrigo de los negocios digitales. Pero hay espacio para otras propuestas, para otras iniciativas alternativas que convivirán con las iniciativas nacidas de la mano de la lógica comercial. Que tengan más o menos presencia en la red, más o menos incidencia en los usuarios, dependerá de un entorno social favorable y del acierto de quienes promuevan esos cibermedios, que sin duda aparecen en el horizonte como necesarios para una comunicación ecológica, para una buena salud informativa de la Sociedad de la Información y el Conocimiento.

El ciberperiodismo, pues, está en el mapa del futuro, pero tiene que conquistar el presente día a día. Quizás por eso a partir de ahora el ciberperiodismo, cultivando sus señas de identidad, prestará especial atención a reforzar su personalidad y a mostrarnos rasgos de posibles fortalezas en su madurez. A pesar de los problemas que ha encontrado en la evolución por las distintas fases que ha atravesado en estos años y de los retos pendientes, el periodismo en la red goza de buena salud. Ya ha diseñado un proyecto que tiene en el hipertexto, la multimedia y la interactividad sus principales apoyos. En breve entraremos en una fase de efectiva popularización de nuevos lenguajes y nuevos productos que desconocemos si contribuirán a la convivencia cultural. Que lo hagan dependerá del acierto de los promotores y de la intervención de los usuarios.

No conviene que nuestros sueños cibernéticos los convirtamos en realidades. Los proyectos, las aspiraciones son sólo eso: hipótesis para un futuro más o menos lejano. Por eso, mientras esperamos el momento para conocer la respuesta al citado interrogante, únicamente disponemos de una evidencia: el ciberperiodismo tiene señas de identidad y aprovecha las oportunidades que encuentra en los medios más dinámicos para cultivarlas. Aquí termina el presente y el futuro hay que ganarlo, hay que conquistarlo. Es el camino que le queda al ciberperiodismo.

A modo de conclusión

Los promotores de los cibermedios parece que están convencidos de que tienen que ganar el futuro día a día con renovadas propuestas y con innovaciones capaces de anticiparse al futuro. A juzgar por los pasos dados por el ciberperiodismo, sobre todo entre 2002 y 2004, podemos asegurar que otro ciberperiodismo es posible. En los años 2005 y 2006 se han abierto nuevas puertas y se ha fomentado la experimentación. Quizás por ello está, como hemos dicho, en el mapa del futuro mediático inmediato.

Como hipótesis de este trabajo hemos defendido que no debemos descartar que los cibermedios del futuro se parezcan poco a los que tenemos hoy o los que hemos soñado. El análisis de algunos datos de estos diez años confirma esta hipótesis. Además, todos los datos apuntan a que alrededor de Internet se potenciarán muchas iniciativas de negocio, pero ello no impide la posibilidad de que existan cibermedios de calidad periodística. Y es en este punto donde, desde el ámbito de la periodística, debemos incidir. Debemos hacerlo porque podemos aportar ideas para la reflexión y prototipos de productos. Y debemos hacerlo porque éste es nuestro campo de investigación.

En estos diez años el ciberperiodismo ha dado importantes pasos y ha sentado las bases del nuevo medio de comunicación, que tiene muchos desafíos. No podía ser de otro modo. En un escenario tan cambiante nadie imagina que el nuevo medio permanezca quieto. Al contrario, esperamos la innovación y la experimentación. Lo que es más difícil es indicar las características de esa orientación futura. Lo que parece razonable es que la mayoría de los cibermedios dinámicos que existen en la actualidad entrarán en esa etapa que se abre a medio plazo ante nuestros ojos en este año 2006.

Lo digital conduce el actual proceso de cambio. Pero las transformaciones no son sólo tecnológicas, sino que afectan a todos los procesos. No podemos esperar una revolución de la noche a la mañana, sino que debemos ser conscientes que el escenario comunicativo cambia día a día. Afecta no sólo a los medios, sino al periodismo y a los usuarios, así como a los actores que producen información y a la relación de los ciudadanos con todos y cada uno de los actores. Pero no cabe duda que buena parte de los cambios actuales giran alrededor de Internet, que cada día que pasa tiene más usuarios y es la vía que eligen muchas personas para informarse. Es cierto que los interrogantes sobre el futuro son muchos, pero no es menos cierto que hay algunos datos que nos muestran evidencias. La primera, la existencia y consolidación de los cibermedios. Forman parte del presente y estarán en el futuro. Es suficiente para que centren nuestra atención y reflexionemos a partir de la tradición y el conocimiento cosechado en estos años en el campo de los estudios de comunicación. Ese es uno de nuestros cometidos prioritarios. De los diez intensos años de ciberperiodismo hemos pasado en el 2006 al inicio de una etapa que podemos denominar <los intensos años de los desafíos del nuevo medio de la Sociedad de la Información y el Conocimiento>.

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