LA VEJEZ: UNA DISCRIMINACIÓN MÚLTIPLE

LA VEJEZ: UNA DISCRIMINACI?N M?LTIPLE

Francisco Bijarro Hernandez
Susana Virginia Mendiola Infante

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LA VEJEZ Y EL MUNDO MODERNO

Se felicitan constantemente y se reconoce aquellas personas que han sobre pasado el nivel de esperanza de vida, como un logro de la ciencia, la medicina y el desarrollo. Y ello ha de considerarse como una auténtica proeza de la humanidad. Lo anterior es un desafío para este tercer milenio

Sustenta Castelles (1998) que en algunos espacios culturales las personas de la tercera edad son respetadas y veneradas y son parte del consejo el cual decide el rumbo de su comunidad, así, como las reglas a seguir. Sin embargo, es igualmente cierto, y desafortunadamente más frecuente, que en otros sitios, éstas sean denostadas, arrinconadas, abandonadas y expuestas a abusos físicos, psíquicos o económicos; por lo cual se hace imprescindible volver a inculcar, como antaño, el valor del respeto a la vejez.

Podría decirse que el lecho familiar era la protección de los adultos mayores. En ella éstos encontraban el calor afectivo y el amparo necesario. Si bien, la incorporación de la mujer al mundo laboral, la trepidante aceleración del ritmo de vida moderno, y en el caso concreto de Europa, la escasa dimensión y carestía de las viviendas, le han restado al núcleo familiar su capacidad para seguir ejerciendo el papel de principal cobijador. Este hueco dejado por la familia, es otro de los retos en torno al envejecimiento que enfrenta la sociedad del nuevo siglo. (Lewis, et al. 1992: 19)

Otro indicador es el acelerado anillo urbanizado los que trae mas círculos de miseria y marginación progresivo de las zonas rurales con la consiguiente migración campo-ciudad, que conlleva la pérdida de las redes sociales de apoyo comunitario tradicionales, y exponen a las personas de edad a la marginación en las grandes urbes.

En algunos países con condiciones socioeconómicas favorables sólo momentáneamente, la situación de las personas de edad es menos acuciante, debido al amparo de la asistencia pública universal. Sin embargo, otro factor de alarma en el mundo industrializado es la rápida desaparición del concepto de seguridad "del nacimiento a la muerte". Es decir, que el llamado "Estado Providencia", puede primero resquebrajarse y luego desmoronarse. Ello es debido entre otros factores, a: la reducción de la población activa, a la irrupción a gran escala de la migración ilegal, al incremento de los índices de desempleo, a la precariedad y temporalidad del trabajo y a la perversa y no declarada práctica de excluir de la reinserción laboral a los mayores de 55 años. Todo lo cual, puede poner en situación límite o hacer colapsar, a medio plazo, a los sistemas de pensiones y de salud de los países ricos. (Rodríguez, 1989: 27)

El incremento de los índices de envejecimiento en el siglo veinte era una proyección, hoy es una realidad a la cual se debe tomar las medidas pertinentes para ofrecer mejores condiciones de vida para este sector vulnerable. En definitiva, la población en su conjunto vivirá más, pero asimismo, muchos aspectos de nuestra sociedad, tal y como se concibe hoy en día, se verá trastocada y las consecuencias serán profundas. El panorama no es desolador, todo lo contrario, hay que afrontarlo con optimismo, pero también con profundo sentido de la responsabilidad cívica y de la previsión para evitar la quiebra del sistema.

Es importante concientizarnos, “(…) frente a esta situación pues los que aun pertenecemos a un sector “productivo” pronto formaremos parte de la tercera edad por ello es necesario construir y consolidar los espacio que ofrezcan un estilo de vida decoroso.” (Silva, 2002: 287). De no hacer frente a estos retos desde ahora, el mundo se expondrá riegos difíciles de medir y combatir. Por ello hay que fomentar la cultura del ahorro para la vejez, la importancia de la tributación fiscal solidaria para sostener los sistemas de seguridad social; incentivar los planes de pensiones complementarios de carácter privado, el reforzamiento de los fondos de capitalización de entidades sociales y exigir la rigurosa previsión presupuestaria estatal de medio y largo plazo.

Suena hermoso decir que pertenecemos al grupo de los privilegiados y de los que gozan de buena salud y de una longevinidad exitosa y que cuentan con una mejor formación, éstas pueden contribuir más que nunca a sostener las cargas sociales y aminorar los gastos financieros del Estado. “Por ello al fomentar su participación activa del adulto mayor en el mundo laboral - proporcionándoles atención sanitaria y preventiva adecuada a un costo razonable- se aprovechará no sólo su talento y experiencia, sino también su capacidad de automantenerse e independencia”. (Alba, 1992: 183) Así pues, incentivar el que las personas de edad tengan la opción de seguir trabajando, ya sea como autónomos o por cuenta ajena, puede ser una de las posibles soluciones para paliar, la discriminación y desamparo que sufren las clases pasivas en nuestros días.

