BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


EL PROCESO DE SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES EN AMÉRICA LATINA:
EL CASO DE MÉXICO, 1940-1980

Ana Luisa González Arévalo


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1.4.2. Comercio exterior en América Latina y su influencia en la industrialización.

Los diversos estudiosos de la importancia del comercio exterior en América Latina, en esta época de industrialización sustitutiva consideraban lo siguiente: las exportaciones terminarían con cualquier obstáculo relacionado con el tamaño del mercado que limitara su crecimiento o no permitiera su establecimiento, las ventas bienes en el extranjero finalizarían con las restricciones de la balanza de pagos, de lo contrario se entorpecería la plena capacidad de las industrias existentes o la instalación de nuevas, la competencia en los mercados mundiales presionaría para que las empresas necesariamente tuvieran que obtener elevados niveles de eficiencia y calidad . La actividad comercial era la forma de adquirir defensa contra el oligopolio y el descenso de su actitud económica que suele suceder en los pequeños mercados locales, con alto proteccionismo.

Dentro del marco de la política de sustitución de importaciones los razonamientos anteriormente planteados se enfrentaban a las siguientes argumentaciones: las nuevas industrias se establecieron para fabricar lo que anteriormente se compraba en el extranjero, no se había tomado en cuenta la posibilidad de exportar, por parte de los empresarios, inversionistas o el gobierno mismo, las sucursales o subsidiarias extranjeras que jugaron un papel importante en el proceso en repetidas ocasiones recibieron órdenes particulares de no competir en el extranjero con las mercancías de la matriz. Un hecho de gran trascendencia fue la instalación de nuevas industrias, a la sombra de barreras arancelarias, éstas incurrieron por lo general en altos costos de producción en países que se encontraban enmarcados por presiones arancelarias muy elevadas, y por consiguiente no existía ninguna posibilidad de que estas naciones pudieran competir con éxito en los mercados mundiales. No obstante, existen industrias, que comenzaron produciendo para el mercado interno y que posteriormente colocaron sus productos en el exterior. En esta época también detectamos firmas extranjeras que resultaron ser muy flexibles en su política manufacturera y exportadora, orientadas a la producción y obtención de una mayor proporción de insumos, y que dentro de estos países se les hubiera podido inducir a convertirse en las compañías exportadoras.

Algunos autores afirmaban que la incapacidad de vender en el extranjero era producto de la desventaja de costos de las nuevas firmas establecidas bajo protección impositiva que pierde fuerza, puesto que es necesario considerar que varios países alcanzaron su industrialización a fines del siglo XIX, a la sombra de barreras arancelarias protectoras. También se consideraba que una industria no puede ser exportadora sin antes tener un afianzamiento en el país a través de inversiones relacionadas con los efectos de eslabonamiento retrospectivo, ello es fundamental para pasar a la fase de exportación. Otro elemento de la incapacidad de exportar era la canalización de los recursos hacia el sector secundario en muchos países latinoamericanos. Estos capitales resultaron ser atractivos por la protección de los impuestos, las tasas inflacionarias internas, la sobrevaluación monetaria y los controles de cambio. El mantener un tipo de cambio sobrevaluado significa que los exportadores de materias primas reciben un ingreso real menor que en condiciones de equilibrio o de tipo de cambio sobrevaluado.

En términos generales, la región latinoamericana mantuvo un tipo de cambio por arriba del valor de las monedas, lo que permitió la adquisición a precios favorables de las importaciones permitidas por las autoridades.

La maquinaria y las materias primas se les presentaron condiciones preferenciales con dicho tipo de cambio fungiendo como un mecanismo de transferencia de ingresos de sector exportador tradicional a las industrias nuevas. La sobrevaluación de la moneda representó un obstáculo a las ventas en el mercado mundial originadas en estas empresas; ello no era una desventaja en las primeras etapas de la industrialización que tenían como objetivo sustituir importaciones, porque no había posibilidad de exportación de las industrias nacientes.

Esta forma de fijar el valor de cambio, posteriormente, no sólo frenó las exportaciones sino que obstaculizó una consolidación fuerte y dinámica del eslabonamiento regresivo. Esta paridad permitió que las industrias pudieran obtener insumos importados a precios bajos, sin embargo, se contrarrestó por la pérdida de las utilidades potenciales que se podían haber realizado a través de exportaciones mediante una moneda no sobrevaluada. Así este fenómeno se transformaba de un estímulo a un obstáculo que frenaba el proceso industrial.

Ahora bien, la exportación de manufacturas en un principio del modelo sustitutivo de importaciones a un ritmo más elevado se expande, en comparación con cualquier otra región, incluso del Sudeste Asiático, alcanza entre 1965-1974 un ritmo de crecimiento del 21.1%. El panorama era diferente para esta zona geográfica, (Fajnzylber, 1981), las exportaciones de manufacturas en 1973 representaban el 4% de la producción manufacturera en los países del Sudeste Asiático, la producción alcanzaba un 30%. Las manufacturas exportadas por la región latinoamericana representan en ese mismo año un 15% de las exportaciones totales, mientras que en los países del Sudeste esa proporción alcanzaba el 4%. El valor absoluto de esas exportaciones manufactureras de esos países en 1975 prácticamente triplicaba al correspondiente en América Latina.


 

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