BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


ELEMENTOS PARA LA PLANIFICACIÓN TERRITORIAL EN CUBA

Elier Jesús Méndez Delgado y María del Carmen Lloret Feijóo



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Capitulo No. 1. Aspectos conceptuales y metodológicos de la planificación territorial.

1.1 Concepto, importancia y necesidad de la planificación territorial.

Planificar es una de las actividades características en el mundo contemporáneo, y cada vez resulta más necesaria ante la creciente interdependencia y rapidez que se observa en el acontecer de los fenómenos económicos, políticos, sociales y tecnológicos. En ocasiones esto parece descifrar el enigma de la planeación, tanto para conocer hacia dónde vamos, como saber dónde estamos. Esto hace que los gobiernos destinen una parte considerable de sus energías y recursos a la planificación, lo cual ha ido desarrollando paralelamente una metodología cuya sofisticación ha crecido en complicación. No obstante, la planificación es un ejercicio de sentido común, a través del cual se pretende entender, en primer término, los aspectos cruciales de una realidad, para después proyectarla, diseñando escenarios en los que se busca finalmente obtener el mayor provecho posible de los recursos, así el diagnóstico se realiza con el fin de conocer las tendencias históricas de los fenómenos y diseñar las perspectivas futuras para el mismo. De aquí el carácter táctico de la planeación: no se trata sólo de prever un camino sobre el que habremos de transitar, sino que se busca anticipar su rumbo y, tal como se espera comúnmente, cambiar el destino a través de ella.

La cuestión territorial no escapa a los grandes cambios científico-técnicos en marcha y habrá que repensar los conceptos de territorio y región; las nociones de distancia, fricción del espacio y contigüidad, han entrado en fase de obsolescencia debido a los adelantos de la robótica, la miniaturización y la satelización; la consecuencia inmediata ha sido el abaratamiento de los costos del transporte y las comunicaciones.

La creciente importancia de las comunicaciones como factor locacional –versus factores tradicionales- acuña términos como telecarreteras y telepuertos; de hecho, un bit de información puede producir en una región una operación económica más cuantiosa que el embarque de un navío con carga completa de productos tradicionales . Por tal razón, además de las regiones homogéneas, polarizada y plan que distingue Boudeville, Boisier considera las pivotales, asociativas y virtuales . Se denomina regiones pivotales a los territorios organizados y complejos con cultura e identidad, los cuales es posible identificar con la división político-administrativa; pueden ser provincias, como la de Concepción, en Chile, o departamentos como los de Antioquia y del Valle del Cauca, en Colombia. Las regiones asociativas son las que pueden ampliarse mediante la unión voluntaria con unidades territoriales adyacentes, como se prevé en las constituciones de Colombia y Perú, y se diferencian de las actuales por su carácter voluntario y democrático. Las regiones virtuales surgen de acuerdos de tipo contractual, formales o no, entre dos o más regiones pivotales o asociativas para alcanzar ciertos objetivos de corto y mediano plazos.

En el nuevo escenario regional de América Latina las políticas de desarrollo económico local aparecen como respuesta a los principales retos e imperativos del ajuste estructural de las economías de la región, pues se dirigen principalmente a garantizar el advenimiento de las innovaciones tecnológicas y de las organizaciones en la base misma del tejido productivo empresarial de los territorios. (Más detalles en F. Alburquerque) .

En el orden conceptual la ordenación del territorio es un término que no se emplea de manera relacionada, variando sus significaciones según cada campo profesional; es normal asimilar el ordenamiento territorial con el urbanismo, y en el extremo opuesto, con la planificación de usos del suelo rural. De hecho, en un principio fue considerada como una ampliación del urbanismo a unos espacios más extensos que los estrictamente urbanos. El concepto ha evolucionado, especialmente en los últimos veinticinco años, al calor de la renovada consideración que ha ido adquiriendo la incidencia de la acción humana sobre su entorno; en la actualidad se sitúa en una posición intermedia entre el urbanismo y la planificación económica.

La ordenación del territorio puede verse como el conjunto de actuaciones administrativas dirigidas a conseguir en un territorio una distribución óptima de la población y de las actividades socioeconómicas y en consecuencia, de los grandes ejes de comunicación, de los equipamientos públicos de carácter municipal y de los espacios naturales libres. Todo ello con el fin de ofrecer al ser humano una calidad de vida que permita el desarrollo de su personalidad, y bajo la restricción básica de sostenibilidad.

La ordenación del territorio se lleva a cabo por medio de todas aquellas medidas que tiendan a conseguir los fines indicados. Éstas tienen un carácter sectorial, pero su incidencia espacial las incorpora al conjunto de la ordenación del territorio. Para coordinar las diversas medidas será necesario elaborar planes integrales en los que se incluyan las diferentes actuaciones que se prevén para un territorio determinado, la elaboración de éstos corresponde a la planificación territorial, de modo que la ordenación del territorio incluye la elaboración de políticas y planes sectoriales, y la coordinación de los mismos será por la planificación que se desarrolle a nivel territorial.

Mediante la naturaleza misma de la planificación territorial y la formulación inicial del desarrollo sostenible como meta de nivel superior se pueden establecer objetivos concretos tales como:

1. Desarrollo socioeconómico equilibrado de los territorios y localidades.

2. Incremento de los niveles de vida.

3. Gestión responsable de los recursos naturales y la protección del entorno.

4. Uso racional del territorio.

Para conseguir estos objetivos se requiere una serie de actuaciones que se llevan a cabo por diversos Organismos de la Administración Central del Estado (OACE), que se ejecutan en diversos niveles administrativo-territoriales (local, territorial y nacional); estas instancias varía según la realidad del país en el que se trabaje y el contexto en el que éste se inserte.

Las actuaciones propias de cada nivel territorial son diferentes, y cada uno de ellos es el adecuado para conseguir alguno de los objetivos fijados; esto no resta valor a lo que se pueda realizar desde otros niveles, es más, la propia filosofía de acuerdo subyacente en el objetivo de la sostenibilidad, y reclama una amplia colaboración entre todos los agentes públicos y privados, con incidencia en el territorio.


 

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