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GÉNERO, SOCIEDAD Y CULTURA

Coordinador: Ángel Christian Luna Alfaro



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Capítulo 5. Perspectiva educativa de las mujeres en la Sierra Sur de Oaxaca (Distrito Miahuatlán)

Por: Macarena Martínez Orozco

Me estremecieron mujeres

Que la historia anoto entre laureles

Y otras desconocidas gigantes

Que no hay libro que las aguante…

(S.Rodríguez)

Introducción

El estado de Oaxaca es una de las tres entidades que a nivel nacional presentan los indicadores más graves en cuanto a pobreza y marginación, por ello me parece pertinente tratar de profundizar el estudio del problema en una perspectiva intraestatal así como de género, por lo cuál aquí se hace una reflexión sobre la situación educativa de las mujeres en la Sierra Sur del estado, utilizando los datos oficiales del Consejo Nacional de Población (CONAPO E INEGI) 2005; para los municipios del Distrito Miahuatlán. Esto con la finalidad de lograr un acercamiento más concreto y directo sobre la problemática educativa que enfrentan las mujeres en dichos municipios, que pueda servir como base de futuras investigaciones y del diseño y aplicación de políticas públicas.

Considero de vital importancia esta cuestión por varios factores entre los que destaca el hecho de que tanto en el país, como en el estado de Oaxaca, así como en 31 municipios del Distrito referido, la población femenina es mayoritaria, además de la ya conocida situación de desigualdad que históricamente este sector de la población ha enfrentado y que se ha manifestado en adversas condiciones económicas, políticas, sociales y culturales que se traducen en menores niveles de capital humano y bienestar no sólo para ellas sino para las personas que están a su alrededor o que dependen directamente de ellas, así como para la sociedad en general. Por último, me parece fundamental para la aplicación de la política pública con enfoque de género, tener herramientas que permitan un mejor y más amplio conocimiento de la problemática que enfrentan actualmente las mujeres en las regiones más marginadas de nuestro país.

Perspectiva educativa de las mujeres en la Sierra Sur

En algunas regiones ó municipios más marginados del país, la mayoría de la población son mujeres, lo que implica que en este contexto, ya de inicio, son ellas las que padecen en mayor medida las carencias que la pobreza y marginación genera, profundizando aún más su situación (ya de por sí critica), por los roles sociales que se les ha asignado histórica, social y culturalmente, por ejemplo el caso de las mujeres con “parejas” migrantes que además de asumir el rol de padre y madre dentro del hogar, entran a fungir como proveedoras de recursos económicos, a más de atender el trabajo doméstico y cuidar de otras personas.

En la Sierra Sur de Oaxaca, específicamente en el Distrito Miahuatlán para el 2005, la población total era de 109 302 habitantes; representando las mujeres el 52%. Con excepción del municipio de San Juan Ozolotepec en donde la mayoría de la población es masculina en los 31 municipios restantes del Distrito más del 50% de la población es femenina, lo que lleva a considerar el hecho de que son las mujeres el sector de la población que más padece las condiciones de pobreza y marginación prevalecientes en el distrito, pues los 32 municipios que lo integran están catalogados con grados de marginación alto y muy alto. Es importante mencionar que de los 8 municipios con mayor porcentaje de población femenina, presentados en la gráfica 1, los siguientes presentan grados de marginación muy alto : Monjas, San Juan Mixtepec, San Simón Almolongas, Santa Cruz Xitla, Santo Domingo Ozolotepec y San Luis Amatlán. Los otros 3 presentan grado de marginación alto. De acuerdo con (CONAPO, 2000) el índice de marginación es una medida-resumen que permite diferenciar entidades federativas y municipios según el impacto global de las carencias que padece la población, como resultado de la falta de acceso a la educación, la residencia en viviendas inadecuadas, la percepción de ingresos monetarios insuficientes y las relacionadas con la residencia en localidades pequeñas.

La marginación así entendida para ser medida implica entonces condiciones de persistente carencia en cuanto a educación, vivienda, salud, ingresos monetarios y distribución de la población. Al respecto planteó las siguientes definiciones, (CONAPO, 2000): “La marginación es un fenómeno estructural y multidimensional que se origina en la modalidad, estilo o patrón histórico de desarrollo; ésta se expresa, por un lado en la dificultad para propagar el progreso técnico en el conjunto de la estructura productiva y en las regiones del país, y por el otro, en la exclusión de grupos sociales del proceso de desarrollo y del disfrute de sus beneficios. Los procesos que modelan la marginación conforman una precaria estructura de oportunidades sociales para los ciudadanos, sus familias y comunidades, y los expone a privaciones, riesgos y vulnerabilidades sociales que a menudo escapan al control personal, familiar y comunitario y cuya reversión requiere el concurso activo de los agentes públicos, privados y sociales”.

