PROGRESO Y BIENESTAR

PROGRESO Y BIENESTAR

Hugo Salinas

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CAPÍTULO II. ¿QUIENES CREAN LAS RIQUEZAS?

¿Lo más maravilloso no es ciertamente la cronología? Ubicar los seres humanos y las cosas en la trama cronológica es esencial para esclarecer todo problema prehistórico.

Louis-René NOUGIER

Dentro de los hechos más resaltantes en la evolución de la actividad económica, podemos señalar al descubrimiento de la agricultura. Fue el acontecimiento que permitió al grupo social liberarse de su dependencia absoluta con respecto al centro de alimentación que prodiga la Naturaleza. Desde entonces, el grupo social produce, por él mismo y según sus necesidades, su propia canasta de alimentación. Tamaña diferencia si lo comparamos con la época de la recolección de frutas, la caza y la pesca.

Posterior a la agricultura primitiva, otra nueva manera de trabajar se impuso. Se trata del proceso artificial de producción, el que actualmente se encuentra en curso. Es otro gran paso en la producción de bienes para satisfacer las necesidades del ser humano. Esta nueva manera de trabajar nos abre la posibilidad de satisfacer todas nuestras necesidades de confort material.

Una dinámica en la evolución de procesos de trabajo que condiciona un crecimiento constante de riquezas desde nuestros orígenes. Nuestro interés es de mostrar que ese crecimiento constante de riquezas, a través del tiempo, no se debe a una persona o a un grupo de personas. Es necesario aclarar ideas preconcebidas o mal concebidas. Es sobre la base de criterios errados que se otorga a los empresarios la gestión y los resultados de la actividad económica. Entonces, ¿quiénes crean las riquezas?

A. UN CRECIMIENTO CONSTANTE DESDE LOS ORÍGENES DE LA HUMANIDAD

“El concepto de ‘riqueza’, a primera vista, es perfectamente claro y familiar, nos dice el profesor Luigi Pasinetti. Se la define tradicionalmente como ‘la abundancia de bienes y servicios disponibles para un individuo o una colectividad’. Sin embargo, un examen más detenido revela inmediatamente que esta definición, como muchas otras, no se encuentra exenta de ambigüedades.

Una primera distinción se impone: ‘abundancia de bienes’ puede significar una dotación o una cantidad de bienes disponibles (riqueza de patrimonio), tanto como un flujo periódico importante de bienes y servicios; es decir, un flujo de riqueza (o riqueza de remuneraciones). Estas dos definiciones se confunden muy a menudo, incluso actualmente. Pero, se trata de dos conceptos completamente diferentes. Aunque esas dos formas de riqueza se encuentran en relación, la ligazón que los une no es ni simple, ni evidente, ni incluso invariable, habida cuenta de la evolución de los sistemas económicos.”

Ubicándonos en la perspectiva histórica, es la riqueza en términos de flujo de bienes que aparece la noción de riqueza. Es muy posteriormente que la riqueza se hace presente mezclada en la forma de stock y de flujo.

a. Algunos rasgos sobre la evolución de la actividad económica

Desde sus orígenes, los seres humanos no han cesado de incrementar sus riquezas. ¡Y de qué maneras y en qué cantidades! Incluso al inicio, hace aproximadamente 200 mil años (Homo sapiens) , cuando las personas trabajaban a mano desnuda para cazar, pescar o recolectar sus alimentos, ellos siempre lograron satisfacer su hambre, y ¡sin excepción alguna! Situación aparte de los cambios climáticos, su canasta de alimentación contenía siempre bastantes alimentos como para satisfacer las necesidades de todos los miembros del grupo social.

La suerte de las personas se mejora considerablemente cuando ellos descubren, crean y utilizan las herramientas de trabajo. Aún cuando continúan dependiendo del centro de alimentación y de las inclemencias del tiempo, su canasta de alimentación es mucho más grande y variada.

