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EL PROCESO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN AMÉRICA LATINA:
EL CASO DE MÉXICO, 1940-1980

Ana Luisa González Arévalo


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CAPÍTULO 3. LA SEGUNDA FASE DEL PROCESO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES.

Al inicio de los años 60's penetraba con marcado ritmo acelerado ritmo acelerado los recursos provenientes de Estados Unidos mediante créditos e inversiones. La guerra de los estadounidenses con Vietnam proporcionó a México aumento en las exportaciones de carácter primario y la elevación de sus precios. Los inversionistas mexicanos se vincularon con los extranjeros no solamente por cuestiones financieras, sino por transferencias tecnológicas y comerciales, siendo muy importante para el desarrollo del capitalismo mexicano, cuyas consecuencias fueron un desarrollo con mayor dependencia y desequilibrio.

A partir de 1963 se observa un crecimiento muy elevado en la industria manufacturera debido al impulso que recibió por parte de la inversión extranjera, teniendo como resultado la transformación industrial del país. Una de sus expresiones es el incremento en la exportación de manufacturas, así como también el aumento en la producción y la diversificación de bienes intermedios y de capital. Durante estos años el sector industrial estuvo dominado por el peso de las ramas productoras de bienes con mayor nivel de elaboración, lo cual produjo un crecimiento de este rubro más acrecentado así como de inversión, es decir, en esta década se fortalecen algunas ramas de la industria, por ejemplo, la química, petroquímica, metalurgia, fabricación de maquinaria y producción de materiales para la construcción. Otra característica de este periodo es el hecho de que los monopolios mexicanos se relacionaron estrechamente con capital extranjero, primordialmente norteamericano, que actuaría en el desarrollo de nuevas ramas de la industria, formando empresas mixtas. Ello condujo a supeditar la industrialización en el país e imposibilitó su independencia. El capital procedente del país vecino penetró en las ramas más dinámicas de la industria, determinando así las políticas industriales que el país debería seguir, sin tomar en cuenta una conformación homogénea y simétrica de esta división económica, lo fundamental fue que la colocación de los capitales resultaron ser de altos niveles de rentabilidad. La orientación de la inversión extranjera había sido la siguiente: en los años 40's se dirigió a las comunicaciones, energía eléctrica, minería; en los años 50's y 60's a la industria manufacturera, en segundo lugar al comercio. En particular la inversión directa por parte de Estados Unidos en 1960 había sido dirigida a:

Conforme (Aguilera, 1975) en el Sector I de las 500 grandes empresas, 22 representan el 48% del capital extranjero siendo el 90% correspondiente a Estados Unidos. La participación de este capital fue encauzado fundamentalmente a la fabricación de maquinaria y equipo, construcción y reparación de automóviles.

Las inversiones de este tipo fueron una fuente importante de financiamiento para las importaciones llevadas a cabo por el sector industrial. Ello incrementó el endeudamiento del país con el exterior. Los saldos negativos arrojados por la balanza comercial no pudieron ser pagados con las exportaciones, fue necesario el crédito internacional. La circulación de capital en la estructura de la industria mexicana, fue dependiente del capital externo; por ejemplo, el Sector II requirió en esta década de los 60's, del 57.1% de las exportaciones y el Sector I únicamente el 2%.

La conformación estructural de las exportaciones de la actividad manufacturera eran básicamente bienes de consumo, alimentos, productos químicos, textiles. En muy pequeña escala medios de producción como el hierro o acero manufacturado, piezas sueltas para automóvil, refacciones de diversos materiales para maquinaria.

En este decenio de los 60's, la industrialización mexicana estaba compuesta por un sector productor de bienes de consumo que había logrado diversificarse cubriendo así las fases del proceso fácil de sustitución de importaciones donde se crearon las condiciones de reproducción del capital y de la fuerza de trabajo, por lo que se inicia un proceso de sustitución compleja de importaciones.

Las industrias metálicas básicas se encuentran en expansión, sin embargo, la producción de maquinaria es incipiente por lo que no son satisfechas las necesidades de la demanda interna de medios de producción. La expansión de este subsector obedece a los requerimiento para la fabricación de bienes de consumo duradero (licuadoras, estufas, televisiones, lavadoras, radios, etc.)