En el presente para abordar la situación de marginación de las mujeres en los municipios del Distrito Miahuatlán en el ámbito educativo, se tomarán en cuenta sólo tres variables que son las que me parecen más rescatables de los resultados obtenidos por el INEGI a nivel localidad. Por lo anterior considero pertinente agregar la definición que hace dicha Institución de cada variable:

a).- Población femenina de 15 años y más analfabeta: mujeres de 15 a 130 años de edad que no saben leer y escribir.

b).- Grado promedio de escolaridad: resultado de dividir el monto de grados escolares aprobados por las personas de 15 a 130 años de edad entre las personas del mismo grupo de edad.

c).- Población femenina de 5 años y más que habla alguna lengua indígena y no habla español: mujeres de 5 a 130 años de edad que hablan alguna lengua indígena y no hablan español.

En cuanto a la variable a (Población femenina de 15 años y más analfabeta), tenemos que en los 32 municipios del Distrito arriba del 60% de la población de 15 años y más analfabeta son mujeres, pero además sólo el municipio de Santiago Xanica tiene el 64% de población analfabeta femenina (es el municipio con la proporción más baja de analfabetismo femenino), en 24 municipios, de cada 10 analfabetas 7 son mujeres y en el resto de municipios la proporción aumenta a 8 de cada 10. Entre los municipios con mayor analfabetismo femenino tenemos a los siguientes:

En lo referente a la variable b, (grado promedio de escolaridad), se observa sólo a 4 municipios por arriba de los 5 años para la población en general y sólo Miahuatlán de Porfirio Díaz, para el caso de las mujeres; es decir que en los 31 restantes municipios el grado promedio de escolaridad femenino es menor a los 5 años. Al respecto podemos señalar que en 12 municipios el grado promedio de escolaridad para la población en general está entre 4 y 5; para 15 municipios entre 3 y 4 y para Santa Lucia Miahuatlán tenemos el grado promedio más bajo de escolaridad con 2.85. En todos los municipios del Distrito el grado promedio de escolaridad femenino es menor que el masculino y los municipios con más bajo grado de escolaridad femenino son los siguientes: San Cristóbal Amatlán y Santo Domingo Ozolotepec con 3.2, San José Lachiguiri con 2.8 y Santa Lucía Miahuatlán con 2.2.

Al respecto (Méndez, 2002: 25), comenta “En general para 1997 las mujeres jornaleras presentaban la siguiente situación: el 68% carecía de escolaridad, 27% contaba con primaria incompleta, solo 4% tenía la primaria completa y 1% estudios de secundaria”.

Otro dato que ilustra lo anteriormente mencionado, (IMO, 2007: 8): “en Oaxaca, por cada 17 mujeres analfabetas hay solamente10 hombres que no saben leer ni escribir”.

Los indicadores del bajo nivel educativo aquí señalados no deberían sorprender tanto si tomamos en cuenta que Oaxaca y Chiapas son los estados con más bajo grado promedio de escolaridad para 2005: 6.4 y 6.1 respectivamente. Para el estado de Oaxaca, los hombres tienen 6.79 y para las mujeres es de 6.04; estando muy por debajo del promedio nacional 8.1; siendo 8.3 para hombres y 7.9 para las mujeres. La distancia con el Distrito Federal y Nuevo León que es donde se tienen el grado promedio de escolaridad más alto a nivel nacional es todavía más grande pues este es de 10.2 y 9.5 respectivamente.

En cuanto a la variable c, (población femenina de 5 años y más que habla alguna lengua indígena y no habla español) tenemos que en el Distrito Miahuatlán hay 22 municipios donde existe población que habla alguna lengua indígena y no habla el español, es decir población monolingüe. Entre estos, existen sólo dos municipios donde la proporción de población femenina con dicha característica es relativamente baja: San Sebastián Rio Hondo y San Juan Ozolotepec es de 50% y 61% respectivamente. En 9 municipios 7 de cada 10 personas monolingües son mujeres y en los restantes 11, 8 de cada diez y en algunos de estos el 100%.

