BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


DINERO - LA AUTODESTRUCCIÓN DEL SER HUMANO

Antonio Morales Berruecos y Edmundo Galindo González



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Introducción

Vivimos en un mundo que tiene una preocupación obsesiva por el presente. Nos comportamos hoy como si en el futuro no hubiera ya niños. Estamos absurdamente, perdiendo nuestro sentido de responsabilidad con las generaciones futuras.

En todas partes, los padres parecieran estar preocupados por sus hijos; empeñándose en asegurar una vida mejor para ellos, invierten en educación y atención médica. No obstante, y a menos que asumamos ahora nuestra responsabilidad sobre la evolución actual de la economía mundial, las inversiones a corto plazo que hagamos para el futuro de nuestros hijos pueden no tener mucho efecto, ya que nuestro principal legado para ellos será un mundo donde la ecología se deteriora, la economía declina y las sociedades se desintegran.

Estamos creando una sociedad floja, enfermiza, apática infeliz, solitaria, físicamente fea y deforme, obesa, y con infinidad de malestares relacionados con la calidad de vida; mal alimentada y en donde su único interés es vivir “falsamente y fuera de la realidad”.

Estamos creando una supuesta prosperidad, ubicando al ser humano en cárceles de lujo y miserables centros de producción, lugares donde se ejerce la explotación de las personas libres, matando su espíritu, su creatividad y generando su achicamiento moral, e infelicidad, sin la libertad de ser o hacer porque estarán siempre sujetos a la voluntad de quien les paga. Convirtiéndose de hecho en esclavos modernos y quien no este dispuesto a ello será desechado.

Pero como creadores de este sistema social, donde el dinero ha obsesionado y obnubilado al ser humano, donde el dinero corriente ha dejado de cumplir su principal función como medio de cambio, donde el dinero se ha convertido en el creador de violencia, corrupción, avasallamiento, y atesoramiento, entonces, nosotros en igual forma podemos y debemos cambiarlo, aunque esto represente un cambio dramático, y una ruptura colosal con el sistema económico que emprendimos hace miles de años; estando obligados a realizar este cambio, pues de no hacerlo así, pondremos en serio peligro la vida del planeta y nuestra propia vida.

La construcción de una economía mundial ambientalmente sustentable, dependerá de un esfuerzo global cooperativo. Ningún país que actúe solo podrá estabilizar su clima. Ningún país, actuando solo, puede resguardar la diversidad de la vida en la Tierra. Ningún país que actúe solo podrá proteger los recursos piscícolas del mar. Esas metas sólo podrán lograrse con la cooperación mundial, reconociendo su interdependencia.

Hablamos de libertades, libre mercado, libre concurrencia, libre comercio, libres condiciones de pago, atrás de todos estos conceptos generalmente se encuentran intereses ocultos y argumentos políticos, que sirven de justificación para aquellos que quieren hacerse de recursos y mercados a nivel global, solapados y escondidos bajo un supuesto humanitarismo de apoyo al desarrollo y eliminación de la pobreza. Es el caso de las potencias económicas G7, OMC, Davos, etc. Encabezados por los Estados Unidos de Norte América, quien a pesar de tener el liderato, no es muy bien aceptado por sus pares; todos ellos mantienen el control a través de diversos organismos que han sido prefabricados con el objeto seguir sacando provecho de las economías del mundo subdesarrollado, seguramente serán ellos los primeros opositores en la implantación de este nuevo proyecto de vida, sin embargo todos los ciudadanos del mundo verán que es la salvación para preservar el futuro de sus hijos y los hijos de estos, pues de seguir como vamos no habrá seguramente otras generaciones para contar la historia.

El hombre con esa imaginación e inventiva que su creador le otorgó ha sido capaz de las máximas proezas, pero a la vez, de las peores ignominias, sin embargo solo este ser, ha sido capaz de inventar un medio tan pernicioso “el Dinero”, que ha creado tantas diferencias entre los seres humanos, permitiendo a algunos ser inmensamente poderosos y ricos a costa del hambre de muchos otros.

No pretendemos ser fatalistas, el dinero bien manejado hubiera servido para paliar el hambre de todos los pueblos, pero el deseo de obtener riqueza es mas fuerte que el deseo de ser solidario, es por ello que seguimos viendo que después de 4000 y tanto años, el dinero solo ha estado en posesión de pocas manos y la pobreza sigue siendo permanente y aumentado en la medida en que crece la población humana. Quiere decir entonces que este no ha sido el remedio para lograr una mejor calidad de vida.

Las oportunidades no se han repartido para todos y cada uno de los seres que pueblan la tierra, estando muchos de ellos sumidos en la pobreza y la exclusión, sin acceso al conocimiento, a la educación, a la información, a todos los bienes y servicios. Darles caridad no resuelve sus problemas, hay que enseñarlos a pescar.

