PROGRESO Y BIENESTAR

PROGRESO Y BIENESTAR

Hugo Salinas

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CONCLUSIÓN DE LA PARTE III

Entendamos la desconexión como “una estricta sumisión de las relaciones exteriores, en todos los dominios, a la lógica de la decisión interna, sin tomar en consideración los criterios de racionalidad del capitalismo mundial.”

Samir AMIN

La discusión con Samir Amin ha sido bastante saludable. Desconectarse de la Configuración Mundial es una imperiosa necesidad así como separar la economía de la política, al interior del país. Neutralizar los efectos perversos de la repartición individualista no es un asunto solamente que compete a la economía nacional. Vivimos desde hace cinco siglos en una economía-mundo y, ahora, con el proceso de globalización, más aún que ayer. Por consiguiente, la neutralización de los efectos perversos de la repartición individualista debe necesariamente actuar con relación a las actividades económicas que se efectúan con el resto del mundo.

Lo que queda igualmente evidente, a través de los ejemplos de los 4 Tigres, del Tigre Celta y del arrollador crecimiento de la China, es que se puede eliminar los efectos perversos de la repartición individualista en un corto plazo. Es importante tener presente que China incorpora anualmente 25 millones de desheredados a la clase media. Con la experiencia del esfuerzo de estos países, el proceso de erradicación de la pobreza y el desempleo se puede efectuar en un plazo más corto y en mejores condiciones.

Todas estas experiencias, y los otros “milagros” que se han producido en diferentes partes del mundo, han incidido esencialmente sobre el crecimiento de la economía. Queda, sin embargo, la tarea de combinar crecimiento con igualdad de oportunidades para todos. Es el reto del siglo XXI. Para alcanzar este objetivo, ¿cuáles son las tareas a realizar? Es el tema del Tomo II de la presente obra.

CONCLUSIÓN

Si pudiera hacer de tal forma que todo el mundo tuviese nuevas razones para amar a sus deberes, a su gobernante, a su patria, a sus leyes ; que se pudiera sentir mejor la felicidad en cada país, en cada gobierno, en cada puesto de trabajo en donde uno se encuentre, me creería el más dichoso de los mortales.

MONTESQUIEU

De l’Esprit des Lois, 1748

¿Por qué, ahora, que nos encontramos sobre la base de una economía de abundancia, la mayoría de la población vive bajo la angustia y la opresión de la pobreza y del desempleo, del crimen y de la corrupción, de las promesas jamás cumplidas?

Nuestra investigación ha confirmado nuestra hipótesis de trabajo: el origen de la pobreza se encuentra en la repartición individualista del resultado neto de la actividad económica. Un tipo de repartición que se instaló, en tanto que el segundo elemento de todo acto económico, hace aproximadamente diez mil años. Desde entonces, y de una manera permanente, la mayoría de la población, aquella que no tiene el control de la economía, sufre pobreza.

Se ha confirmado igualmente que, desde hace aproximadamente cinco siglos, el comportamiento individualista, generado por la repartición individualista, en su afán de acumular, concentrar y centralizar de más en más riquezas, genera desempleo, de una manera permanente, en todos los países del planeta. Esta nueva enfermedad de sociedad es la resultante del desarrollo del proceso artificial de producción bajo la condición de la repartición individualista. Una forma de desarrollar la economía que se le conoce generalmente como capitalismo.

La repartición individualista ha degenerado a la actividad política. Hoy en día, la política y la economía se encuentran centralizadas en la cúspide de un poder hegemónico y corrupto, a nivel local, regional, nacional y mundial. Y la Configuración Mundial, moderno mecanismo de extorsión, facilita el drenaje permanente, sin dolor ni color ni sabor, de la casi totalidad del valor agregado por los pueblos de la periferia hacia el centro del país-centro.

Dentro de este contexto, ¿será posible transformar, para bien de todos y en igualdad de oportunidades, la forma de desarrollar la economía, de vivir en sociedad y de hacer la política?, nos preguntábamos.

Nuestro análisis nos ha conducido a afirmar que la clave de la solución se encuentra en la creación y desarrollo del sector 2 de una economía de mercado de interés general. Los puntos centrales de este nuevo sector de la economía son la repartición igualitaria de la totalidad de los beneficios de sus empresas entre todos los habitantes del país, la gestión colectiva de su Fondo Económico y el financiamiento “gratuito” de todos sus proyectos de inversión.

Otra particularidad de esta nueva economía mixta a interés general es la conservación, sin cambio alguno, de todas las empresas privadas, a interés individualista, que existen actualmente. Todas ellas pasan a conformar el sector 1 de dicha economía mixta, con lo cual se garantiza la plena expresión individual de cada persona.

Esto confirma que los fenómenos de pobreza, de desempleo y de bienestar general se encuentran directamente relacionados con los tipos de repartición que la misma sociedad decide instalar en la economía. Y, por consiguiente, la solución de la pobreza y del desempleo no vendrá jamás de un incremento de producción, como nos lo dicen con insistencia nuestros gobernantes o teóricos de la economía. Las variaciones de la producción inciden en variaciones de la pobreza y del desempleo, pero no en su eliminación. Durante los últimos cinco siglos de predominio de desarrollo capitalista, la brecha entre los que tienen y los que no tienen, en lugar de disminuir se ha profundizado. Este es uno de los rasgos más ignominiosos de nuestra civilización occidental.

