EL DESARROLLO EMPRESARIAL DESDE LA PERSPECTIVA LOCAL

EL DESARROLLO EMPRESARIAL DESDE LA PERSPECTIVA LOCAL

Carlos Barrios Napurí

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La Oroya actual

La sierra central es una de las más importantes zonas mineras del país y, dentro de ella, el punto de articulación es la actividad metalúrgica de la Oroya.

En esta ciudad, la fundición y refinería está activa desde 1923. Es una infraestructura antigua, con deficiencias serias en sus sistemas de control ambiental. Esta gran fundición es responsable de la contaminación por plomo, arsénico, dióxido de azufre y otros metales pesados que emite diariamente al medio ambiente, a través de una enorme chimenea que parece dominar la ciudad.

La ciudad y su población

La provincia de Yauli – La Oroya tiene una población de 67,724 personas. La mayoría de esa población, el 91.7% vive en zonas urbanas. La actividad minera es un enclave rodeado de población pobre. El 62.4% que equivale a 9,575 hogares de 15,345 hogares de la provincia, tiene una o más necesidades básicas insatisfechas. El 23.7% son hogares hacinados y el 44.8% no tienen desagüe.

La provincia tiene 10 distritos de los cuales, cuatro concentran la mayor población urbana y la PEA ocupada en minería. Dos de estos distritos, La Oroya y Santa Rosa de Sacco, son los más importantes y constituyen la ciudad de La Oroya.

Esta ciudad de la Oroya ha crecido económica y poblacionalmente en base al desarrollo de la gran industria minera metalúrgica. Está a 3,745 metros sobre el nivel del mar y es una ciudad poco atractiva para vivir. Ha crecido desordenadamente. Un alto porcentaje de su población vive en hacinamiento. No tiene un equipamiento adecuado para atender la salud. No tiene espacios ni servicios de recreación para las familias y la violencia familiar es uno de los problemas que mas conmueve a las mujeres.

A nivel urbano, la población ha estado dividida en barrios bien definidos según su nivel de empleo. En los barrios más pobres viven las personas sin empleo adecuado. Los obreros de la metalúrgica viven en campamentos y ahora también en viviendas propias. Los empleados de la metalúrgica viven en campamentos de otra calle. Los profesionales de Doe Run solteros viven en un hotel y los casados en otro lugar. Y el staff superior casados tiene sus viviendas separadas.

La PEA ocupada está constituida principalmente por los trabajadores de la empresa minera, que dinamiza toda la economía local, y por pequeñas unidades económicas de comercio y servicios de escala familiar. En la Oroya no se han desarrollado otras industrias, no hay otras fuentes de empleo importantes que generen empleo dependiente. Las zonas rurales agrícolas y pecuarias se han perjudicado notablemente por la contaminación de sus suelos y pastos, disminuyendo notoriamente desde hace varias décadas su producción y población. La población rural se dedica principalmente a la ganadería ya que por la altura (entre 3,700 a 4,800 metros sobre el nivel del mar) no existe agricultura.

Cuando la empresa minera era estatal, era una “benefactora patriarcal”. En esa época, los trabajadores minero metalúrgicos estuvieron acostumbrados a recibir de la empresa: casa, servicios básicos, colegio, medicina, alimentos a mitad de precio. Los hijos crecían pensando en tener trabajo en la empresa.

El complejo metalúrgico, en Octubre de 1997 fue transferido de Centromín Perú SA. a la empresa norteamericana Doe Run Perú, nueva empresa que se inició el 24 de octubre de 1997, subsidiaria de The Doe Run Company con sede en Missouri, USA.

En los últimos años, como consecuencia del proceso de privatización de todas las unidades operativas de Centromin Perú, se produjo una drástica reducción en el número de trabajadores y cambios físicos de la ciudad. Desaparecieron campamentos, se remodelaron otros. Hubo cambios de mercados con inestabilidad de los pequeños comercios y reducción de empresas contratistas de servicios.

Ahora, en la Oroya antigua se tiene terrenos devaluados. Los trabajadores sólo reciben vivienda, agua, luz. Los colegios son del estado. Los despidos y la ausencia de otras oportunidades locales de empleo, ocasiona cambios permanentes en la composición de la población. Muchas familias migran a otras ciudades y otros vienen en busca de empleo, lo cual genera inestabilidad de la demanda local de servicios y comercio.

