BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales


LAS SOMBRAS DE MARX

Edgardo Adrián López



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Cuestiones relaciones con aspectos “económicos”

1. ¿A través de qué mecanismos la división del trabajo opera como una gran fuerza que separa ambientes sociales, que funcionarán en tanto que base y superestructura?

En lo que respecta a la división del trabajo mencionada, es oportuno afirmar que ésta abarca más aspectos de los que, por la influencia de unos tópicos demasiado fijos, se cree:

a- división de la tarea entre productores directos y no trabajadores;

b- escisión del trabajo entre el campo y la ciudad;

c- división entre esferas de producción;

d- reparto internacional del trabajo (en el capitalismo);

e- distribución de la tarea entre representantes y representados;

f- división entre gobernantes y gobernados;

g- reparto del trabajo entre dirigentes y dirigidos;

h- escisión entre labor manual e intelectual;

i- distribución sexual del trabajo;

j- división de roles en el acto sexual, por medio del cual al otro (en particular, a las mujeres) se lo reduce a ser mero instrumento de placer;

k- reparto de la tarea por grupos etarios;

l- distribución del trabajo en el seno del proceso de producción;

m- etc.

Según lo que advierten Engels y su amigo (1984 a), y Marx en “La crítica al Programa de Gotha” (1985 b), una sociedad emancipada no sólo se caracteriza por la supresión de la propiedad privada, del dinero, de la forma/mercancía, de lo económico como universo autocrático, de la familia, del Estado y su división republicana alienante, de las instituciones monopolizadoras de la violencia (ejército, policía, sistemas de encierro y/o exclusión, etc.), y de las clases, sino también de cualquier reparto de la labor social. La misma reduce el polimorfismo humano, entorpece el despliegue incondicionado de las fuerzas genéticas subjetivas, y reproduce las relaciones de desigualdad y de poder entre los individuos: por esto último es que cualquier división del trabajo es una división en el trabajo de dominación (cf. un planteo similar, aunque desde perspectivas que no compartimos y que en este contexto no hay espacio para debatir, en Bourdieu 1997: 122).

No obstante, nos atrevemos a señalar una contradicción con el Marx de los Grundrisse: en los “borradores”, apostará por el licuado de la separación de tareas que está asociada a las colectividades con intercambio (en la medida en que éste es un proceso intermediario entre el productor, la riqueza y el consumo) y con tiempo de circulación como barrera (1972 a: 146).

2. Por medio de qué trágica locura la economía y su economicismo se vuelven una estrategia para el “ahorro” de elementos objetivos, necesarios a la producción, y un derroche de los bienes internos, las fuerzas subjetivas y de los individuos mismos.

(3) En el vol. III de Teorías sobre la plusvalía, el “sociólogo” en liza sostiene que

“... los participantes en la producción capitalista viven en un mundo embrujado ... (Los) distintos aspectos del capital aparecen como los verdaderos agentes y representantes directos de la producción ...” (1975 b: 423). Un poco más adelante, agrega:

“... el propio consumo constituye una fase del movimiento de formas económicas” (1975 b: 430; lo destacado es nuestro).

(4) Respecto de las porciones derivadas de la plusvalía (ganancia industrial, interés y renta del suelo), el filósofo germano sentencia que

“(la) posterior ‘osificación’ o transformación de la división de la ganancia en algo independiente, aparece de tal manera que la ganancia de cada uno de los capitales ... se divide en ... interés y ... ganancia industrial ...” (1975 b: 390; lo subrayado pertenece al autor). Luego, del interés postula que es una forma de ganancia fija y osificada (1975 b: 398).

(5) Resulta notable que los diversos marxismos no hayan explicitado que los lexemas “basis” y “supraestructura” no son acuñación del atacado por Bakunin. No sólo otros economistas como Malthus (1993), emplearon tales categorías, sino que éstas se encontraban incluso en documentos ingleses de gobierno que Marx cita en sus artículos periodísticos. Por lo demás, emplea el lexema “base” para aludir a los supuestos en los que se afinca una teoría, un informe parlamentario, una legislación, etc., de manera que no tiene una significación “estrictamente” económica (cosa que, por añadidura, jamás debió predicarse de la dialéctica estudiada).

Al igual que en el caso anterior, los elementos que constituyen la infraestructura y lo superestructural son tan numerosos que explicitarlos, no reforzaría significativamente la idea de que los componentes son más variados de lo considerado tradicionalmente. No obstante, puede visualizarse su extensa lista:


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