ELEMENTOS PARA ENTENDER LA CRISIS MUNDIAL ACTUAL

ELEMENTOS PARA ENTENDER LA CRISIS MUNDIAL ACTUAL

Víctor H. Palacio Muñoz
Miguel Ángel Lara Sánchez
Héctor M. Mora Zebadúa

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3.5 Propagación mundial

La propagación mundial de la crisis financiera no se produjo a partir de octubre de 2008, sino desde que las instituciones financieras norteamericanas empezaron a crujir, es decir, desde principios de 2007; no fue de golpe, sino de manera paulatina.

Los primeros avisos se produ jeron cuando la constructora DR Norton, una de las más importantes de Estados Unidos, reportó en marzo de 2007 pérdidas del 28% por la desaceleración del mercado de los crédi tos subprime.

Al mes siguiente la hipotecaria de créditos de alto riesgo, New Century Finan cial Co., entra en protección por bancarrota.

Para julio de ese año se desploman dos de los fondos de cobertura de riesgo del banco de inversión Bearn Stearns y los efectos de estos movimientos se sienten de inmediato, pues para agosto de 2007 ya el Banco Central Europeo inyectaba a toda prisa 120 mil millones de dólares en las finanzas europeas para soste ner la cadena de créditos, así como de igual forma la Reserva Federal de los Estados Unidos hacía lo mismo al destinar 2 mil millones de dólares.

Siendo la bolsa de valores de Nueva York (Wall Street) el centro financiero y especu lativo del planeta, a ella llegaron capitales especulativos desde Europa y Asia (principalmen te de Japón) para buscar la ganancia fácil con los títulos hipotecarios.

Dado el alto nivel tec nológico de las telecomunicaciones y la informática que desde los años noventa del siglo XX integró al sistema financiero mundial y lo hizo funcionar en tiempo real, los tiempos de incu bación y desarrollo de la burbuja del capital ficticio norteamericano son los mismos que los de los capitales europeos y asiáticos.

Prueba de ello es que también en agosto de 2007 el Banco Central de Japón tuvo que destinar 5 mil millones de dólares a su mercado financiero para contrarrestar el contagio de los títulos hipotecarios incobrables y para evitar que se inte rrumpiera la cadena de crédito.

En el fatídico agosto de 2007 para el mundo imperialista, los embargos a los inmue bles aumentaron 93% con relación a agosto de 2007 en el territorio norteamericano.

Esta sacudida, aunada a los movimientos presentados en este mes, de inmediato provocó efectos planetarios que no sólo involucraron a los bancos centrales de otros países imperialistas, sino que además propiciaron que el Banco de Industria Alemán (IKB), con giro comercial y de inversión de capitales previera pérdidas en septiembre de 2007 por mil millones de dóla res; un mayor impacto se presentó en Inglaterra, pues el Banco central de ese país, por vez primera desde la crisis general del capitalismo de los años setenta del siglo XX, se veía obligado a rescatar al banco Northern Rock.

En Suiza durante el mes de octubre, la Unión Ban caria Suiza (UBS), uno de los bancos comerciales y de inversiones más grandes de Europa, tuvo que depreciar sus activos en 3,400 millones de dólares por haberse servido con la cu chara grande en la compra de títulos hipotecarios de alto riesgo.

Tan grande fue su crisis que tuvo que recortar 1,500 puestos de trabajo.

A fines de ese año la propagación mundial de los estragos en el capital financiero obligó a los bancos centrales de Estados Unidos, de la Unión Europea, de Gran Bretaña, Suiza y Canadá a inyectar 100 mil millones de dólares en fondos de emergencia particular mente al sistema bancario para evitar un colapso.

Si bien por el momento lograron contener esto, no obstante para enero de 2008 las bolsas de valores a nivel mundial entraron en páni co al sufrir las peores pérdidas desde la crisis de 2001.

En febrero, la FSA, agencia japonesa encargada de supervisar el sistema bancario japonés, anunció la duplicación de las pérdidas en el último trimestre de 2007.

Al mes siguiente, en marzo de 2008, los bancos centrales estaban destinando 20 mil millones de dólares más al sistema financiero para tratar de con trarrestar los efectos de la crisis hipotecaria.

Para mayo de 2008, el banco suizo UBS ya acumulaba 37 mil millones de dólares en pérdidas de activos ligados a los títulos hipotecarios norteamericanos y tuvo que lanzar una emisión de derechos preferentes por 15,500 millones de dólares para cubrir parte de esas deudas.