Están previstas nuevas carreteras de evitamiento para la sierra central que no pasarán por la Oroya, con lo que la ciudad puede quedar aislada. Y como la empresa Doe Run tiene previsto operar por 20 años y debe descontaminar la Oroya y los ríos de Yauli y Mantaro antes de 10 años, la Oroya puede mejorar pero pasar de punto de tránsito para toda la siera central a la dinámica de un campamento minero.

Actividades económicas de la provincia

En un inventario de actividades económicas de la provincia, se encuentran las siguientes actividades.

La industria minera metalúrgica. Es la actividad principal de la Oroya, que se reactiva notablemente desde los años 1950. Junto a ella creció la población, la ciudad, el empleo, el comercio y servicios. La minería en la Provincia de Yauli - La Oroya llegó a dar empleo a 14,000 personas. Desde 1991 el empleo estable decrece; las empresas aumentan el número de trabajadores por contrata. (entre el año 1990 a 1993 los trabajadores en planilla disminuyen en 46% . De 11,571 se reduce a 6,249. En el mismo período aumentan los trabajadores eventuales de 2,029 a 3,277)

Los servicios de personal a las empresas mineras y metalúrgica. No sólo cubren la demanda de trabajadores para la planta de fundición y vigilancia, sino que atienden diversos servicios: pintado, carpintería, electricidad, albañilería, almacen, lavado de ropa, limpieza y mantenimiento, jardinería, concesionarios de hoteles y restaurant, etc. Antes existían mas de 100. En 1998 eran en promedio 30 empresas contratistas

Los servicios básicos. Los importantes son los Servicios municipales de Agua Potable y Alcantarillado y las empresas que dan servicios de electricidad.

Los servicios de comunicaciones que son teléfonos, radios y los 2 canales de televisión local y los de transporte local e interprovincial. Estas actividades han crecido en los últimos años (36.7%, de 1981 a 1993). Muchos de los trabajadores mineros despedidos han invertido en la compra de unidades de transporte local, interprovincial, que se suman a las 4 líneas de transporte local y a las de nivel interprovincial. El ferrocarril solo brinda servicios de transporte de carga de minerales a las empresas mineras.

Las instituciones financieras, que son los bancos y las 3 Cooperativas de Ahorro y Crédito formadas por los trabajadores minero metaúrgicos desde hace muchos años. Al igual que en todo el país, las actividades financieras se han incrementado en la Oroya.

El comercio al por mayor y menor. En estas actividades se ubica mas del 50% de la PEA femenina ocupada. El comercio está articulado a la demanda de las empresas mineras y metalúrgica, que adquieren algunos insumos, repuestos y otros materiales. En 1995 las empresas sólo compraban en la región el 5% de sus requerimientos (madera, cal y ropa de seguridad). El resto lo adquiere en Lima a empresas importadoras o lo importa directamente. A la demanda del transporte principalmente con repuestos y herramientas que, según el INEI de 1981 a 1993, creció en 92.6%. Y a las demandas de la población en general, en alimentos, vestido, artículos para el hogar, otros. El comercio de alimentos creció en 83.4% entre 1981 y 1993. Los hoteles y restaurant lo hacen en 48.2%

La reducción del empleo minero ha aumentado las actividades de comercio, el comercio ambulatorio y la competencia en el sector haciendo más difícil la sostenibilidad de sus negocios.

Las actividades productivas en la Oroya son incipientes, pequeñas y están orientadas a la demanda del mercado local o de distritos cercanos.

El complejo metalúrgico de la Oroya

El eje económico de la ciudad es Complejo Metalúrgico, que posee principalmente tres circuitos metalúrgicos: el de Cobre, que opera desde 1922; el de Plomo, que opera desde 1928; y el de zinc que opera desde 1952. . Estos circuitos incluyen procesos de fundición y refinado de los metales de principal producción, así como algunos otros procesos para la producción de otros metales.

Este complejo es una enorme fuente de contaminación del aire, con emisión de metales pesados y de dióxido de azufre.

 Proceso productivo

El proceso minero para los metales producidos por la fundición, tiene cuatro pasos. Primero, de la mina sale mineral y se desecha la roca estéril. Segundo, el mineral entra al proceso de beneficio de donde salen concentrados y se desechan los relaves mineros, que muchas veces son tóxicos por su contenido de químicos y metales residuales. Tercero, los concentrados entran al proceso de fundición de donde sale metal crudo, algunos sub productos y se desechan el dióxido de azufre y metales particularizados. Cuarto, el metal crudo entra a la refinería de donde salen los metales puros y otros sub productos que ya son productos para la venta.