Las herramientas hacen evolucionar la manera de trabajar. La eficiencia de los trabajadores se mejoró grandemente. La caza y la pesca se convierten en actividades económicas tan importantes como la recolección de frutos para conformar la canasta de alimentación del grupo social. El proceso de trabajo con herramientas es la consecuencia lógica del proceso de trabajo a mano desnuda, la primera manera de trabajar de los seres humanos.

No obstante, el gran salto llega con el descubrimiento de la tierra cultivable. Un hecho que debió suceder hace aproximadamente diez mil años. La agricultura se convierte en la nueva manera de trabajar y de producir bienes alimenticios. Ya no se trata de recojo sino de producción. Por la primera vez, se decide con anticipación la cantidad y la variedad de alimentos a producir, sin necesidad de desplazarse siguiendo los cambios climáticos o escapando a la insuficiencia del centro de alimentación. La producción alimenticia aumenta y se diversifica paralelamente al crecimiento de la población a lo largo y ancho del planeta Tierra.

Con la agricultura primitiva, replicando lo que la Naturaleza prodiga de una forma natural, los seres humanos generan el proceso natural de producción que se convierte en la tercera manera de trabajar que los seres humanos han podido crear.

Gracias a la agricultura, el grupo social puede por fin asentarse y mejor protegerse de las intemperies, para lo cual utiliza prendas más adecuadas y viviendas mejor construidas. Esta nueva manera de trabajar obliga a un mejor tratamiento y transporte del agua. Los aledaños de los ríos y riachuelos son invadidos y los desiertos inundados. Los agrimensores aparecen como nuevas especialidades indispensables para el mantenimiento de las tierras cultivables así como para el seguimiento del catastro de la comunidad. El cálculo y la contabilidad se desarrollan. La escritura se convierte en una necesidad imperiosa. Las lenguas y los dialectos se entrecruzan y se perfeccionan. Algunos mueren y otros traspasan las fronteras.

Probablemente la domesticación de animales fue un paso previo a la agricultura como lo manifiesta Friedrich Engels: “Aquí [en el Viejo Mundo], la domesticación de animales y el pastoreo de manadas de animales desarrollaron una fuente de riqueza jamás igualada hasta el momento y crearon relaciones sociales completamente nuevas […]. En adelante, los pueblos dedicados al pastoreo ganaban terreno […]. Todos los medios anteriores para procurarse de alimentos pasaron al segundo plano: la caza, dejando de ser una necesidad se convirtió entonces en un lujo.”

Como fuere, la agricultura facilita la domesticación de animales en grandes cantidades. Estos animales proveen carne, leche, lana, cuero y otros productos. Varios de esos nuevos bienes, a su vez, facilitan la aparición de otros como el queso, la mantequilla, los zapatos, el hilo, el tejido, etc. Algunos de ellos, a su vez, están al origen de actividades que van a dar forma a diferentes talleres de manufactura, como el textil.

A fuerza de descubrir, crear, innovar; es decir, de encontrar respuestas a sus limitaciones, el grupo social termina por dar nacimiento a la manufactura y, enseguida, a la gran revolución industrial. Es una nueva manera de trabajar que aparece, el proceso artificial de producción, con el cual el hombre ha prácticamente resuelto todas sus necesidades materiales.

Esto exige la imaginación de bienes económicos en respuesta a necesidades de las personas. Ya no se trata de reproducir. Se trata de crear nuevos bienes económicos nunca antes existentes.

Ahora, con el proceso artificial de producción, bajo la limitación de la disponibilidad de recursos económicos, se puede producir tantos bienes diferentes como nuestra imaginación es capaz de concebir. Aún más, cada uno de estos bienes podemos producirlos en las cantidades que deseemos. Y por cada bien, estamos obligados de crear y fabricar una máquina adaptada a la producción de ese bien. Es así cómo comienzan a aparecer por todos lados, tantas máquinas como bienes a producir.

