REMOLINOS Y CIRCUNVALACIONES. ELEMENTOS DE MATERIALISMO CRÍTICO

REMOLINOS Y CIRCUNVALACIONES. ELEMENTOS DE MATERIALISMO CRÍTICO

Edgardo Adrián López

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Epílogo

Ahora se acerca lo grueso de un telón que cae o declina, en el escenario de una parte de mi vida, vaporosa, deshilachada, tenue, delgada, que se transpuso en palabras sobre palabras, las cuales intentaron dibujar una figura distinta de Marx, como cuando con la acuarela, la témpera o el lápiz, cincelaba en el papel, ficciones o realidades que amortiguaban mi soledad, tan amiga de mis noches y tan cercana, que casi se hizo mi hermana o lo imposible.

Viene, arriba, llega, con algo de timidez, la frase “liminal” de ese corpus que invoco. “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”.

Attali nos informa que Laura, después del fallecimiento de su padre, habría cambiado el sintagma original de esa obra, por la que se conoce. Presuntamente, la frase primigenia habría enunciado “Somos perseguidos por un fantasma, el fantasma del comunismo”. Quizá pueda traducirse la palabra alemana que se traslada al español como “perseguidos”, por “seguidos”. Resultaría de ello que somos “seguidos por un fantasma, el fantasma del comunismo”.

Pero en lo anterior no se acaba el asunto, pues las conclusiones a partir de los estudios de Derrida en Espectros de Marx, conducen a imaginar que el término germano para “fantasma” puede traducirse por igual, por “hada” o “duende”. Arribaríamos a que somos “seguidos por un hada, el hada del comunismo” o bien, “Un duende recorre Europa: el duende del comunismo”.

En la primera alternativa, el hada o duende no tienen residencia fija ni espacio geográfico preciso: nos siguen y estarán donde habitemos, no únicamente en Europa. En la segunda, el hada o duende no sólo se convierte en espectro, sino que se le atribuye una residencia: la vieja Europa. Consiguientemente, el fantasma del comunismo es un espectro que no recorre el mundo sin más, sino únicamente una fracción de él.

De lo precedente, se razona que la perspectiva sobre el comunismo y su puesta en acción fue eurocentrista. In fact, es lo que ocurrió con las directrices de la ex URSS en el pasado siglo XX. La primera traducción, la que no le adjudica domicilio al hada o duende del comunismo, es más universal y por ende, de esta traducción podría destilarse una práctica política no eurocentrista, más abierta y compleja.

Además, somos “seguidos” en la escala en que lo aceptamos; el duende o hada se pueden “diluir” si no queremos ser seguidos. En cambio, si acabamos “perseguidos”, habrá comunismo así no lo deseemos. Esta perspectiva es autoritaria.

Veamos ahora qué se podría deducir de “espectro” o “fantasma”. Tanto si traducimos “Somos seguidos o perseguidos por un espectro, el fantasma del comunismo”, cuanto si la frase queda “Un espectro recorre Europa: el fantasma del comunismo”, la cuestión es que el espectro y lo fantasmal suscitan algo de miedo. La acción política que se asocia al temor, es la de la idea de revolución como “terror rojo”, supuesto que es heredado de la concepción jacobina y francesa de la revolución.

Consecuentemente, el socialismo se impondrá por el espanto y no por el convencimiento. Será legítimo aplicar el terror revolucionario puesto que la “dictadura” del proletariado, realmente es una dictadura.

A lo precedente, se añade que el término “dictadura” en el siglo XIX y en la pluma del compañero de Engels (Hobsbawm), no guardaba las fuertes connotaciones negativas y totalitarias que adquirió con los nazis. A la par, Marx y su amigo, en La Sagrada Familia, cincelan que la acción revolucionaria no es terrorismo y que el terror no se justifica por alcanzar “altos” ideales.

El tema es que el leninismo, que canonizó una versión poco o nada democrática del marxismo, no pudo rescatar los matices que hoy explicitamos, a causa de que su “matriz” mental lo empujaba a entender la bella frase “Somos seguidos por un hada, el hada del comunismo”, por la otra más recia de “Un espectro recorre Europa: el fantasma del comunismo”. Y con esto en mano, se inspiraron para hacer determinado tipo de revolución, que no fue de las más felices...

La burocratización a la que se vio afectada la república de los soviets, las purgas, la creación de un ejército (cuando Marx afirmó que debían destruirse todas las fuerzas armadas), el uso del dinero, la supervivencia del mercado, el pago de salarios, la vigencia de los precios, la existencia de la economía, el funcionamiento de los artículos como mercancías, etc., no fueron desviaciones, consecuencias inmanejables o indeseables, sino los resultados de una interpretación de la teoría y su consiguiente implementación práctica. La idea del Partido, su calificación de “vanguardia”, el rol de los sindicatos, la lógica de las alianzas, el papel de la Internacional, etc., etc., todo se deriva de la toma de posición leninista, la cual asoma en detalles como la traducción de la frase del Manifiesto.