Al respecto cabe señalar que las condiciones aquí comentadas para el caso de la población femenina se traducen también en mayores dificultades de encontrar empleo, pues normalmente la tasa de desempleo femenina tiende a ser mucho más elevada que la de los hombres y en caso de que logren colocarse en algún trabajo lo harán en desventaja en términos de salario y condiciones laborales. Es decir, en nuestra sociedad el desempleo, los bajos salarios y las condiciones laborales inadecuadas afectan doblemente a las mujeres y en el caso de mujeres indígenas, analfabetas y monolingües el problema cobra dimensiones insospechadas.

En muchos de los casos el sólo hecho de no hablar y entender el español las limita de enterarse de un empleo, les impide comunicarse con el médico ó les imposibilita saber las condiciones laborales y salariales bajo las cuáles están trabajando.

En referencia a esto retomo los siguientes comentarios de jornaleras agrícolas del estado de Oaxaca (Méndez, 2002: 25-33):

“Cuando salimos hay trabajos que podemos desempeñar, pero no lo conseguimos por no hablar en español, algunas veces ni nos enteramos”.

“No sé leer ni escribir y sí es necesario para ir a trabajar porque firman cuando cobran su trabajo o cuando apuntan los botes de tomate. Como no hablo el español tengo problemas porque no entiendo al cuadrillero”.

“La mayoría no sabe leer, escribir y contar, y cuando les pagan le preguntan a la que sí sabe si está completo su dinero”.

Lo anterior me parece más que ilustrativo de que las mujeres con un bajo nivel educativo y escasa capacitación, tienen pocas oportunidades económicas y sociales en cualquier parte, además de quedar expuestas a toda clase de abusos por parte de cualquier persona al desconocer sus derechos laborales y humanos, la falta de educación las deja totalmente desprovistas de los medios para ejercer sus derechos en un medio socio-cultural e institucional adverso.

Además el rezago educativo de las mujeres es un factor que tiene fuerte impacto psicológico y social en la vida de las mujeres, al profundizar las relaciones de dependencia hacia la familia y en particular hacia la pareja, lo que las deja más expuestas a la violencia de todos tipos: verbal, emocional, física, económica y sexual lo que contribuye a la reproducción de las desigualdades.

Como hemos visto, las tres variables aquí seleccionadas muestran que el rezago educativo de las mujeres en el Distrito de Miahuatlán es muy grave, situación que se vuelve más preocupante si tomamos en cuenta que más del 50% de la población femenina del distrito son niñas y jóvenes entre los 5 y los 29 años de edad, siguiendo la mayoría de los municipios la misma tendencia.

Capital humano, capacidades y mercado laboral

La situación de vulnerabilidad, privación y exclusión que han enfrentado las mujeres puede tener muchas causas y explicaciones desde diversas disciplinas y teorías, pero considero que también está relacionada con la insuficiente formación de capital humano, con esto no quiero menospreciar las habilidades que muchas mujeres tienen y no quiero tampoco decir que sólo se adquiere capital humano con la educación formal. A diario soy testiga de las diversas habilidades y capacidades que las mujeres poseen, el asunto es que aquí, quiero llamar la atención sobre la necesidad de hacernos de un capital humano que pueda ser demandado y bien remunerado en las economías de mercado, que pueda llevarnos a una diversificación laboral y aspirar a ciertos derechos laborales como la seguridad social por ejemplo. Además de ello, necesitamos desarrollar y ampliar cierto capital humano así como capacidades que nos permitan servirnos y transformarnos a nosotras mismas además de impulsar transformaciones en el orden social y cultural en el que estamos inmersas.

En este punto, considero pertinente aclarar que retomo los conceptos de capital humano y de capacidades de (Sen, 1997): “Quisiera hacer algunos comentarios sobre la relación y las diferencias entre dos áreas de investigación, distintas pero relacionadas, del proceso de desarrollo económico y social: la acumulación de 'capital humano' y la expansión de la 'capacidad humana'. El primer concepto se concentra en el carácter de agentes [agency] de los seres humanos, que por medio de sus habilidades, conocimientos y esfuerzos, aumentan las posibilidades de producción y el segundo se centra en su habilidad para llevar el tipo de vida que consideran valiosa e incrementar sus posibilidades reales de elección. Consideremos un ejemplo. Si la educación hace que la persona sea más eficiente en la producción de bienes, es claro que hay un mejoramiento del capital humano. Este mejoramiento puede agregar valor a la producción de la economía y aumentar el ingreso de la persona que ha sido educada. Pero aún con el mismo nivel de ingreso, esa persona puede beneficiarse de la educación por la posibilidad de leer, argumentar, comunicar, elegir con mayor información, ser tenida en cuenta más seriamente por otros y así sucesivamente. De modo que los beneficios de la educación son mayores que su función de capital humano en la producción de bienes. Si una persona llega a ser más productiva en la producción mediante una mejor educación, una mejor salud, etcétera, no es absurdo esperar que también pueda dirigir mejor su propia vida y tener más libertad para hacerlo”.