No obstante aún es muy débil su progreso.

En esta década se incrementó de manera significativa la participación de los bienes de subsistencia en la generación del PIB siendo muy prominente la compra en el exterior de bienes de producción, aproximadamente el 80%. Ello condujo a fines de este decenio al agotamiento del modelo de acumulación capitalista dependiente, cuya base de sustitución había sido el proceso de sustitución fácil de importaciones con una producción solamente de bienes de consumo y productos intermedios.

La industria en la sexta década del siglo pasado tuvo como característica la concentración y centralización del capital con un alto nivel. Este fenómeno es producto de la presencia del capital monopolista extranjero y de la fusión de los capitales nacionales y extranjeros en empresas mixtas.

La monopolización en el aparato comercial, financiero y productivo sometió al conjunto de la actividad económica mexicana. El capital monopólico foráneo subordinó la estructura industrial, produciendo un desarrollo desigual y concentrado, un mercado con formas oligopólicas de realización, así como una fuerte concentración en la organización financiera muy centralizada.

A finales de los 60's las grandes empresas controlan casi el 60% de producción, presentaron prominentes tasas de crecimiento del valor de la producción, 16%, sin embargo, contaban con el menor número de los establecimientos (770), disponían de la mayor cantidad de capital invertid, 86.5 mil millones de pesos, (más del 50% del capital total) y el más alto promedio en la tasa anual de inversión, aproximadamente el 15%.

El crecimiento acelerado del capital invertido en el sector industrial, con el ahorro en el empleo de mano de obra, crearon una ascendente composición orgánica de capital, así como un subempleo en la industria, despido creciente de trabajadores, lo cual aunado a la población flotante de fuerza de trabajo migratoria de las áreas rurales, conforman un gigantesco ejército de desempleados en las tres ciudades más importantes: México, Guadalajara y Monterrey.

El papel del estado en el desarrollo de esta actividad secundaria ha sido esencial. Otro elemento importante a destacar es el proteccionismo industrial que a través del aparato estatal ha creado un mercado protegido contra cualquier competidor que se presente, creando condiciones monopólicas en todas las ramas industriales, fortaleciendo algunos grupos dentro de éste. El estado, (Álvarez, 1975) controla directamente algunos sectores estratégicos, la producción de petróleo, la generación de energía eléctrica y la operación del transporte adecuado para las necesidades industriales, los ferrocarriles; pero siempre que la expansión de los negocios privados han estado en peligro, la situación del estado ha sido firme y decidida; así, hoy en día el estado controla y participa en empresas siderúrgicas, de papel, de fertilizantes, de alimentos, de textiles, de automóviles, etc., con lo cual, aunque su volumen de producción industrial es pequeño, es de importancia estratégica innegable.

La burguesía se había consolidado en el dominio económico y político, actuaba en la exportación y en el mercado interno, no obstante no levaba muy bien a cabo el proceso de acumulación de capital, por lo que fue necesario la intervención del estado, otorgando grandes concesiones. La actuación de éste, era la de velar por el desarrollo del capitalismo industrial, aún a costa de chocar con los intereses de la burguesía.

La necesidad (De la Peña, 1975) de estimular el proceso de acumulación de capital, para estos años, era muy poco dinámica y presentaba serias dificultades limitando la ocupación, creando condiciones de desequilibrio interno muy graves; la acumulación capitalista solamente podía elevarse mediante el aumento en las exportaciones, lo cual no resultaba ser sólido para este tiempo. Los recursos provenientes del exterior no fueron suficientes para generar un crecimiento acorde con la explotación de la fuerza de trabajo.

La crisis económica es propia de la naturaleza del sistema capitalista subdesarrollado en el que se encuentra nuestro país. En esta década este fenómeno fue resentido por los sectores populares mediante el alza incesante del costo de la vida. En el grupo empresarial se manifestó en la variación de los precios de las materias primas, disminución de la oferta de insumos industriales, como el acero, cementos, energéticos, plásticos, etc.


 

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