PROGRESO Y BIENESTAR

PROGRESO Y BIENESTAR

Hugo Salinas

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CAPÍTULO III. ¿A QUIEN PERTENECE LAS RIQUEZAS?

Según el punto de vista de John Stuart Mill, mientras “las leyes de la producción” son naturales y universales, aquellas de la Repartición per contra son “en parte consecuencia de una acción humana, dado la manera cómo la riqueza es repartida en cualquier sociedad, depende de las leyes o usos corrientes en ella.”

Maurice DOBB

Pierangelo Garegnani comienza su exposición haciendo esta constatación: “al precio de simplificaciones severas, es posible distinguir, en la historia del análisis económico, dos formas diferentes de abordar el problema de la repartición del producto social entre los miembros de la comunidad. La primera en aparecer tuvo por elemento central al concepto de ‘excedente’ […]. La segunda forma de abordar el problema […] se funda en el concepto de una ‘productividad marginal’ de ‘factores de producción’ disponibles en la economía, en cantidades dadas.”

Son los fisiócratas que se adelantan con la primera forma de abordar el tema. “Lo que fue particular en su manera de enfocar el problema fue que tomaron a la forma de encuadrar la cuestión como el origen y la explicación del producto neto o excedente, e hicieron de esa respuesta el punto central de su sistema.” Igualmente, Claude Gnos nos recuerda que para Ricardo, la repartición es “el principal problema de la economía política.”

Sin embargo, es necesario precisar que el enfoque de Ricardo consiste en que “el producto de la tierra es dividido entre tres clases de la comunidad, principalmente el propietario de la tierra, el dueño del stock o capital necesario para su cultivo, y los trabajadores.” Una forma de repartición del producto neto con la cual concuerdan los clásicos y neoclásicos en donde se hace confusión entre remuneración de factores y repartición del resultado neto de la actividad económica.

Esta forma de abordar la repartición se formaliza matemáticamente con “la ‘revolución que desata Jevons’ […], de la cual deriva una teoría de la repartición como un subproducto de la teoría de precios.” Pero la repartición, en tanto que categoría económica, no es el resultado de una operación matemática.

Otra forma de abordar la repartición considera que “las operaciones de repartición son aquellas que se determinan en el seno de una sociedad las formas de apropiación y de empleo de los medios de producción y de son resultado, el producto social. La apropiación de esos ‘objetos’ es sometida, en toda sociedad, a reglas explícitas que definen los derechos ‘no escritos o escritos’ que los diferentes miembros de esta sociedad tienen sobre esos objetos,” escribe Maurice Godelier.

A. EN LA HISTORIA ¿A QUIEN PERTENECIÓ EL RESULTADO NETO DE LA ACTIVIDAD ECONÓMICA?

Los que adhieren a la teórica económica oficial utilizan indistintamente las nociones de repartición y de remuneración de los factores de producción. Y en los casos de “repartición” utilizan sólo el criterio de propiedad privada, individualista.

Como para ellos existe sólo la repartición individualista, en sus tratados de teoría económica, capítulo “repartición”, ya no tienen la molestia de precisar que tratan solamente sobre la repartición de tipo individualista, y que existe otro tipo de repartición.

A fin de que nuestra visión de la economía refleje la realidad económica, presentaremos los dos tipos de repartición. Comencemos, según el orden de los acontecimientos históricos, por la repartición igualitaria.

a. Desde los 200 mil años hasta los 10 mil años antes de J.C.

Recordemos algo que las generaciones presentes tienen mucha dificultad en entender, más todavía a creer en su existencia. Las normas de valor y los mecanismos de la economía y de la sociedad se han transformado completamente, lo que hace borroso un pasado lleno de enseñanzas. Un pasado de por lo menos ¡190 mil años de duración! Muchos dirían que ese “olvido” es un problema de memoria colectiva.

Lo que probablemente ha contribuido a ese estado de ceguera colectiva es la confusión perfectamente entretenida, por los neoclásicos y sus seguidores, entre las nociones de igualdad / igualitarismo y de individualidad / individualismo. Al final de este capítulo tendremos la ocasión de volver sobre este tema. Por el momento, tratemos de precisar cual fue el objetivo de la actividad económica.

i. El bienestar general, objetivo de la actividad económica

Con los primeros procesos de trabajo que se pusieron en práctica, el resultado de la actividad económica se concretizó en una canasta compuesta esencialmente de bienes alimenticios. Y durante todo este período, el total del resultado de esta actividad económica fue repartido entre (consumido por) todos los miembros de la comunidad, en condiciones más o menos iguales. Ello significó sencillamente que nadie quedó excluido.

