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EL PROCESO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN AMÉRICA LATINA:
EL CASO DE MÉXICO, 1940-1980

Ana Luisa González Arévalo


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INTRODUCCIÓN.

En el presente trabajo se abordará el impacto del proceso de sustitución de importaciones en el sector industrial latinoamericano, en particular el caso mexicano.

La primera etapa de la industrialización se ha de ha denominado periodo de sustitución fácil de importaciones, el cual se inicia a principios de la década de 1940. La región, y en especial México, no tenía la capacidad de producir bienes de capital, la conformación de la industria era fundamentalmente de fabricación de artículos de consumo, los de capital no se producen, la maquinaria y el de equipo son adquiridos en el exterior.

Posteriormente en los años de 1950, hasta mediados de los 60’w esta actividad secundaria se encuentra orientada hacia la elaboración de bienes intermedios y tiene en principio, los intentos de fabricar medios de producción, sin embargo, no se logra consolidar una estructura productiva con fuertes inversiones de capital. Considero que es en esta época cuando se culmina la fase de sustitución fácil de importaciones, es decir, se desarrolla la elaboración de manufacturas de consumo no duradero, teniendo como base la compra creciente de tecnología en el extranjero.

La segunda etapa de sustituir las importaciones presenta un desenvolvimiento muy rápido, varias ramas se fortalecen, producto de la penetración del capital extranjero, no obstante no tiene como objetivo una conformación simétrica y homogénea de la esfera manufacturera.

La región latinoamericana recibió recursos del externos, con ello compró tecnología, incrementando así los préstamos con otros países, los saldos deficitarios de la balanza comercial no pudieron ser pagados con las exportaciones, por ello fue necesario recurrir al crédito internacional. Sin embargo no se logró una expansión de la producción de bienes de capital, aún era débil y no respondía a la demanda interna, de los diversos subsectores dedicados a la fabricación de bienes de consumo duradero.

A finales de los años 60’s solamente se había alcanzado el objetivo de realizar la sustitución fácil de importaciones, consistía en tener la capacidad exclusivamente de elaborar artículos de consumo no duradero y productos intermedios ello reflejaba un ligero avance en la industrialización de los países de América Latina con la implicación de una gran carga de la deuda externa.

La política económica de industrializar a la región mediante este proceso llegó a su fase de agotamiento del modelo. Las oportunidades para producir las importaciones se terminaron, se había sobreestimado esta política después de sus primeros éxitos.

El desequilibrio externo continuaba con la compra de bienes de capital a otras naciones, la penetración del capital alcanzaba magnitudes considerables, acompañado con la instalación de empresas transnacionales, sin embargo, el mercado había perdido dinamismo, los requerimientos eran cubiertos con la estructura manufacturera de los años 60’s Las fuerzas productivas no se habían expandido, de tal forma que tuvieran la capacidad producir equipo tecnológico, ni siquiera hubo un incentivo para incrementar la demanda, la actividad fue mantenida con base a un pequeño monto de exportaciones de artículos.

En esta fase la producción estaba en función de las solicitudes de los sectores de ingreso medio y alto, por ello, no se avanzó en desarrollar la fabricación de maquinaria o en restituir las importaciones, solamente se sustituyeron mercancías de consumo no duradero. En estos años continuó persistiendo el déficit en cuenta corriente en la deuda externa.

La tercera etapa de la sustitución de importaciones, su característica principal fue la de detectar que las metas propuestas no se estaban cumpliendo, es decir, el modelo económico que se había venido llevando a cabo, empezaba a agotarse por fallas estructurales. La industria latinoamericana no recibió un impulso que le hubiera permitido un fortalecimiento en la fabricación de bienes de consumo, que se tradujera en crecientes ventas a otras naciones, ni fue posible lograr el diseño de medios de producción, con niveles que tuvieran un gran dinamismo para hacer descender el stock de compras fuera de esta zona geográfica.

El intercambio comercial con otros países del planeta lo realizaba fundamentalmente grandes consorcios, favoreciendo los trastornos comerciales, por presentar una tendencia a realizar un bloque mayor de importaciones en relación a sus transacciones externas, entrañando desajustes financieros.

Las grandes compañías extranjeras tuvieron la capacidad de influir en esta fase de la industrialización sustitutiva de importaciones en la orientación de la ampliación industrial, porque se registró un crecimiento mayor en los sectores en que ellos predominaban y el desplazamiento que llevaron a cabo las empresas nacionales en diferentes sectores, esto es un proceso de concentración, el cual ocurrió por el crecimiento de las filiales y la intensificación de compras de las empresas nacionales.

Otra variante del capital foráneo, fue la instalación de plataformas de exportación, conformando fábricas construidas con máquinas y equipos adquiridos en el exterior, favoreciendo así la dependencia económica y tecnológica. A estas plantas se les denominó “maquiladoras” y solamente realizaban una pequeña parte del proceso productivo de una mercancía, o sea, el producto final en su conjunto se produce en varios países.

El capital extranjero impulsó la concentración de capital con carácter monopolista. Estas grandes asociaciones se encontraban en un reducido número de empresas de gran tamaño controlando la mayor parte de la producción.

Estas características del sector secundario son planteadas a lo largo de esta investigación para finalmente considerar que el modelo de sustitución de importaciones aplicado en América Latina, y en particular en México, el cual tuvo su inicio en 1940, no logró consolidar y fortalecer a la industria latinoamericana con el dominio de ser autosuficiente en la fabricación de bienes de capital y que tuvo que recurrir de manera persistente a un progresivo endeudamiento en la balanza de pagos.


 

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