Alrededor de cada máquina se construye una fábrica. Toda la producción de todas las fábricas se orienta hacia los mercados, hacia los intercambios, con un objetivo muy preciso: encontrar el consumidor. El proceso artificial de producción es el fundamento de la industrialización y de la sociedad de consumo.

Este nuevo proceso de trabajo toma la forma de una producción artificial, primero, porque el bien antes de ser lanzado al mercado ha sido necesario imaginarlo y diseñar su cadena de producción y de comercialización. Ha sido necesario imaginar las máquinas y las herramientas a utilizar. Y, en seguida, es artificial porque no es una réplica de un bien existente ni de un bien que la Naturaleza nos prodiga. Y todo eso por cada bien. ¡Qué cantidad de actividades que se entrecruzan si recordamos que esta nueva manera de trabajar facilita producir “n” bienes diferentes, en “m” fabricas diferentes por cada bien y en “x” cantidades en cada fábrica!

El planeta Tierra se convierte así en una pequeña ciudad. Los medios de transporte y las vías de comunicación se mejoran. No solamente su superficie resulta de más en más poblada, sino también su cielo, de objetos volantes; sus mares, ven surcar barcos transportando carga, personas e incluso algunos especializados en la producción in situ sobre la base de especies marinas; su suelo y subsuelo, continental y marino, son utilizados más intensamente.

Pero el hombre no se detiene. Su espíritu de empresa lo empuja hacia lo desconocido. Actualmente estamos ad portes de otro gran salto. Se trata de lo que llamamos la “nueva economía”. Ésta se apoya en los conocimientos. No se trata de producir sino de elaborar. Con esta nueva manera de trabajar hemos superado a la división del trabajo que nos conduce a una labor rutinaria, destructora del ser humano. En adelante, el trabajo más simple es de investigación y de desarrollo.

Una manera de trabajar que invade prácticamente todo el tiempo disponible no solamente de los trabajadores, sino también de todas las personas. Ella crea y recrea el tiempo economizando el tiempo. Crea y recrea la vida. Alarga sensiblemente la esperanza de vida de las personas. Un proceso de trabajo que, superando a sus precedentes, aborda otras facetas de la vida de una persona.

El resultado de ese trabajo no es por supuesto material. ¡Es inmaterial! Su objetivo ya no es de supervivencia o de confort material. Se ataca mayormente al desarrollo espiritual y fisiológico del ser humano mismo. Estamos en vía de crear una nueva actividad económica basada sobre una nueva manera de trabajar, el proceso de trabajo de concepción.

Estas grandes zancadas y sus antecedentes son el resultado de una dinámica de evolución y de desarrollo, el mismo que se ha puesto en práctica dentro de una tendencia de largo plazo. Que baste un ejemplo. A pesar de la guerra de secesión, de las dos guerras mundiales, del crack de la bolsa de valores y de la Gran Depresión de los 30, la tasa de crecimiento del P.B.I. norteamericano del siglo pasado estuvo en un promedio de 1,8 % anual.

Leamos lo que Jeremy Rifkin, profesor del célebre MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets) escribe: “para el 2050, podemos prever que solamente el 5% de la población adulta bastará para hacer funcionar todas las industrias tradicionales” de los Estados Unidos. El nivel de productividad que facilita el proceso artificial de producción es sin comparación. Es una manera de trabajar que crea la economía de abundancia, en lo que conciernen los bienes materiales.

