HERENCIA Y CIVILIZACIÓN: UN ENFOQUE CRÍTICO A LAS HEGEMONÍAS IMPERIALES

HERENCIA Y CIVILIZACI?N: UN ENFOQUE CR?TICO A LAS HEGEMON?AS IMPERIALES

Maximiliano Korstanje

Volver al índice

 

 

 

 

Estudio comparativo sobre la mitología nórdica y romana

Hechas las respectivas aclaraciones metodológicas, es conveniente desarrollar el tema y explicar como ambas estructuras (creencias) se articulan en la conformación de dos formas antagónicas del ver el mundo (cosmogonía y escatología). Veremos en las siguientes líneas como la mitología romana se constituye como netamente política mientras la nórdica hace referencia a la venganza como forma de regeneración (Rognarok).

En este sentido, cuenta la leyenda greco-romana que Prometeo (hijo de Jápeto) desafía a Júpiter robando el fuego y dándoselo a los hombres; por su acto Júpiter (Zeus) lo condena a ser encadenado y picoteado por un águila devorando sus entrañas por las noches para luego ser regeneradas durante el día y para ser nuevamente devoradas a la noche siguiente. Es el mismo hijo de Júpiter, Hercules quien libera a Prometeo dándole muerte al ave. (Solá, 2006)

Desde una perspectiva exégetica, podemos conformar al mito de prometeo según el siguiente modelo: a) el fuego simboliza la tecnología, b) los hombres adquieren la tecnología por una lucha interna y política entre los dioses, c) al desprenderse de su castigo, Prometeo le ha dado al hombre (sobre todo a Roma) la posibilidad de dominar tecnológicamente el mundo natural y cultural. En este contexto, Roma no sólo se conforma como una gran estructura política (donde los hijos pueden derrocar a sus padres) sino además como la civilización que maneja las técnicas más sofisticadas de la época y a través de ellas “ordena” el mundo (y la naturaleza) circundante por medio de la razón. (Korstanje, 2008b)

En conjunción a lo expuesto, el mito homérico de Ulises como aquel eterno viajero, explica el profesor Ruiz Doménec, le ha dado primero a Grecia y luego a Roma la habilidad del asombro por lo desconocido. “La cultura greco-romana utilizó la figura de ese hombre ambulante para abrir un nuevo capítulo de la historia del mediterráneo; delimitó la geografía de la expansión marítima, fijó la frontera entre civilización y barbarie y situó la herencia griega como el punto de partida de un espacio común a los pueblos del mediterráneo” (Ruiz Doménec, 2004:26).

Por el contrario, los dioses nórdicos (en su mayoría con la excepción de Baldiur) no parecen ser muy sabios ni equilibrados. Su cosmogonía hace referencia a la humildad e insignificancia del hombre frente a la naturaleza y sus designios, la habilidad y el coraje como elementos distintivos entre los hombres, el linaje como forma “sagrada” de pertenencia, y la venganza como sistema de solidaridad. Si nos remitimos a la escatología, el “rognarok” u “ocaso de los dioses” hace referencia a la muerte de los principales dioses como Wodan, Thor, Locki, Freyja etc. Sin embargo, son sus respectivos hijos quienes encarnan la lucha contra los “vanes” y restauran el orden de los “ases” (vengando la muerte de sus padres). (Branston, 1962) (Meunier, 2006) (Korstanje, 2008a)

De lo expuesto se observan dos tendencias bien distintas: mientras los latinos se organizan como sociedad y construyen su mitología en base a criterios de poder y adulación, conflicto inter-generacional y tecnificación instrumental; los germanos se constituyen con arreglo a: el valor como expresión simbólica y distintiva entre los hombres, el linaje y la venganza como formas de solidaridad, y la pequeñez ante el mundo natural (Gerlomini, 2004) (Korstanje, 2008b). Asimismo, la diferencia entre el rol atribuido culturalmente a la mujer en un mundo como en el otro tenían también sus diferencias.