PROGRESO Y BIENESTAR

PROGRESO Y BIENESTAR

Hugo Salinas

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PARTE II. CRECIMIENTO CON IGUALDAD DE OPORTUNIDADES

Si la primera tentativa por crear un mundo de hombres libres ha fracasado, debemos recomenzar.

Friedrich A. HAYEK

Premio Nobel de economía

“Si deseamos progresar en la comprensión de nuestro tiempo, es necesario, imperativamente, que vayamos más allá de las abstracciones formales. Es necesario reintroducir la consideración del contexto social, político, cultural, ahí en donde ella es sistemáticamente desalojada por la teoría económica dominante. Esto no significa de ningún modo renunciar a la teoría; al contrario, significa comenzar a teorizar de otra manera,” afirma categóricamente el profesor Alain Caillé.

“¿Qué invocamos modificar? ¿El sistema económico, o la manera de imaginarla o de analizarla? ¿La realidad económica ella misma, o la ciencia económica? Usted lo ha adivinado: los dos,” testimonian los profesores Caillé, Guerrien e Insel. Sin embargo, la tarea no es simple. “Las ideas muy laboriosamente expresadas aquí son extremadamente simples y deberían ser evidentes. La dificultad no es de comprender las nuevas ideas, es de escapar a las antiguas; aquellas que han extendido todas sus ramificaciones en todas las partes del espíritu de las personas que han recibido la misma formación que la mayoría de nosotros,” escribe Keynes, en el prefacio de su Teoría General.

Pongamos una referencia histórica no muy lejana. El profesor Jean Rivoire hace la constatación siguiente: “A la larga, el público ha terminado por admitir como verdades evidentes las ecuaciones siguientes: economía de mercado = capitalismo, economía planificada = socialismo. Esta forma de ver ha sido refrendada por la Organización de las Naciones Unidas. En realidad, la economía de mercado no se confunde ni con el socialismo […] ni con el capitalismo tradicional.”

Alvin Toffler precisa que “los economistas del oeste tienen la tendencia a pensar en el mercado como si fuera una realidad de vida puramente capitalista, utilizando muy a menudo este término como sinónimo de ‘economía de ganancias’ [...]. En realidad, hablando con propiedad, el mercado no es más que una red de intercambios.” “El mercado, insiste Richard Swedberg, no es forzosamente sinónimo de capitalismo. Es simplemente un medio de indicar a los productores lo que deben producir y en qué cantidad. Es decir que el uso del término mercado se justifica tanto en una sociedad socialista como en una capitalista.”

La economía de mercado no es más, en fin de cuentas, que una de las características del proceso artificial de producción, una forma de trabajar que resulta dominante desde hace unos cinco siglos aproximadamente. Es una de las formas de resolver la pregunta: “qué producir”. En cambio, cuando se la relaciona con el capitalismo o el socialismo, nos estamos refiriendo no al proceso de trabajo sino a la decisión económica, la forma de repartir el resultado neto de la actividad económica. Eh ahí la confusión a la cual nos tiene habituado la teoría económica dominante.

Otra de las características de una economía de mercado (en tanto que proceso artificial de producción) es que se desarrolla en un espacio económico, único y abstracto, a nivel mundial. Son los intercambios de esa economía de mercado que generan precisamente una economía-mundo. Todo análisis, en estas condiciones, se efectúa en términos de una economía cerrada. Es el caso de la presente Parte II del libro, en donde mostramos, en un primer tiempo, una alternativa de solución, al estado puro , en economía cerrada, para luego, en los mismos términos, presentar una economía de mercado, mixta y a interés general.

La validez de este tipo de análisis tiene un antecedente remarcable como el realizado por John Maynard Keynes. “Con la mundialización de la economía que se conoce en nuestros tiempos, puede parecer absurdo escribir algo interesante sobre la economía interna de un país sin conceder una atención igual a los efectos sobre esta economía de las relaciones económicas y financieras del país con el resto del mundo. Sin embargo, podemos referirnos al gran ejemplo de la obra revolucionaria de Keynes, la Teoría General, que estuvo orientada principalmente hacia los problemas existentes en una economía cerrada, dejando para un estudio posterior una buena parte del análisis de sus relaciones internacionales,” anota el profesor James Meade, Premio Nobel de economía.

Dentro del cuadro de una economía de mercado de interés general presentamos una alternativa de solución al problema de la pobreza y del desempleo. Ello nos conduce a instalar mecanismos que facilitan un desarrollo en igualdad de oportunidades para todos los habitantes de un país, sin distinción alguna y desde su nacimiento hasta el fin de sus días. ¿Es posible, en términos reales, eliminar las causas de aquellos fenómenos que generan un clima de fatalidad y de conformismo dentro del comportamiento cotidiano de la mayoría de la población mundial?