GLOBALIZACIÓN ¿UN FUTURO POSIBLE?

GLOBALIZACI?N ?UN FUTURO POSIBLE?

Emeterio Guevara Ramos

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V. REPENSAR LA TEORÍA DE LAS RELACIONES INTERNACIONALES

Con todos esos flujos de información y procesos de democratización, no obstante, por primera vez en la historia, está claro que esto ya no es una tarea exclusivamente de esa teoría: en los asuntos internacionales más que nunca, todos estamos involucrados.

La disciplina que se ocupa de las relaciones entre los Estados no puede dejar de tomar en cuenta que hoy los Estados no sostienen relaciones sólo entre ellos, y que la subjetividad de la acción internacional se ha ampliado enormemente: a las empresas globales, a las organizaciones internacionales gubernamentales y no gubernamentales, a las empresas particulares, al crimen organizado, etcétera. Se ha multiplicado completamente el objeto central de su estudio: la guerra ya no ocupa el lugar central (y, por tanto, los estudios estratégicos han perdido toda relevancia), tan es así que la propia aparición de la geopolítica se ha esforzado por sustituir esa posición localizando otros planos problemáticos.

Cambiando los sujetos y objetos ¿qué queda? Desde el mirador de la subjetividad diríamos que ha surgido una especie de sociedad civil global, cuyo sistema internacional, por primera vez en la historia, es un sistema igualitario liberal como el de Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XIX. En consecuencia, no se trata necesariamente de algo mejor, pero ciertamente sí de algo diferente, a tal grado que puede ser considerado como la precondición (así como fue para los Estados que hemos citado) del tránsito a un verdadero y característico régimen democrático. Quizá es fácil aceptar que el sistema internacional pueda ser definido como un sistema liberal. Pero, en cambio, es muy distinta la referencia a la connotación de igualdad, a la que se considera realmente como tal sólo formalmente o en apariencia para hacerla entrar en el marco de la dimensión representada por el fin de los posicionamientos, de las alianzas jerárquicas y de las servidumbres declaradas.

Empero, los Estados - considerados precisamente como repartimientos territoriales habitados por ciudadanos que lo son porque residen allí y no necesariamente por haber nacido allí- en la práctica no son iguales, sino que se diferencian por sus estatus socioeconómicos, pues el régimen político ya no los diferencia. Lo que aquí resalta es el elemento fundamental de la desigualdad intersubjetiva, referida, sin embargo, no tanto a las contiendas infra -sociedades (dado que un marroquí residente en España por definición vive mejor aquí que en su lugar de origen; de otra manera regresaría a su país), sino a las confrontaciones intra -sociedades, los Estados ricos y los Estados pobres, poniendo particularmente en evidencia que los pobres les sirven a los ricos. Dicho de otro modo, son uno de los engranajes de la máquina de la globalización, pues los ricos no les sirven a los pobres.

Está claro cuáles son los objetivos al respecto: debemos esforzamos por estudiar la sociedad internacional como un todo en relación con el cual las divisiones estatales ya no son un elemento discriminante, sino meramente accesorio; debemos preguntamos cuáles son las condiciones para modificar las desigualdades (eso que se deseaba pero no se supo hacer, la teoría de la modernización); probablemente debemos insistir en la lucha por la democracia internacional, entendida principalmente como virtud procedimental, esperando que ésta igualmente tenga virtudes pedagógicas, por decirlo de alguna manera, en el sentido de acostumbrar también a sociedades todavía lejanas de la democracia a asumirla. Pero más que todo, debemos restaurar el compromiso social y político: si la globalización se expandió con tanta facilidad en el pasado reciente fue precisamente porque no encontró ninguna resistencia ideológica. No veo por qué en la teoría de las relaciones internacionales no se deba hablar de valores; tampoco veo por qué todos no debamos hablar de igualdad. Es tiempo de escribir un Contrato Social Global.