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LAS SOMBRAS DE MARX

Edgardo Adrián López



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TERCERA PARTE

En los nuevos roles que se esperan del excedente semiótico y superlativo está, en el registro de lo implícito, otra fuerza de la praxis. A fin de elucidarla, es conveniente apelar a dos conceptos de suma trascendencia, que el visitante desafortunado de Argelia, formula, entre otros lugares, en (1983 c) y en (1984 b), a saber: “proceso social” y “acción que se autosubvierte”. Por “proceso social” se concibe el movimiento entero de la vida de los individuos; desde la economía hasta la construcción de sistemas simbólicos; desde las organizaciones de parentesco hasta la administración de los asuntos importantes para la comunidad. El devenir social es, de esta manera, un proceso colectivo total, lo cual implica que no es únicamente el trasladarse de cualquiera de las instancias comunitarias, sino el fluir continuo de las diferentes “partes” en que la vida de los sujetos se “divide”; el proceso vital de la colectividad es el devenir del todo social, de la sociedad como globalidad interactuando permanentemente “dentro” de sí.

Por su lado, la noción “praxis que se autoconmueve” está más explicitada en las Glosas a las tesis de Feuerbach, que bien miradas son aforismos. Marx postula que la práctica tiene poderes de transformación que insisten dialécticamente sobre sus condiciones y en sí misma: los ambientes no determinan al hombre ni éste se autoconstituye como si fuese un dios, sino que se crea a sí, a las circunstancias y a la dialéctica mediadora. La vida social no tiene por objetivo únicamente el desenvolverse de las fuerzas genéticas en tanto meras potencias, sino que adquiere como tendencia humanamente racional el propagarse incondicionado de la acción y de sus poderes antitéticos: las fuerzas creadoras aumentan en la medida en que excitan las valencias positivas de la praxis; en la proporción en que la acción se vuelve cada vez más apta para autotransformarse y en revolucionar los “a priori” de su extenderse.

Lo que afirmamos es que la “sustancia” de la interacción entre proceso vital y práctica autorreferencial condiciona lo que, en el seno de la comunidad, es “infraestructura” y sobreestructura. Si el movimiento de la vida significa que el despliegue de las fuerzas de producción es un crecer que está en contradicción con los poderes de la praxis, y si implica que la acción expande sus poderes para someterlos a continuas barreras, entonces, la superestructura estará compuesta por aquellas formas de administración enajenadas de la voluntad social. El Estado es un marco para el control de los asuntos comunitarios que coloca escollos al desenvolverse de la praxis, porque la voluntad del obrero colectivo no se ejerce de modo inmediato, sino por sucesivas mediaciones; cadenas que frenan la movilidad de la acción. Si, por el contrario, la dialéctica entre devenir vital y práctica tiende hacia un propagarse de las fuerzas de producción, sólo en la dimensión en que tales potencias acicatean los poderes antitéticos de la praxis, no existen encuadres directivos desgajados de la voluntad colectiva. El gobierno del obrero comunitario es un auto-gobierno y un auto/control racional, sin las estructuras cristalizadas y enajenadas de los llamados “terceros poderes”, esto es, de esas potestades que, naciendo de la acción, acaban por ser independientes hasta oponerse a la inteligencia social. La hiperestructura consiste en niveles administrativos anquilosados y más o menos rígidos, que tienen por función el tratamiento de los asuntos vitales de la sociedad y, en consecuencia, está integrada por obreros improductivos que se ocupan de tales menesteres (como los que objetivan al Estado, e. g.). Esta sobreestructura espera su disolución cuando surjan instancias de cooperación flexibles y de naturaleza federativa(1) que posean la dinámica de una democracia cuasi-directa, de manera que todos los poderes que subyugaron la voluntad comunitaria con la excusa de la necesidad de que sólo algunos debían gobernar (Marx 1964 b: 82), son superados. Habrán, acaso, pequeños “municipios” locales, en los que se discutan y decidan, en estado continuo de asamblea, todos los problemas vinculados con la reproducción de la sociedad. No es otro el espíritu que anima a ese escrito dulcemente anárquico que es La Comuna de París (1968).

