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EL PROCESO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN AMÉRICA LATINA:
EL CASO DE MÉXICO, 1940-1980

Ana Luisa González Arévalo


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4.4. Concentración del capital extranjero en el sector industrial.

En la tercera fase del proceso de sustitución de importaciones se presentaban características muy importantes, sobre la magnitud de la concentración de capital adquirido en los años 70’s. En promedio se detecta lo siguiente, (Bassols, 1983) de las 297 empresas industriales privadas más grandes, 156 son de capital predominantemente nacional y 141 extranjeras o mixtas y existen <<grupos>> bien definidos que entrelazan el financiamiento con la producción y la distribución de la riqueza.

El grupo financiero industrial Monterrey agrupaba a las industrias de maor dinamismo: siderúrgica, química, alimenticia y vidrio. (Bassols, 1983), comprendía a 5 grupos:

1. Industrial Cuauhtémoc que incluye a la cervecería del mismo nombre, Cartón Titán, Fábricas Monterrey, Malta, Fierro Esponja.

2. La Cervecería Cuauhtémoc ocupa a 7 197 obreros.

3. Alfa, donde sobresale hojalatería y lámina, HYLSA, con 9 000 obreros tienen fuertes inversiones en las industrias electrónicas, química, celulosa y papel.

4. Sociedad de Fomento Industrial y Comercio (SOFIC), sus principales empresas como, las vidrieras de Monterrey, México, Los Reyes, en ( México y Guadalajara) que surten el 81% de la demanda nacional de vidrio.

5. CYPSA, controla las grandes fábricas de Celanese Mexicana, Sosa de México, tiene asociación con empresas extranjeras como Bayer y Goodrch Chemical.

En 1978, el agrupo Alfa se extendió y diversificó asociándose con el capital extranjero. Su participación en este sector se encontraba distribuida de la siguiente forma: rama alimenticia 22%, textil 12%,química 12%, metálica 14%,. Su localización geográfica era la siguiente:

Noroeste 10 industrias 5.4%

Norte 7 industrias 4.2%

Noreste 25 industrias 15.0%

Centro-Occidente 18 industrias 11.0%

Centro-Este 99 industrias 59.0%

Este 7 industrias 4.2%

Sur 3 industrias 1.8%

Algunos autores como Cordero y Santín (1975) afirmaba en relación al control de la producción de las mercancías manufactureras, que estaban principalmente aglutinadas en un reducido número de empresas de gran tamaño, siendo generalmente miembros de un grupo. Los más importantes grupos económicos son parte integrante de las 50 empresas más grandes, por ejemplo:

En la concentración del capital foráneo, en las actividades de transformación se ubica (Vidal, 1981) que en 1975, el 0.7 de los establecimientos producen el 59.6% del total del valor de la producción y poseen el 63.1% del total del capital fijo invertido. Aún más, el 0.5% de los establecimientos producen el 52.1% del valor de la producción y poseen 54.8% del capital fijo invertido. Es importante recalcar, como lo menciona la Revista Expansión, 151 empresas representan el 31% de las 500 mayores del país, tienen fuerte predominio del capital extranjero.

Estas cifras nos permiten afirmar que el proceso de sustitución de importaciones favoreció la penetración del capital extranjero y la concentración monopólica en el sector industrial mexicano En este sentido, (Vidal, 1981) se consideraba que los monopolios mexicanos obtenían en los años 70’s niveles elevados de ganancia y transformaciones altamente significativas de las relaciones en el sector productivo entre el capital y la fuerza de trabajo cuyo sello más característico es el alto nivel de productividad que unida a las altas concentraciones de fuerza de trabajo y de capital fijo, estas empresas logran también niveles superiores a la media.

En el rubro de manufacturas, como promedio en los años 70’s se encuentra, según la Revista Expansión, el 0.1% de los establecimientos tenían el 25% del valor de la producción y poseían el 255 del capital fijo. Una de las muestras de concentración y centralización del capital es en las 500 firmas más grandes, de los años del 73’ al 76’, su tasa anual de crecimiento es del 29.2%, es decir, estas compañías tienen una expansión económica en momentos de crisis. En 1978, el total de las ventas de ellas representaban el 35.11% del PIB y en el 79’ el 38.31%.

La organización de estas gigantescas unidades económicas se acentuó en 1979, el estrato más alto estaba integrado por unos 90 grupos con carácter de monopolio que comprendían en su conjunto entre 1 300 y 1 350 sociedades. Las 500 más grandes de éstas contratan en 1978 a 1 708 848 trabajadores y en 1979 a más de 2 millones de personas.

La profundización de la crisis se asienta en el desarrollo monopólico entre las empresas estatales o mixtas. Además del grupo Somex se encuentra el denominado Nafinsa que establece lazos entre los conglomerados extranjeros y los consorcios agrupados en esta institución financiera.