Ciertamente que el dinero ha sido el medio para generar una relativa comodidad en el ciudadano común y corriente, a sabiendas que el ser humano siempre desea más. Por ello los poderosos manejadores de la mercadotecnia, incitan a esa clase media a alcanzar la clásica zanahoria y con ello, pretender gozar la vida de esa clase rica o millonaria a la que nunca podrán llegar a tener acceso, pues es un hecho que siempre encontraran miles de obstáculos, y cada vez que se acerquen a ese grupo de poderosos, estos irán poniendo esa zanahoria más alta. Es así como los ricos se vuelven más ricos obligando a esa clase media a un consumismo desmedido y enloquecedor, lo que se traduce en acrecentar las ya cuantiosas fortunas de esos ávidos comerciantes...

Lo que es un hecho palpable, es que al desaparecer la causa “el dinero”, desaparecerán los efectos, como son la explotación, la corrupción, el narcotráfico, la pobreza, la violencia, las guerras, y los excesos que genera la aplicación omnímoda del poder.

Hasta ahora, si miramos cuidadosamente hacia atrás, la gente nunca ha figurado en el estrado. Hemos sido súbditos, plantando en surcos ajenos, luchando por causas con frecuencia opuestas a las nuestras. Ahora con la aplicación de este proceso de cambio, llega el momento de participar, de ser tenidos en cuenta, de ser ciudadanos plenos. Llega el momento de la solidaridad impulsada y ejercida por la sociedad civil sobre la base de la fraternidad que proclama el artículo primero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros". Distintos - cada ser humano es único- pero radicalmente iguales, sin preeminencias de ningún orden, unidos por unos valores esenciales, aceptados por todos. "El respeto de la diversidad de las culturas, la tolerancia, el diálogo y la cooperación, dentro de un clima de confianza y de entendimiento mutuos, estarán entre los mejores garantes de la paz y la seguridad internacional", se afirma en la Declaración de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural (2001)

La sociedad civil tiene ahora, con la nueva tecnología de la comunicación, además de un innegable papel protagónico en la ayuda solidaria, la posibilidad no sólo de hacerse oír, sino de hacerse escuchar. Para que se cumplan los Objetivos del Milenio, para que se erradique la pobreza, para que podamos conciliar el sueño sin pensar en nuestros hermanos que carecen de los mínimos recursos de subsistencia, para que la voz que debemos a los jóvenes sea voz oída y escuchada. Se acerca el momento en que la gente cuente, el momento de la democracia real. El siglo XXI puede ser, por fin, el siglo de la gente. De nos-otros. De todos.

Al final, los disturbios tienen que ver con la opresión de los pobres y los sin privilegios – la misma opresión que causó la Revolución Francesa hace doscientos años. Hoy, como en aquel entonces, los que si disfrutan de una seguridad económica sencillamente no quieren compartir con los menos privilegiados.

Se dice que "una paz fundada exclusivamente en acuerdos políticos y económicos entre gobiernos no podría obtener el apoyo unánime, sincero y perdurable de los pueblos, y, por consiguiente, esta paz debe basarse en la solidaridad intelectual y moral de la humanidad".

Es por eso que el desorden y la violencia aumentan alrededor del mundo. Hemos hecho un ídolo del éxito económico y menospreciamos a los que no lo alcanzan. Valoramos el dinero y las pertenencias de las personas más que sus almas, y en el proceso, rebajamos más y más el valor de la vida humana.

Siempre escuchamos críticas en pro y en contra de los sistemas llamados Capitalistas, o Socialistas, pero fuera de las Teorías de Silvio Gesell, Susan George, Margrit Kennedy, Dieter Sur, Leon Walras, Agusti Chalaux, Patrick Viveret y algunos otros aventurados, que presentan opciones y posibilidades de cambio, ninguna de esas otras críticas, proporcionan soluciones de fondo para el desarrollo de una nueva economía, esto nos ha permitido buscar alternativas para el desarrollo de un sistema, que aplique una mejor distribución de la riqueza, que no sea coercitivo, que no robe al pobre para darle al rico, que abra nuevos horizontes a la humanidad, que mejore la calidad de vida de estos seres humanos que han hecho de la adoración al dinero su máxima aspiración .

“El deber de todas las grandes potencias es servir al mundo, no dominarlo”. Harry Truman

“Hemos convertido al dinero en una droga, que enloquece a la gente hasta la muerte”.

“Debemos encontrar la manera de transformar los ideales en realidades, porque vivir de ideales es muy bonito pero no conduce a ningún sitio; habrá que buscar como liberarnos totalmente”.


 

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