PROGRESO Y BIENESTAR

PROGRESO Y BIENESTAR

Hugo Salinas

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B. LAS VIGAS MAESTRAS DEL MODELO AL ESTADO PURO

El Premio Nobel en economía, profesor James E. Meade, sentencia con claridad y sin ninguna ambigüedad que “los grandes problemas económicos del futuro se referirán sobre todo a la repartición del ingreso nacional, que a la producción de un volumen creciente de bienes y servicios.” Este párrafo se ocupa precisamente de mostrar una alternativa de solución (al estado puro); un modelo de repartición cuyos mecanismos impiden la aparición de la pobreza y del desempleo.

Y para comenzar, no está demás repetir la célebre frase de otro Premio Nobel, el profesor Paul A. Samuelson con relación a la validez de la abstracción científica en la construcción de teorías. “Todo análisis implica abstracción. Siempre es necesario idealizar, omitir detalles, formular la pregunta correcta antes de salir a observar el mundo tal como lo es. Cada teoría, ya sea en la física, en la biología o en las ciencias sociales, distorsiona la realidad como consecuencia de la sobre simplificación. Pero si es una buena teoría, lo que ha sido omitido es grandemente recompensado por los rayos de iluminación y de comprensión que se extrae de la gran masa de información empírica.”

Sin embargo, no debemos olvidar los consejos de la profesora Joan Robinson expresados en sus famosas herejías económicas: “no es difícil fabricar modelos a partir de un conjunto de hipótesis. La dificultad radica en el hecho de encontrar las hipótesis que tengan relación con la realidad.” Son estos parámetros de fuerza que sustentan nuestro trabajo de investigación.

“El hombre económico, en tanto que postulado de base para las teorías económicas, ha estado con nosotros desde 1776 por lo menos. Es tiempo de considerar la formulación de modos de análisis alternativos. Es difícil asegurar hasta qué grado el postulado del hombre económico ha sido adecuado para 1776, e incluso para 1876, pero sin lugar a dudas que es menos adecuado ahora que no lo fue entonces. Hay una necesidad de nuevos enfoques […],” nos dice Harvey Leibenstein.

Según el epistemólogo Thomas Kuhn, en su libro La Estructura de las Revoluciones científicas, el paradigma que precede un cambio de paradigma, es tan diferente del que lo sigue, que sus teorías no son comparables. El cambio de paradigma no es una mera revisión o transformación de una teoría aislada, sino que cambia la manera en que se define la terminología, la manera en que los científicos encaran su objeto de estudio, y acaso más importante aún, el tipo de preguntas consideradas válidas, así como las reglas utilizadas para determinar la verdad de una teoría particular.

“De acuerdo a Kuhn, se define un paradigma como el conjunto de creencias y de valores morales, de conceptos y de métodos, que son admitidos por un grupo humano dado, a fin de formular y tratar intelectualmente los problemas a los cuales se encuentra confrontado. El paradigma es la forma social, concreta, mayoritaria, de existencia de toda teoría. Esta puede estar atravesada de discusiones y de debates vigorosos, pero el paradigma, propio a una teoría, es único. Pudiendo ser el exacto reflejo, no se confunde con ella (o con ellas),” anota el profesor Jean-Claude Delaunay.

Nuestro modelo consta de tres vigas maestras que reflejan esencialmente el cambio en el tipo de repartición dominante. Estas vigas son las siguientes: la Remuneración de Base, la propiedad colectiva y el financiamiento “gratuito” para la creación de empresas. La puesta en práctica de estos mecanismos implica el pasaje de una repartición individualista dominante hacia la repartición igualitaria del resultado neto de la actividad económica. Ellos constituyen la parte esencial del modelo, al estado puro, con lo cual se supone la no existencia de pobreza y de desempleo. Además, se debe agregar la remuneración del factor trabajo como contraprestación a un servicio efectuado. Es un modelo que funciona esencialmente con cuatro mecanismos.

a. Remuneración de Base para todos y por igual

Una de las críticas más fuertes que se han dirigido al tipo de repartición individualista ha sido resumido por Samuelson et Nordhaus en estos términos: “Hemos visto que, en ciertas situaciones, las propiedades de los mercados en competencia son remarcables. Pero no podemos decir que la libre competencia, sin medidas de regulación, asegure la más grande felicidad a la mayoría de las personas. No garantiza tampoco el uso más justo de los recursos. ¿Por qué todo ello? Por que las personas no se encuentran dotadas de poderes de compra idénticos.” Indudablemente que se están refiriendo no a un problema de producción sino de repartición.