El problema de esta ciudad es que el complejo metalúrgico está al interior del ámbito urbano y, por su alto contenido de metales, los concentrados son sustancias tóxicas que tienen un gran impacto negativo en el medio ambiente.

 Activos y pasivos ambientales

Considerando las elevadas concentraciones de metales pesados y la larga historia de contaminación no mitigada en la región, el riesgo para la salud de la población de La Oroya y sus alrededores es sumamente severo.

Se tiene aquí un problema actual, de contaminación del aire, y antiguo, de los pasivos ambientales; pasivos que son el conjunto de daños ambientales (contaminación del agua, del suelo, del aire, deterioro de los recursos y de los ecosistemas) producidos por la empresa a lo largo de su historia.

Las distintas etapas del proceso metalúrgico generan grandes cantidades de contaminación. Las fundiciones primarias son fuente importante de contaminación por plomo, arsénico, cadmio y antimonio entre otros y, a su vez, muchas de ellas pueden emitir cantidades considerables de dióxido de azufre. Estas sustancias tóxicas contaminan el aire y los suelos, tanto a través de las llamadas “emisiones fugitivas” como a través de las chimeneas formalmente instaladas, además de que contaminan las aguas con los efluentes industriales y las aguas pluviales contaminadas.

En general, cualquier proceso de fundición donde las emisiones no sean estrictamente controladas, produce graves e inaceptables impactos en la salud de las personas que residen o trabajan cerca de estas instalaciones. Además, en cualquier lugar en donde históricamente existen problemas de contaminación, se tienen riesgos a la salud por la presencia de metales pesados residuales aunque, es cierto que de acuerdo a estudios realizados en las ciudades donde operan fundiciones, los más graves impactos a la salud y al ambiente son originados principalmente por la operación actual, en bastante mayor medida que la contaminación histórica.

 Impacto en la salud

La calidad del aire guarda estrecha relación con la salud humana y la calidad de vida. Los efectos a la salud por exposición a los contaminantes de fundiciones son de largo plazo y pueden incluir, entre otros, el deterioro irreversible del sistema respiratorio, cáncer, efectos adversos en la reproducción y en el desarrollo, daños a órganos vitales.

Hoy, se sabe que los compuestos de plomo dañan principalmente la sangre, el sistema nervioso central, el sistema reproductivo y los riñones. El plomo es particularmente dañino para los niños, inhibe su desarrollo neurológico, por lo cual miles de niños envenenados por la fundición pueden sufrir daños permanentes.

Desgraciadamente hay muy poca atención médica disponible, pero incluso en caso de que la hubiera, los tratamientos médicos no pueden brindar mayor diferencia mientras que la contaminación ambiental descontrolada continúe.

Mientras que algunos contaminantes tóxicos en el aire causan daños a la salud, otros contaminantes amenazan el bienestar general y en consecuencia la calidad de vida, al dañar las cosechas, la vegetación natural, edificios, monumentos arqueológicos, etc.

 Contaminación atmosférica de dióxido de azufre (SO2)

En la Oroya, con excepción de una estación, todas las estaciones de monitoreo presentan un promedio anual de concentraciones de dióxido de azufre que exceden hasta dos o tres veces el nivel recomendado como seguro por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los mayores impactos a la salud humana se observan dentro de un radio de 20 km de las fuentes, para el caso de impactos agudos de este dióxido, y dentro de 10 km de las grandes fuentes en las emisiones de metales pesados. Asimismo, la contaminación por estos gases produce efectos ambientales severos a cientos de kilómetros debido a la generación de lluvias ácidas.

Lo peor del caso es que los más altos niveles de contaminación se encuentran dentro de la zona urbana,

Los datos de 1999 y 2000 demuestran que en dichos años se produjo un aumento significativo en el promedio de concentraciones de dióxido de azufre registrados en las estaciones cercanas a la fundición. Las concentraciones casi se duplicaron respecto a las de los años anteriores. Estos cambios podrían ser resultado de incrementos en los niveles de producción o en el incremento en los contenidos sulfurosos de los concentrados procesados en el Complejo, o en cambios en los equipos o métodos de monitoreo. Cualquiera sea la razón, lo cierto es que los niveles de contaminación por SO2 que existen hoy en La Oroya son mucho mayores que los contemplados en 1996.

