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LAS MICRO Y PEQUEÑAS EMPRESAS MEXICANAS ANTE LA CRISIS DEL PARADIGMA ECONÓMICO DE 2009

Genaro Sánchez Barajas



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3. 3. El Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, TLCUE.

La investigación bibliográfica (Gazol Sánchez, 2002, op.cit.) permitió verificar que se firmó en diciembre de 1999 y entró en vigor el 1 de julio de 2000.

Alcance: El título II de los artículos 2 al 25 indica que se tiene por objeto el crear una zona de libre comercio al término de la transición que no podrá ser mayor a diez años, en las condiciones estipuladas en el artículo XXIV del GATT.

Asimismo dispone lo relativo a la eliminación gradual de aranceles (de importación y de exportación). Excluye los impuestos compensatorios o antidumping. Los artículos 4 al 10 contienen la calendarización de desgravación. El artículo 5 se refiere a la desgravación de parte de la Unión Europea y el 6 a las obligaciones de México en este sentido.

Los calendarios de desgravación serán revisados a más tardar tres años después de la entrada en vigor del TLCUE, es de suponerse que en la actualidad se está realizando esta actividad entre las partes signatarias del Tratado.

Por su importancia actual en México en relación con el campo mexicano, es conveniente decir que para los artículos clasificados en los capítulos 1 al 24 (agropecuarios y pesqueros) se convinieron calendarios especiales.

En este contexto conviene mencionar que el artículo 12 proscribe la aplicación de cualquier restricción cuantitativa y el artículo 13 se refiere al trato nacional en materia de tributación y reglamentos interiores. El artículo 23 autoriza a las partes a mantener o establecer zonas de libre comercio o uniones aduaneras con otros países “siempre que no se alteren los derechos y obligaciones”.

En conclusión puede decirse de manera preliminar que: a). el comercio exterior representa un potencial importante para el futuro desarrollo de las MYPES mexicanas; b). también, que en la medida que los protocolos contengan cláusulas de articulación de estos estratos empresariales con las exportaciones, mayores serán las expectativas para su inclusión en las grandes cadenas tecnológicas, comerciales y financieras que controlan las empresas trasnacionales en el mundo y, c). que conviene precisar sí esta oportunidad es realmente para todos los tamaños de empresa y si, además de la industria, también se incluyen a las comerciales y de servicios.

En este contexto y con base en lo anterior, al profundizar en el análisis de los efectos de la política de estabilización aplicada simultáneamente con la política de crecimiento hacia afuera, se observa que la liberalización comercial, aunada a la sobrevaluación del peso ( con el fin de reducir la inflación ), crearon un serio déficit de comercio exterior que afectó considerablemente las ventajas logradas con el dinamismo de las exportaciones que, como se indicó en párrafos anteriores, lamentablemente a partir del año 2001 su crecimiento se vio afectado por la contracción en el ritmo de crecimiento de la economía estadounidense, de tal suerte que en la actualidad hay una estabilidad manifiesta pero también un déficit comercial significativo.

Al parecer en el futuro inmediato privarán serias restricciones al crecimiento económico mientras no se revisen y actualicen las políticas aplicadas durante los últimos años, ya que en la medida que las exportaciones estén en función del crecimiento del PIB de Estados Unidos, no pueden propiciar una dinámica permanente y generalizada de la economía nacional.

Por otra parte, la apertura comercial para importar con un tipo de cambio sobrevaluado como el de la actualidad, se ha traducido en un mayor crecimiento de las importaciones en relación con las exportaciones ( ver Cuadro 3 ), lo que ha ocasionado a su vez , la salida de divisas en detrimento de las finanzas y del sector externo; en consecuencia, no ha producido los efectos multiplicadores internos a favor de la dinámica en la producción mexicana.

En opinión de algunos estudiosos (Huerta, 2003: 23) la apertura comercial más que proporcionar mayor eficiencia económica, ha obstruido las actividades económicas del país: son fuertes las presiones que ejerce el déficit comercial y además, ha provocado el rompimiento de las cadenas productivas y comerciales, amén de que ha frenado la acumulación de capital en las empresas mexicanas. Desde este punto de vista la economía se ha deteriorado y extranjerizado en gran medida por la liberalización comercial, la sobrevaluación del peso y las mayores tasas de crecimiento de las importaciones, provocando un aumento en los requerimientos de divisas para cerrar la brecha externa, expandir la demanda y el crecimiento económico, con el agravante de que no se observa una dinámica endógena sostenida que propicie el fortalecimiento del mercado interno como complemento o alternativa, al mercado externo, principalmente el estadounidense.

Al respecto, en la exposición de motivos del proyecto de Ley de Ingresos de la Federación presentado por el Poder Ejecutivo Federal al Congreso de la Unión en noviembre del 2002, para su aprobación y puesta en vigor en el ejercicio fiscal del año 2003, se propuso vigorizar el mercado nacional con diferentes medidas de estímulo económico; la única medida exitosa que se vio hacia el final de ese año, fue la disminución de la inflación, cuya reducción en los últimos tres años motivó al C. Presidente de la República a decir (Ruíz Patricia, 2003:5) el 31 de octubre del 2003 que “ todos los 15 millones de trabajadores de México aumentaron su poder adquisitivo en 13% por encima de la inflación, y de esta manera se ha logrado sostener el consumo” .

Derivado de lo anterior, se considera que es reducido el margen de actuación del gobierno federal para promover el mercado interno, puesto que no ha modificado su objetivo prioritario de mantener la estabilidad económica: no ha flexibilizado las estrategias monetaria, fiscal y de salarios mediante la expansión de la oferta monetaria, del gasto público e incrementos en los salarios reales, respectivamente. Así pues, en el corto plazo no hay condiciones para ensanchar el mercado nacional, situación que aunada a la recesión del mercado estadounidense, permite concluir que las exportaciones no son el motor del crecimiento de la economía y del empleo y, que el déficit comercial, debe ser una variable a monitorear permanentemente para evitar mayores desequilibrios y frenos al crecimiento económico de México. Es necesario reflexionar sobre la conveniencia de cambiar el paradigma neoclásico de política económica.

Resta decir que este es el entorno macroeconómico que sirve de referencia para explicar el origen, la evolución, las características, problemas y perspectivas de las MYPES, que se describen en el capitulo II.


 

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