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EL PROCESO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN AMÉRICA LATINA:
EL CASO DE MÉXICO, 1940-1980

Ana Luisa González Arévalo


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CAPÍTULO 1. EL PROCESO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN LA INDUSTRIA LATINOAMERICANA: 1940-1980

1.1 La industrialización en América Latina: 1940-1950

La industrialización en los años 40' s era la cuestión más importante para sacar a América Latina de su atraso económico, social y político. Fanjzylber (1983) economista latinoamericano, afirmaba que antes de la depresión económico de 1929 los países de la región recibían un gran estímulo del extranjero mediante el incremento constante de sus exportaciones, no existen indicios de que este fenómeno se volviera a presentar, con la excepción de circunstancias muy especiales. En estos países no existe alternativa entre un fuerte crecimiento por este cauce y el desenvolvimiento interno mediante el proceso de industrialización de la región.

En la segunda mitad del siglo el sector industrial latinoamericano y la política de sustitución de importaciones se desenvuelven bajo el siguiente marco: esta actividad secundaria creció a un ritmo superior al del conjunto de los demás sectores de la economía contribuyó a satisfacer la creciente demanda de manufacturas de consumo y en cierta medida de bienes intermedios y de capital. En varios años, (CEPAL, 1981) se desarrolló una base industrial que posibilitó las exportaciones manufactureras en magnitudes especiales apreciables. Algunos centros industriales adquirieron una dimensión que por el tamaño y diversificación de su producción se comparan con las existentes en países desarrollados. Para lograr todo esto fue necesario realizar inversiones considerables, introducir y adaptar tecnologías, desarrollar capacidades administrativas, técnicas empresariales y obreras, así como también modificar la orientación de las políticas económicas a fin de crear condiciones favorables para el desarrollo del sector.

Sin embargo en términos generales a pesar de los avances logrados por el proceso de industrialización, en estos últimos decenios existen ciertas insuficiencias y desequilibrios que presenta la actividad manufacturera.

Hirschman (1973) coincide con Prebisch, en la definición de industrialización en las primeras décadas del siglo pasado, en los siguientes términos: Se desarrolló en nuestros países una estructura industrial, casi aislada del mundo exterior. El criterio de selección no se basó en consideraciones de oportunidad económica, sino en la factibilidad inmediata, cualquiera que fuese el costo de producción...se han aumentado los aranceles a tal punto que son indudablemente -como promedio- los más latos del mundo. No es inusitado encontrar tarifas arriba del 500%, como es bien sabido, la proliferación de toda clase de industrias en un mercado cerrado, haya privado a los países latinoamericanos de las ventajas de especialización y de la economía de escala, y debido a los excesivas tarifas y restricciones no se ha desarrollado una saludable competencia interna, con el detrimento de una producción eficiente.

También resultas importante mencionar que el avance económico e industrial no es igual en todos los países de la región, ni en los distintos rubros manufactureros. Es posible detectar que la industria de los países grandes creció más que la de los medianos y pequeños, su participación en la formación del producto industrial regional disminuyó de manera sensible, paralelamente existían diferencias en la evolución del comercio exterior de bienes industriales, en la capacidad financiera, empresarial, tecnológica del proceso de industrialización.

El comportamiento que presentó la industrialización latinoamericana aunada a la sustitución de importaciones después del conflicto bélico mundial fue el siguiente: en Estados Unidos entre 1955 y 1975 la industria crecía a una tasa promedio anual de 2.8% y la de Europa Occidental a 4.8%. El ritmo de crecimiento era de 6.9% anual, (Fanjzylber, 1983); así en 1950 el grado de industrialización de América Latina era de 20%. Superaba ese nivel Argentina 26%, Brasil 22%, Chile 23% y Uruguay 22%. El conjunto de los países grandes presentaban un nivel de industrialización de 22%, los países medianos 17% y los pequeños 13%. En el periodo comprendido entre 1950 y 1978, la industria en su conjunto crece a un ritmo de 6.5% anual, en Brasil alcanza el 8.5% y en otros países más bajo, como en Argentina, 4.1%, Chile 3.7% y Uruguay 2.7%. Si tomamos en cuenta los tres países más industrializados en 1950 generaban el 41% de la producción industrial en América Latina, y en 1978 su participación se ve reducida al 20.5% de la región.

En estos mismo años Brasil y México son los grandes países de industrialización rápida, su participación en la oferta industrial de todo el subcontinente es de 42.1% y 61.8% respectivamente, es decir, en 1950, Brasil y México generaban una producción industrial similar a la de Argentina, Chile y Uruguay.

El rápido proceso de esta actividad latinoamericana se define por el aumento de bienes de consumo duradero, en particular el peso creciente de los productos químicos y de la metalmecánica. También se desarrollan las ramas de consumo no duradero, en los pequeños países, el peso de la fabricación de estas mercancías era similar en 1975 a la de los países grandes en 1950 y en la industria metalmecánica en las naciones pequeñas en 1975 tenía la misma magnitud que en las naciones avanzadas en 1950.

Los sectores de mayor crecimiento es donde se registra un incremento elevado de la productividad en ramas productoras m de bienes de capital de consumo duradero e intermedio es mayor que en los sectores de bienes de consumo no duradero

En relación al petróleo en 1979, el grado de utilización del potencial era de 7% para el conjunto de la región, elevándose el 21% para México, el 11% en Brasil, y menos del 6% para los países de América Latina. Esta situación es producto de la falta de capitales en la región.

Otros elementos presentes en la industrialización y la sustitución de importaciones fueron: población y distribución del ingreso. Así la industria en esta zona geográfica se apoya en el sector público, sin embargo, es diferente a la de los países avanzados por lo siguiente: el aumento de la población latinoamericana alcanzó los niveles más altos del mundo y, por tanto, una acentuada concentración del ingreso.

Otra característica que actuó sobre esta actividad secundaria, es la desigual distribución de la riqueza que prevalecía en el conjunto de la región. Justamente la industrialización-urbanización lleva a la obtención de salarios de una proporción importante de la población, pero mantiene en niveles anteriores de ingreso a una porción significativa del sector agrícola y urbano marginal, lo cual produce que la distancia entre los dos extremos se intensifique, ello se explica por las características especiales que presenta el rubro de la economía y la débil articulación que tiene con la agricultura.

La distribución del ingreso es producto de un proceso histórico cuya característica es una fuerte concentración de los medios de producción, en el cual se inserta el proceso industrializador, que incorpora a una parte substancial de la población elevando sus ingresos, sin embargo, presenta incapacidad de integración para el resto de la población.


 

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