Sustenta Es importante reiterar que el adulto mayor aporta un gran experiencia y conocimiento que la escuela de la vida le enseño y que sueno irónico son mas científicos que los de la enseñanza formal. “No debemos olvidar, el papel que han jugado y la impronta que han dejado en la historia de la humanidad aquellos personajes célebres que desarrollaron buena parte de su producción intelectual y creativa cuando ya eran ancianos”. No se debe tampoco considerar a las personas de edad como a un grupo aparte. Las personas de edad son seres individuales con personalidad y criterio propio, y no un grupo informe sin voz y voto, pues ellos serán, en breve plazo, un colectivo determinante en la elección del signo político de las diversas naciones.

Ser anciano es ser sabio pues el camino de la vida, pues el camino de la vida es demasiado recorrido, en donde hay obstáculos que vencer, los cuales se derivan con la experiencia. Las personas de edad pueden alentar a las generaciones venideras a levantar la voz en favor de la libertad, la paz y la democracia. Hay que asumir que la vejez es un don privilegiado, apostar porque la vejez ocupe el lugar que le corresponde en la sociedad y, así, afrontar nuestra vejez con optimismo. (Idem, 195)

Las proyecciones del siglo XX, hoy son una realidad para el XXI y los resultados son reales pues son seres humanos que forman parte del mundo real. Desde mediados del S. XX, la esperanza de vida ha aumentado en promedio 20 años desde 1950 y llega ahora y legará Según el consejo estatal de población para el 2016 a 78.12, y se prevé que para el año 2030, la esperanza de vida haya aumentado en promedio 10 años más. Cada mes, 1 millón de personas accede a la edad de 60 años. Según los cálculos de los demógrafos de las Naciones Unidas, de aquí al 2050 el número de personas de edad aumentará de aproximadamente 600 millones a casi 2.000 millones.

De acuerdo Binstock, et al. (1997), antes de que pasen 50 años, habrá en el mundo por primera vez en la historia, más personas mayores de 60 años que menores de 15. Y Mientras que en la actualidad, 1 de cada 10 personas tiene más de 60 años, en el año 2050 la proporción será de 1 por cada 5. Se espera, también, que en un plazo no lejano la cifra de los que tienen ahora más de 80 años se quintuplique.

Tomando como referencia los noventa del siglo pasado (XX) se proyectaba un incremento mundial de la proporción del grupo de población definido como personas de edad del 10%, mientras que para el 2025 esta proporción será del 15%. Sostiene Canal (1998) que es significativo ver como este aumento será más y rápido en los países en desarrollo, en los que se prevé que la población de edad se cuadruplicará en los próximos 50 años.

En Asia y América Latina, la proporción del grupo clasificado como personas de edad aumentará del 8% al 15% del año 1998 al 2025, mientras que en África se prevé que esa proporción aumente sólo del 5% al 6% durante ese período, y que después se duplique para el año 2050. En el África subsahariana, donde se sigue luchando contra la pobreza, las luchas tribales y la pandemia del VIH/SIDA, el porcentaje llegará a la mitad de ese nivel. En Europa y América del Norte, del 1998 al 2025 la proporción de población clasificada como personas de edad aumentará del 20% al 28% y del 16% al 26%, respectivamente.

El auge poblacional hará que los porcentajes de la población mundial correspondientes a ancianos y jóvenes se equiparen a mediados del S. XXI. Y conforme a los previsto por los especialistas del comportamiento poblacional, el porcentaje de las personas de 60 años en adelante de duplique en todo el mundo entre el 2000 y el 2050, pasando del 10% al 21%. Por el contrario, se proyecta, que el porcentaje correspondiente a la población infantil se reduzca en un tercio, pasando del 30% al 21%. (Ianni, 189)

En algunos países en proceso de transición y con condiciones económica mas favorables, las personas de edad supera ya al de los niños, y las tasas de natalidad han descendido por debajo del nivel de reemplazo. Y en algunos países desarrollados, el número de personas de edad duplicará al número de infantes para el 2050. Asimismo. se espera que en los países desarrollados la media establecida de 71 hombres por cada 100 mujeres aumente a 78. “En las regiones menos desarrolladas, las mujeres de edad se equiparan al número a los hombres de edad” (Moragas: 93). Lo que no ocurre en las regiones desarrolladas, ya que las diferencias de género en cuanto a esperanza de vida suelen ser menores para los hombres. Actualmente, la proporción media en los países en desarrollo es de 88 hombres por cada 100 mujeres entre las personas de 60 años en adelante, y se proyecta un ligero cambio de esa cifra, que bajará a 87 para mediados del tercer milenio.