Aun cuando la canasta de alimentación crecía en tamaño y en variedad, sobre todo luego de la puesta en práctica del proceso de trabajo con herramientas; aunque el número de grupos sociales aumentaba y se desplegaba por todo el planeta Tierra, en donde existían centros de alimentación, el total del resultado de la actividad económica de cada grupo social se distribuía siempre entre todos sus miembros, en condiciones más o menos iguales.

No hay ninguna traza que demuestre que, durante ese período, un grupo social se servía del resultado económico de otro grupo social, menos todavía que un individuo se aprovechaba del trabajo de otros del mismo grupo social.

Es la imagen trasmitida por nuestros ancestros del desarrollo de la economía en bienestar general, y se deslizaba a través de los miles de años de su existencia de una manera “natural”. Como dijera Adam Smith, “ese temprano y rudo estado de la sociedad que precede a la acumulación de activos y a la apropiación de las tierras […]. En este estado de cosas, el total de la producción de los trabajadores pertenece a los trabajadores.”

ii. Existir, única condición para disfrutar del resultado de la actividad económica en igualdad de condiciones

No había ninguna duda sobre la condición a satisfacer para tener derecho a una parte de la canasta de alimentación, en igualdad de condiciones. Existir y ser miembro del grupo social.

Este tipo de repartición creó lazos muy fuertes entre todas las personas y su comunidad. Un respeto y un reconocimiento mutuo generalizado. El sentido profundo de “hermano” estuvo muy presente y practicado en la época de nuestros ancestros “primitivos”. Una verdadera comunidad de hermanos fundada sobre una economía que se desarrolló en bienestar general.

Este tipo de repartición creó igualmente una relación de afecto entre el trabajador y su trabajo. No estuvo forzado de participar, y hacerlo le brindaba el gozo de trabajar. El trabajador fue conciente de la importancia de su esfuerzo adicional con relación al resto de la comunidad. Tanto más que su participación fue una cuestión de supervivencia de su comunidad y de él mismo.

Al mismo tiempo, el trabajador gozó plenamente del resultado de su trabajo, en igualdad de condiciones que sus hermanos. Es sobre estas bases que se desarrolló un lazo de armonía entre los miembros del grupo social y la Naturaleza. Ellos adoraron muy particularmente, primero, el centro de alimentación y, posteriormente, la tierra cultivable. Es bastante significativo, y condensador de civilización, que sus dioses representaran los elementos de la Naturaleza. Un respeto natural por aquellos elementos que les daban la vida.

¿Este comportamiento “natural” de la repartición igualitaria se funda en la naturaleza del ser humano, en el número reducido de miembros del grupo social, o es acaso su carácter ingenuo que lo condicionaba? No, la explicación se encuentra en las características de los dos primeros procesos de trabajo.

iii. Los cimientos de la repartición igualitaria

El hecho de ser más fuerte o más débil, más inteligente o más ignorante, más despierto o más ingenuo, no tiene nada que ver con el comportamiento del grupo social tendiente a la repartición más o menos igualitaria del resultado de la actividad económica. El origen de este comportamiento económico y social no es de orden “natural”. Las causales se encuentran en las características mismas de los procesos de trabajo de esta época. Ellas son independientes de la naturaleza humana. Veamos esto.

Durante el proceso de trabajo a mano desnuda, el centro de alimentación se encuentra al alcance de todo el mundo. Luego, cuando se utilizan las herramientas, ellas fueron los extensores del brazo del trabajador. En los dos casos, el resultado de la actividad económica estuvo compuesto esencialmente de productos alimenticios, perecibles à muy corto plazo.

Observemos de más cerca estos rasgos de los dos primeros procesos de trabajo. La condición “natural” de la repartición más o menos igualitaria no fue en ningún caso resultado del azar.

Jean-Jacques Rousseau se expresa de esta manera (1754): “Un hombre podrá apropiarse de las frutas que otro ha cogido, del animal que otro ha cazado, de la choza que servía de albergue a otro; pero ¿cómo podría hacerse obedecer, y cuáles podrían ser las cadenas de la dependencia de los que no poseen nada?