Cierto que es probable que en los países empobrecidos y sojuzgados como los nuestros, la revolución socialista ocurra no de forma pacífica, pero este riesgo no avala que se deba caer en el terrorismo. El socialismo, el comunismo tienen que ser hadas o duendes que nos convenzan, no espectros que atemoricen, que se asocien con la fracción negativa de la herencia jacobina de la revolución. Sin embargo, este desembrague no implica que nosotros temamos a los fantasmas; supone que no intentemos horrorizar a los otros, sobre todo, a los eventuales interesados en “líneas” de Historia no capitalistas, anti capitalistas o decididamente socialistas.

Lo que discutimos muestra que a veces, el “ejercicio” filológico no es una pérdida de tiempo o algo “pequeño burgués” y que la elección de un marxismo u otro, de una teoría u otra, suscita efectos de largo alcance. No es indiferente a la práctica política revolucionaria, declararse herederos de fantasmas y del terror, que evaluarse afiliados a las hadas, los duendes y a lo que genera consenso. No obstante, eso tampoco significa alucinar que las condiciones capitalistas se alteran con “revoluciones” en el plano simbólico (Bourdieu) o mediante el diálogo para resolver los conflictos (Habermas).

Así, este Marx, el que hemos desmenuzado casi punto por punto, no se compromete con los espantosos autoritarismos que se hicieron en su nombre y brega por una práctica política insurgente, mas no terrorista. Of course, los cambios son más difíciles, lentos, etc., pero algo debiéramos aprender de lo que sucedió, a no ser que queramos repetir viejos y letales errores... Por ello es que no predicamos el leninismo, a pesar de no ser tampoco anti leninistas; por esto no pertenecemos a ningún aparato partido de izquierda leninista y sí militamos en una organización “piquetera” de masas, denominada Corriente Clasista y Combativa (CCC –sin embargo, nos acusan de ser megalómanos, irrespetuosos, “provocadores”, “chicaneros”, insolentes). En el poco espacio que me queda para resistir en el lugar en que me desempeño, se les “advierte” a los aprendientes, que soy rojo, tratando de intimidarlos. Esos mismos que se escudan en la cobardía de los rumores, comentan con los leninistas recalcitrantes de dentro y fuera de la Facultad, que no soy marxista por no ser marxista leninista, hablando con tales giros, como si ellos mismos fueran más leninistas que Raúl Castro.

No obstante y allende esta circunstancia de militancia, somos empero, comunistas libertarios y críticos, aunque “despertemos” gestos de “superioridad” y “condescendencia”, o la “observación” respecto a que podremos conocer mucho o poco del amigo de Engels, pero que no somos “verdaderamente”, comunistas y marxistas, y mucho menos, revolucionarios (lo que no somos, es “revolucionaurios”… -curioso que los compañeros de izquierda, dilapiden energías en hacer blanco en alguien que no es adversario ni enemigo). ¡Por todos los dioses!..., ¿quién o quiénes guardarán para sí el derecho de reclamarse marxistas “genuinos”, cuando Marx dijo que él no era marxista, por ende, que no era su propia escuela, dogma y propiedad?

Derrida, ese camarada que a veces se compromete con pensadores reaccionarios (como Habermas –recientemente, se editó en castellano una obra en coautoría acerca de la posibilidad de elaborar una política exterior común para Europa), que es aquel intelectual que al leerlo, tanto me emociona..., en una suerte de “respuesta” a los críticos de su Espectros de Marx (que en verdad, guarda mucho para objetarle...), enuncia que es cuando menos, paradójico que un pensador que habló de la necesidad del ocaso de la propiedad privada, sea convertido en propiedad y que algunos se arroguen el derecho exclusivo, por ser los alucinados “propietarios” de lo que habría proferido la firmaMarx, de reflexionar “autorizadamente” en torno a él y de autoavalarse como sus “hijos” legítimos, sus únicos herederos... No puedo aquí, sino suscribir en todo la perplejidad de mi querido amigo, Jackie Elyah, hostigado por la insanía de “libertarios” intoxicados y por la mediocridad de los universitarios en la Francia violenta, país que lo obligó a afrancesarse, siendo un colonizado que debió negar entonces, su “identidad” argelina o africana, para sobre vivir, vivir de más en lo menos que son esos “objetos” extraños que son los libros, a los que les tengo un infinito amor borgiano, por “herencia” de una infancia que me visita, para mi mal, para mi bien, como un hada o duende, de cuando en cuando, en desiertos días que idénticos transcurren (Acebo).