De acuerdo con El eje central del envejecimiento será uno de los objetos de estudio mas investigado y con una primordial importancia en los países en desarrollo que, según las proyecciones, envejecerán con rapidez en la primera mitad de este siglo. Las previsiones apuntan a que para el año 2050 “(…) el porcentaje de personas de edad aumente del 8% al 19%, mientras que el de niños descienda del 33% al 22%.” (Negroponte, 1996: 283). El grupo de personas de edad que crece más rápidamente es el de los más ancianos, es decir, los que ahora tienen 80 años de edad o más, que en el año 2000, ascendía a la cantidad de 70 millones, en los próximos 50 años esa cifra se quintuplicará.

Es importante reiterar las diferencias demográficas entre los países desarrollados y no desarrollados. Mientras que en los países desarrollados la inmensa mayoría de personas de edad vive en zonas clasificadas como urbanas, la mayoría de personas de edad de los países en desarrollo vive hoy en zonas rurales. Las proyecciones demográficas indican que para el año 2025 el 82% de la población de los países desarrollados vivirá en zonas urbanas, mientras que menos de la mitad de la población de los países en desarrollo vivirá en ellas. En los países en desarrollo hay una mayor proporción de personas de edad en las zonas rurales que en las zonas urbanas. Y aunque se sigue investigando acerca de la relación entre el envejecimiento y la urbanización, ya se puede extrapolar la tendencia actual que arroja que en el futuro habrá una mayor población de personas de edad en las zonas rurales de muchos países en desarrollo

El desarrollo del envejecimiento de acuerdo con las proyecciones efectuadas por la ONU han estado siguiendo de cerca los efectos de las tendencias de la población en diferentes ambientes, situaciones económicas y regiones. Y según estas estimaciones, en las regiones más desarrolladas, las personas mayores ya superan a los jóvenes.

De acuerdo con el informe de Las Naciones Unidas (2002) el mundo industrializado ha ido envejeciendo gradualmente en el último siglo, pero sin embargo, las repercusiones de la transformación en la estructura piramidal de "edad de la población" son aún impredecibles - en lo que atañe al descenso proporcional proyectado para la población activa, respecto a las clases pasivas - a efectos de pensiones, sistemas de seguridad social, cuidado de la salud, producción, consumo, ahorro e inversión. Así pues, aunque los países desarrollados hayan pasado por esa etapa de transición, ahora éstos también se enfrentan a los problemas derivados de la relación entre el envejecimiento, desempleo y sostenibilidad de los sistemas de pensiones. Por el contrario, los países en desarrollo afrontan el problema de encontrar un desarrollo sostenible en paralelo con el envejecimiento de la población.

La otra cara de la moneda en los países desarrollados, la tendencia marca que el ritmo de envejecimiento de su población es aún más rápido; en éstos, se espera que la población de personas de edad se cuadruplique en los próximos 50 años. “Ésas naciones tendrán que hacer frente a restricciones de recursos, a medida que se confrontan los retos simultáneos de desarrollo y envejecimiento de la población” (Thumerelle,1996: 328). Pero es un hecho evidente que la revolución demográfica afectará tanto a los países más ricos, como a los más pobres, y que ésta ejercerá su influencia e impacto sobre todos los ámbitos de la vida cotidiana futura.

Prevalecen diferencias entre los países desarrollados y los países en desarrollo en cuanto a los tipos de hogares en que viven las personas de edad. En los países en desarrollo, una gran proporción de las personas de edad vive en hogares multigeneracionales. En los países desarrollados, por el contrario, un número importante de personas mayores viven en viviendas unifamiliares o en residencias dedicadas a la tercera edad. Esas diferencias suponen que las medidas de política social que se lleven a la práctica tendrán que adecuarse a las necesidades específicas y nivel de vida de cada país, según se clasifique dentro del sector de países industrializados o en vías de desarrollo.

Para Ferraroti (2000) las alternativas de la ONU sobre el envejecimiento, Han transcurrido 20 años desde que nuestros predecesores se reunieran para tratar políticas y estrategias en torno al envejecimiento. Desde entonces, el mundo ha cambiado de tal manera que es casi irreconocible. Hoy existen razones imperiosas para volver a ocuparnos de la cuestión, ya que el factor de la longevidad ha provocado una transformación demográfica sin precedentes.

Al igual que los actos bélicos, lo ecos de los diversos estudios conllevan a la exigencia de la puesta en marcha de probables soluciones que enfrenten a: la globalización, migración, explosión de las tecnologías de la información y la incorporación de la sociedad civil en la toma de decisiones mundiales.

Indica Fargues (1998) que en 1982 se llevo la primera reunión de la ONU sobre el envejecimiento llevada a cabo en la ciudad de Viena, Naciones Unidas advertía, por vez primera, del reto que iba a plantear el envejecimiento de la población mundial. La nuevas acciones a tomar son

 El bienestar social

 El empleo

 La independencia

 La participación

 La educación

 La vivienda

 La autorrealización

 La dignidad

 Y la seguridad de las personas de edad.