Ahora bien, la dialéctica base/superestructura se conecta aun con un problema más, suscitado en redor de los lexemas “formación de economía, sociedad y praxis”. El historiador argentino José Carlos Chiaramonte (1983), opina que las traducciones del término aludido por “formación económico-social” o por “forma social de la economía”, son lo suficientemente inexactas como para aherrojar el pensamiento transitivo del compañero de Engels, en categorías no complejas. La primera traducción y que es, con mucho, la más oficializada, expresa la idea de que una comunidad es tan sólo una forma económica, con algún “halo” de procesos sociales. La otra, sin embargo, reconoce un cierto espacio a lo societal, pero como una simple variable de fenómenos económicos determinantes. Chiaramonte muestra que ni uno ni otro de los campos semánticos en liza, eran los que Marx habría querido hacer “espectrear”, en razón de que una sociedad no es solamente su economía. Una salida que tal vez, rompiera con ese mecanicismo es el de traducir el concepto por “formas de sociedad y economía”, sin dejar de percibir que, con este giro, se extravía la totalidad articulada que el cofundador de La Internacional, deseaba mostrar a través de esa idea. No obstante, prosigue, los significantes alemanes exponen, al lado de las formas de economía y sociedad, las de praxis; todavía más, los modos de historicidad en juego. La categoría sería entonces, “formas de sociedad, economía, praxis e historia”; empero, la enumeración completa de los aspectos encerrados en el campo semántico, harían de él una noción no únicamente poco estética, sino de una parcelación negativa. Cierta lectura nos llevaría a fundir los conceptos “praxis” e “historicidad” en el de “sociedad”, con lo cual la proposición traería consigo un devenir más armonioso: “formas de sociedad (praxis e historia) y de economía”. Se nos viene a enunciar ahora que una determinada estrategia de producción de la riqueza, no sólo es una forma comunitaria sino igualmente una manera, por así decirlo, de “quebrar” la línea histórica y de reorientarla de modo particular. Las asociaciones son conjuntos que eligen, de las múltiples alternativas de evolución, lo que, de acuerdo a su dinámica, puedan aprovechar. No son sencillamente colectividades en el tiempo, como si éste fuese un “ente ante los ojos” sin que sea una construcción de los hombres en desvío. La historia también se produce.

Mas si una comunidad habría de ser entendida como una totalidad constituida por las formas de la praxis, de la historia, de la economía y de la sociedad, ¿qué aspectos podrán categorizarse con los términos “basis” y “sobreestructura”? Aquellas fuerzas que, si son instituciones y sistemas semióticos, encierran la inteligencia o que, si son perfiles económicos, limitan la práctica(2). Sin embargo, esto no se opone a la idea de que para cada forma de asociación sean dilucidadas una “base” y una “superestructura”, ya que tal cual lo sugiere la “sociología” crítica, no existen inconvenientes en que algunos factores de lo “hiperestructural” sean el “grund” de otros. En cualquier circunstancia, hay que eludir el economicismo, matizando la preeminencia relativa de lo económico (uno de los tantos aspectos que participan de la infraestructura) sobre el resto de lo social. Una elección contraria no es inherente al pensamiento del sufriente en Londres; el beneficio de ello es que la lucha transformadora no se limita a un solo frente (el de la supuesta base económica universal), sino que deconstruye los nódulos-“basis” que actúan en los distintos ámbitos. En vez de una acción omnipresente, contamos con una praxis que asume la política de las confrontaciones locales y la multiplicidad de las escenas de batalla.

NOTAS

(1) Para Marx, el socialismo real fue la experiencia de la comuna de París (1980). Algunas de sus características son:

a) Disolución de todas las instituciones represivas de la colectividad, tales como:

i) la Justicia, que será reemplazada por asambleas populares que tendrán los poderes judiciales, legislativos y ejecutivos, al tiempo que evitarán reintroducir las relaciones de poder existentes en el binomio “verdad/bien”;

ii) las fuerzas armadas, las cuales, en la primera etapa del comunismo, serán reemplazadas por el pueblo en armas (“dictadura” del proletariado) y, en su fase avanzada, se disolverán definitivamente;

iii) superación de las diversas religiones que sean sostenidas con impuestos, las que serán suplantadas por cultos mantenidos por los feligreses y por “sacerdotes” que no tendrán ningún poder extra;

iv) deconstrucción de los establecimientos educativos, lo que dará lugar a talleres en donde se combine el trabajo con la enseñanza teórica, se acabe con la relación de poder docente-alumno y sean liquidadas las formas disciplinarias de aprendizaje (esos talleres serán organizados por cada municipio, sin la intervención de órgano centralista alguno);

b) todo el sistema político y social estará basado en “municipios” de absoluta autogestión y autogobierno. Las diversas comunas se articularán entre sí mediante una Asamblea General en sesión permanente; dicha Asamblea no impondrá ningún tipo de decisión a los municipios. Los delegados que compondrán las comunas, serán completamente revocables en cualquier momento y obedecerán lo resuelto por el pueblo en deliberación. Fin de la democracia representativa y de la Representación en general. Por ello, el sistema funcionará como una “democracia directa” en la que los productores asociados, id est, el obrero colectivo, conducirá el gobierno sin mediaciones;