En la búsqueda de reequilibrar la situación socioeconómica de las personas se han desarrollado teorías y experiencias prácticas desde tiempos muy remotos. En esta oportunidad mencionaremos solamente algunos de las proposiciones más recientes en lo que concierne a la Remuneración de Base.

i. Algunos antecedentes

Comenzaremos por las habituales declaraciones, en la forma de saludos a la bandera: “En 1992, la Asamblea general [de las Naciones Unidas] decide que el 17 de octubre se convierta en la Jornada Internacional por la Eliminación de la Pobreza (resolución 47/196 del 22 de diciembre de 1992). Posteriormente, la Asamblea general declara 1996 Año Internacional por la eliminación de la pobreza. Más tarde, en su Sesión Plenaria del 20 de diciembre de 1995, proclama la Primera Década para la eliminación de la pobreza (1997-2006).”

En el mismo rango de declaraciones se cuenta con el artículo 25, párrafo 1, de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida suficiente para asegurar su salud, su bienestar y los de su familia […].”

El profesor Lerner Sally nos dice que “en el Forum for the Future, diciembre 1996, la OCDE (Organización de cooperación y desarrollo económico) ha identificado al 'ingreso universal para los ciudadanos' como una de cuatro proposiciones innovatrices más importantes para encontrar el 'balance entre la flexibilidad económica y la cohesión social '.” Descendamos ahora a algunas de las proposiciones y combates terráqueos.

« La idea de 'remuneración social' ha sido defendida por Jacques Dubois desde los años 30, remarca Alain Bihr, especialmente en La Grande Relève des hommes par les machines, Paris, Les Editions nouvelles, 1932; y En route vers l'abondance, Paris, éditions Fustier, 1935. ”

La 'remuneración social garantizada', en cambio, “es un derecho que la sociedad asegura durante toda su existencia, a cada uno de sus miembros, en contrapartida con la obligación que ella le toma una parte de su trabajo socialmente necesario. El monto de la RSG se encuentra en función del volumen de la riqueza social y de las decisiones optadas por la colectividad con respecto a la inversión, al consumo, al fondo de reserva, etc.”

En cuanto a la Renta Básica nos dice el profesor de la Universidad de Barcelona, España, Daniel Raventós , no es la renta de participación que ha propuesto, entre otros, Anthony Atkinson (1993, 1996). La Renta Básica tampoco debe ser confundida con el Impuesto Negativo sobre la Renta. El INR es un crédito impositivo uniforme y reembolsable que, mediante la política impositiva, garantiza un nivel mínimo de ingreso. La Renta Básica no debe ser confundida con una especie de subsidio de paro indefinido; es decir, con un subsidio que se recibiría mientras no se encontrase un trabajo remunerado y que, por eso mismo, dejaría de percibirse en el momento de acceder a un trabajo. En definitiva, la Renta Básica se percibe sin condiciones adicionales a las de ciudadanía o residencia. Es un ingreso pagado por el Estado […]. El Basic Income Earth Network (BIEN) la define así: “una renta incondicionalmente garantizada a todos de forma individual, sin necesidad de una comprobación de recursos o de estar realizando algún tipo de trabajo. Es una forma de renta mínima garantizada […].”

El mismo profesor Raventós nos informa que “en el estado norteamericano de Alaska existe desde 1982 una RB. Ya hace pues un cuarto de siglo que toda persona que resida legalmente en Alaska, un mínimo de 6 meses, recibe una RB. Actualmente cerca de 700 mil personas cumplen esta condición de ser residentes legales de aquel lugar.”

Nuestra proposición de Remuneración de Base difiere con de las precedentes, esencialmente, en su concepción de remuneración y no de renta, en lo que concierne a su relación con el Estado, en el origen del fondo de recursos financieros para el pago, y en la naturaleza variable del monto percibido, como lo veremos en seguida.

ii. El concepto de la Remuneración de Base

Frente al statu quo de desigualdad extrema, Christian Morrisson señala que “la repartición de remuneraciones es a la vez un sujeto científico […] y un punto crucial en la política de todos los países. Basta leer los periódicos para persuadirse […]. Todos (los titulares) conciernen la repartición de remuneraciones.” Sin embargo, muy pocos son conscientes de que no es una cuestión de remuneraciones de factores de producción sino de la repartición del resultado neto de la actividad económica.