En ese mismo acto, la Organización Mundial de la Salud, insistió en que una vida saludable es factor determinante en el proceso de un buen envejecimiento, ya que "ser mayor no significa estar enfermo o ser inútil".

La mencionada I Asamblea del 82, concluyó con la aprobación del documento "Plan de Acción Internacional sobre Envejecimiento". Otro importante documento: "Los Principios en favor de las Personas de Edad", aprobado en 1991 por la Asamblea General en Nueva York, fueron textos claves sobre la cuestión del envejecimiento, ya que ambos contenían pautas de actuación y normas que han servido de guía para orientar el pensamiento y las estrategias de las dos últimas décadas.

Los objetivos centrales de dicho plan son:

a) Fomentar la comprensión nacional e internacional de las consecuencias económicas, sociales y culturales que el envejecimiento de la población tiene en el proceso de desarrollo.

b) Promover la comprensión nacional e internacional de las cuestiones humanitarias y de desarrollo relacionada con el envejecimiento.

c) Proponer y estimular políticas y programas orientados a la acción y destinados a garantizar la seguridad social y económica a las personas de edad, así como a darles oportunidades de contribuir al desarrollo y compartir sus beneficios.

d) Presentar alternativas y opciones de política que sean compatibles con los valores y metas nacionales y con los principios reconocidos internacionalmente con respecto al envejecimiento de la población y a las necesidades de las propias personas de edad.

e) Alentar el desarrollo de una enseñanza, una capacitación y una investigación que respondan adecuadamente al envejecimiento de la población mundial y fomentar el intercambio internacional de aptitudes y conocimientos en esta esfera.

Referente a las recomendaciones mas importe la resaltamos a continuación:

 Recomendaciones generales en materia política, asegurándose el compromiso de los gobiernos y las correspondientes administraciones públicas en los cumplimientos de dichas recomendaciones.

 Efecto del envejecimiento en el desarrollo, y el esfuerzo internacional y nacional que habrá de acometerse para hacer frente a la planificación de sucesivos decenios.

 Las esferas de preocupación de las personas de edad: salud y nutrición, protección a los consumidores ancianos, vivienda y medio ambiente, la familia, bienestar social, seguridad de ingreso y empleo y educación.

 Fomento de políticas y programas: capacitación y educación e investigación.

 Recomendaciones para la ejecución: el papel de los gobiernos, el papel de la cooperación internacional y regional, cooperación técnica, intercambio de información y experiencia, examen y evaluación.

Otro importante evento similar es en 1999, la ONU volvía a alertar sobre esta revolución demográfica en ciernes durante la celebración del "Año Internacional de las Personas de Edad", cuyo lema y eje central de ese año fue la necesidad de crear "una sociedad para todas las edades". Un objetivo que implicaba reformas en todos los sectores, si se quería, de forma eficaz, lograr que las personas de edad envejecieran con seguridad, dignidad y participando activamente del desarrollo y de sus beneficios. Se partió de grandes objetivos:

 El desarrollo individual durante toda la vida

 Las relaciones multigeneracionales; la relación mutua entre el envejecimiento de la población

 El desarrollo; y la situación de las personas de edad.

Con esta conmemoración internacional se fomentaron una serie de investigaciones y de acciones en materia de políticas, en todo el mundo, incluyendo los esfuerzos por incorporar las cuestiones relacionadas con el envejecimiento a las actividades de todos los sectores y promover oportunidades en todas las fases de la vida.

En el 2002 se realiza un nuevo evento enfocado alas las personas de edad, es la "II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento", en España. Naciones Unidas dio un paso más en la senda trazada por el Año Internacional de las Personas de Edad. De ahí que esta Cumbre internacional hubiera conservado y hecho de nuevo suyo el lema: "Una sociedad para todas las edades". Se diseño el "Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, 2002" y la "Declaración Política".

Este plan no es meramente un instrumento de obligado cumplimiento, pero servirá de guía a quienes, ineludiblemente, tienen que formular las políticas y reestructuraciones necesarias para hacer realidad, y no una frase hueca cargada sólo de buenas intenciones, el lema de: "una sociedad para todas las edades".

Cita Kumar (1995) que en este documento se reconocen las características comunes del envejecimiento y los problemas que presenta y se formulan recomendaciones concretas adaptables a las circunstancias de cada país y fase de desarrollo y a las transiciones por las que están atravesando diversas regiones del planeta, así como la interdependencia existente en la presente época de globalización.