Coincido con la postura anterior entonces, en que una acumulación de capital humano y capacidades no sólo genera beneficios monetarios individuales sino sociales, beneficios que van más allá del concepto económico y contable de esta palabra. El capital humano tiene la posibilidad de generar externalidades positivas como inducir a que los individuos (as) se preocupen por cuestiones como alumbrado de calles ó pavimentación de calles, tratamiento de aguas, instalaciones de drenaje, no contaminar ó desperdiciar los recursos naturales, exigir servicios y productos de calidad, así como mejores condiciones de seguridad y salud, influencia en la educación y calidad de vida de las generaciones siguientes, entre otras cosas.

Retomando a (Sen, 1997): “Por ejemplo, muchos estudios empíricos han puesto de presente que la ampliación de la educación de la mujer puede reducir la desigualdad de género en la distribución dentro de la familia y contribuir a reducir las tasas de fecundidad. La ampliación de la educación básica también puede mejorar la calidad de los debates públicos. Y estos logros instrumentales pueden ser, en últimas, bastante importantes aunque su función instrumental no sea la de un factor de producción, definido convencionalmente, en la fabricación de mercancías”.

Por otra parte, entonces la insuficiente formación de capital humano femenino se traduce entre otras cosas en una inadecuada incorporación de las mujeres al mercado laboral con implicaciones como las siguientes:

a) Salarios bajos e inestables

b).- Empleos que requieren de escasa educación ó capital humano

c).- Empleos con largas e inestables jornadas laborales

d).- Escasas ó nulas prestaciones laborales

e).- Empleos que reproducen sus roles sociales

Para complementar lo anterior al respecto de la importancia de la educación en el mercado laboral y las remuneraciones salariales quiero rescatar el comentario de (Ríos, 2005: 413):“Los mejor educados son en general más flexibles y están más motivados, se adaptan con mayor facilidad a las circunstancias que cambian, se benefician más de la experiencia profesional y del entrenamiento, actúan con mayor iniciativa en situaciones problemáticas y adquieren responsabilidades de supervisión más rápido”.

En la actualidad, dadas las condiciones estructurales de funcionamiento del sistema económico no sólo a nivel nacional sino a nivel internacional sin duda que es difícil para cualquier persona conseguir empleo con salario y condiciones laborales dignas, pero la situación se agrava en el caso de las personas con escaso ó nulo capital humano.

Conclusiones

La pobreza de las mujeres, es algo que va más allá del ámbito económico (aunque esto es fundamental), pienso que también se deriva de que la sociedad y el Estado (patriarcal y androcéntrico) no han contribuido a proporcionar a la mujer los instrumentos para resolver sus problemas ni los mecanismos para defender sus derechos, sino al contrario.

Las condiciones de marginación que viven las mujeres se reproducen no sólo sobre ellas mismas, sino sobre sus familias principalmente sus hijos, un niño de padres analfabetos es más propenso a estar en esta situación, generando con ello una reproducción del círculo vicioso de la pobreza. De esta manera la falta de educación formal es un elemento poderoso que continúa la reproducción intergeneracional de la pobreza al interior de la familia, sobretodo si tomamos en cuenta que la responsabilidad económica de las mujeres en los hogares es cada vez mayor, es decir cada día existen más hogares sostenidos sólo por mujeres y esto aunado al bajo nivel educativo de las mismas reduce las posibilidades de percibir ingresos satisfactorios ó acceder a un empleo con adecuadas condiciones laborales, ello impide la movilidad ocupacional y social limitando las oportunidades y las mejoras en los niveles de vida (tanto de ellas mismas como de los hijos e hijas).

La política pública como cada uno de los actores (as) sociales en lo individual y en lo público debemos tener presente el acceso a la educación como una puerta que puede transformar vidas, ampliar posibilidades e impulsar un proceso de cambio sociocultural encabezado por las mismas mujeres, es decir en el cual ellas empiecen por conocer y tomar conciencia de los derechos que tienen y pueden ejercer e ir y exigirlos sin temor alguno, aunque quiero aclarar que considero fundamental también no perder de vista que la ampliación y mejoras del capital humano de la población femenina se vuelve una condición necesaria más no suficiente para la consecución de la equidad y la igualdad.

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