REMOLINOS Y CIRCUNVALACIONES. ELEMENTOS DE MATERIALISMO CRÍTICO

REMOLINOS Y CIRCUNVALACIONES. ELEMENTOS DE MATERIALISMO CRÍTICO

Edgardo Adrián López

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Capítulo VI. La dialéctica entre base y superestructura

I

En la perspectiva de “manual”, se supone la siguiente “ecuación”:

“Basis” = {economía o estructura económica = [modo de producción = (fuerzas productivas) + (relaciones sociales de producción)]}

En diagramas de Venn/Euler, la equivalencia se dibujaría como sigue:

Como casi siempre, uno de los responsables de esta lectura del término alemán “basis” es Engels. Sin embargo, en misivas posteriores al deceso de su compañero de luchas, ofrece alternativas de interpretación menos economicistas, aunque en esas mismas cartas sentencie que en última instancia, lo económico es causa determinante.

Lenin y sus seguidores, se acodan en el admirador de Marx y en el “Prólogo” de 1859 ya citado, para darle legitimidad a esa lectura.

Lo que sostendremos a lo largo de una ardua demostración, es que la base no es igual a la economía, que la estructura económica no es equivalente al modo de producción, y que éste no es una sumatoria de potencias genéticas y nexos intersubjetivos.

Para argumentar que la base no es la economía, hay que razonar que lo económico es una parte de la “basis” y que por ende, ella es un conjunto mayor que incluye en calidad de “subconjunto” a la economía.

Uno de los caminos para demostrar lo anticipado, es apelar a las nociones de “fondo de administración”, de “sectores elementales” en la reproducción-acumulación y de “ramas sustanciales de producción” de tesoro.

En el marxismo de Ernest Mandel, las reservas aludidas son tres; acorde a nuestros modestos estudios, son cinco.

La mención de tales fondos se halla dispersa en los vols. II y III de El capital, en los tres tomos de Teorías sobre la plusvalía y en la “Crítica al Programa de Gotha”.

Sin tener que deducirlos, pasaremos a definirlos y acotarlos:

1. Reserva para la producción y reproducción en escala ampliada: se compone de la cantidad de riqueza que se ocupa en conservar en operaciones la producción, y que se dispone para incrementar su alcance;

2. Fondo de acumulación y resguardo, destinado a la expansión de la génesis de artículos, y para la prevención de catástrofes naturales y demás accidentes: se integra del porcentaje de tesoro empleado para enfrentar los daños que ocasionen los imprevistos;

3. Ámbito para el consumo productivo e improductivo: es un fondo para la provisión de lo necesario a la producción y al consumo de la población en general. Se tiene que separar aquí, una porción para sostener con dignidad la población inactiva (niños, ancianos, enfermos, etc.);

4. Sector orientado a la ampliación continua del disfrute: a causa de que los hombres no pueden ser únicamente, seres que consumen para mantenerse vivos, es que habría que destinar una fracción de lo creado para satisfacer a los individuos más allá de sus requerimientos inmediatos y mediatos. Por eso, es un fondo para el goce.

5. Reserva para la expansión de las fuerzas creativas humanas: pero en virtud de que mujeres y varones no son ni siquiera lo que consumen, así haya disponibilidad para el disfrute, es que se debiera separar un segmento de riqueza para el despliegue polimorfo de las increíbles facultades de los hombres.

Previo a continuar, observemos que estos cincos fondos apenas estuvieron desarrollados en las colectividades existentes hasta hoy. En particular, en las comunas clasistas esas reservas adquirieron un contenido marcado de clase: el fondo destinado al goce, fue acaparado por las clases dominantes y por el resto de los sectores que abultan los grupos privilegiados. Por añadidura, ámbitos como el de un “seguro” contra desastres naturales de envergadura, no contaron con un despliegue significativo ni siquiera en el capitalismo de las naciones actuales más industrializadas (traer a la memoria el Katrina). En la Cuba de Fidel retirado, los últimos fondos son magros y en el tercero, se observa una pauperización que se abulta, suscitando malhumores y frustraciones en los isleños.

Es dable apreciar que las esferas descritas de administración de valores de uso, no son un asunto que compete a la economía y lo económico: el estímulo al disfrute no logra economía, sino que incluso, atenta contra lo económico en sentido restringido. Igual sucede con alimentar por consideraciones humanitarias a los que no laboran, en especial, si son enfermos. Hemos encontrado entonces, al menos un conjunto de factores que no es propio de la economía y aunque de ahí no se sigue que lo económico sea un subgrupo de la base, se infiere al menos, que la economía no puede ser equivalente a la “basis”, dado que no tiene el mismo grado de amplitud conceptual.