No está por demás observar alrededor de nosotros y compararlo con el cuadro de vida de nuestros congéneres en sus orígenes para darnos cuenta de lo creativo, innovador y de la capacidad de trabajo que despliega sin descanso el ser humano. Echemos una mirada rápida sobre nuestra historia para darnos cuenta que el incremento de las riquezas no es de ayer y que todos los seres humanos, desde su origen, han contribuido, directa o indirectamente, para llegar a ese nivel de desarrollo. Una generación pone las bases para que la siguiente dé el salto, y esto sin descanso, desde hace miles, probablemente, millones de años.

b. En el largo plazo, todos participan en la evolución de los procesos de trabajo

Los seres humanos, en el transcurso del tiempo, han puesto en práctica una dinámica bastante particular en su propósito de supervivencia y búsqueda de confort. Ello se concretiza con el desarrollo y la evolución de procesos de trabajo que eran más eficaces cada vez. Cada nueva manera de trabajar refleja una nueva fase en la evolución y desarrollo del ser humano.

Sin embargo, la evolución de un proceso de trabajo hacia otro no es un asunto de corto plazo. Ya que el desarrollo de cada uno de estos procesos de trabajo, antes de dar el salto sobre uno nuevo, cubre cientos hasta miles de años. Lo que muestra que la dinámica “évo-dévo” es un proceso de largo plazo, por lo menos hasta el momento.

“Toda persona que lee esta página, nos dicen los esposos Alvin y Heidi Toffler, posee una capacidad muy sorprendente: sabe leer. La instrucción es tan difundida actualmente que muchas veces nos es sorprendente recordar que hemos tenido como ancestros a iletrados, no estúpidos ni ignorantes, sino irremediablemente iletrados.

La mayor parte de nuestros ancestros no eran solamente iletrados, sino también no sabían efectuar cálculos aritméticos; es decir, incapaces de realizar las operaciones matemáticas las más elementales […]. Ha sido necesario que transcurran miles de años para que aparezcan les primeros 'profesores de cálculo' […]. Estos ejemplos hacen evidente que las capacidades, las más simples, consideradas como cosa normal en la vida económica actual, son en realidad el fruto de siglos y de milenios de desarrollo cultural acumulado. El saber legado por la China, por la India, por los Árabes y por los mercaderes fenicios al igual que los occidentales, es una parte integrante pero generalmente no reconocida, de la herencia que utilizan ahora los jefes y dirigentes del mundo entero.”

De igual forma, y dicho en los términos de David Ricardo, “de lejos, la mayoría de las mercaderías que son objeto de intercambio son producidas por la unión del capital y del trabajo; es decir, por el trabajo cuyo empleo se extiende en el tiempo.”

Y esta evolución de procesos de trabajo hace crecer la economía dando grandes saltos, con periodos de más en más cortos. Así, el paso del proceso de trabajo a mano desnuda hacia la agricultura primitiva ha tomado aproximadamente 190 mil años. Igualmente, para llegar a la revolución industrial a partir del proceso natural de producción ha sido necesario esperar aproximadamente diez mil años. No han transcurrido todavía mil años de desarrollo industrial, y una nueva e increíble manera de trabajar se anuncia: ¡los conocimientos que se aplican sobre los conocimientos dando lugar a nuevos conocimientos! La investigación y el desarrollo se convierten en el trabajo diario de todos.

Estas grandes transformaciones se preparan, sin descanso, todos los días y todas las noches. El proceso de trabajo con herramientas fue concebido en el sufrimiento del trabajo a mano desnuda. El descubrimiento de la tierra cultivable se forja a lo largo de miles de años de vida nómada en la búsqueda de centros de alimentación. La producción industrial masiva de bienes económicos, y en lugares protegidos, se va constituyendo a través de miles de años de trabajo en completa dependencia de los caprichos de la Naturaleza. El proceso de trabajo de concepción, inmaterial por esencia, supera la producción industrial y material, se nutre de los descubrimientos, creaciones, invenciones e innovaciones aisladas a lo largo del devenir de la raza humana para, pronto, ubicarse en el corazón de la actividad económica convirtiéndose en trabajo cotidiano de cada uno.