No se trata tampoco de culpar al amo, al gamonal, al empresario, menos aún a los Estados Unidos, como los responsables de dichos males. El origen del mal es mucho más profundo. Se trata, como lo dijéramos, de una decisión de la sociedad misma, de la repartición individualista del resultado neto de la actividad económica.

Producción y repartición son dos aspectos diferentes de un todo llamado actividad económica. Hasta ahora se le ha tratado ya sea como siendo partes inseparables de un conjunto, o como uno determinando al otro. En realidad, lo hemos probado, es cierto que ellos pertenecen a un conjunto pero, cada uno se desarrolla con su propia dinámica. Es decir, a través de los procesos de trabajo se deciden los bienes y sus cantidades a producir, mientras que a través de los tipos de repartición se decide sobre la forma y nivel de bienestar de las personas componiendo la sociedad. Por más que queramos resolver los problemas de pobreza y desempleo a través de un crecimiento del PBI, ello seguirá siendo una tarea ilusa y, en el peor de los casos, un elemento de engaño y de vileza por parte de los gobernantes y de los teóricos de la economía.

Enseguida, ha quedado igualmente demostrado que la propiedad privada, de repartición individualista, es un elemento necesario y, sobre todo, indispensable en el desarrollo de la economía y de la individualidad. Ha sido un error, entonces, tratar de eliminar este sector de la economía que se impone de una manera natural.

Es a partir de estos elementos de información que se dibuja el desarrollo de una economía de mercado con dos tipos de repartición, uno al lado del otro; cada uno de ellos conformando un sector. La gestión privada a repartición individualista conforma el sector 1 y, la gestión privada a repartición igualitaria conforma el sector 2. En definitiva, se ha diseñado una economía mixta a interés general; en donde, el sector 2 será el sector dominante de una economía de mercado de interés general.

Sin embargo, aún cuando la creación del sector 2 es la respuesta directa a la pobreza y el desempleo, su desarrollo se vería rápidamente entrabado por un gran número de vicios, generados y acumulados durante los diez mil años de práctica absoluta de la repartición individualista. Este conjunto de limitaciones lo haría ineficaz en muy corto plazo. Es el caso, por ejemplo, del vicio de la comercialización de la política como consecuencia del acoplamiento economía / política. Su separación es indispensable para que las medidas tendientes a la eliminación de la pobreza y del desempleo tengan un real efecto.

Con la separación se eliminan las trabas que impiden un integral desarrollo de una economía de mercado. De un lado, posibilita la libre expresión del consumidor al poner en sus manos la totalidad del poder de consumo de la economía y; del otro, facilita una libre expresión del productor quien puede contar con las fuentes de financiamiento en función de sus requerimientos. Es el desarrollo de una economía en igualdad de oportunidades, para todas las personas, personal y profesionalmente, en cada instante de sus vidas, desde su nacimiento hasta el último de sus días.

No obstante, otras preguntas surgen. ¿Si bien una economía de mercado de interés general brinda una igualdad de oportunidades, no debería tomarse en consideración, igualmente, el nivel de producción alcanzado? Es incuestionable que, para los países del Sur, no se trata solamente de crear las condiciones de bienestar general. Es igualmente indispensable ponerse a nivel con la evolución de los procesos de trabajo en la producción de bienes de alta tecnología que, por un lado, generan un alto valor agregado y, por otro, inciden en la satisfacción de las necesidades del ser humano referentes a su persona, su personalidad y su medio ambiente, que las otras formas de trabajar son incapaces de abordarlos.

No es cuestión, entonces, de buscar solamente el bienestar general en las condiciones que se encuentran los países del Sur. Ello nos conduciría a un bienestar general dentro de un cuadro de vida atrasado con relación a los países altamente desarrollados. Es cuestión de ponerse a tono con la evolución de la actividad económica, a nivel mundial, a fin de gozar de un bienestar general dentro de los logros del progreso alcanzado por los seres humanos en nuestro planeta.

Otro punto importante que resulta del análisis es que, la economía nacional debe abrirse plenamente hacia el resto del mundo. Una abertura que facilite un rápido y sostenido incremento de las remuneraciones de todos y cada una de las personas conformando la sociedad. Una abertura que facilite la puesta en obra de las últimas formas de trabajar que apoyen precisamente este incremento de ingresos de las personas. Entonces, ¿sobre qué criterios debe ejecutarse esta abertura? ¿Cuáles son los parámetros a tomar en consideración por los países emergentes a fin de alcanzar rápidamente los niveles de crecimiento de los países altamente desarrollados y sin continuar a ser presas de una Configuración Mundial que alimenta, en un movimiento centrípeta, al centro del país-centro?

En definitiva, ¿cuál es o cuáles son los mecanismos adicionales a poner en práctica para alcanzar, en términos reales, una igualdad de oportunidades para todos? Estos, y otros, son los temas que desarrollaremos en el Tomo II de la presente obra. Con ello esperamos abordar, de una manera integral, la alternativa de solución en el logro de una de las necesidades más urgentes de nuestra civilización, la igualdad de oportunidades para todos los hijos de la Nación. De igual forma, estaremos reconstruyendo una actividad económica que se preocupe esencialmente del ser humano y del medio social y natural en el que vive.