A estos tipos de fondos, se agregan en complemento las dos esferas sustanciales para la reproducción/acumulación:

I- universo para la creación de medios de consumo en general o Sector I;

II- ambiente para la génesis de medios de producción en general o Sector II.

Como en el caso de los fondos, estos dos universos son de tan largo alcance que no son parte de la economía, por lo que hay que imaginarlos miembros de la base. En determinados palimpsestos, como la Correspondencia, se alude a un ítem “III”, que sería el instante de la “reproducción” y un punto “IV”, que involucraría el momento de la “acumulación”.

Lo anterior significa que puede haber reproducción sin acumulación; es lo que sucede cuando en los momentos de contracción, estancamiento, ralentización del crecimiento o crisis (en el ejemplo del capitalismo), la riqueza disponible apenas sirve para conservar a la sociedad en el tiempo, pero no queda resto para acumular.

Por lo obvio, la acumulación no puede darse sin reproducción. En las comunas que existieron hasta ahora, debido a que estuvieron supeditadas a ciclos de despliegue y de contracción (que en la sociedad burguesa adoptan el aspecto de cracks), la reproducción en escala ascendente no estuvo acompañada de la correspondiente acumulación, de forma de ser reproducción/acumulación de manera inmediata. De forma mediata, se puede asimilar la reproducción en un devenir de reproducción-acumulación que es a su vez, cambio de la colectividad y por ende, disolución de ella (por eso hablamos en algunas circunstancias, de reproducción/acumulación-disolución).

Veamos ahora las ramas nodales de producción en cualquier sociedad.

Marx las detalla en el vol. I de los Elementos fundamentales para la crítica de la Economía Política. Si bien las describe a partir del funcionamiento de la colectividad burguesa, pueden ser universalizadas para el resto de las comunas. Nosotros partiremos de su generalización:

1. Rama “A”: destinada a la obtención de formas de energía, a la creación de materias primas, a la extracción de minerales y al uso de “recursos” naturales, con énfasis en el empleo de los “estratégicos” (en el capitalismo, gas y petróleo);

2. Actividad “B”: orientada a la génesis de materias brutas, materias auxiliares, etc.;

3. Rama “C”: integrada por los creadores de instrumentos, herramientas, máquinas y demás medios de la producción;

4. Actividad “D”: es la que se encarga de la génesis de medios de consumo necesarios (desde alimentos a ropa), tanto para los asignados a los integrantes de los grupos destacados, cuanto de los medios que consumen los elementos de los grupos no privilegiados. Es decir, es la orientada a la producción de medios de consumo para la población en general;

5. Rama “E”: es la acompasada por los creadores de artículos de lujo, objetos que se ubican por encima de lo imprescindible. En las colectividades presocialistas y asimilando las investigaciones de Bourdieu, sirve para la distinción de las facciones acomodadas.

La descripción de estas actividades es cuestión que involucra a la economía, de manera que son su propio subconjunto.

En este punto, se vuelve adecuado delinear que el número “5” de las reservas y de los universos de actividad es un dígito que se condice con una dialéctica de más de tres instantes en Marx, id est, con una interacción del desvío o clinamen.

Cabe explicitar ahora, que los ámbitos para la administración del uso de la riqueza y lo económico son elementos de la base.

Con este paso, quedará impugnada la primera equivalencia: “basis” = economía o estructura económica.

Para que ello sea casi evidente, definiremos lo que comprenderemos por “base”.

En un castellano estricto, “basis” podría traducirse por “estructura” u obviamente, por “base”, pero no por “infraestructura” y ello no sólo por lo inexacto: si se tradujera de esa guisa, el término daría la sensación de que a la “infraestructura” le seguiría una supuesta “estructura” y por ende, una “superestructura”, lo que no es propio de Marx, a causa de que únicamente respiran “basis” e “hiperestructura” (a veces, “deformaremos” las palabras para conservar alguna mínima elegancia en la exposición...). No obstante, algunos historiadores de la estatura de un Perry Anderson creen en la presunta existencia de una base, de una estructura y de una superestructura (!).