Si me botan de un árbol, es fácil encontrar otro; si me atormentan en un lugar, ¿que podría impedir mi desplazamiento hacia otro lugar? ¿Existe acaso un hombre con una fuerza superior a la mía, y, además, bastante malvado, bastante perezoso, y muy feroz para obligarme a proveerle de bienes alimenticios mientras que él se queda sin hacer nada?

Es necesario que se decida a no perderme de vista un solo instante, a tenerme amarrado con mucho cuidado mientras él duerme, de susto que me escape o de que lo mate: es decir, que él está obligado a exponerse voluntariamente a un sufrimiento mucho más grande del que quiere evitarse, y aquella que me hace padecer.

Después de todos esos tormentos, su vigilancia se descuida un momento, un ruido imprevisto le hace voltear la cabeza, yo doy veinte pasos en la selva, mis cadenas son rotas, y él no me vuelve a ver durante toda su vida. [...].

Es imposible avasallar un hombre si previamente no se le ha puesto en la condición de no poder dispensarse del otro. Esta situación no existe entre los primeros hombres, y deja a cada uno libre de todo yugo y hace imposible la ley del más fuerte.”

En efecto, dado que la primera manera de trabajar se efectuó a mano desnuda, nadie podía poner en posición de dependencia al trabajador, salvo que quisiera atarse con él día y noche. Eso habría sido una muy particular relación de dominación. Ello es todavía menos factible si se quiere dominar al conjunto de miembros del grupo social.

Observemos ahora la particularidad del centro de alimentación. Es una fracción de la Naturaleza que se encuentra a la libre disposición de todos aquellos que quieran servirse principalmente en bienes alimenticios. Basta desplazarse algunos pasos para encontrarse en otro centro de alimentación. ¿Qué necesidad existe entonces para querer apropiárselo? Tanto más si se sabe que es estacional y sumido a los caprichos de cambios climáticos. Adam Smith nos recuerda que “la madera de la selva, las plantas de los campos, y todos los frutos de la naturaleza, cuando las tierras fueron comunes, costaba al trabajador solamente la fatiga de recogerlos.”

Por otro lado, las herramientas son esencialmente el extensor del brazo del trabajador, por la simple razón de que son útiles a condición de que un trabajador se decida emplearlo. Es insulso, por consiguiente, tener una gran cantidad de herramientas del mismo tipo, si se sabe que se tiene solamente dos brazos para utilizarlos, y que los trabajadores pueden producirlos sin mayor dificultad. Además, estaban prácticamente impedidos de acumular cosas puesto que debían desplazarse continuamente, cargando todas sus pertenencias. ¿Para qué entonces tanta carga inútil?

¿A qué sirve igualmente apropiarse el resultado de la actividad económica si se sabe que está compuesto esencialmente de bienes alimenticios? Los frutos del que se dispone en los centros de alimentación son perecibles y, a ésta época, las técnicas de conservación eran muy rudimentarias. Era entonces imposible soñar a acumularlos a lo largo de muchos años a fin de contar con un medio de poner en dependencia al resto de sus congéneres.

En resumen, son las particularidades de los elementos de los dos primeros procesos de trabajo que explican por qué, durante todo este período, la repartición del resultado de la actividad económica se efectuaba en términos más o menos igualitarios, y de una manera “natural”.

¿Y cómo entonces explicar que actualmente la repartición no es del mismo tipo? Por el momento precisemos el contenido del segundo acto de la actividad económica: la repartición. ¿La repartición comprende la totalidad del resultado de la actividad económica o simplemente su resultado neto?

iv. El objeto de la repartición es el resultado neto de la actividad económica

El resultado de una economía basada sobre el proceso de trabajo a mano desnuda es muy particular, porque está compuesto esencialmente de bienes alimenticios. Esto quiere decir que ese resultado, en términos netos o brutos, es el mismo. En cambio, el resultado de la economía basada sobre el proceso de trabajo con herramientas está compuesto de varios elementos. En este caso es necesario precisar cuales son los elementos que forman parte de la repartición igualitaria. ¿Ingresan al reparto los bienes alimenticios y las herramientas o solamente uno de ellos?