Así, llegamos a los fatídicos meses de septiembre y octubre, cuando se desploma el sistema financiero mundial sin miramientos.

A los bancos centrales norteamericanos y europeos se suma el de Japón para acordar otra inyección de 180 mil millones de dólares; el banco inglés Bradford & Bingley (B&B) es nacionalizado, con todo el dolor del corazón neoli beral del gobierno británico; asimismo, ocurre una inyección de 60 mil millones de dólares por este último, por la que se nacionaliza el 60% del Royal Bank of Scotland y el 40% de la fusión entre Lloyds TSB y HBOS.

El banco Dexia, de origen franco-belga, recibe ayuda gu bernamental para evitar su colapso, con lo que también se produce una nacionalización par cial de sus bienes.

Lo mismo sucede con el Hypo Real Estate, el segundo banco financiero e hipotecario de Alemania y uno de los más importantes de toda Europa, que estuvo al borde de la quiebra al fracasar las negociaciones para rescatarlo, si no es porque el gobierno alemán y otros bancos destinaron 70 mil millones de dólares para rescatarlo.

Otro gigante, el BNP Paribas de capital francés, compra el 75% de las operaciones que el banco Fortis reali za en Bélgica y Luxemburgo.

Este banco también es uno de los mayores grupos financieros del continente europeo.

En Holanda, al banco ING, el más importante de ese país, se le otorgan del erario 13 mil millones de dólares para fortalecer sus finanzas.

El Caisse dÉpargne, uno de los bancos más grandes de Francia, pierde 800 mil millones de dólares de sus activos, con lo que vue lan las cabezas de su presidente y dos de sus gerentes.

En medio de esta tormenta se produce la peor semana de la crisis financiera global.

Caen las bolsas de Asia y Europa, así como las cotizaciones del crudo a los niveles más bajos mostrados hasta ese momento, e Inglaterra anuncia para fines de octubre de 2008 que se encuentra a un paso de la recesión, pues registra una contracción económica por primera vez en 16 años al caer al 0.5% durante el tercer trimestre de 2008.

Por su parte, China anuncia que su producción cae por tercer trimestre consecutivo, creciendo a sólo 9%, cuando sus niveles rebasaban el 10%.

Corea del sur informa que inyectará 100 mil millones de dólares para ayudar al pago de deudas que los bancos contraigan en divisa extranjera hasta junio de 2009.

Para el caso de América Latina, si bien en la mayoría de estos países los bancos y las sociedades de capital no especularon con los títulos hipotecarios de alto riesgo; sin em bargo, la crisis en las naciones imperialistas desarrolladas producirá una contracción del mercado mundial, que provocará la reducción de las importaciones de materias primas, mu chas de ellas provenientes de la región latinoamericana.

La disminución de las exportaciones combinada con la reducción sustancial de los precios de las materias primas, acentuará la caída de la producción en nuestra región.

Para las economías subdesarrolladas en general, el impacto inmediato que se dio desde la primera semana de octubre de 2008 consiste en la caída de las bolsas de valores, lo que se traduce en el desplome de la ganancia especulativa y de los valores de las acciones de las empresas que cotizan en la bolsa.

Los capitales más grandes en América Latina cayeron alrededor del 15%.

Pero, por otra parte, fluyeron de inmediato las ganancias de las filiales hacia las matrices de las grandes corporaciones, sobre todo las financieras, con lo que se produjo una descapitalización de las principales economías subdesarrolladas.

El mismo efecto producirá la inflación y los procesos devaluatorios, por lo que a nivel planetario será en esta gama de países donde más se resientan los efectos perversos de la crisis financiera y donde más baje el poder adquisitivo de las clases trabajadoras.

Naciones como la nuestra, donde las remesas constituyen la segunda fuente más importante de cap tación de divisas, con un valor de 23 979 millones de dólares al cierre de 2007, verán mer mados los ingresos de la población de escasos recursos en aproximadamente 30% por la disminución de estos envíos.

La necesidad de fuertes cantidades de capital para salir del estancamiento y para sor tear la crisis mundial orillará a no pocos países a recurrir a los organismos financieros mun diales para pedir prestado, hecho que desde estos momentos ha motivado que dichas entida des anuncien que las restricciones y condiciones serán más severas que de costumbre.