Jugando con la etimología, “basis” significaría lo que se refiere al cosmos de la “estructura” y por lo tanto, de lo que se halla estructurado. ¿Y qué se encuentra estructurado? Pues lo enlazado con la praxis social, con sus resultados o “productos”. La “subestructura” incluye las distintas clases de prácticas sociales y sus resultados, en tanto que se estructuran en estructuras plus ou moins, rígidas. F. e., la propiedad privada, el dinero, los valores de uso, etc.

Sin embargo, de los elementos mencionados, conocemos que la moneda es sin duda, integrante de la economía. Por lo que lo económico es un conjunto que engloba a entes del estilo del dinero. Pero en virtud de que éste es a su vez, elemento de la base, resulta que ella es un conglomerado que absorbe en calidad de subconjunto la economía. En consecuencia, lo económico no es igual a la “basis” porque es su subconjunto.

Estamos informados también que los cosmos de producción ya citados son miembros de lo económico, pero no los fondos de tesoro, por lo que cabe sospechar que acaso lo sean de la base. Pero es nada más que una intuición, no una demostración en regla. Para concluirla, deberemos aguardar a la polémica en redor del concepto “modo de producción”. Tampoco sabemos qué estatuto guardan los sectores I, II, III y IV, aunque conocemos que no son fracciones de la economía.

Sobre la idea “modo de producción”, existe una acotación que lo sopesa la estructura económica de la sociedad, con lo que se cincela que economía y forma de génesis de la riqueza, son conjuntos equivalentes; veremos que no es así.

Una manera de crear tesoro es, según lo enunciamos en otros capítulos, un modo de asignar a quienes desempeñarán la función de fuerza de trabajo y cómo se repartirá el plusproducto. Ciertamente, esto supone la injerencia de lo económico.

Observemos de paso, que se menciona la distribución y sabemos que es uno de los momentos de la vida social. Esto implica que tales instantes son parte del modo de génesis de riqueza.

Recordemos ahora que los aludidos cuatro momentos, no son meros instantes económicos sino sociales. Por lo que dichos momentos y la economía, se hallan en calidad de elementos de un modo de producción. Lo económico es entonces, una parte del modo de suscitar artículos de goce. Es que la citada manera es un modo social de producción y no un “giro” económico para la génesis de objetos de disfrute.

En lo que hace a las esferas de “gestión” de la riqueza, es patente que los cinco universos aludidos son miembros de una forma de crear tesoro. También es obvio que los sectores I, II, III y IV son componentes de él. Pero las cinco reservas de objetos de goce, son tan amplias como la categoría misma de modo de producción. Por lo que éste, que incluye a la economía, no subordina los fondos de disfrute. En cambio, la “estructura” sí, con lo que es el conjunto que absorbe a la lógica para inducir tesoro.

Con lo precedente, hemos desmantelado la igualdad entre “basis” y “modo de producción”.

Queda argumentar que la anterior categoría, no supone que sea el conjunto que tiene por subconjuntos a las fuerzas de producción y a las relaciones sociales correspondientes. Concluido esto, habremos desbaratado la “ecuación” completa.

Un camino rápido para obtener ese resultado, es mostrar que las nociones en la palestra, implican conceptos tan vastos que adquieren idéntico rango que el de “forma para la génesis de artículos”. En simultáneo, impugnaremos la concepción ortodoxa.

Por “potencias creadoras” el marxismo escolástico entendió casi con exclusividad, ciencia y técnica. Incluso, algunas tendencias en su seno, las volvieron la base en sí (mirar Axelos).

No obstante, para Marx las fuerzas productivas se dividen vg., en “potencias materiales” (como las máquinas, el suelo, el agua, etc.) y en “fuerzas inmateriales”, de la talla de los poderes subjetivos humanos (inteligencia, voluntad, cooperación, amor, etc.).

Igual acontece con las “relaciones sociales de producción”, las cuales fueron “jibarizadas” para ser nada más que los nexos económicos de propiedad. Pensadores como Althusser denominan a esos vínculos, “relaciones técnicas de producción”. Frente a tamaño reduccionismo, protestará Habermas sosteniendo que los nexos humanos son tan complejos que no pueden ser asimilados en su totalidad a relaciones económicas de propiedad. Nosotros estamos de acuerdo; el tema es que no es el amigo de Engels quien constriñó de esa suerte el concepto, sino sus adláteres.