Albert Einstein nos decía que “es más fácil destruir un átomo que un prejuicio”. Es el caso de la Remuneración de Base a vida e independientemente del trabajo directo. Para Alain Lipietz es una “bella utopía” como en el caso del subsidio universal (Allocation Universelle) propuesto por el Colectivo Fourier y André Gorz. Ella “pretende transformar las conquistas sociales en derecho del ser humano, y pretende demostrar la necesidad económica. Estoy de acuerdo fundamentalmente por este reconocimiento. Pero dudo de la demostración económica,” dice Lipietz. Luego de la lectura de nuestros argumentos, espero que el lector ponga en duda su expresión.

Primero, porque “la repartición es uno de los principales elementos del cimiento que solidariza los diversos componentes de la sociedad y condiciona su grado de cohesión,” anota René Sandretto.

Segundo, porque “ya en el año siguiente a la muerte de Ricardo, William Thompson, en An Inquiry into the Principles of the Distribution of Wealth, [1824], había deducido el derecho del trabajador al total de la producción a partir del postulado según el cual el trabajo es el único (activo) creador de riqueza.”

Tercero, a lo largo de los tres primeros capítulos hemos mostrado que el resultado de una actividad económica no pertenece solamente a los trabajadores o a los trabajadores y sus familiares. Ese resultado pertenece al conjunto de la población. ¿Cómo objetivarlo entonces?

Nuestra formulación de la Remuneración de Base es el resultado de un proceso lógico-científico que ha tomado en consideración la experiencia histórica de los seres humanos. En ese sentido estamos igualmente persuadidos, como el profesor Hicks, Premio Nobel de economía, quien señala que “se puede construir un sistema de economía de bienestar que tenga el mismo grado de rigor lógico que la economía del equilibrio general.”

Para instalar el mecanismo de repartición igualitaria dentro de una economía de mercado, lo que se debe tener siempre presente es lo siguiente: lo que la comunidad primitiva repartía, en cantidades más o menos iguales, era el resultado neto y no la totalidad de ese resultado. Un caso muy particular y sin transgredir la norma es el de la economía que se desarrolló sobre la base del proceso de trabajo a mano desnuda. En dicha economía, la canasta de alimentación fue el único resultado (neto y bruto al mismo tiempo) de la actividad económica. Y fue esa canasta de alimentación, en su totalidad, materia de repartición.

Este mecanismo de repartición se hizo más evidente cuando la economía se desarrolló sobre la base del proceso de trabajo con herramientas. En este estadio, la repartición no toma en cuenta la totalidad del resultado, el cual estuvo compuesto de dos elementos: la canasta de alimentación y las herramientas de trabajo (arco, flecha, mazo, etc.). En estas condiciones, solamente la canasta de alimentación fue materia de repartición. Solamente ella era el resultado neto. Las herramientas servían a obtener esa canasta de alimentación.

El segundo aspecto del mecanismo de repartición igualitaria a tomar en consideración es que esta canasta de alimentación fue destinada integralmente al consumo. Ya que ese fue el objetivo fundamental de la actividad económica: la satisfacción de las necesidades de todos los miembros del grupo social. Por ese medio, ellos buscaron el bienestar de todos y en condiciones de igualdad.

Lo que debemos identificar entonces en nuestras economías de mercado es: primero, en qué se condensa el resultado neto de la actividad económica y, luego, cómo destinarlo íntegramente al consumo. En los capítulos precedentes ya lo hemos identificado. El resultado neto son las ganancias (las utilidades) de las empresas. Son entonces todas las ganancias de las empresas que deben repartirse entre todas las personas de la comunidad, en igualdad de condiciones. Y debe tomar la forma de remuneración para asegurarse que la totalidad esté orientada al consumo.

La primera interrogante que surge frente a esta proposición es de saber si las inversiones tendrían aún fuentes de financiamiento, puesto que si no hay ahorro proveniente de las ganancias, ¿cómo podríamos mantener los niveles adecuados de inversión para que las economías continúen a crecer?