Se reitera la participación de los gobiernos su responsabilidad de liderar las cuestiones relativas al envejecimiento y la aplicación del Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, pero es indispensable una colaboración eficaz entre los gobiernos nacionales y locales, los organismos internacionales, las organizaciones de las personas de edad, otros sectores de la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales, y el sector privado. La aplicación del Plan de Acción requerirá, también de la participación y asociación de organizaciones profesionales, empresas, sindicatos, cooperativas, instituciones de investigación, educativas, y religiosas, y los medios de difusión. (Lash, 1998: 380)

Dicho mecanismo de acción pretende hacer frente a esta revolución demográfica, cubre aspectos políticos, económicos y sociales. Pero las recomendaciones y mecanismos allí contenidos deben ser adaptados a las circunstancias particulares de cada Estado. Es necesario que los responsables de formular las políticas nacionales incorporen la cuestión del envejecimiento a sus respectivas agendas, seleccionando las herramientas y estrategias políticas más apropiadas para adecuarlas a las realidades de sus respectivos países. Así, el Plan de Acción de la II Asamblea abarca una amplia gama de medidas, algunas de las cuales, por citar las más relevantes, están relacionadas con las siguientes cuestiones:

 La protección de los derechos de las personas de edad y dignificación de las pensiones y remuneraciones.

 La especial atención a las mujeres, considerado como el colectivo mayoritario y más desprotegido dentro de las personas de edad.

 La erradicación de la pobreza, mediante el desarrollo de programas que atiendan las necesidades de las personas de edad en el medio rural, principalmente en los países en desarrollo.

 La atención a las necesidades de las personas de edad que viven solas y de las que padecen discapacidades.

 La necesidad de atender de forma generalizada los cuidados de salud de las personas de edad, y aplicar sistemas preventivos para que todos envejezcamos de forma saludable.

 La capacitación continuada de quienes se encargan de cuidar de las personas de edad, mediante programas educativos en geriatría y formación en tecnología aplicada.

 El aprovechamiento del potencial humano aportado por las personas de edad, a través de la integración permanente y la promoción de espacios e intercambios intergeneracionales productivos.

Asimismito dentro del Plan de Acción 2002 las respectivas representantes consideraron una serie de medidas prioritarias y unos objetivos cuyo esquema principal es el siguiente:

Los adultos mayores y el desarrollo

 Participación activa en la sociedad y en el desarrollo

Reconocimiento de la contribución social, cultural, económica y política de las personas de edad.

 Participación de las personas de edad en los procesos de adopción de decisiones a todos los niveles

El empleo y el envejecimiento de la fuerza de trabajo.

 Brindar oportunidades de empleo a todas las personas de edad que deseen trabajar.

 Desarrollo rural, migración y urbanización

Mejoramiento de las condiciones de vida y de la infraestructura de las zonas rurales.

 Igualdad de oportunidades durante toda la vida en materia de educación permanente, capacitación y readiestramiento, así como de orientación profesional y acceso a servicios de colocación laboral.

 Alivio de la marginación de las personas de edad en las zonas rurales.

 Integración de los migrantes de edad avanzada en sus nuevas comunidades.

 Acceso al conocimiento, la educación y la capacitación

Utilización plena de las posibilidades y los conocimientos de las personas de todas las edades, reconociendo los beneficios derivados de la mayor experiencia adquirida con la edad.

Solidaridad intergeneracional.

 Fortalecer la solidaridad mediante la equidad y la reciprocidad entre las generaciones

Erradicación de la pobreza.

 Reducción de la pobreza entre las personas de edad.

 Ingresos mínimos suficientes para las personas de edad, con especial atención a los grupos en situación social y económica desventajosa.

 Situaciones de emergencia, igualdad de acceso de las personas de edad a los alimentos, la vivienda y la atención médica y otros servicios durante y después de los desastres naturales y otras situaciones de emergencia humanitaria.

 Posibilitar que las personas de edad hagan mayores contribuciones al restablecimiento y la reconstrucción de las comunidades y la trama social después de las situaciones de emergencia.

II La cultura de la salud y el cuidado de la vejez

 El fomento de la salud y el bienestar durante toda la vida. Reducción de los efectos acumulativos de los factores que aumentan el riesgo de sufrir enfermedades y, por consiguiente, la posible dependencia en la vejez.

 Elaboración de políticas para prevenir la mala salud entre las personas de edad.

 Acceso de todas las personas de edad a los alimentos y a una nutrición adecuada.

 Acceso universal y equitativo a los servicios de atención de la salud.

 Eliminación de las desigualdades sociales y económicas por razones de edad o sexo o por otros motivos, incluidas las barreras lingüísticas, a fin de garantizar que las personas de edad tengan un acceso universal y en condiciones de igualdad a la atención de la salud.

 Desarrollo y fortalecimiento de los servicios de atención primaria de salud para atender a las necesidades de las personas de edad y promover su inclusión en el proceso. Instituir un continuo de atención de la salud para atender a las necesidades de las personas de edad. Participación de las personas de edad en el desarrollo y fortalecimiento de los servicios de atención primaria de salud y de atención a largo plazo.

 Las personas de edad y el VIH/SIDA

 Mejorar la evaluación de los efectos del VIH/SIDA sobre la salud de las personas de edad, tanto para los infectados como para las personas de edad que atienden a familiares.

