IMPLICACIONES CONSTITUCIONALES Y SOCIO-JURÍDICAS DE LA PROHIBICIÓN Y DESTRUCCIÓN DE LOS CULTIVOS DE CÁÑAMO EN COLOMBIA

IMPLICACIONES CONSTITUCIONALES Y SOCIO-JUR?DICAS DE LA PROHIBICI?N Y DESTRUCCI?N DE LOS CULTIVOS DE C??AMO EN COLOMBIA

Juan Carlos Sánchez Gómez

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AÑOS 10

En 1910 el magnate de la prensa —Randolph Hearst—, utilizando la fortuna de su padre, magnate de las minas, —Hearst— comprará 1895 el “Morning Journal” de Nueva York, a partir del cual edificará la mayor empresa de prensa del mundo, que tiene más de 800.000 acres de terreno en Méjico, los cuales le fueron arrebatados por los hombres de —Pancho Villa—. Sus periódicos empiezan a publicar artículos desarrollando la teoría de que los negros y mejicanos se convierten en bestias desesperadas bajo los efectos de la marihuana. —Hearst— intenta acabar con el comercio mejicano de la marihuana. —Hearst— utilizaba "marijuana" y no cáñamo o cannabis para que sus lectores no se dieran cuenta que lo que quería prohibir este personaje era una fuente fiel se materia prima para obtener mucho papel, entre otros.

Sus campañas sensacionalistas influyeron hacia la prohibición del cáñamo.

Los periódicos de —Hearst— (de 1910 a 1920) se afirmaba que la mayoría de los violadores negros de blancas estaban bajo los efectos de la cocaína; esto siguió así hasta que en la década de los 20, se decía que los negros enloquecían con la marihuana. También entre 1916 y 1937, un accidente de coche donde se hubiera encontrado algún cigarrillo de cannabis ocupaba todos los titulares durante semanas.

En España, Valle-Inclán trataba en sus conferencias sobre las alucinaciones que le producían el cáñamo índico.

En 1911 en Sudáfrica era prohibido el cáñamo por Sudáfrica; era una forma de detener a los "insolentes" negros; los sudafricanos "blancos" castigaban y obligaban a los "negros" a dejar de practicar sus cultos y religiones basados en la “dagga”.

La ebriedad producida por el cáñamo y sus derivados no despertaba alarma social alguna, y el propio conocimiento popular que existía sobre la planta confirmaba la ausencia de experiencias negativas en este sentido. En 1911, la prestigiosa enciclopedia “Espasa-Calpe”, al glosar el término, "cáñamo", mencionaba "la embriaguez especial del hachís", cuya secuela final no va más allá de "un sueño tranquilo sin consecuencias secundarias desagradables". De hecho, hasta bien entrado el s. XX, en cualquier farmacia española podía comprarse extracto de cannabis, a razón de 1 peseta el gramo. ¡Qué tiempos aquellos en que costaba lo mismo una docena de huevos que tres gramos y medio de hachís o por el precio de una botella de champán se podían adquirir hasta 30 gramos de chocolate! .

En 1912 —Marie, Bectherew— y —Magnan— daban como seguras las psicosis debidas al uso del hachís, a la que, según ellos, los turcos y los musulmanes egipcios eran especialmente sensibles.

Este año nace la actual política internacional de drogas, que tuvo su primera expresión en la "Convención del Opio" firmada en La Haya (Holanda). Los países de Europa Occidental y EEUU acordaron limitar la producción y exportación del opio, heroína y cocaína, sólo para fines médicos.

En 1915 California y Utah declaran ilegal el cannabis. A la que le sigue Texas. En otros países empieza a cundir el pánico.

En 1916 el boletín 404 del Departamento de Agricultura de los EEUU pronosticó el desarrollo de una máquina descortezadora y recolectora y aseguró que la industria del cáñamo sería de nuevo la principal industria agrícola de EEUU.

En 1917 —George Schlichten— inventó la máquina descorticadora, que iba a servir para recolectar de manera mucho más eficaz el cáñamo, evitando así los días en remojo y las molestias consiguientes. La invención de la descorticadora suponía una fuerte amenaza para la industria del algodón, que estaba fuertemente ligada con los sectores políticos más influyentes, éstos junto con los medios de comunicación ligados a la industria maderera potenciaron la idea del cáñamo maldito potenciaron las ideas de prohibir el uso del cáñamo.

El legislativo de Colorado creyó que la única manera de prevenir un baño de sangre racial era prohibir el cáñamo. Los legisladores mencionaron los excesos cometidos por el ejército rebelde de Pancho Villa, fumadores todos ellos de marihuana.

1919 el cáñamo fue lo que exaltó la imaginación de Valle Inclán, inspirándole un bello poemario, titulado precisamente La Pipa de Kif. O "la tienda del herbolario":

"¡Verdes venenos! ¡Yerbas letales!

¡De paraísos artificiales!

A todos vence la marihuana

Que da la ciencia del Ramayana

¡Oh marihuana, verde neumónica!,

¡Cannabis índica et babilónica!

Abres el sésamo de la alegría,

Cáñamo verde, kif de Turquía

Yerba del viejo de la Montaña,

El Santo Oficio te halló en España.

Yerba que inicias a los fakires,

Llenas de goces y Dies Ires.

¡Verde esmeralda - loa el poeta!

¡Persa - tu verde vistió el profeta!

(Kif - yerba verde del persa – es

El achisino bhang bengalés.

Charas que fuma sobre el diván,

Entre odaliscas, el Gran Sultán)"

Ese año —F. García Sanchiz—, un charlista, confesaba haber fumado "kiff" en Marruecos, evocando los "dolorosos y divinos desmayos" y la "embriaguez dichosa que enciende el ideal" y distinguiendo entre quienes lo fuman "como excitante, para ir viviendo" y quienes lo usan "como narcótico para adormecerse"

De 1916 a 1937, en la prensa sensacionalista (dirigidas por Hearst) un accidente de tráfico donde se encontrase un porro ocupaba los titulares durante semanas, mientras que los accidentes de tráfico producidos por la ebriedad de sus conductores sólo era mencionada en las últimas páginas de los periódicos. El tema de los accidentes relacionados con la marihuana se explotó hasta la saciedad (de 1936 a 1938).