Es cierto, en una economía a repartición individualista, una parte o la totalidad de las ganancias es destinada al ahorro para asegurar nuevas inversiones. Pero en una economía a repartición igualitaria, las fuentes de financiamiento tienen otro origen. Y el financiamiento de proyectos de inversión no solamente está asegurado, sino que ellos se pueden efectuar en montos mucho más grandes y en mejores condiciones. Esto lo veremos con más detalle en los párrafos siguientes.

Volvamos al mecanismo de repartición igualitaria. Por el hecho de que antiguamente el contenido del resultado neto era integralmente físico y que ahora se presenta en términos monetarios, ¿existe un impedimento para la instalación del mecanismo de la repartición igualitaria? De ninguna manera; al contrario, no solamente que no hay ningún impedimento sino que la repartición la podemos efectuar en términos estrictamente igualitarios, lo que fue imposible antiguamente.

Si la totalidad de las ganancias de las empresas G es el resultado neto de la actividad económica, y N es la totalidad de la población del país, podemos concluir que la repartición igualitaria de las ganancias toma la forma siguiente:

G / N = r

En nuestros días ¿qué vendría a ser “r”? Puesto que G se encuentra medido en términos monetarios, “r” es la Remuneración de Base de cada uno de los ciudadanos del país. Con este mecanismo, que vendría a ser automático, a nadie se le olvida ni tampoco se hace diferencias por el color de la piel, de la edad o del género. Basta que exista para que tenga todo el derecho de recibir el monto “r”.

El monto “r” es igual para todo el mundo. Que usted trabaje o no, ese monto le pertenece, ya que el resultado neto de una actividad económica no es solamente el fruto de los trabajadores actuales, sino también de todos aquellos que nos han precedido en el tiempo (¡200 mil años!), y de todos aquellos que participan y han participado de una manera indirecta en el resultado.

En estas condiciones, la pobreza no existe. Pero, dada esas condiciones, estaremos sumamente interesados en que G sea lo más grande posible. Más grande es el resultado neto de todas las empresas, más grande es “r”, con lo cual cada persona podrá recibir más dinero para satisfacer sus necesidades. Es esta la dinámica que pone en ruta el mecanismo de la repartición igualitaria: un cuidado permanente al crecimiento de las ganancias de las empresas y al volumen de la población. Porque, un crecimiento de la población sin variación del total de ganancias de todas las empresas, es el poder adquisitivo de cada persona que disminuye.

¿Cómo y quién cuantificaría el monto de las ganancias de las empresas? ¿Cómo y quién se encargaría del reparto entre los millones de personas que conforman el país, tanto más si sabemos que ellos están en constante movimiento entre diferentes países? Con relación a ello es necesario saber que, por un lado, los sistemas de estadísticas nacionales se encuentran muy bien desarrolladas y, por otro lado, las técnicas del sistema bancario y de la contabilidad nacional han evolucionado a tal punto que ellos siguen minuto a minuto la evolución de las variables económicas, tanto para su captación como para su reparto.

b. Propiedad colectiva del Fondo Económico

Se ha convertido en hábito que cuando se habla de repartición nos referimos únicamente a las remuneraciones. Primero, como ya lo notáramos, repartición no es sinónimo de remuneraciones de los factores de producción. La repartición se refiere al resultado neto de la actividad económica; es decir, en una economía de mercado, a las ganancias (utilidades) de las empresas. Es a partir de esta noción que hemos deducido la Remuneración de Base de cada persona conformando la sociedad. Este tipo de repartición, sin embargo, es solamente una repartición de flujos.

Segundo, basta revisar los textos oficiales de economía para comprobar que la casi totalidad no mencionan el otro elemento de la repartición: la repartición del stock de la economía. Y sin embargo, es la más importante dentro del proceso de repartición. Es la que pone los cimientos de la repartición en términos de flujo, tanto igualitaria como individualista, del resultado neto de la actividad económica.

Consciente de esta realidad, Marx dice que “no hay una emancipación posible de la clase obrera mientras ella no se encuentre en posesión de todos los medios de trabajo: tierra, materias primas, máquinas, etc.; y, por consiguiente, en posesión del total del producto de su trabajo.” Todos los medios e instrumentos de producción es lo que, en adelante, llamamos el Fondo Económico de una sociedad.