 Proporcionar información adecuada, capacitar para la prestación de cuidados y proporcionar asistencia médica y apoyo social a las personas de edad infectadas por el VIH/SIDA y a quienes les brindan cuidados.

 Fortalecimiento y reconocimiento de la contribución de las personas de edad al desarrollo cuando brindan cuidados a los niños con enfermedades crónicas, incluido el VIH/SIDA, y cuando sustituyen a los padres.

 Capacitación de los proveedores de servicios de salud y de los profesionales de la salud.

 Mejorar la información y la capacitación de los profesionales y paraprofesionales de salud y servicios sociales sobre las necesidades de las personas de edad.

Requerimiento para la salud mental y el adulto mayor

 Desarrollo de servicios amplios de atención de la salud mental que comprendan desde la prevención hasta la intervención temprana, la prestación de servicios de tratamiento y la gestión de los problemas de salud mental de las personas de edad.

Discapacidad y tercera edad

 Mantenimiento de una capacidad funcional máxima durante toda la vida y promoción de la participación plena de las personas de edad con discapacidades

III Escenarios y Calidad de vida

Vivienda y calidad de vida

 Promover el envejecimiento en la comunidad en que se ha vivido, teniendo debidamente en cuenta las preferencias personales y las posibilidades en materia de vivienda asequible para las personas de edad.

 Mejoramiento del diseño ambiental y de la vivienda para promover la independencia de las personas de edad teniendo en cuenta sus necesidades, particularmente las de quienes padecen discapacidades.

 Mejorar la disponibilidad de transporte accesible y económicamente asequible para las personas de edad.

Prestación de servicio, el apoyo

 Ofrecer asistencia y servicios continuados, de diversas fuentes, a las personas de edad y apoyo a las personas que prestan asistencia.

 Apoyo a la función asistencial que desempeñan las personas de edad, particularmente las mujeres de edad.

Violencia, abandono y crueldad

 Eliminación de todas las formas de abandono, abuso y violencia contra las personas de edad.

 Creación de servicios de apoyo para atender a los casos de abuso y mal trato contra las personas de edad.

Construcción de la percepción de la vejez

 Mayor reconocimiento público de la autoridad, la sabiduría, la productividad y otras contribuciones importantes de las personas de edad.

Por otra parte en dicha reunión de plasma la Declaración Política suscrita por todos los países allí presentes, a través de la cual se estructuran los principales retos y necesidades que enfrenta la sociedad este S. XXI de cara al creciente envejecimiento de su población.

Los ejes centrales son

 Las personas de edad y el desarrollo.

 La promoción de la salud y el bienestar en la vejez.

Y el logro de entornos emancipadores propicios.

La productividad de las misma se valorizara en la en función del mejoramiento de la calidad de la vida de las personas de edad y de la sustentabilidad de los diversos sistemas -tanto estructurados como no estructurados- para garantizar su bienestar .Y para la consecución de estos objetivos prioritarios, la comunidad internacional que suscribió la Declaración Política abogó en su articulado, de manera abreviada, por:

 Reiterar el compromiso contraído por los Estados en la conferencias y cumbres auspiciadas por O.N.U. y sus procesos de seguimiento, para promover una sociedad para todas las edades.

 Instar al reforzamiento de la cooperación internacional para aplicar con rigor el Plan de Acción.

 Reafirmar el compromiso de promover la democracia, el estado de derecho, la igualdad de sexos, los derechos humanos, las libertades fundamentales y la no discriminación por motivos de edad.

 Aplicar la tecnológía de la información actual a la mejora de la calidad de vida, salud, integración, y sostenibilidad de los sistemas de apoyo comunitarios destinados a la vejez

 Incluir la cuestión del envejecimiento en los programas de desarrollo y estrategias de erradicación de la pobreza, y propiciar que los países en desarrollo accedan a los beneficios de la economía mundial.

 Incorporar la cuestion de envejecimiento y género a las iniciativas políticas y acciones socioeconómicas, en consonancia con las condiciones de vida de cada país.

 Asumir la contribución, potencial experiencia y sabiduría de las personas de edad para el desarrollo futuro.

 Destacar la utilidad de investigaciones y estadísticas internacionales y nacionales rigurosas, en la formulación de políticas relativas al envejecimiento.

 Asumir la plena responsabilidad de los gobiernos para la prestación de servicios sociales básicos a las personas de edad, propiciando la colaboración con el sector privado y la sociedad civil, para optimizar recursos.

 Adoptar políticas tendentes a proporcionar el acceso universal a los servicios de salud, y al derecho de todas las personas de edad a disfrutar del grado máximo de salud física y mental.

 Reconocer la función social de los grupos de apoyo y cuidados no estructurados como complemento de la asistencia que aportan los gobiernos, tales como: familia, voluntarios y organizaciones comunitarias.

 Admitir la necesidad de fortalecer la cultura de la solidaridad intergeneracional y asociaciones intergeneracionales.