Para ir rápido, el viejo General en un texto que casi nadie frecuenta, y menos los reacios al marxismo de Marx, intitulado “Contribución al problema de la vivienda”, afirma que el comunismo implicará tener con los otros, relaciones elevadas de trato. En Miseria de la Filosofía, se establece que entre los capitales nunca se dan relaciones corteses entre iguales (p. 143), por lo que se está valorando implícitamente, que hay que propender a entablar enlaces “suaves”. Esto significa que entre mujeres y varones habrá que suscitar vínculos de extrema delicadeza y hermosura. En verdad, de acá podemos deducir que tales nexos son un tipo de relación social de producción, dado que lo que se gesta en los nexos elevados de trato es precisamente, belleza. Por supuesto, lo que enunciamos es un perfecto delirio para los marxistas lineales y para los que no conocen al o no desean saber del corpus.

La cuestión es que con las definiciones que ofrecimos de las ideas en juego, se manifiesta que son conceptos igual de enmarañados que el de “modo de producción”, por lo que éste no puede ser el conjunto que los incluya. Por el contrario, se trata de tres conglomerados que detentan el mismo grado de complejidad, igual importancia e idéntico nivel de abstracción:

Au fond, lo que importa es la enmarañada interacción entre los tres términos: en ella, ningún conjunto es subconjunto de otro.

Concluimos entonces, con la tediosa demostración: la base es el conjunto mayor que incluye a la forma de inducir riqueza, la cual es un subconjunto que tiene a su vez, como parte a la economía. Al mismo tiempo, la “estructura” absorbe la dialéctica compleja entre el modo de producción, las relaciones supra subjetivas y las potencias creadoras:

Lo económico integra en calidad de su propio subconjunto, las cinco ramas de actividad:

Acaso lo que sea menester conseguir en un futuro socialista, es que los cosmos mencionados, por ser sustanciales, se libren de las órdenes que dicta lo económico. En otras palabras, que disuelta la economía, las cinco ramas de ocupación dejen de depender de mandatos económicos y sean guiados por amplios criterios sociales.

Por otro lado, el modo de producción abarca también los sectores I, II, III y IV; la “base” incluye los cinco fondos para la gestión de artículos, reservas que no son parte de la lógica para crear excedente:

II

Abordaremos aquí, la idea de “superestructura”. Con las metas obtenidas, su explanamiento será breve.

Haciendo malabares con el término, surge que la “hiperestructura” es una estructura “super” o una estructura superestructurada.

Tradicionalmente, la “hiperestructura” incluyó Estado e ideología; nosotros universalizaremos lo supuesto, diciendo que acoge a instituciones y procesos simbólicos o de significación, tales como las ideologías (a las que estudiaremos en el Capítulo VIII).

Por ende, la “base” es la estructuración de las prácticas y sus productos específicos, mientras que la “superestructura” es la constitución de instituciones y procesos semióticos, en tanto que estructuras superestructuradas. En síntesis, la tenue vida humana se halla cercada por rigideces que provienen del costado de la base y del flanco de la “hiperestructura”. En otros términos, los flujos sociales, sus aspectos “blandos” acaban por:

1- escindirse en dos enormes esferas;

2- “acorazarse” en fenómenos propios de la base y en movimientos de la superestructura;

3- “basificarse” y “superestructurarse”.

III

Nos queda discutir cómo es la interacción entre esos fenómenos.

En el marxismo escolástico, la dialéctica entre “basis” y superestructura implicó que:

1. la “hiperestructura” fuese ponderada un mero “apéndice” de la base;

2. la “estructura” actuase como causa “primera” y siempre activa;

3. la superestructura fuese lo “pasivo” y la que ocupaba el simple lugar de “efecto”.

Semejante concepción, no puede atribuirse de ninguna manera a Marx, salvo que se proceda con una mala fe de sumariante de comisaría, que es lo que concretan los redactores de manuales.

En primera instancia, cabe advertir que no existe una correspondencia “punto a punto” entre “basis” e “hiperestructura”, por el que cada alteración en la base repercuta en un ámbito de la superestructura. Lo anterior se comprueba porque no es verdad que cuando deviene la “basis”, cambia la totalidad y de forma inmediata, la “hiperestructura”. En el Manifiesto, los jóvenes Engels y Marx, sostuvieron que la religión es un invento superestructural que tiene milenios y sobrevivió a las alteraciones en los múltiples modos de producción que hubo. En el Anti-Dühring, se precisa que lo religioso emergió con determinadas tribus y continúa en la actualidad (p. 255), por lo que es una superestructura que viene de modos de producción sin clases y desde hace milenios. Tampoco el idioma cambiará porque se altere la base; conducir a ese extremo las ideas en escena, es directamente ridículo. Lamentablemente, políticos al estilo de Stalin, si bien hicieron salvedades respecto a la situación peculiar del lenguaje, cayeron en “hipótesis” en extremo sencillas acerca de su funcionamiento.