En 1879, Henry George escribe que “para extirpar la pobreza, para hacer que los salarios sean lo que la justicia quiere que sean; es decir, la ganancia completa del trabajador, debemos entonces sustituir la propiedad individual de la tierra por la propiedad colectiva. Ningún otro medio no alcanzará la causa del mal, ningún otro hace vislumbrar la menor esperanza.”

Esto nos conduce a ser conscientes de la diferencia entre propiedad y posesión. Maurice Godelier, citando a Marx, nos dice que “en la forma asiática, no existe propiedad sino solamente posesión por el individuo. La comunidad es la propietaria real, propiamente dicha, de donde se infiere que la propiedad no existe que como propiedad colectiva del suelo […]. En la forma específicamente oriental de propiedad, el miembro de la comunidad es copropietario de la propiedad colectiva. Ahí en donde la propiedad existe solamente como propiedad comunitaria, el individuo en tanto que miembro es solamente poseedor, hereditario o non, de una parte determinada de esta propiedad.”

Una de las experiencias más interesantes de estos últimos tiempos es la propiedad social puesta en práctica por el general Velasco en el Perú. “La Propiedad Social Peruana, escriben los mentores de la experiencia, corresponde a la Sociedad como un todo. Los trabajadores la usufructúan y gozan, infinitamente, superiores derechos de los que puede admitir la propiedad privada o la estatal, pero no la poseen en el sentido privatista tradicional, por más ampliada o modernizada que pueda establecerse esa posesión.” En cambio, la Ley de empresas de propiedad social, Decreto Ley N° 20598, que pone en práctica este principio, especifica solamente que “la propiedad es social por cuanto pertenece al conjunto de los trabajadores […]” y no “a la sociedad como un todo”.

La pregunta surge inmediatamente. James Gillaume comienza por puntualizar que “la propiedad de los instrumentos de trabajo debe ser colectiva. Pero, un punto queda para determinar: ¿esta propiedad colectiva pertenecerá exclusivamente a los trabajadores del centro de trabajo en donde ellos funcionan, o será la propiedad del conjunto de trabajadores de tal o tal industria?”

En la víspera de la Revolución española de 1936, Diego Abad de Santillán pone contra el muro al socialismo “autoritario” con el dilema siguiente: “O la revolución entrega la riqueza social a los productores [los trabajadores], o ella no les entrega. Si ella les entrega, si los trabajadores se organizan para producir y distribuir colectivamente, el Estado no tiene nada que hacer aquí. Si ella no les entrega, entonces la revolución no es nada más que una mentira […].”

El profesor Alain Bihr va mucho más lejos en su proposición: “la socialización de los medios de producción no deberían reducirse a dar solamente a los trabajadores el poder de decidir sobre el objeto y el uso de esos medios. Ese poder debe ser compartido con las populaciones situadas en las inmediaciones de las unidades de producción e incluso más allá, con el conjunto de 'consumidores' o 'usuarios' de los productos de esas unidades de producción […].”

En nuestro lenguaje, cuando hablemos de propiedad colectiva nos estaremos refiriendo a que el conjunto de instrumentos y medios de producción pertenecen al conjunto de la población y en partes iguales. Es nuestra noción de propiedad colectiva del Fondo Económico de la sociedad. Marx ya había llegado a esta conclusión cuando se refería a la comunidad primitiva en donde el centro de alimentación, en un primer tiempo, y la tierra cultivable enseguida, constituían el Fondo Económico del grupo social. La frase de Marx citada por Yoland Bresson es la siguiente: “El individuo es propietario o poseedor porque es un elemento y un miembro de la comunidad.”

Sin lugar a dudas que “la Ciencia progresa entierro por entierro. La Ciencia no se detiene jamás,” nos recuerdan los profesores Samuelson y Nordhaus.

c. Financiamiento “gratuito” para crear y desarrollar empresas

Es a partir de la noción de propiedad colectiva de las herramientas y de los medios de trabajo que nace la noción de Fondo Económico (FE) de la comunidad. Pero éste engloba más elementos. Además, tenemos todos los recursos naturales localizados en el país, los cuales pertenecen a la colectividad. Podemos agregar igualmente todos los recursos monetarios y financieros. En el capítulo siguiente observaremos que, en un futuro inmediato, la parte más importante del FE serán los conocimientos y las competencias.