 Complementar la responsabilidad de los gobiernos nacionales de dar cumplimiento al Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, 2002, con la colaboración de gobiernos locales, sociedad civil, instituciones religiosas, ONGs, sector privado y medios de comunicación.

 Subrayar la importante función del sistema de Naciones Unidas y Comisiones Regionales, para apoyar a los gobiernos, cuando lo precisen, a aplicar y supervisar el Plan de Acción 2002, teniendo en cuenta los diferencias entornos socioeconómicos y demográficas de los distintos países y regiones.

 Invitar colectiva e individualmente a todos los ciudadanos del mundo a sumarse al compromiso de compartir una visión igualitaria para las personas de todas las edades.

El mencionando evento mundial a favor del envejecimiento ha brindado una oportunidad extraordinaria de estrechar vínculos de colaboración con la sociedad civil, gracias a las actividades paralelas y complementarias a la misma, que se llevaron a cabo en España. A través del Foro de las Organizaciones No Gubernamentales celebrado en Madrid y al Foro Científico Internacional, que tuvo lugar en Valencia.Entre las propuestas que el Foro de ONGs presentó, cabe destacar las siguientes:

 Creación de una agencia de Naciones Unidas especializada en personas mayores.

 Dotación de un fondo de emergencia social para paliar los efectos de emergencias (conflictos bélicos, desastres naturales, hambrunas, etc.) en las personas mayores.

 Institucionalización de un Defensor de la Persona Mayor.

 Creación de Concejalías privativas de personas mayores en todos los municipios.

 Constitución de un premio simbólico, comparable al Premio Nóbel de la Paz galardonando a las personas de edad destacadas por su servicio a la comunidad.

Las propuestas anteriores tomaron fuerza en la II Asamblea, si bien la comunidad internacional consideró no oportuno y prematuro recogerlas en ese momento, considerando más oportuno trasladarlas a futuros debates en torno al envejecimiento.

Se habla de manera constante de derechos humanos y es el turno enfatizar este concepto a la tercera edad y dar la promoción y protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales, incluido el derecho al desarrollo, es esencial para la creación de una sociedad incluyente para todas las edades, en que las personas de edad participen plenamente, sin discriminación y en condiciones de igualdad. La lucha contra la discriminación por motivos de edad y la promoción de la dignidad de las personas de edad es fundamental para asegurar el respeto que esas personas merecen. La salvaguarda de todos los derechos humanos y libertades fundamentales es importante para lograr una sociedad de relación mutua intergeneracional que debe ser cultivada y acentuada a través del diálogo y la solidaridad.

Toda persona adulta mayor tiene los mismos derechos a participar del proceso de desarrollo y compartir también sus beneficios. Los efectos del envejecimiento de la población sobre el desarrollo socioeconómico de la sociedad, combinados con los cambios sociales y económicos que están teniendo lugar por doquier, crean la necesidad de adoptar medidas urgentes para garantizar la permanente integración e igualdad de oportunidades de este segmento de las población. Por otra parte, la migración masiva, la urbanización indiscriminada, la transformación de la gran familia estable, al móvil y pequeño núcleo familiar actual, la falta de acceso a tecnologías que promueven la independencia y el trepidante mundo de la información al que se ve sometido el habitante del S. XXI, pueden marginar a las personas de edad con un ritmo de vida distinto y más lento, excluyéndolas de la corriente principal del desarrollo, privándolas de un papel económico y social significativo y debilitando sus fuentes tradicionales de apoyo. (Serra, 1998: 187)

Es necesario fomentar y respetar los principios orientadores de los acuerdos adoptados por la comunidad internacional, relativos a vejez y derechos humanos, suscritos al amparo de la ONU durante la década de los 90. Este es el caso de la Declaración y Programa de Acción de Copenhague, consistente en que los gobiernos establecieran un marco para el cumplimiento de su responsabilidad con las generaciones presentes y futuras, asegurando de esta manera la equidad entre las mismas. Igualmente, en la Cumbre del Milenio, se reafirmó el imperativo a largo plazo de la eliminación de la pobreza y el cumplimiento de los objetivos sociales y humanitarios establecidos en las conferencias mundiales celebradas durante ese decenio. Con el mismo impulso, el Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, 2002, es una herramienta que pretende hacer aflorar las enormes posibilidades que brinda el envejecimiento en el siglo XXI. El fin supremo del Plan es que las personas de edad envejezcan con seguridad y dignidad, potenciando su propia capacidad para participar activamente en el marco de su entorno familiar y comunitario.

La meta central del Plan de Acción consiste en dotar a los Estados de un instrumento práctico que sirva para definir los derechos y prioridades básicas asociadas al envejecimiento de los individuos y de las poblaciones. La aplicación de sus disposiciones permitiría la igualdad en materia de derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas de edad.