La comparación realizada entre los parámetros de calidad de aire de 1995 a 2000, demuestra que la calidad del aire se ha deteriorado dramáticamente con respecto al contenido de dióxido de azufre y a metales pesados como el cadmio, plomo y arsénico durante este tiempo.

Las emisiones reportadas no incluyen las emisiones fugitivas. Las emisiones fugitivas en la fundición de La Oroya son de gran magnitud ya que el complejo es muy antiguo y no cuenta con todas las medidas de seguridad requeridas para evitar este tipo de emisiones. Se reconoce que existen noventa y cinco fuentes secundarias en el complejo, además de la chimenea principal, mientras que las emisiones reportadas sólo corresponden a siete fuentes donde la chimenea principal es la mayor fuente de emisión de los contaminantes.

 Programa de Adecuación y Manejo Ambiental

La minería debe asumir los costos sociales y ambientales que genera, manteniéndose dentro de los límites impuestos por los ecosistemas.

Cuando la fundición estaba en manos del Estado Peruano, Centromin Perú presentó en 1996 su Programa de Adecuación y Manejo Ambiental (PAMA). Este fue un plan de 10 años, al cabo de los cuales la empresa se adecuaría a las normas ambientales vigentes en el Perú.

El Programa de Adecuación y Manejo Ambiental es el conjunto de acciones e inversiones necesarias para realizar cambios en las operaciones, en las instalaciones, procedimientos, planes y prácticas relacionadas con la actividad minero metalúrgica, así como los planes de contingencia y monitoreo necesarios para no dañar el medio ambiente. El PAMA fue establecido en la legislación peruana como un instrumento correctivo de gestión ambiental, orientado a facilitar a los titulares mineros plazos de adecuación gradual a las nuevas exigencias ambientales.

Al año siguiente que Centromin presentase su PAMA al Ministerio de Energía y Minas, en 1997, el Complejo Metalúrgico de La Oroya fue vendido a la empresa norteamericana Doe Run Company, la cual creó Doe Run Perú.

La Doe Run Perú desde el comienzo modificó 3 veces el PAMA y pidió una ampliación de su plazo (que vencía en enero del 2007) por cinco años más, resolviéndose darles la ampliación del PAMA hasta el 2009.

La empresa Doe Run Perú tiene una estrategia ambiental limitada a lo que el dinero le permite y a lo que entiende es su límite de acción frente a lo que para ellos corresponde al Estado. Requiere un cambio hacia la sostenibilidad, en donde la equidad social y la protección ambiental cumplan un rol en el mismo nivel y con el mismo peso que el crecimiento económico.

Los compromisos de inversión y mitigación para la adecuación ambiental son insuficientes para mitigar el daño que se está generando, en la medida que fueron establecidos en 1996, tomando en cuenta niveles de contaminación mucho menores a los que ahora se encuentran.

La fundición de plomo manejada por la empresa Doe Run Company, en Herculaneum, EE.UU. logra obtener emisiones que contienen menos de una libra de plomo por cada tonelada de plomo producido. Es decir, 1/17 de las emisiones que existían en La Oroya en 1998. Estos logros resultan del estricto manejo de polvos, gases fugitivos y emisiones exigidos por el gobierno de ese país.

Evolución del tema ambiental en la Oroya

En estos últimos años, el tema ambiental ha cobrado cada vez más relevancia en la Oroya.

Según una investigación de la organización Blacksmith Institute (EEUU), la ciudad de La Oroya, el centro de refinación de metales para la sierra central del Perú, es la 5ta ciudad más contaminada del mundo. Ya en 1999 el Ministerio de Salud encontró que el 99% de los niños sufrían de elevados niveles de plomo en la sangre, y que el 20% de estos niños tenían niveles tan altos que requerían de urgente atención médica. El estudio “La Oroya No Espera”, del año 2000, señala que las concentraciones de contaminantes alrededor del complejo metalúrgico, se mantenían muy por encima de los estándares internacionales. Los promedios de plomo en sangre, sobrepasan los límites máximos permisibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Prácticamente todos los niños están intoxicados con plomo en niveles tres veces mayores, en promedio, que lo máximo permitido por la Organización Mundial de la Salud.