El FE de un país, perteneciendo en forma colectiva a todos sus habitantes, es la base real del financiamiento de proyectos de inversión. Es la fuente inagotable de financiamiento de empresas. Teniendo como aval al FE, el sistema financiero puede poner en circulación, sin riesgo alguno, un monto de dinero por el equivalente del proyecto de inversión.

Estos proyectos de inversión están orientados única y exclusivamente a la creación y desarrollo de empresas. Es un FE destinado a la inversión y no al consumo. La rigidez de esta política monetaria y financiera es la que permitirá amortiguar los amagos de inflación que pueden generarse en el momento de la emisión de dinero.

Otra característica de este tipo de financiamiento es que siendo la comunidad la propietaria del FE, toda empresa creada con esos recursos, sigue perteneciendo a la colectividad. De ahí que, los pedidos de creación y desarrollo de empresas serán entregadas de una manera “gratuita” a sus promotores, si el proyecto de inversión justifica su ejecución. Es decir, si el proyecto de inversión presenta ya sea un resultado neto previsto positivo o es una necesidad imperiosa de la comunidad, no hay ninguna razón para demorar su puesta en marcha.

El FE garantiza la eliminación del desempleo de los recursos humanos y materiales. Es lo que tuvo en mente Sir John Maynard Keynes, cuando dijo: “imagino que una forma de socialización de las inversiones proporcionará los únicos medios para alcanzar aproximadamente el pleno empleo.”

El profesor Yoland Bresson concluye diciendo: “lo económico y lo social no se contradicen sino que se interpenetran. La eficacia del mercado libre toma una significación colectiva, ella hace sentido. La equidad se apoya en fundamentos racionales y no sobre presupuestos morales o filosóficos. No solamente eficacia y equidad resultan compatibles, sino que ellos se refuerzan en un encadenamiento que podría devenir virtuoso, mejorando el hombre y la sociedad al mismo tiempo.” .

Siendo la comunidad la propietaria de las empresas, sus ganancias pertenecen también a la comunidad. De donde se desprende que el Fondo Económico de la comunidad es la base real que sustenta la repartición igualitaria de las ganancias de las empresas entre todas las personas pertenecientes a la comunidad. Es decir, es el fundamento real de la Remuneración de Base de todos los ciudadanos.

En estos términos estaríamos dando respuesta a las inquietudes de Raymond Aron, el filósofo, sociólogo y comentarista político francés, cuando se interroga así: “si se define a la economía capitalista como una economía de explotación, es necesario mostrar en qué sentido y en qué medida el mecanismo capitalista de ahorro y de inversión es diferente del mecanismo de acumulación que existe o existiría en una economía moderna de otro tipo.”

d. Sueldos y salarios para los que trabajan

Hemos descrito las tres vigas maestras del modelo, al estado puro, que permite eliminar la pobreza y el desempleo. Sobre estas bases se puede hablar de un desarrollo con igualdad de oportunidades. A este conjunto de mecanismos que traducen la repartición igualitaria del resultado neto de la actividad económica, es necesario agregar los sueldos y salarios.

Dentro de una economía de mercado, ya sea de repartición individualista o igualitaria, en donde la empresa es la unidad celular de la actividad económica, el esfuerzo de los trabajadores es recompensado por un sueldo o salario. Como ya lo hemos anotado, el salario no es parte de un proceso de repartición, sino que es parte integrante del costo de producción de una actividad.

No obstante, es necesario señalarlo para precisar que los trabajadores tienen dos fuentes de ingresos. Una proveniente de un proceso de repartición y otra, del resultado de una prestación de servicios directa. Con ello igualmente estamos notando que, este modelo al estado puro, no conduce de ninguna manera a un igualitarismo, en términos de flujo.

Indudablemente que el modelo, al estado puro, no es aplicable directamente. Es necesario pasar por un proceso de aplicación. Las preguntan surgen. ¿La repartición igualitaria debe necesariamente desalojar a la repartición individualista? ¿Una economía de mercado puede soportar los dos tipos de repartición? En el supuesto caso de que ello es posible, ¿cuál sería el tipo de repartición predominante? ¿La economía de mercado que los soporta será igualmente eficiente, habrá un decaimiento o la nueva forma de repartición se adapta mucho mejor? Estos son los temas que se tratarán en el capítulo siguiente.