En segundo término, no es exacto que no haya elementos que puedan ser integrantes de ambos registros al mismo tiempo o según la perspectiva de análisis que se adopte. La familia puede ser evaluada miembro de la superestructura, en la escala en que es una forma de organizar simbólicamente, las relaciones de parentesco: qué lugar habrá de ocupar el padre, la madre, los hijos, etc. Pero en simultáneo y sin contradicción, la unidad doméstica puede ser sopesada parte de la base, en tanto es una “fábrica” que produce hombres. Y así lo considera el maravilloso Engels de El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado.

La moneda, que parecería lo más económico y economicista, es evaluado por el Marx de los Escritos sobre Epicuro, un ente que tiene “importancia” porque estamos dispuestos a otorgársela. En los vols. de El capital, es por igual un fetiche o ídolo (por eso y bajo cierto punto de vista, podría enunciarse que el marido de Jenny practicaba una especie de crítica de los ídolos... –obsesiones que son formas de “insanía” social). En síntesis, el dinero es integrante de base y superestructura.

El lenguaje, que Habermas querrá volver contra Marx, es una estructura de comunicación imposible de eludir, por lo que es miembro de la “basis”. Al mismo tiempo y por su indudable dimensión simbólica, es parte de la “hiperestructura”.

En tercer lugar, no se trata en estricto sentido, de dos conjuntos separados y enfrentados, sino de dos esferas mutuamente compenetradas, por lo que la figura geométrica que representaría su interacción de manera compleja, sería la famosa “cinta de Möebius”. En consecuencia, la superestructura incide en la “basis” con idéntica potencia con la que la estructura impacta en la “hiperestructura”.

Lo que sí acontece es que la dialéctica “basis” y superestructura, es una reducción de la complejidad humana y de lo “enmadejado” de las interacciones que recorren la Historia; por esto, habría que fugar de semejante dialéctica.

Para terminar, afirmaremos que contamos con un ejemplo para graficar mejor la interacción del clinamen: imaginemos un minúsculo o significativo cambio en la “hiperestructura”; éste se amplía o “desvía” al punto de alterar en su globalidad, la superestructura; devenir que influye en la base, la cual cambia o “declina”. Una nueva “basis”, gesta otra superestructura, en paralelo a que una nueva “hiperestructura” induce el nacimiento de otra “base”. Una dialéctica distinta entre ambos universos, origina otra sociedad. Cada una de estas “etapas” se ubica en un “codo” de una espiral o curva que se curva:

Lo perceptible es que de lo enunciado, surge con nitidez que la interacción entre “basis” e “hiperestructura”, es una forma divergente de acotar la resbalosa categoría “sociedad”, la cual resulta definida a manera de un conjunto de cierta dinámica entre base y superestructura.

De ello también se infiere que esas nociones son más abstractas que la de modo de producción, lo cual es otro camino para apuntalar que la idea jugada no es la más importante en el pensamiento del cofundador de la Internacional, a pesar de las sonrisitas ácidas de los ortodoxos que, por lo proferido, inmediatamente nos “excomulgarían”...

IV

Por último, resta demostrar por qué “basis” e “hiperestructura” son dos conjuntos que implican una brutal reducción de la complejidad.

El asunto es que cierto Marx habla, f. i., en La ideología alemana, en torno a que habría por un lado, un “movimiento de la vida social” o “proceso vital”, concepto adoptado de Hegel, y por el otro, una “conciencia colectiva”. Asimismo, cree que existe un “ser social” y una “inteligencia comunitaria” (siendo jóvenes y habiendo leído el texto impresionante de Enguita, nos percatamos de algo que nos había pasado casi desapercibido).

El movimiento de la vida social sería la manera en que los hombres respiran en una época, a la par que se entiende de suyo lo que es la conciencia “global”. El “ser social” es el “modo de ser” de una colectividad, “forma de ser” que no se limita al modo de producción (constatar infra). La “intelligentzia comunitaria” es el conglomerado de estrategias que una asociación de mujeres y varones, emplea para desenvolver las facultades humanas. En el vol. III de El capital, bautiza a la mencionada inteligencia como “trabajo general del ‘espíritu’ humano”.

