BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


PERIODISMO DE INVESTIGACIÓN: UNA MIRADA DESDE LA REALIDAD

Rosalinda Gámez Gastélum y Ana Imelda Coronel Cabanillas



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De las dictaduras a la globalización y el mercado

El contexto de sanguinarias y corruptas dictaduras militares que vivir América Latina hasta lo ochenta, fue el principal impedimento al desarrollo de un periodismo investigativo. En las nuevas condiciones de democracia, del uso del voto para el cambio de gobierno y de libertad de expresión, el periodismo investigativo encuentra cauces favorables.

Ya vimos cómo investigaciones periodísticas culminaron con la renuncia de Fernando Collor de Melo en Brasil; con el encarcelamiento de Carlos Andrés Pérez en Venezuela; y con el descubrimiento de las truculencias multimillonarias del hermano del presidente Salinas, en México, han sido casos resonantes de periodismo investigativo, que nos dicen que es posible, que es necesario, que hay un contexto favorable, y también que el blanco se ha desplazado hacia el área económica y financiera.

Efectivamente, en un mundo globalizándose, unipolar, con el capitalismo como sistema mundial único – salvo las excepciones--, donde hay un empuje violento hacia le economía de mercado mundializada y cada vez mayor competitividad, el escenario principal es la economía y las finanzas, y ahí está el dinero. “Sigue el dinero”, exhortaba Garanta Profunda a Bob Woodward, del Washington Post, durante las investigaciones que condujeron al famoso Watergate.

Recientemente hemos visto intentos de periodismo investigativo con los casos de Narcojet y de las presuntas compras de tierras de parte del presidente de la República, pero estas situaciones no han sido manejadas con el rigor requerido, y se han quedado cortas, por lo cual estos esfuerzos tiene más bien características de denuncias o cuando más, del llamado “periodismo dinamitero”, que suelta una pista, como si fuera bomba, para que explote y tenga eco, y con las reacciones convertir el asunto en un caso.

Hay mucha urgencia por publicar, no hay paciencia, y al parecer, tampoco una estrategia investigativa, con objetivos bien definidos y delimidos, y con procedimientos y herramientas especificas. Para que un caso de periodismo investigativo culmine con el desenmascaramiento de los delincuentes y su enjuiciamiento en los tribunales, se requieren pruebas, y obtenerlas precisa de tiempo, de perseverancia, de una verdadera conciencia investigadora, de un sentido profundo de profesionalismo y de ética. ¿Por qué no decirlo? También se requiere ser valiente. Tan poderosos intereses están en juego, que cuando el periodista investigador se acerca a la verdad, huele a peligro.

El flagelo del partidismo

Pedro Joaquín Chamorro Cardenal fue asesinado por el régimen somocista, pero eso no ha sido la tónica en Nicaragua, como si lo es en la vecina Guatemala, en México y Colombia, donde centenares de colegas han sido asesinados por husmear en asuntos de violaciones a derechos humanos, negocios ilícitos, tráfico de drogas, etcétera. Particularmente en Colombia, y en menor grado en México, el periodismo envesntigativo se ha desarrollado muchisimo más. Quizás por ellos maten tantos periodistas.

Con tanta droga en Nicaragua, con expendios de cocaína en cada manzana de cada barrio, con tantos poderosos metidos en negocios turbios, con tanto tráfico de influencia, con tanta corrupción, el periodismo investigativo encuentra un campo propicio, pero también lleno de peligros. Recordemos que el salvadoreño que manejó el rastreador electrónico que detectó cocaína en el Leader Jet, murió pasconeado a calazos en una parada de buses en San Salvador. ¿Fue una causalidad?

El partidismo, ese terrible mal que atraviesa la columna vertebral del gremio de periodistas de Nicaragua, es un estorbo tremendo para el periodismo investigativo, y pone en evidencia el bajo profesionalismo predominante. Separar los intereses personales de cualquier tipo, políticos, religiosos, etcétera, del ejercicio del periodismo, se ha vuelto harto difícil en nuestra sociedad.

Hemos visto cómo se dispara contra el gobierno, personas e instituciones de todo tipo, desde posiciones partidistas o de un concepto amarillista y sensacionalista del ejercicio, que pretenden suplantar al periodismo, y que se presentan como periodismo profesional; entonces el interno falla porque no se basó en un ejercicio profesional, es decir, en una búsqueda organizada y sistemática de la información, en una recolección metódica y perseverante, hasta comprobar las presunciones.

Frecuentemente se ataca, se hostiga, y como no hay pruebas, se pierde la oportunidad real de contribuir con la soledad cumplimiento cabalmente con la función de fiscalizar el uso de los bienes públicos, que es una misión de los medios y los periodistas. Más bien, queda un gran vacío, los presuntos implicados en actos ilícitos, son alertados, con lo que obtienen gratuitamente la oportunidad de ponerse a buen resguardo, y emprender una investigación periodística verdadera tendrá pocas posibilidades de éxito.


 

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