La historia nos enseña que la repartición igualitaria comprende únicamente los bienes alimenticios. Es decir que la repartición igualitaria comprende la totalidad del resultado menos las herramientas, lo que vendría a ser el resultado neto. La repartición igualitaria se efectúa entonces únicamente sobre el resultado neto del ejercicio económico. Sucede lo mismo en el caso de economías basadas sobre el proceso natural de producción (primera fase), en donde la repartición igualitaria no toma en cuenta ni a la tierra cultivable ni a las herramientas.

Constatamos entonces que desde nuestros orígenes hasta la gran transformación de hace diez mil años aproximadamente , el resultado neto de la economía es destinado a la repartición igualitaria entre todos los miembros de la comunidad. Igualmente, él es lanzado integralmente al consumo, a satisfacer las necesidades de la población, en igualdad de condiciones.

v. La propiedad colectiva de las herramientas y del centro de alimentación

La última observación, no menos importante por cierto, concierne a las herramientas y a los medios de trabajo. ¿Son repartidos o simplemente utilizados por los trabajadores? ¿Los trabajadores ejercen un derecho de propiedad o solamente de posesión?

En las economías basadas sobre los dos primeros procesos de trabajo, la comunidad hacía uso del centro de alimentación mientras se encontraban en el lugar. Una vez que se desplazaban a otro centro de alimentación cualquier otro grupo social podía utilizarlo.

Las herramientas igualmente se encontraron a la libre disposición de todos los miembros del grupo social. Ellas eran mayormente “utilizadas” por los trabajadores, los cuales no se sentían en ningún momento sus propietarios. De donde se deduce que no existió, a lo largo de estos dos procesos de trabajo, una propiedad individual sobre ellos. Todos son los propietarios pero ninguno en particular. Es la noción de propiedad colectiva de todo lo que sirve a generar el resultado de la economía.

Ahora, ¿el comportamiento de la sociedad y el tipo de propiedad de los medios de trabajo, serán los mismos cuando se lleve a cabo la repartición individualista del resultado de la actividad económica? Primero, ¿qué significa y cuáles son los efectos inmediatos de la repartición individualista?

b. Desde los 10 mil años antes de J.C. hasta hace cinco siglos

El descubrimiento de la tierra cultivable que dio nacimiento a la agricultura se encuentra al origen de un gran cambio en el tipo de repartición y del comportamiento de las personas. Pero, ¿quién hubiera pensado que en esta tierra cultivable, que el poblador ha sufrido para descubrirla y aprender a ejecutar su mantenimiento, se encuentre el apoyo material de lo que será el origen de un cambio brutal para la mayoría de la población? Lo que sucede es que, ella tiene una característica que ni el centro de alimentación ni las herramientas lo poseen.

i. El origen de la repartición individualista del resultado neto de la actividad económica

La tierra cultivable no se encuentra a la libre disposición de todo el mundo como fue el caso del centro de alimentación. Es necesario crearla, entretenerla. Pero, la tierra cultivable no se encuentra en interdependencia con su creador. Cualquier persona puede trabajarla. La tierra cultivable se desliga de aquel o de aquellos que lo han creado. En esas condiciones, ella puede ser apropiada por cualquiera. Hasta ahí no hay ninguna diferencia con el centro de alimentación y las herramientas.

Pero, aquellos que se apropian de la tierra cultivable la pueden hacer trabajar por cualquier otra persona. El que se apropió no se encuentra obligado a trabajarla. En cambio, aquellos que no la poseen, dada su escasez, se encuentran obligados a trabajar por aquel que la tiene, si desean vivir con las comodidades que ella condiciona. Ahí radica la diferencia con el centro de alimentación y las herramientas.

Esta particularidad es la condición formal de una relación de dependencia, que ningún elemento de los procesos de trabajo precedentes la poseía. Aunque es un medio de trabajo que ha permitido un gran salto en la evolución de la actividad económica y en el confort de las personas, ella facilita, al mismo tiempo, la apertura de la página más negra en la historia de la humanidad.

Gabriel Zaid nos da su versión sobre el origen de la dependencia de un hombre sobre otro hombre, apoyándose en Pierre Clastres y su libro Investigaciones en Antroplogía Política: “La vida sedentaria facilitó la acumulación (que fue imposible, mientras hubo que cargar con todo de un campamento a otro) [...]. Pero la riqueza acumulada atrajo la rapiña de los que preferían seguir siendo nómadas y estirar la mano. Dio poder a los líderes que encabezaban la defensa armada del patrimonio acumulado, y su jefatura fue el origen de la desigualdad y del Estado.”