(Vidal, 1981), nos plantea como se facilitaban este entrelazamiento, por ejemplo, Nafinsa crea fondos de coinversión en el 78’, con Inglaterra, Francia, Italia, Alemania, España y Japón. También intervino el banco de México, que en el Mercado de Valores jugaba un papel central, además el grupo Banobras, Sidermex, PEMEX, CFE. Ello revela el peso creciente que representaba la actividad estatal en la economía y demuestra el rol que desempeñaba el conjunto de instituciones estatales, que unido a la transformación del proceso oligopólico acentuado constituyen el proceso de desarrollo del capital monopolista de estado dentro del contexto de la tercera fase del proceso de sustitución de importaciones.

El grado de concentración en la industriase puede advertir conforme a la estadística oficial, proporcionada por el Censo industrial de 1975 de la Secretaría de Programación y Presupuesto en el valor de los activos fijos brutos que tuvo en 1975 el sector manufacturero tuvo el siguiente comportamiento: la pequeña y mediana fábrica conforman el 0.60% del total de establecimientos, correspondiendo a 709 unidades económicas que aportaban el 15.2% de la producción bruta total. Al formar en un solo bloque la mediana y la colosal empresa se detecta de manera más clara, el fenómeno de aglutinamiento de capital en el sector secundario, en promedio en los años 70’s tenía su expresión en que solamente el 1.09% del total de compañías, que corresponde a 607 empresas, arrojaban el 61.3% del total de la producción.

Ahora bien, el promedio de la producción bruta por instalación era del orden de 3 968 964. 73 (precios corrientes). La comparación entre la gran firma y la diminuta factoría revela lo siguiente: en las artesanales y pequeñas el promedio de su producción por establecimiento es de $30 806 008.29 y para la agroindustria es de $359 970 596.37, en las medianas es de $101 682 352 .60 (precios corrientes de 1975).

Estos datos reflejan la existencia, de un lado, de una inmensidad de pequeños capitales dispersos agrupando al 95.9% del total de establecimientos, su producción es del 15.8%. Del otro polo, las fábricas medianas y grandes conformaban el 1% del número total y su contribución en la elaboración industrial era de 61.3%, lo cual demuestra el grado de concentración.

En relación a la productividad se eligió el criterio del Valor Agregado Censal Bruto. En las unidades artesanales el 95.9% de establecimientos, su colaboración en el valor agregado de la industria es del 16.5% en cambio las gigantescas empresas, el 0.5% intervienen con el 46.4%. Por lo tanto, las tendencias a la concentración y centralización industrial son similares a las del incremento en la productividad del trabajo.

Este fenómeno de la monopolización no es igual para todas las ramas, sino que existen diferencias significativas, producto de los diversos grados de acumulación de capital según el grado de maximización de ganancias.

El comportamiento del nivel adquirido de agregación de capital en las ramas dinámicas y vegetativas era muy diverso para ello se planteó el estudio de ellas, partiendo de la siguiente hipótesis, (Osorio, 1975) una de las características de la acumulación dependiente es la de tender a provocar la ruptura del ciclo del capital, en cuanto disocia cada vez más las esferas de la producción y la circulación. De esta forma se desarrolló la tendencia a marginar del consumo a la mayoría de las masas productoras, no considerándolas significativas en los procesos de realización de plusvalía. En una frase, diremos que los trabajadores tienden a ser considerados como productores pero no como consumidores. Es esta la situación la que crea en el seno de la economía dependiente dos esferas de consumo, a la cual resulta fácil acceder fundamentalmente las clases expropiadoras y también elementos de las clases intermedias, y una esfera baja de consumo en donde participan las clases productoras y otros sectores del pueblo no incorporados a la producción.

El desenvolvimiento de la política económica de la sustitución de importaciones también estuvo relacionada con el crecimiento de los subsectores de producción de mercancías demandadas por los estratos altos y medios de la población en este sentido, la acumulación de capital en las diferentes ramas integrantes del aparato industrial presentan diversos ritmos de expansión, por ello se puede hablar de la existencia de tradicionales y dinámicas. En las primeras, (Osorio, 1975) encontramos productos intermedios no básicos y las ramas de consumo m durable, se produce fundamentalmente los bienes a la esfera de bajo consumo. Consecuentemente, el dinamismo de estas ramas, es menor ya que no está en ellas el centro principal de la acumulación dependiente, ello se expresa en grados de concentración del capital más bajos.

Consideramos ramas dinámicas a las orientadas fundamentalmente a la fabricación secundaria, electrodomésticos sofisticados, automóviles, bienes de capital, químicos, plásticos, etc.,

Ahora pasaremos a describir el comportamiento de ramas tradicionales y dinámicas para el año de 1975. (Ver cuadro 25 y 26)

Ramas tradicionales.