A principio de los noventa se estipulaba en el texto de los "Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad", se abordaron las cuestiones relacionadas con los derechos humanos y vejez y, en el mismo, se proporcionaban las orientaciones pertinentes. 11 años más tarde, el Plan de Acción de Madrid vuelve a sustentarse sobre idénticos principios, cuyos ejes principales son los siguientes:

 Independencia

 Participación

 Cuidados

 Realización personal

 Dignidad.

Es necesario consolidar un espacio social equitativo para todas las edades, por ende las personas de edad tengan la oportunidad de seguir participando de sus respectivas sociedades. “Para la consecución de ese objetivo, es necesario eliminar todos los factores excluyentes o discriminatorios que sufre ese colectivo” (Domínguez: 247). La contribución social y económica de las personas de edad trasciende sus propias actividades económicas, ya que, con frecuencia, éstas desempeñan funciones voluntarias cruciales en el contexto familiar y comunal. Su valioso aporte altruista no debe ser medido en términos de rentabilidad económica. Así pues, es imprescindible reconocer la contribución del trabajo no remunerado que realizan los mayores en todos los sectores de la vida comunitaria, y en particular el de las mujeres. “Es igualmente importante la participación en actividades sociales, económicas, culturales, deportivas, recreativas y de voluntariado ya que contribuye también a aumentar y mantener el bienestar personal en la vejez” (Idem, 249). Por esa razón, las organizaciones de personas de edad constituyen un medio para facilitar la participación en programas de promoción y fomento de la interacción entre generaciones.

Al hablar de derechos humanos, es muy importante enfatizar en la mujeres de la tercera edad, por cuanto no sólo superan a los hombres de edad y su longevidad va en aumento, sino también, porque tradicionalmente son las más desprotegidas, y en muchos casos su dedicación exclusiva al cuidado del entono familiar les priva de una pensión y garantía de sustento en la edad anciana.

Enfatiza Guzmán (2002) que la construcción de políticas a la protección de la mujer de edad en plenitud debe ser una prioridad en la concepción de los derechos humanos del S. XXI. Reconocer los efectos diferenciales del envejecimiento en las mujeres y los hombres es esencial para lograr la plena igualdad entre ambos sexos y para formular medidas eficaces para hacer frente al problema. Por consiguiente, es decisivo lograr la integración de una perspectiva de género en todas las políticas, programas y leyes.

Desde la óptica y de la misma forma Gómez (2001) de No hay que dejar de lado que el hombre mayor es igualmente objeto de desamparo económico, de discriminación y de marginación social, simplemente por su edad y especial condición. Por ello es indispensable integrar el proceso de envejecimiento mundial al proceso más amplio de desarrollo. Por tanto, los derechos humanos y las políticas sociales aplicadas al envejecimiento deben ser examinados hacia una justicia y un desarrollo incluyente para toda la sociedad, al margen de la franga de edad o de género. Y por el respeto de los derechos humanos el Plan de Acción Madrid, 2002, aboga por:

 El envejecimiento en condiciones de seguridad, lo que entraña reafirmar el objetivo de la eliminación de la pobreza en la vejez sobre la base de los Principios de las Naciones Unidas en favor de las personas de edad.

 La habilitación de las personas de edad para que participen plena y eficazmente en la vida económica, política y social de sus sociedades, incluso mediante trabajo remunerado o voluntario.

 Las oportunidades de desarrollo, realización personal y bienestar del individuo en todo el curso de su vida, incluso a una edad avanzada, por ejemplo, mediante la posibilidad de acceso al aprendizaje durante toda la vida y la participación en la comunidad, al tiempo que se reconoce que las personas de edad no constituyen un grupo homogéneo.

 La garantía de los derechos económicos, sociales y culturales de las personas de edad, así como de sus derechos civiles y políticos, y la eliminación de todas las formas de violencia y discriminación contra las personas de edad.

 El compromiso de reafirmar la igualdad de los sexos en las personas de edad, entre otras cosas, mediante la eliminación de la discriminación por motivos de sexo.

 El reconocimiento de la importancia decisiva que tienen para el desarrollo social las familias y la interdependencia, la solidaridad y la reciprocidad entre las generaciones.

 La atención de la salud, el apoyo y la protección social de las personas de edad, incluidos los cuidados de la salud preventivos y de rehabilitación.

 La promoción de una asociación entre el gobierno, a todos sus niveles, la sociedad civil, el sector privado y las propias personas de edad en el proceso de transformar el Plan de Acción en medidas prácticas.

 La utilización de las investigaciones y los conocimientos científicos y el aprovechamiento del potencial de la tecnología para considerar, entre otras cosas, las consecuencias individuales, sociales y sanitarias del envejecimiento, en particular en los países en desarrollo.

 El reconocimiento de la situación de las personas de edad pertenecientes a poblaciones indígenas, sus circunstancias singulares y la necesidad de encontrar medios de que tengan una voz eficaz en las decisiones que les afectan directamente.