El respetado por Engels, hace emerger una dialéctica entre “proceso vital” y “conciencia colectiva”, y entre “ser social” e “intelligentsia comunitaria”. Pero esta interacción supone una dialéctica entre términos que son enmarañados.

El tema es que parecería que esa interacción compleja entre momentos sutiles, se encuadra en base y superestructura: aunque el “movimiento de la vida social” y el “ser social”, no sean iguales que la “basis”, acaban por ser encajados allí; a pesar que la “conciencia colectiva” y la “tarea universal del ‘espíritu’ humano” no sean análogos a la superestructura, su multiplicidad es conducida a ser engastada en el marco estrecho de la “hiperestructura”. El “proceso vital” y el “ser social”, terminan “basificados” en “basis”, mientras que la “conciencia colectiva” y la “inteligencia comunitaria”, acaban superestructuradas en superestructura.

Si esta perniciosa situación tuviera fin en el horizonte socialista, las dialécticas entre “proceso vital” y “conciencia colectiva”, y entre “ser social” y “labor general del ‘espíritu’ humano”, se emanciparían de su torpe formato: varones y mujeres, se enriquecerían con una lógica delicada.

Estas especulaciones respaldan que la interacción entre base y superestructura, tampoco son las ideas más sustanciales en el padre de Laura. En el fondo, lo que creemos es que acaso lo más esencial en el denostado por los anarquistas, son dos grandes hipótesis. La primera se refiere a cómo en la Historia transcurrida hasta el siglo XXI, surgieron en la existencia humana estructuras y superestructuras, y en suma, estructuraciones que no sólo no controlaban, sino que se volvían contra los individuos, entristeciéndolos.

La segunda es que tales estructuraciones, ocasionaron que en la Historia los “flujos”, el devenir, lo “blando”, lo no masculino, lo “suave”, lo “líquido”, etc., se vieran brutalmente “comprimidos” y simplificados. Por consiguiente, de lo que se trataría sería esquivar que dichas estructuraciones acontezcan y que los flujos no se bloqueen. El nacido en Tréveris confiaba en que esta posibilidad de no malgastar alternativas, afloraría con el socialismo. Concediendo que no fuera necesario suponerlo en este siglo de desencanto, “despasión” y antipoesía, al decir de Gelman, habría que conquistar una forma de organización social que permitiera el máximo de libertad, de creatividad, de hermosura y de goce para mujeres y varones. Por eso es que se podría enunciar que este Marx, sería quizá un alegre anarquista y que plausiblemente, la anarquía sería la “fase superior” del comunismo...

Párrafos atrás, establecimos que el modo de producción no es el “ser social”, lo que nos lleva a una aclaración impostergable.

Penosamente, el enemistado con Bakunin usa la idea de dos maneras distintas. En la primera, la convoca como una “etapa” que diferencia una época de otra: el modo de producción esclavista distinto al burgués. Aquí, opera como idéntica a “sociedad”, por cuanto podríamos enunciar “comunidad capitalista”, e. g. En la segunda acepción, la emplea para referirse a una forma peculiar de suscitar tesoro que posee determinada colectividad. Acá, ya no es igual a sociedad sino que es parte de una comuna.

Acaso estos dos sentidos de la expresión, hayan motivado que el marxismo ortodoxo subordinara al “modo de producción”, que lo evaluaba el conjunto de todos los conjuntos, las fuerzas creativas y las relaciones genéticas.

Para concluir, una reflexión: en las charlas a las que asisto por invitación y que suelo ofrecer en torno a Marx en Antropología Política, Carrera de Antropología, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional de Salta, asignatura a cargo de la Lic. Norma Naharro, se comentó en reiteradas ocasiones que esta perspectiva sobre aquél “no cerraba”. Descontando que lo que habita en ello, es una resistencia a aceptar concebir de otra guisa a este pensador desconocido, lo que cabe subrayar es que no me interesa “cerrar” nada acerca de él. No vendré yo precisamente, a inaugurar otra escuela, otro dogma después de luchar contra ellos y de sufrir los ataques de los leninistas, por considerarme “pequeño burgués”, “impostor”, cretino machista, posmoderno, oportunista, “sacha” militante y cínico. Aunque sea reiterativo, lo que postulo no es lo que habría obligatoriamente que pensar sino lo que tal vez, se podría creer.