1) Industria textil: el pequeño y mediano establecimiento producía el 69.4%. La gran factoría contaba solamente con el 4.5% de instalaciones, y aportaba el 19.7% del valor total de la producción. El grupo artesanal contribuía con el 10.9% de la producción y le correspondía el 82.1% de los establecimientos. El 66.3% del personal ocupado se situaba en el sector pequeño y mediano.

2) Fabricación de cerámica: los talleres artesanales constituían el 98.9% del total de manufacturas y elaboraban el 11.8%. No existía en ella la gran empresa, sin embargo, el 1.1% de las secciones del estrato pequeño y mediano fabricaban el 88.2% del valor total. El 38.3% del personal ocupado se localiza en las artesanales.

3) La industria de la confección y el calzado: no se detecta a la gran empresa; el 1.5% de industrias pequeñas y medianas controla el 67.7% de la fabricación, y el 98.5% de talleres artesanales solamente elaboraban el 32.3%. La mano de obra ocupada el 52.8% se encuentra en el taller artesanal.

4) Industria peletera: en ella también se registra la ausencia del gran conglomerado monopólico, y la producción se concentraba en los estratos de pequeñas y medianas unidades, con el aporte del 72.7% de la producción y el 65.7% de establecimientos solamente fabricaban el 27.3%. El personal ocupado el 56.2% se localizaba en el los elementos artesanales.

5) Industria de la madera, papelera y de muebles: en esta rama vemos la existencia de la gran industria de manera conjunta con la mediana, conformaba el 0.8% del número de factorías y producían el 55%. Los locales artesanales constituían el 97% y elaboraban el 15%. El 37.6% del personal ocupado se aglutinaba en los módulos artesanales.

6) Industria del tabaco: el 45.7% de las fábricas ubicadas dentro del sector de pequeña y mediana empresa producen el 99%. La otra parte, 54.3% de grupos artesanales producían el 1%, no se observa la existencia del grupo monopólico. La fuerza de trabajo ocupada en la pequeña y mediana empresa representaba el 92%.

7) Elaboración de alimentos y bebidas: la mediana y la gran industria conforman el 0.5% de empresas y su manufactura era del 52%, del lado de las artesanales sumaban el 97.9% de centros de producción y su capacidad productiva era del 19%. El personal ocupado el 59.7% se localizaba en la mediana y gran industria.

Ramas dinámicas.

1. La industria química: el 8.8% de factorías situadas en el estrato mediano y grande procesaban el 67.7%, las artesanales el 69%, de establecimientos producían únicamente el 5.1%. La mano de obra se concentraba con el 63.2% en el estrato mediano y grande.

2. Construcción de maquinaria: la concentración en el nivel de la producción se detecta en las empresas pequeña y mediana, con el 1% de los centros, dominaban el 77.8% del total de lo elaborado en la rama y ocupaban al 64.8 de la mano de obra ocupada. El grupo artesano sumaba el 92.8% de unidades y fabricaba el 14.9%.

3. Industria electrónica: el 5.5% de manufacturas dentro de los rubros de mediana y gran empresa, producía el 60.1%. La porción artesanal conformaba 75.2% de instalaciones, y dominaba el 6.5% de la producción. Las unidades mediana y grande daban empleo al 42.6% del total.

4. Fabricación de partes y reparación de automóviles: el 24.3% de los núcleos de producción, de los estratos pequeño y mediano producían el 89.3%. El conjunto artesanal integraba el 74.5%, y obtenían únicamente el 2.4% de la producción total. El personal ocupado el 89.5% se hallaba en el grupo pequeño y mediano.

5. Metalurgia: El 84.5% de establecimientos artesanales producía el 15% y el 14.6% de la pequeña y mediana empresa elaboraba el 80% de la producción y daban empleo al 62.9% del total de la fuerza de trabajo ocupada en el sector.

6. Ahora bien, es importante enfatizar que exclusivamente las ramas de alimentos y bebidas, tabaco, confección y calzado, y maderera, papelera y de muebles concentraban al 82.6% del total del número de establecimientos en el país y al 40.3% de la mano de obra ocupada. La sección alimenticia en particular reunía al 62.2% del total de empresas. También hay que mencionar que en el interior de ella predominaba fundamentalmente el taller artesanal.

En referencia a la participación de la elaboración industrial con respecto al porcentaje de unidades productoras, se observa que prevalecía la existencia de ramas tradicionales, porque el mayor peso lo constituía la de alimentos que poseía más de la mitad en el número de instalaciones, y más de una quinta parte en la transformación productiva. El grupo dinámico sumado en su conjunto, metalurgia, química, producción y reparación de automóviles aglutinaba el 5.9% de centros y el 30.9% del personal ocupado. (Ver cuadro 27)

De las líneas anteriores descritas anteriormente, podemos considerar que la política de sustitución de importaciones en el sector secundario mexicano, había favorecido durante la década de los 70’s el proceso de concentración de capital, permitiendo que solamente la gran empresa controlara parte significativa de la producción.


 

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