En el 2005 la Universidad de Saint Louis, Missouri, en convenio con el Arzobispado de Huancayo, realizó un “Estudio sobre la contaminación ambiental en los hogares de La Oroya y Concepción y sus efectos en la salud de sus residentes”, para determinar los niveles de metales tóxicos en sangre y orina. Los resultados señalan que casi el 100% de los casos estudiados de niños de 0 a 12 años, tenían elevados niveles de plomo en la sangre. Para el caso de niños entre 13 y 18 años, la mitad de casos estudiados tenían niveles elevados de plomo. Asimismo se encontró fuerte presencia de otras sustancias nocivas como cadmio, arsénico y antimonio.

La Oroya es el único lugar en América del Sur, de acuerdo a este informe, que presenta los peores niveles de contaminación y afecta seriamente la salud de las personas. Comparte esta escalofriante lista de los 10 lugares más contaminados del mundo, con Chernobyl donde ocurrió el mayor accidente industrial del mundo, Dzerzhinsk una ciudad rusa donde se fabricaban armas químicas, Linfen donde se desarrolla la industria de carbón en China y Rapinet donde más de 3 millones de personas están afectadas por desechos de curtiduría en La India.

Esta situación suscitó que en Noviembre de 2005 las organizaciones Earthjustice, CEDHA (Centro de Derechos Humanos y Ambiente) y AIDA (Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente), en una acción de abogacía, solicitaran medidas cautelares (para que se hagan acciones urgentes) ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en nombre de un grupo de personas en La Oroya, incluyendo varios menores de edad.

El 27 de junio del 2006, se reconoció el derecho a la salud de la población de La Oroya cuando el Tribunal Constitucional peruano (TC) dictó sentencia en un proceso de acción de cumplimiento, declarando culpable al Ministerio de Salud y ordenando implemente en 30 días un sistema de emergencia para atender a las personas contaminadas con plomo en la sangre, debiendo priorizar la atención médica especializada de niños y mujeres gestantes.

En agosto del 2006 fue aprobado el “Plan de acción para mejorar la calidad del aire en la cuenca atmosférica de La Oroya”, producto de un trabajo de más de tres años, que tuvo más de sesenta sesiones en las que participaron todos los actores locales: municipio provincial, gobierno regional, la Dirección General de Salud Ambiental (DIGESA), la Defensoría del Pueblo, el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM), la empresa Doe Run, el Arzobispado de Huancayo, organismos no gubernamentales y organizaciones sociales de base.

Casi paralelamente, el 02 de agosto del 2006, el Consejo Nacional del Ambiente (CONAM) publicó el “Plan a Limpiar el Aire de la Cuenca Atmosférica de La Oroya”, con el objetivo de proteger la salud de las personas y la calidad del ambiente a través de la implementación de estrategias, políticas y medidas de acción directas, concertadas y participativas para controlar la contaminación ambiental, reduciendo las emisiones de la chimenea y las llamadas emisiones fugitivas del CMLO. Este plan incluía un "Plan de Contingencia", cuya finalidad era reducir la exposición de la población a altos niveles de contaminación así como reducir las emisiones en los episodios más agudos de contaminación, las cuales deben contar con la activa participación de la población afectada y el macroemisor (DRP).

Como las acciones dentro de Perú no se han cumplido, y las acciones que el Ministerio de Salud argumentó ante el Tribunal Constitucional como eficientes (Convenio, modificación al PAMA, acuerdos) no han sido suficientes para mejorar la situación en la ciudad de La Oroya, también se presentó en Diciembre de 2006, ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos- CIDH, una solicitud de caso (demanda) para que se determine la responsabilidad del Estado peruano por las afectaciones en la salud, la dignidad, la integridad y la vida y de los derechos de los niños, entre otros, debidos a la falta de control de la contaminación en La Oroya.

La CIDH, con fecha 31 de Agosto de 2007, decretó medidas cautelares urgentes a favor de los 65 beneficiarios, para que el Estado Peruano brinde diagnóstico y tratamiento médico especializado, para prevenir daños graves en su integridad y vida.

Hasta la fecha no se ha cumplido la orden del TC, no se han implementado los planes aprobados gracias a la presión de la sociedad civil y el apoyo de algunas organizaciones sociales de base de La Oroya y los esfuerzos se están centrando en hacer que el Estado implemente las medidas cautelares.