c) las masas y los municipios autogestionados terminarán con la Razón de Estado, para lo cual las comunas y la Asamblea darán absoluta y transparente publicidad a las resoluciones efectuadas. En el entendimiento público de la información jugarán un papel decisivo los mass/media, ya que a través de ellos será viable una circulación universal de toda clase de datos. La administración colectiva de los medios genéticos de riqueza, implica también la disposición comunitaria de la información, especialmente la relativa al control del proceso creador de tesoro social;

d) antes de la aparición de las colectividades asociadas libremente, cual átomos epicúreos, bajo el modo de producción comunista, el tiempo social consumido en los asuntos de gobierno fue enorme. Se derrochaban cantidades irracionales de horas de labor y se consumían abundantes volúmenes de riqueza; los gobiernos eran caros, incapaces y negligentes. La República Socialista expresada en las Comunas, será el primer gobierno barato, y que no obstaculizará la inventiva y la capacidad creadora del obrero general para resolver los problemas de reproducción de la vida;

e) las diferentes formas de gobierno existentes hasta ahora, absorbieron las fuerzas de la sociedad como si fuesen un “agujero negro”. La comuna socialista no sólo devolverá al cuerpo universal autogestionado todas las fuerzas históricamente succionadas, sino que estimulará al fin su libre movimiento. Las potencias serán fuerzas-movimiento y la sociedad será igualmente una comunidad/devenir; el movimiento surgirá como el rasgo especial de esta colectividad;

f) todas las formas gubernamentales de los asuntos sociales que existieron hasta el presente, fueron enfáticamente represivas y “gravitacionales”. De esta suerte, impidieron que las fuerzas colectivas fugaran hacia horizontes cada vez más libertarios, es decir que despegaran de la Tierra y de sus potencias, hacia un estado permanente de Abierto. La comuna socialista será una forma política expansiva, que liberará a las fuerzas del obrero universal de la “gravedad terrestre” de lo simbólico y las impulsará hacia los paisajes imaginarios de una libertad siempre creciente;

g) el municipio socialista emancipará el trabajo de todas las formas de esclavitud bajo las que estuvo sometido, particularmente el sojuzgamiento económico que le impidió desarrollarse como una genuina Estética de la producción y una Semiótica de la Belleza;

h) la política, desde la ejercida en los actos de gobierno hasta las políticas infinitesimales, que se dedican a construir universos semióticos y pathémicos, dejará de ser una simple superestructura y pasará a ser parte fundamental de la vida comunitaria. Será un espacio desde el que resulten concretadas las emancipaciones del trabajo y de la producción. El deseo de transformar los medios genéticos de tesoro, la labor humana y la creación de instrumentos de y para una sociedad libertaria, será una decisión política antes que económica.

(2) Aparte de que las colectividades son conjuntos entrelazados de “basis” y sobreestructura, son formaciones en las cuales subsisten (con giros determinados) las estrategias para establecer el uso de los poderes sociales; uso que es estipulado según maneras de decisión respecto a los asuntos de reproducción de la vida. Si esas formas de decisión se afincan en la lucha entre gobernantes y gobernados, los usos del poder que puedan ejercer las masas creadoras de tesoro y los obreros improductivos no privilegiados, son limitados. Queda claro que si las citadas maneras de decisión son moduladas por el obrero colectivo en su conjunto, los usos del poder serán genuinamente democráticos. Por ende, las formas en que se deciden los asuntos de la reproducción de la sociedad, esto es, los modos en que es establecido el consenso sobre tales asuntos, son nodales para la vida comunitaria. En otras palabras, el grado en que está desarrollada la democracia de las decisiones respecto a problemas vitales en la reproducción de la sociedad, es también un nivel de análisis que el muriente en Inglaterra, no deja de lado (contra Habermas y los suyos; cf. Chomsky 1989). El grado de extensión de aquella democracia, es un estímulo para el despliegue de la actividad y de las energías del obrero universal; por el contrario, una escasa democratización de las relaciones sociales (como es el caso de los sistemas parlamentarios actuales), es un obstáculo para la manifestación polimorfa de la actividad y de la energía de dicho obrero. Los medios de comunicación, desarrollados y diversificados en el capitalismo, juegan un rol importante en la democratización de las decisiones importantes para la sociedad.


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