Es así cómo, aquel o aquellos que se apropiaron de la tierra cultivable se encontraron en la posibilidad de apropiarse de la totalidad del resultado neto de la actividad económica, dando inicio a lo que en adelante llamaremos, la repartición individualista del resultado neto de la actividad económica. La propiedad de la tierra cultivable facilitó, en un inicio, no solamente la apropiación del resultado neto sino también de la naturaleza e, incluso, en ciertos casos, del ser humano, O como lo dijera Adam Smith, “tan pronto como los activos se acumularon en las manos de personas particulares […], el producto total no pertenece más a los trabajadores” . Adam Smith agrega: “los terratenientes […] aman cosechar en donde nunca sembraron.” Maurice Godelier se expresa en estos términos: “el resultado neto de la actividad económica, que anteriormente se revertía directamente a la comunidad para satisfacer a sus intereses comunes, se revierte actualmente y de una manera automática a la comunidad superior.”

Es a partir de ahí, hace unos diez mil años aproximadamente, que la economía y la sociedad se desarrollan de otra manera.

ii. La apropiación privada de todas las riquezas creadas, de los recursos naturales e incluso del ser humano

Una vez que los lugares de la Naturaleza adecuados a convertirse en tierra cultivable son de más en más escasos, los que se encuentran en producción generan la codicia de los vecinos e incluso, de algunos miembros del mismo grupo social quienes desean apropiarse de las tierras que pertenecen a su comunidad.

Desde hace diez mil años aproximadamente, la tierra cultivable ha sido el centro de disputas y de guerras entre los miembros de la misma familia, entre los vecinos y, por su puesto, entre las regiones y los países. Estas guerras han estado siempre cubiertas por el manto de una guerra de religiones o de la expansión de la civilización. Pero, en realidad, ellas tenían por objetivo principal la apropiación de la tierra cultivable de los vencidos. Y dado que era el elemento principal de la nueva manera de trabajar, los vencedores tenían al mismo tiempo el dominio de la economía y el poder sobre la sociedad.

El propietario de la tierra cultivable podía apropiarse igualmente de todos los recursos naturales del vecindario. Y, en ciertos casos, ejercía el derecho de propiedad sobre seres humanos incluso. Ese fue el caso de la esclavitud. El cambio que conlleva en la vida social y económica es sin ninguna duda brutal para unos y milagroso para otros.

En esta época, la agricultura era de tipo extensiva. Toda persona o familia que poseía une extensión más grande de tierra cultivable, era la que podía tener una cantidad más elevada de producción de bienes alimenticios e igualmente de mano de obra a su servicio. Dentro de esa dinámica, más de uno ha querido ser el amo no solamente de su país sino de toda una región, de todo un continente e incluso de varios continentes.

Aunque la tierra cultivable propicia un gran salto hacia delante, fue al mismo tiempo el argumento material de una división al interior del grupo social. Desde entonces nos consideramos personas viviendo en sociedad. ¡Qué ironía! Algunos poseen todo el resultado neto de la actividad económica; el resto, nada. Es el sentido “profundo” de nuestra civilización.

Un buen número de historiadores dudan sobre el método del pasaje. Hay de aquellos que piensan que fue el resultado de la influencia religiosa, otros de un dominio carismático, e incluso de un don de persuasión. ¿Cómo se produjo el pasaje? Dejemos que los hombres de ciencia terminen su trabajo: Entonces tendremos una visión clara de cómo se efectuó ese pasaje. Lo que sí sabemos es que el ser humano ha vivido, y en ciertas regiones continúa todavía viviendo en la esclavitud y el feudalismo.

El gran cambio, entonces, no se origina como consecuencia de una mayor o menor intensidad de trabajo. No se trata tampoco de un comportamiento de pereza para resultar pobre o menos todavía de un trabajo arduo para resultar rico. Se trata simplemente de una transferencia, sin contrapartida alguna, del resultado neto de la economía, de las herramientas, de las tierras cultivables y de los recursos naturales. Es la transferencia de la totalidad de los recursos de una economía hacia un reducido número de personas.

Estos son los cimientos de la dicotomía riqueza / pobreza. Este es el origen de la repartición de tipo individualista, mecanismo que se encuentra en la base de la gestión privada de la economía, a interés individualista, hasta la fecha. No debemos nunca perder de vista este hecho histórico.