Es necesario subrayar, entonces, que la evolución de la actividad económica no es el resultado de un desarrollo lineal del proceso de trabajo precedente. Desarrollando al máximo el proceso de trabajo a mano desnuda, nuestros ancestros jamás hubieran podido llegar a imaginar un proceso de trabajo con herramientas, si ellos no hubieran sido capaces de descubrirlas, de crearlas e innovarlas. Igualmente, no es el desarrollo del proceso natural de producción a través de la agricultura primitiva, strictu sensu, que hubiera permitido el nacimiento de la industria. Son sus actividades colaterales, nuevas, como la alfarería, el textil, la albañilería, el comercio y las actividades de servicio, entre otros, que han sembrado las bases de la aparición de la manufactura y luego de la industria.

Nos encontramos entonces frente a lo que los biólogos llaman la dinámica de la evolución y del desarrollo (la dinámica “évo-dévo”). No es nada nuevo entonces cuando constatamos, en el largo plazo, que la economía va muy bien. No es nada asombroso tampoco que en largo plazo todos los seres humanos, conciente o inconcientemente, hayan participado a la creación de riquezas.

Adam Smith, en su libro “The Wealth of Nations” (1776), nos comunica lo que constató en una de sus visitas a una fábrica: “había un niño continuamente ocupado a abrir y a cerrar alternativamente la comunicación entre las calderas y el cilindro, según que el pistón subía o descendía. Uno de esos niños, que tenía muchos deseos de jugar con sus compañeros, observa que amarrando un cordón al mango de la válvula de seguridad que abría esta comunicación y ligándolo con otra parte de la máquina, esta válvula se abría y se cerraba sin necesidad de él. Así, el niño obtuvo la libertad de jugar a sus anchas. De esta manera, uno de los descubrimientos que más ha contribuido a perfeccionar ese tipo de máquinas desde su invención, se debe a ese niño que buscaba simplemente liberarse para jugar.”

c. En el corto plazo, todos participan en el desarrollo de cada proceso de trabajo

El análisis de corto plazo es otra manera de visualizar cómo todos los miembros de la comunidad participan en la actividad económica. Ésta no es el dominio exclusivo de los que descubren, crean o innovan. Tampoco es el de los trabajadores.

Para mejor aprehenderlo basta con observar el grupo social a través de sus dos componentes: los trabajadores y el resto del grupo social. Este último se encuentra constituido esencialmente de recién nacidos, niños, jóvenes y personas de tercera edad.

La teoría económica oficial, e incluso la corriente marxista, toman en consideración únicamente a los trabajadores en la producción y creación de riquezas. Todas las funciones de producción y de repartición hacen alusión solamente al trabajador. Sin lugar a dudas que su participación en el resultado de la actividad económica es indiscutible. Sin el trabajo directo no habría resultado final. Sin embargo ese trabajador, para continuar trabajando, tiene ciertas necesidades que son satisfechas por otras personas que no son precisamente los “trabajadores”.

Desde nuestros orígenes, todos los integrantes de un grupo social son indispensables para la reproducción de la actividad económica y del grupo social. Las personas en edad de trabajar participan directamente en la actividad cotidiana de la economía. Las personas de tercera edad sirven de memoria y de guía a los jóvenes trabajadores en la búsqueda de nuevos centros de alimentación. Los recién nacidos, los niños y los jóvenes constituyen el relevo de los trabajadores. Sin ellos, ni la actividad económica ni el grupo social hubieran asegurado su futuro.

Incluso ahora, la mujer del trabajador le es indispensable para llevar una vida normal. Desde la aparición de la máquina, seguido por el robot y la inteligencia artificial, la juventud debe prepararse técnica y científicamente durante muchos años a fin de efectuar correctamente el relevo de los trabajadores.

En resumen, desde nuestros orígenes, conciente o inconcientemente, toda la población, de una manera directa o indirecta, participa cotidianamente a la producción y creación de riquezas. Todos se encuentran inmersos en la dinámica de evolución y desarrollo de la economía. Todos juntos, los trabajadores y el resto de la población, constituyen la fuerza de trabajo de una comunidad.